EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DEL PERU
(T.C.)
Los países civilizados tienen Tribunal Constitucional. Y es
por una simple razón: porque en los países civilizados la Constitución, que es
el contrato social que garantiza el equilibrio de las fuerzas y la convivencia
pacifica de los contrarios, se suele respetar.
Pero en
las llanuras salvajes como el Perú, donde los cocineros son cotizados pero los
físicos nucleares se tienen que largar aunque sea a la Argentina para
sobrevivir, la constitución es una colección de papeles mojados, un libro de
humor involuntario, una lista de consensos palabreros escritos con la convicción
de que jamás podrán cumplirse.
Y si
la constitución es burlada todos los días por todas y cada una de las
autoridades, ¿Qué diablos es entonces el
Tribunal Constitucional? Pues lo que es ahora: un antro apristón, la madriguera
de las sentencias delivery, el servicio de limpieza de los cochinos.
Que el Perú
tenga un Tc es como si los burdeles tuviesen capilla, los cirujanos plásticos consideración y las vacas
sostenes de Victoria´s Secret.
La Constitución
que el TC alanista debería defender dice por ejemplo: “El Estado propicia el acceso a la cultura y fomenta su desarrollo y difusión”
(articulo segundo, inciso 2). ¿No es un cague de risa?
Dice también
este evangelio de comediantes: “El estado reconoce y protege la pluralidad étnica
y cultural de la Nación. Todo peruano tiene derecho a usar su propio idioma
ante cualquier autoridad mediante un interprete” (articulo segundo, inciso 19).
Pregúntele al racismo erecto si esto se cumple. Pregúntele a Hilaria Supa.
Fabula
así este mamotreto que supera a Ña Catita: “Toda persona es considerada
inocente mientras no se le haya declarado judicialmente su responsabilidad” (articulo
segundo, inciso 24). Risas de los medios
de comunicación cuando reservan la frase “supuesto delito” solo a los casos que
involucran al blanquiñosisimo. Porque
todos los negros, indios, y cholos son, de frente y con foto del RENIEC,
culpables de los que la policía tenga a bien.
Mas humos
de sal gruesa: “Los medios de comunicación
social deben colaborar con el Estado en la educación y en la formación moral y
cultural” (articulo 14). Como se recordará, la prensa chicha y la seria que se
vendió acataron ese mandato casi al pie de la letra. Y la prensa de hoy,
empezando por “Trome” y terminando en “Exitosa”, es un fiel reflejo del “espíritu
constitucional”.
Siguen
los chistes de nuestra Carta Magna con su articulo 68: “El estado esta obligado
a promover la conservación de la diversidad biológica y de las áreas naturales
protegidas”.
Firmable
por Eduardo es este juramento: “El Estado
promueve el desarrollo sostenible de la Amazonía con una legislación adecuada”
(articulo 69).
Y aquí
viene lo mejor: “El Estado apoya preferentemente el desarrollo agrario” (articulo
88). Chaplín es un adefesio. Groucho Marx es aburrido ante esta epopeya de la
carcajada.
Y la
cereza en el helado quizás pueda ser esta. “Las Comunidades campesinas y las
Nativas tiene existencia legal y son personas jurídicas. Son autónomas en su organización,
en el trabajo comunal y en el uso y la libre disposición de sus tierras, así
como en lo económico y lo administrativo, dentro del marco que la ley establece.
La propiedad de sus tierras es imprescriptible, salvo en el caso de abandono
previsto en el artículo anterior. E estado respeto la identidad cultural de las
Comunidades campesinas y nativas” (articulo 89). La Constitución del Perú es un
libro de pendejadas, cinismo en ristre, sarcasmo por toneladas. Es el libro más
chistoso que se haya escrito en la literatura peruana. La Constitución del Perú
debería llevar la firma del Guasón.
¿No ven que el tal Ernesto Álvarez se parece
ya al enemigo mayor de Batman?
Extraído de: semanario “Hildebrandt En Sus Trece”, Edición
Nº201. P.24.
No hay comentarios:
Publicar un comentario