¡INAPLICABILIDAD DE LEY Nº29944 LEY DE REFORMA MAGISTERIAL; PAGO INMEDIATO DEL 30% POR PREPARACION DE CLASES Y EVALUACION!

Para tener Presente

"Los Maestros, al ponernos al servicio del Estado, no hemos vendido nuestra conciencia ni hipotecado nuestras opiniones, ni hemos perdido nuestra ciudadanía. El hecho de recibir una suma mensual de dinero significa sólo el pago de nuestros servicios profesionales, pero no el pago de un silencio y de una conformidad que repugna. Quienes pretenden que el maestro debe "callar, obedecer y trabajar", están en un error, y cometen un insulto a la dignidad humana... ". José Antonio Encinas

¿REFORMA EDUCATIVA?

¿Reforma educativa para mejorar la calidad académica? Es posible esto sin atender el rezago educativo en materia de infraestructura en zonas marginales, con estudiantes mal alimentados y desnutridos, sin planes de estudio acorde a las necesidades de la población.

Evaluar a los maestros, ¿Quiénes, las instituciones corruptas del Estado? ¿La Ministra Bachiller que no sabe quien proclamó la independencia del Perú? ¿Los intelectuales “expertos” de la televisión? ¿Los periodistas mercenarios asalariados de la gran empresa?


ley de reforma magisterial y la destitucion por inasistencia y tardanza

08 noviembre 2009

Cara, pierdes; cruz, también pierdes

Afganistán
Cara, pierdes; cruz, también pierdes



La guerra en Afganistán es una guerra en la que tanto Estados Unidos como Obama perderán sin importar lo que hagan ahora Estados Unidos o el presidente Obama. El país y su presidente están en una situación de trabazón total.

Consideren la situación básica. El gobierno afgano en Kabul no tiene legitimidad alguna para la mayoría de la población. Tampoco tiene un ejército digno de su nombre. No tiene tampoco una base financiera. No hay casi seguridad militar ni personal por ninguna parte. Se enfrenta con la oposición de una guerrilla, los talibanes, que controlan la mitad del país y que de un modo constante se han fortalecido desde que el gobierno talibán fuera derrocado en 2001 por una invasión extranjera (en gran medida estadunidense). El New York Times informa de que los talibanes dirigen una sofisticada red financiera para pagar sus operaciones insurgentes, algo que los funcionarios estadunidenses intentan, infructuosamente, cortar.

Hace poco, el presidente Hamid Karzai fue relegido en una votación manifiestamente falsificada. El gobierno estadunidense aceptó tragarse esto porque Karzai es el único político importante pastún, el grupo étnico que es la base del apoyo de los talibanes. Por tanto es el único que puede tener la esperanza de llegar a algún arreglo político con algunos o todos los talibanes. Estados Unidos tuvo que pasar la vergüenza pública de reconocer el fraude electoral y recibió presiones para ponerle presión a Karzai para que aceptara unas elecciones extemporáneas de segunda vuelta. No hay duda de que Karzai ganaría esta segunda vuelta. Tras las elecciones, su posición política será muy débil.

El principal aliado político de Estados Unidos en la región, Pakistán, está claramente coludido con los talibanes –en gran parte para garantizar su propia supervivencia interna-. El comandante militar estadunidense, el general Stanley McChrystal, insiste en que necesita de inmediato 40.000 soldados más, o será demasiado tarde para ganar la guerra en Afganistán. Parece poco probable que obtenga la cifra completa de estas tropas, o con la celeridad suficiente, para cumplir con el plazo implícito. Hay muchas figuras militares que dudan de que tenga razón al argumentar que con sus 40.000 soldados más, si le llegaran de inmediato, pudiera cabiar la situación.

No es muy arriesgado sugerir que Estados Unidos tendrá que retirarse de Afganistán en algún momento. Quién llegará al poder en Afganistán en ese momento, es una cuestión demasiado abierta. Puede muy bien haber una guerra civil prolongada.

Dentro de de Estados Unidos, la opinión acerca de la guerra perdida se dividirá en extremo. Parece claro que la derecha republicana se prepara para acusar de traición entreguista a los demócratas en general y a Obama en particular. El general McChrystal puede muy bien ser su candidato a la presidencia, si no en 2012, entonces en 2016.

Obama no obtendrá crédito por nada de lo que haga. Si brinda respaldo pleno e inmediato a las peticiones de McChrystal, será de todos modos acusado por los republicanos de haberlo hecho demasiado tarde. Al mismo tiempo, habrá generado una ira profunda entre por lo menos la mitad, si no más, de quienes votaron por él en 2008.

La guerra en Afganistán se habrá convertido en la guerra de Obama. Cuando Estados Unidos pierda esa guerra, será Obama quien será acusado de haberla perdido. Aun si logra que se apruebe algún tipo de legislación sanitaria (lo cual es posible), y aun cuando la situación económica de Estados Unidos y del mundo mejore en los próximos años (lo cual es dudoso), la guerra en Afganistán seguirá siendo la sombra más grande y será, por sí sola, el elemento más importante para juzgar su presidencia.

¿Puede Obama revertir esta situación moviéndose dramáticamente en otra dirección –hacia un rápido acuerdo político con los talibanes y hacia una retirada completa?- Aparte del hecho de que no haya evidencia pública de con qué seriedad está Obama contemplando esto, no hay todavía el nivel de respaldo público en Estados Unidos como para que sea una opción política posible para él. Aún no cuenta con el grado de respaldo necesario dentro de su propio gobierno para un viraje dramático.

Así que Estados Unidos y Obama se tropezarán con el asunto, por uno o dos años, mientras la situación política y militar se deteriora. Para Estados Unidos y para Obama, si sale cara pierden, si sale cruz, también pierden.

Traducción: Ramón Vera Herrera

© Immanuel Wallerstein

República de idiotas

El imperio del mal
República de idiotas


Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


El gobierno de EE.UU. está ahora tan absolutamente dominado por grupos de intereses organizados que ya no puede responder a las preocupaciones del pueblo estadounidense que elige al presidente y a los miembros de la Cámara y del Senado. Los votantes descargarán sus frustraciones por su impotencia sobre el presidente, lo que implica un futuro de presidentes de un solo período. Pronto nuestros presidentes serán tan inefectivos como los emperadores romanos en los últimos días de ese imperio.

Obama ya va camino a una presidencia de un solo período. Prometió el cambio, pero no ha hecho ninguno. Su ley de atención sanitaria es rehén de compañías de seguros privadas que buscan más beneficios. El resultado más probable serán recortes en Medicare y Medicaid a fin de ayudar a financiar las guerras que enriquecen al complejo militar y de seguridad y a las numerosas compañías creadas mediante la privatización de servicios que los militares solían proveer por sí mismos a costes mucho más bajos. Sería interesante saber el porcentaje de los más de 700.000 millones de dólares en gastos de “defensa” que va a compañías privadas. En el “capitalismo” estadounidense, una cantidad sorprendente de ingresos de los contribuyentes van a firmas privadas a través del gobierno. Sin embargo, los republicanos chillan sobre la “socialización” de la atención sanitaria.

Republicanos y demócratas vieron oportunidades de crear nuevas fuentes de donaciones electorales privatizando la mayor cantidad posible de funciones militares. Ahora existe una gran cantidad de compañías privadas que nunca ganaron un dólar en el mercado y que sin embargo se alimentan en el abrevadero público que quita dólares a los contribuyentes mientras carga a los estadounidenses con obligaciones de servicio de la deuda.

Obama heredó una excelente oportunidad para devolver a casa a los soldados de EE.UU. de las guerras ilegales de agresión del régimen de Bush. En sus últimos días, el régimen de Bush se dio cuenta de que podía “ganar” en Iraq colocando a los insurgentes suníes en la nómina militar de EE.UU. Una vez que Bush tuvo a 80.000 insurgentes cobrando la paga militar de EE.UU., la violencia, aunque seguía siendo elevada, disminuyó a la mitad. Todo lo que Obama tenía que hacer era cantar victoria y traer a casa a nuestros muchachos, agradeciendo a Bush por ganar la guerra. Habría hecho callar a los republicanos.

Pero ese camino sensato había afectado a los beneficios y a los precios de las acciones de las firmas que componen el complejo militar/seguridad. De modo que en lugar de cumplir lo prometido, para lo que fue elegido por los votantes, Obama reinició la guerra en Afganistán y lanzó una nueva en Pakistán. Pronto Obama se hizo eco de las amenazas de ataque a Irán de Bush y Cheney.

En lugar de atención sanitaria para los estadounidenses, habrá más utilidades de las compañías privadas de seguro.

En lugar de paz habrá más guerra. Los votantes ya empiezan a ver lo que vendrá y se están apartando de Obama y de los demócratas. Los independientes que dieron a Obama su confortable victoria se han vuelto en su contra y acaban de elegir gobernadores republicanos en Nueva Jersey y Virginia para reemplazar a los demócratas. Es un voto de protesta, no un voto de confianza en los republicanos.

La credibilidad de Obama se acabó. Y también la del Congreso, suponiendo que alguna vez la haya tenido. La Cámara de Representantes de EE.UU. acaba de votar para mostrar a todo el mundo que la Cámara de Representantes de EE.UU. no es otra cosa que el títere servil y venal del lobby de Israel. La Cámara de Representantes de la “superpotencia” estadounidense hizo lo que quería su amo, AIPAC, y votó 344 contra 36 para condenar el Informe Goldstone.

Por si no lo sabéis, el Informe Goldstone es el informe de la Misión Investigadora de Naciones Unidas sobre el Conflicto de Gaza. El “Conflicto de Gaza” es el ataque militar israelí contra el gueto de Gaza, donde residen 1,5 millones de palestinos desposeídos, cuyas tierras, aldeas y casas fueron robadas por Israel. El ataque fue contra civiles y contra la infraestructura civil. Fue sin lugar a dudas un crimen de guerra según el estándar de Nuremberg que EE.UU. estableció para ejecutar nazis.

Goldstone no sólo es un jurista judío muy distinguido que ha dedicado su vida a hacer rendir cuentas a gente por sus crímenes contra la humanidad, sino también sionista. Sin embargo, los israelíes lo han satanizado como “judío que se odia a sí mismo” porque escribió la verdad en lugar de propaganda israelí.

El representante estadounidense Dennis Kucinich, quien es ahora sin duda un hombre marcado en la lista de exterminación política de AIPAC, preguntó a la Cámara si sus miembros se daban cuenta de la vergüenza que la votación de condena de Goldstone significaría para la Cámara y el gobierno de EE.UU. El resto del mundo acepta el informe Goldstone.

La Cámara respondió con su desequilibrado voto que el resto del mundo no cuenta ya que no hace donaciones electorales a los miembros del Congreso.

Este vergonzoso acto servil de la “mayor democracia del mundo” ocurrió la misma semana en la que un tribunal en Italia condenó a 23 agentes de la CIA de EE.UU. por secuestrar a una persona en Italia. Los agentes de la CIA son ahora considerados “fugitivos de la justicia” en Italia, y por cierto lo son.

La persona secuestrada fue entregada a Egipto, Estado títere de EE.UU., donde fue retenida durante años y repetidamente torturada. El caso en su contra era tan absurdo que incluso un juez egipcio ordenó su liberación.

Una de las agentes condenadas de la CIA, Sabrina deSousa, una atractiva joven, dice que EE.UU. violó la ley al secuestrar a una persona y enviarla a otro país para ser torturada para fabricar otro “terrorista” a fin de mantener activa la patraña terrorista en casa. Sin ella, las guerras de EE.UU. por motivos de intereses especiales serían transparentes hasta para los fanáticos de Fox “News”.

La señora deSousa dice que “todo lo que hice fue aprobado en Washington,” sin embargo el gobierno, que continuamente nos recrimina para que “apoyemos a los soldados,” no hizo nada para protegerla cuando ejecutó las órdenes ilegales del régimen de Bush.

Evidentemente, esto significa que el crimen ordenado por Bush, Cheney, el Pentágono y la CIA era demasiado monstruoso e inaceptable como para justificarlo, incluso mediante memorandos del despreciable John Hoo y la Sociedad Federalista Republicana.

Es obvio que la señora deSousa está preocupada por su persona. Pero, ¿dónde quedó su preocupación por la persona inocente a la que envió al infierno egipcio para que la torturasen hasta la muerte o admitiera que era terrorista? El remordimiento que expresa deSousa sólo se refiere a su persona. Hizo lo que le pedía su malvado gobierno y ese malvado gobierno, al que sirvió tan fielmente, le dio la espalda. No siente remordimiento por el mal que infligió a una persona inocente.

Tal vez deSousa y sus 22 colegas crecieron con videojuegos. Era tan divertido conspirar para secuestrar a una persona real y llevarla volando en un avión de la CIA a Egipto. ¿Fue como un pescador atrapando un pez o un cazador de venados matando un hermoso ejemplar? Evidentemente, lo pasaron bien a costa de su víctima ‘entregada’.

El dictamen del tribunal italiano, y tened en cuenta que Italia es un Estado títere comprado y pagado por EE.UU., indica que incluso nuestros títeres comprados descubren que EE.UU. va más allá de lo tolerable.

Bajando de la punta del iceberg, tenemos al embajador Craig Murray, rector de la Universidad de Dundee y hasta 2004 embajador del Reino Unido en Uzbekistán, que describe como Estado totalitario estalinista cortejado y apoyado por los estadounidenses.

Como embajador, Murray vio los informes de inteligencia de la CIA del MI5 que describían los más horribles procedimientos de tortura. “La gente era violada con botellas quebradas, torturaban a los niños delante de sus padres hasta que ellos [los padres] firmaban una confesión, hevían a personas vivas”.

La “inteligencia” de esas sesiones de tortura era pasada por la CIA al MI5 y a Washington como prueba de la vasta conspiración de al Qaeda.

El embajador Murray informa de que a los entregados por vuelos de la CIA a las prisiones de tortura de Uzbekistán “les decían que confesaran que eran miembros al Qaeda. Que confesaran que habían estado en campos de entrenamiento en Afganistán. Que confesaran que habían visto a Osama bin Laden en persona. Y la inteligencia de la CIA se hacía constantemente eco de esos temas.”

“Me quedé completamente conmocionado,” dice el embajador británico, que pensaba que servía a un país ético que, junto con su aliado estadounidense, tenía integridad moral. El gran bastión anglo-estadounidense de la democracia y los derechos humanos, las fuentes de la Carta Magna y de la Declaración de Derechos, las grandes democracias morales que derrotaron al nazismo y enfrentaron los gulag de Stalin, estaban dispuestas a cometer cualquier crimen con tal de maximizar los beneficios.

El embajador se enteró de demasiado y fue despedido cuando lo vomitó todo. Vio los documentos que demostraban que la motivación para la agresión militar de EE.UU. y el Reino Unido en Afganistán tenía que ver con los depósitos de gas natural en Uzbekistán y Turkmenistán. Los estadounidenses querían un gasoducto que evitara Rusia e Irán y pasara por Afganistán. Pare conseguirlo se necesitaba una invasión. Al público idiota de EE.UU. se le podía decir que la invasión era necesaria por el 11-S y para salvarlo del “terrorismo” y los tontos redomados se tragarían la mentira.

“Si se considera el despliegue de las fuerzas de EE.UU. en Afganistán, en comparación con otras fuerzas de países de la OTAN en ese país, se verá que indudablemente las fuerzas de EE.UU. están posicionadas para proteger la ruta del gasoducto. De eso se trata. Tiene que ver con dinero, tiene que ver con energía, no tiene que ver con democracia.”

Adivinad quién fue el consultor que organizó con el entonces gobernador de Texas George W. Bush los acuerdos que darían a Enron los derechos de los yacimientos de gas natural de Uzbekistán y Turkmenistán y a Unocal, el desarrollo del gasoducto trans-Afganistán. Fue Karzai, el “presidente” impuesto por EE.UU., quien no cuenta con apoyo dentro del país aparte de las bayonetas estadounidenses.

El embajador Murray fue despedido del Foreign Service británico por sus revelaciones. Sin duda por orden de Washington a nuestro títere británico.

Paul Craig Roberts fue secretario adjunto del Tesoro en el gobierno de Reagan. Es coautor de The Tyranny of Good Intentions. Para contactos, escriba a: PaulCraigRoberts@yahoo.com

Fuente: http://www.counterpunch.org/roberts11062009.html

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