¡INAPLICABILIDAD DE LEY Nº29944 LEY DE REFORMA MAGISTERIAL; PAGO INMEDIATO DEL 30% POR PREPARACION DE CLASES Y EVALUACION!

Para tener Presente

"Los Maestros, al ponernos al servicio del Estado, no hemos vendido nuestra conciencia ni hipotecado nuestras opiniones, ni hemos perdido nuestra ciudadanía. El hecho de recibir una suma mensual de dinero significa sólo el pago de nuestros servicios profesionales, pero no el pago de un silencio y de una conformidad que repugna. Quienes pretenden que el maestro debe "callar, obedecer y trabajar", están en un error, y cometen un insulto a la dignidad humana... ". José Antonio Encinas

¿REFORMA EDUCATIVA?

¿Reforma educativa para mejorar la calidad académica? Es posible esto sin atender el rezago educativo en materia de infraestructura en zonas marginales, con estudiantes mal alimentados y desnutridos, sin planes de estudio acorde a las necesidades de la población.

Evaluar a los maestros, ¿Quiénes, las instituciones corruptas del Estado? ¿La Ministra Bachiller que no sabe quien proclamó la independencia del Perú? ¿Los intelectuales “expertos” de la televisión? ¿Los periodistas mercenarios asalariados de la gran empresa?


ley de reforma magisterial y la destitucion por inasistencia y tardanza

11 agosto 2009

LIBROS LIBRES

LIBROS LIBRES

14º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
Estrategia y táctica (1973, 20 páginas)
Marta Harnecker (11-08-2009)

13º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
Dirigentes y masas (1973, 21 páginas)
Marta Harnecker (08-08-2009)

12º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
Alianzas y frente político (1973, 23 páginas)
Marta Harnecker (05-08-2009)

11º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
Socialismo y comunismo (1972, 24 páginas)
Marta Harnecker (02-08-2009)

(3,30MB)
Estetización y falsificación de la vida en el sistema publicitario
Jon Juanma (02-08-2009)

10º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
Monopolios y miseria (1972, 30 páginas)
Marta Harnecker (30-07-2009)

9º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
Imperialismo y dependencia (1972, 30 páginas)
Marta Harnecker (27-07-2009)

(911KB)
La Seguridad Interior Argentina y sus Ausencias
Daniel Garibaldi (24-07-2009)

8º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
El partido: vanguardia del proletariado (1972, 17 páginas)
Marta Harnecker (24-07-2009)

(856KB)
Tercera Piel, Sociedad de la Imagen y conquista del alma
Ramón Fernández Durán (21-07-2009)

7º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
El partido: su organización (1972, 19 páginas)
Marta Harnecker (21-07-2009)

(948KB)
Tal como éramos
Salvador López Arnal (20-07-2009)

6º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
Capitalismo y socialismo (1972, 21 páginas)
Marta Harnecker (18-07-2009)

5º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
Clases sociales y lucha de clases (1972, 35 páginas)
Marta Harnecker (15-07-2009)

4º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
Explotación capitalista (1971, 48 páginas)
Marta Harnecker (12-07-2009)

3º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
"El Capital": conceptos fundamentales (1971, 119 páginas)
Marta Harnecker (09-07-2009)

Cultura
Biblioteca del MLRS (XLVI) Prácticas comunistas y libertarias de la poesía y la literatura
Un nuevo libro: "Doce poemas apátridas" de Juan Antonio Bermúdez
(08-07-2009)

2º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
Explotados y explotadores (1971, 34 páginas)
Marta Harnecker (06-07-2009)

Rebelión publica desde hoy sus obras completas (82 libros que suman más de once mil páginas) - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
Los conceptos elementales del materialismo histórico (versión revisada en 1985)
Marta Harnecker (03-07-2009)

Al cumplirse 40 años de la primera edición de "Los conceptos elementales del materialismo histórico"
Rebelión publica las obras completas de Marta Harnecker: 82 libros que suman más de once mil páginas - BIBLIOGRAFÍA ÍNTEGRA AQUÍ
Mario Amorós (02-07-2009)

Recopilación de todas las intervenciones de las Jornadas (I y II) de las Universidades Públicas madrileñas sobre el Sahara Occidental (años 2007 y 2008)
Universidad y Sahara Occidental. Reflexiones para la solución de un conflicto
Pedro Martínez Lillo, Silvia Arias Careaga, Carlos Tanarro Alonso y Julia Weingärtner (Coords.) (29-06-2009)

(.pdf 225 kb)
El supremacismo lingüístico
Manuel Muñoz Navarrete (28-06-2009)

Cultura
Un examen sobre la condición revolucionaria, libro de Julio César Guanche, a libre disposición en Ruth/Libros Libres
El continente de lo posible
(26-06-2009)

Pdf, 1 mb - Un singular libro-entrevista a Salvador Allende
Salvador del más allá. ¡Hasta siempre Presidente!
José A. Buergo Rodríguez (26-06-2009)

Chile
Libro de historia del Movimiento obrero chileno
Nuevos enfoques para una historia social de las textiles de Tomé
Aníbal Navarrete Carrasco y Gina Hinostroza Retamal (22-06-2009)
En formato PDF

(725Kb)
(22-06-2009)

(380Kb)
José López (17-06-2009)

(.pdf 200kb)
Marta Harnecker (11-06-2009)

(4,05Mb)
Frente Popular Darío Santillán (07-06-2009)
El gobierno de Duhalde y la planificación criminal de la masacre del 26 de junio en Avellaneda

(165Kb)
Alberto Moncada (05-06-2009)

(365Kb)
Comité Invisible (03-06-2009)

(.pdf 2,4 Mb)
Andrés Mourenza (01-06-2009)

(536Kb)
José Ramón Mendoza (28-05-2009)

(1,02Mb)
Teresa Forcades i Vila (22-05-2009)

(826Kb)
Endika Alabort, Luis Buendía, Gaspar Fuster, Mario Obispo, Lluís Rodríguez (21-05-2009)

(pdf, 177Kb)
Susana Narotzky (18-05-2009)

Incluye el anexo "Intendencia de Montevideo: descentralización y participación ciudadana" (1995)
Marta Harnecker (coord.) (17-05-2009)
(16-05-2009)

PDF 693 kb
Marta Harnecker y Camila Piñeiro (09-05-2009)

Pdf 338 kb
Richard W. Franke, Marta Harnecker, Andrés Sanz Mulas y Carmen Pineda Nebot (06-05-2009)

Pdf 338 kb
Richard W. Franke, Marta Harnecker, Andrés Sanz Mulas y Carmen Pineda Nebot (06-05-2009)

Una contribución a la lucha contra el neofranquismo
Manuel Muñoz Navarrete (05-05-2009)

(pdf, 1,29Mb)
Jon Juanma (04-05-2009)
(28-04-2009)

(pdf, 764Kb)
Iñaki Gil de San Vicente (27-04-2009)
Florent Marcellesi (27-04-2009)

(pdf, 367Kb)
Delia Polanco-Loaiza (23-04-2009)

(1,66MB)
José López (21-04-2009)

(pdf, 1,27MB)
Miguel Angel Pérez Pirela (21-04-2009)
Poesía en la Biblioteca del MLRS -Novedad-
(16-04-2009)


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Productividad y eficiencia: ¿mito o realidad?

Productividad y eficiencia: ¿mito o realidad?



"El trabajo es cosa buena, es lo mejor de la vida;

pero la vida es perdida trabajando en campo ajeno.

Unos cinchan como trueno y es de otros la llovida" .

Atahualpa Yupanqui

“El ojo del amo engorda el ganado”, suele decirse desde una posición conservadora, de derecha, pensando sólo en la ganancia empresarial. Solidaria con ello marcha la creencia respecto a que la empresa privada es eficiente, tiene una relación costo/beneficio positiva, jamás dilapida ni “pierde tiempo” (el tiempo es oro, puede llegar a afirmar esta lógica del capital), en tanto los emprendimientos públicos son siempre deficitarios, paquidérmicos e ineficientes, intrínsecamente corruptos y torpes.

Todos estos no son temas económicos. O, al menos, no deben ser temas solamente económicos, sino que deben abordarse con la complejidad del caso como cuestiones políticas y sociales donde todos estamos convocados a participar, opinar e incidir. Es decir: no son temas del dominio exclusivo de los economistas profesionales. Para un planteo socialista puede decirse que es uno de sus temas claves, porque de ello depende la posibilidad de construir la ansiada sociedad nueva. En ese sentido, es una cuestión de la más relevante importancia a la que todos los sectores están convocados a aportar. En otros términos, la pregunta de fondo es: ¿cómo trabajamos?, ¿es cierto que estamos condenados a que el “ojo del amo” sea el garante de la productividad? ¿Qué significa parir el “hombre nuevo”, responsable y dueño de sus actos? Contrariamente a lo que hoy podemos sentir en muy buena medida respecto al trabajo: un peso, una carga, una maldición, ¿cómo llegar a hacer evidente que él es nuestra realización como humanos? ¿Cómo lograr que el trabajo sea nuestra fuente de felicidad y no una atadura?

Estas breves palabras introductorias pretenden mostrar que lo que está en juego es algo más –mucho más– que una cuestión puramente econométrica. Es una cuestión ética, por tanto política. Se trata del proyecto social (filosófico, en última instancia) que está detrás de todo esto: ¿qué somos? ¿Cómo queremos ser?

Definitivamente es un mito mantenido desde interesadas posiciones ideológicas aquello de la eficiencia de la empresa privada. La misma es eficiente en su misión última, es decir: lucrar. En eso no falla. No importa el costo a que lo logre, la obtención de ganancia la mueve con fuerza ciclónica, lo cual le permite justificar cualquier cosa: explotación inmisericorde del recurso humano que maneja, trabajo infantil, degradación ambiental, espionaje industrial, creación de necesidades superfluas para vender y vender sin límites, obsolescencia programada de los productos que ofrece para no detener el ciclo de la ganancia, guerras por materias primas y mercados, invasiones, muerte y dolor de las mayorías para no mermar el beneficio de los propietarios… La lista es tan larga como patética y sangrienta, todo lo cual lleva a pensar que es muy discutible llamar a eso “eficiencia”. Descaro, en todo caso; impunidad, manipulación, tergiversación de los hechos…., pero ¿por qué eficiencia? Si por la misma entendemos la “capacidad para conseguir un efecto determinado”, sin dudas es eficiente. Pero la definición en abstracto sin considerar las circunstancias del caso (explotación del hombre por el hombre, desastre ecológico concomitante…) pone en duda la definición misma. Si no, estaríamos asintiendo que el fin justifica los medios. Y no es ese el caso, definitivamente. Si por eficiencia entendemos la exclusión de buena parte de los interesados, hay algún error en la concepción.

Incluso si medimos el comportamiento de la empresa privada con estos parámetros del éxito, de la eficiencia y el triunfalismo tan típicos de la cultura capitalista, dista mucho de ser eficiente. En infinidad de casos ofrece bienes y servicios altamente deficientes, perniciosos, contrarios a la salud y la ética de los consumidores, desproporcionadamente caros y en muchos casos inservibles, pero no hay mayor espacio para adversarle. El mito en juego, repetido hasta el hartazgo a punto que ya pareciera algo natural, es que la empresa privada produce sin desmayo y logra sus metas, en tanto el ámbito público es lento, perezoso, holgazán. Lo privado “gana dinero” sin cesar mientras que lo público “no es rentable”.

Por supuesto, todas estas son patrañas ideológicas; puros mitos y no realidades. Aunque si consideramos el rendimiento de uno y otro modelo, vemos que hay fenómenos que debemos considerar: ¿por qué en el Estado suceden ciertas acomodaciones y constatamos, como generalidad, una actitud laboral complaciente, relajada, suavecita? Ahí está la necesidad de abrir la crítica al respecto, crítica con conceptos socialistas, crítica implacable en búsqueda de la verdad para proponer alternativas superadoras. Con esto, que puede sonar a abogado del diablo, no queremos sino descartar el mito capitalista de la eficiencia para abrir un debate serio sobre la alternativa a la que aspiramos: un mundo de “productores libres asociados” donde el trabajo es la fuente de dicha y no una carga.

La empresa privada produce incansablemente ganancias, sólo ganancias. Ganancias, lo sabemos, que son propiedad privada de sus propietarios. No hay idea de bien colectivo. Para mantener y reproducir eso afina su eficiencia logrando grados increíblemente sutiles (o despiadados) de explotación: se controla a nivel de segundos cuánto demora cada trabajador en la línea de montaje, se piensa hasta en el más mínimo detalle que pueda favorecer la loca carrera por la acumulación buscando reducir costos de producción, se despliegan las más refinadas políticas de mercadeo auxiliándose de todas las tecnologías disponibles. En definitiva: se explota, se enajena la vida de inmensas masas, se fuerza a grandes mayorías a trabajar en condiciones alienadas y a consumir vorazmente cosas prescindibles. En este circuito la empresa privada se asegura no perder; si pierde, quiebra, por lo que su hambre voraz de lucro es inherente a su sobrevivencia misma. El sistema capitalista, en definitiva, se sostiene de esa irracionalidad: no se produce para llenar necesidades sino para ganar dinero. Círculo vicioso que no tiene salida. Si se rompe, se detiene todo el sistema. Patéticamente, sus crisis periódicas lo dejan ver con claridad: no es la escasez lo que lo traba sino su sobreproducción. Por todo eso es absolutamente conservador: la empresa privada no puede ser solidaria por principios. En función de ello eficientiza sus procedimientos para seguir reproduciéndose y abomina (con sangre si es preciso) cualquier intento de transformación, de repartir ganancias, de horizontalizarse. Es en esa lógica que fuerza a los trabajadores a trabajar sin desmayo, siempre, continuamente, porque si no, se niega a sí misma como empresa lucrativa. Quien no cumple con los requerimientos de la empresa, va a la calle. La cuestión es: ¿por qué llamar a eso eficiencia?

Ahora bien: desde la ideología dominante se ha construido el mito que alimenta esa pretendida “super eficiencia” a prueba de todo de la libre empresa y la ineficiencia como consustancial al sector público. Mito, solamente mito ideológico-cultural mantenido desde una situación de poder. Lo público, lo estatal, puede ser tan eficiente como lo privado. Es sólo cuestión de voluntad política, del proyecto en juego. Cuando la empresa privada hace agua, más allá de su tradicional prédica neoliberal antiestatista, es el Estado el que sale a rescatarla. La crisis financiera que estamos viviendo lo evidencia: ante la caída de los grandes bancos privados o de la General Motors, por ejemplo, es el “ineficiente, burocrático y corrupto” Estado el que se hace cargo de su salvataje. ¿Dónde queda entonces la cantinela de la ineficiencia estatal? Lo público estatal puede ser tan eficiente como la más privada de las corporaciones; el asunto radica en el proyecto político que lo alienta. El punto máximo del desarrollo científico-técnico de la super potencia dominante del mundo en este inicio de milenio, encargada de la investigación más avanzada, a la vanguardia en infinidad de sectores, es un emprendimiento público: la NASA. Y nadie, absolutamente nadie osaría decir que la NASA es ineficiente. ¿Por qué y desde dónde se mantiene el mito entonces?

Pero aún sabiendo que el mito en juego es producto de una ideología que necesita ensalzar el individualismo como valor supremo en detrimento de lo colectivo, el ámbito de lo público no deja de plantearnos interrogantes, a veces inquietantes, que deben ser abordados con honestidad. La Unión Soviética no cayó sólo por la Guerra Fría que la sometió a una carrera sin salida donde se dilapidaban recursos; también había un atraso comparativo en la productividad de su población trabajadora. ¿De dónde surge el prejuicio de que “el ojo del amo engorda el ganado”? ¿Qué anclaje con la realidad tiene? ¿Es puro mito, o debe ser repensado críticamente? Lo cual no quiere decir justificarlo; quiere decir, en todo caso, entender la dinámica real que se juega ahí, porque no es mentira que no se trabaja de la misma manera en una empresa privada que en un puesto estatal.

No es ninguna novedad para nadie que en los puestos públicos es bastante común trabajar “suavecito”. Ahora bien: ¿en qué medida es eso un “error” del sistema? ¿Acaso el hecho de no tener encima un ojo controlador del amo que supervisa casi militarmente el proceso de trabajo fomenta esa “suavidad”, esa cierta tranquilidad excesiva? ¿Hasta qué punto es fatalmente cierto que sólo esa dialéctica de amo controlador, látigo en mano, sobre el esclavo encadenado, permite una alta productividad? ¿Estamos condenados a ese ciclo? La invocación a una nueva ética, y por tanto, nueva productividad socialista: ¿dónde quedan entonces? ¿En qué medida y de qué manera son posibles crear el “hombre nuevo” que pueda saltar sobre esos moldes del trabajo esclavizado que se realiza porque no queda otra alternativa, siempre pesado, molesto, fatigoso? Ahí se inscriben los planteamientos de incentivos materiales que surgen en la economía socialista, los que diseñó la Perestroika soviética, los que actualmente se diagraman en Cuba. ¿Es un límite infranqueable esto de la necesidad de estímulos materiales, más allá de una vocación militante, de una mística que pareciera no surgir tan espontáneamente como quisiéramos? ¿Tiene eso que ver con el peso de una historia milenaria basada en la propiedad privada y el individualismo que nos marca un camino muy difícil de torcer? (“es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”).

Dentro de los estrechos moldes del capitalismo no podemos esperar un cambio de actitudes realmente genuino: se trabaja en el marco de la esclavitud asalariada, y ello, por principios, no puede ser edificante. El trabajador (manual o intelectual, no calificado o altamente calificado, para el caso es lo mismo) es un engranaje más de la cadena productiva, y el producto que elabora no le pertenece. Por tanto, más allá de las engañosas técnicas motivacionales que intentan hacerlo sentir parte de “una gran familia” que sería la empresa privada a la que pertenece, jamás puede tomar como propio lo producido, aunque lo llenen de halagos y lo nombren “empleado del mes”. Cuando la empresa empieza a hacer agua, no duda en despedirlo si la situación económica no le es favorable. En ese marco, entonces, con esos condicionantes, se explica y es absolutamente funcional aquello del ojo del amo como garantía de la productividad. En esa lógica, igualmente, dentro del ámbito público donde ese ojo del amo está más relajado, cobra sentido aquella suavidad, aquella cierta indolencia que podemos ver en los puestos públicos; allí no hay patrón, por tanto, nadie controla. Y nadie puede negar que, hoy por hoy, las empresas públicas muestran una actitud laboral en sus trabajadores que muchas veces está reñida con una ética de la productividad a prueba de balas. Se saca la tarea…, pero de ahí a dar la vida por el trabajo, un mundo.

Ese es el reto abierto para concebir una nueva sociedad: ¿cómo generar una nueva ética del trabajo? ¿Cómo trabajar en función de un proyecto superior de índole colectiva y no desde la mezquina perspectiva que “si me supervisan, lo hago; si no, me hago el loco”? Las experiencias socialistas habidas hasta la fecha son un punto de partida. Todo demuestra que construir –y realmente solidificar– esa nueva ética no es en absoluto fácil. Los trabajadores que podríamos hacer parte de una nueva experiencia de sociedad, de un nuevo proyecto socialista, venimos arrastrando una cultura ancestral en la que el trabajo es carga pesada, y no más que eso (trabajo alienado, trabajo para la propia sobrevivencia y para engordar al patrón). Romper ese ciclo es durísimo. Cambiar moldes culturales, cambiar por dentro cada uno de los sujetos que mantienen la sociedad es más duro, más difícil, más cuesta arriba que el cambio político de una administración. Lejos de ser un marxista convencido, el financista multimillonario George Soros lo expresó con agudeza entendiendo a cabalidad el fenómeno en juego: [no importa el candidato de turno porque] “a la larga gobiernan los mercados, que son quienes votan todos los días”. Lamentablemente: sabias palabras. El mercado capitalista manda, y crea modelos culturales que repetimos día a día. Los moldes culturales que portamos nos tienen absolutamente condicionados, y el ojo del amo que nos controla ya está incorporado como modo de vida. Si falta, si no está presente, cobra sentido y se hace evidente el refrán: “cuando el gato no está, los ratones hacen fiesta”.

¿Pero quién dijo que estamos inexorablemente condenados a repetir ese ciclo? ¿O acaso está en nuestra genética esta “necesidad” de amo controlador? Observando una oficina pública de cualquier país latinoamericano podríamos estar tentados de decir que sí, entre ritmos excesivamente suaves de trabajo, empleadas que se pintan las uñas en horas laborales y aprovechados de toda laya que hacen “trabajitos extras” en horario oficial de atención al público. ¿Se soluciona esto colocando un capataz con cara de perro? ¿Es connatural a la empresa pública esta laxitud y, por el contrario, connatural a la empresa privada su alto rendimiento, su productividad casi de robot? Repitámoslo una vez más: todo depende del proyecto político en juego. Y proyecto político significa, en definitiva, proyecto de vida. Trabajar bajo un látigo (hoy día los látigos son mucho más sutiles que aquellos esgrimidos por los caporales: la precariedad laboral es quizá el más evidente y efectivo de esos látigos) no significa eficiencia; significa simplemente lo que es: explotación. La contracara de eso es el puesto público, mal necesario para la lógica del capital. Desde esta cultura de la eficiencia desarrollada por la empresa privada, el Estado, en tanto mal necesario según esa cosmovisión, no apunta a la eficiencia ni a la calidad, por lo que se permite su característica “flojedad”. Pero cuando los emprendimientos públicos tienen que ser eficientes –las fuerzas armadas, por ejemplo– lo son. Latinoamérica tristemente lo pudo constatar en las pasadas décadas. ¿O alguien en su sano juicio podría negarlo?

El desafío que se abre es ver cómo en las nuevas sociedades que se aspira construir, en las utopías posibles, podremos ir edificando una nueva ética del trabajo. Si hasta ahora las experiencias socialistas lograron resultados parciales en ello (porque todavía persisten ineficiencias reales, derroche de recursos, falta de compromiso y actitudes perezosas y acomodaticias entre otras cosas, y esto hay que afrontarlo con actitud crítica), eso no es resultado directo de la práctica estatal y del ideario socialista: es herencia de una cultura de la pura sobrevivencia en un mundo de clases sociales tajantemente diferenciadas donde se trabaja sólo para ganar un salario. De momento, la idea de que “el trabajo nos hace libres” (Arbeit macht frei) no pasó de ser un morboso chiste de humor negro colocado por los nazis en el campo de concentración de Auschwitz. El desafío es ver cómo eso se puede tornar realidad.

Contra las patronales, el “campo” popular

Soberanía Alimentaria y mundo global
Contra las patronales, el “campo” popular

Agencia Periodística del Mercosur

La crisis financiera internacional vista por los movimientos sociales. Crónica de un encuentro realizado en el Chaco argentino por la Unión de Campesinos Poriajhú.


Integrante de la Vía Campesina y de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC), la Unión de Campesinos Poriajhú –movimiento que nace como continuación de las luchas políticas y sociales de los años `30 y `40 y de las Ligas Agrarias en la provincia de Chaco-, organizó su tradicional encuentro anual durante los días 24 y 25 de julio pasados, durante el cual se analizó la crisis financiera internacional y se delinearon propuestas de acción.

El IV Encuentro Nacional de Organizaciones Campesinas y del Campo Popular “Por la Soberanía Política y del Campo Popular”, realizado en la localidad Presidencia Roque Sáenz Peña –alguna vez corazón algodonero de la Argentina, hoy devenido en periferia sojera-, expresó que las minorías poderosas continuarán trasladando las consecuencias de la crisis financiera hacia las mayorías empobrecidas del mundo, prolongando la misma fórmula neoliberal impuesta desde hace más de dos décadas, remarcando que la situación de indigencia y hambre se profundizará.

Las organizaciones participantes propusieron como respuesta a ese escenario una fuerte articulación entre los trabajadores del campo y la ciudad en la construcción de Soberanía Alimentaria, para una justa y equitativa distribución de alimentos genuinos, mediante una reforma agraria integral, promoviendo la agricultura familiar y campesina, y fomentando el sistema cooperativo en la producción y comercialización.

La Declaración Final fue elaborada por la Unión de Campesinos Poriajhú, junto al Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil, la Unión de Trabajadores Rurales (UTR), los Productores Unidos de Santiago de Liniers (PUSALI), los Productores Independientes de Piray (PIP), los Trabajadores Motosierristas (Neyke), la Organización de Pequeños Productores El Soberbio (OPPES), de la provincia de Misiones, la Asociación Productores del Chaco (APROCHA), el Frente Popular Darío Santillán (FPDS), la Fundación de Investigación Sociales y Políticas (FISyP), la Cooperativa de Educadores e Investigadores Populares (CEIP), la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), los Pequeños Productores de El Nochero y Villa Minetti, de la provincia de Santa Fe, y la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) de Argentina.

Ese documento sostiene que “la profundización de la actual crisis del capitalismo global supone gravísimas consecuencias para todos los pueblos del planeta. Es de esperar que en cuanto avanza la crisis, las minorías poderosas continuarán trasladando las consecuencias hacia las mayorías empobrecidas del mundo, aumentando todavía más el desempleo, la exclusión, la pobreza y la indigencia, una situación que resulta inmoral como parte del malestar mundial e históricamente provocado por el sistema capitalista.”

“Esta crisis no tiene antecedentes en la historia, y por su carácter integral afecta a todo el sistema económico, político, ecológico y social a escala global; difícilmente se superará en el corto plazo, mucho menos con las medidas que han venido siendo aplicadas. Hay que advertir que las salidas que se plantean sólo seguirán empeorando la situación, pues las potencias hegemónicas aliadas con los organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial, con el único objetivo de mantener sus intereses, insisten en prolongar la misma fórmula neoliberal impuesta desde hace más de dos décadas. Así, seguirán traspasándonos lo peor del problema hacia los países pobres y, principalmente, a los pobres de todas las naciones. Con esto, una vez más se demuestra que el capitalismo no resuelve los problemas de los pueblos ni aquellos de las gentes del común de todas partes, sino que existe para favorecer exclusivamente a unos pocos”, destacaron los movimientos congregados en el Chaco.

“En consecuencia, la situación de indigencia y hambre continuará profundizándose. Por ejemplo Argentina, que tendría el potencial para producir alimentos suficientes para cubrir las necesidades alimentarias de su población con base en modelos alternativos como la agricultura campesina, hoy registra niveles alarmantes de pobreza y desnutrición. Una situación similar la comparten los pueblos de Nuestra América Latina y el Caribe”, añadió el documento.

También sostuvo que “vale la pena resaltar las problemáticas específicas, rurales y urbanas, planteadas por nuestras organizaciones, como ser: el avance de los monocultivos destinados predominantemente hacia la producción de agro-combustibles y forrajes; serias afecciones a la salud de los pobladores, fruto del uso masivo e inescrupuloso de agro-tóxicos; desplazamiento de los pueblos originarios y expulsión de campesinos; la destrucción del medio ambiente y la biodiversidad; extinción de la pequeña agricultura y desvalorización de sus prácticas culturales, producto de la concentración de la tierra y del capital en pocas manos. De continuar el rumbo de esta crisis, será irreversible el agravamiento de las condiciones socioeconómicas de nuestros pueblos y de la región”.

Ante esas perspectivas los movimientos sociales propusieron: “promover la fuerte articulación entre los trabajadores del campo y la ciudad; consolidar los esfuerzos organizativos en el campo popular y avanzar en las luchas por las reivindicaciones de los/as trabajadoras y de los pueblos en general. Construir la Soberanía Alimentaria –derecho inalienable de los pueblos- para una justa y equitativa distribución de los alimentos mediante una reforma agraria integral, promoviendo la agricultura familiar y fomentando el sistema cooperativo en la producción y comercialización.”

“En este sentido, el papel de las organizaciones del campo popular y de la sociedad en general para lograr alternativas reales al modelo de desarrollo hegemónico, es fundamental y urgente. Resulta entonces necesaria la unidad en la lucha de la clase trabajadora por el camino de transformación profunda, bajo un horizonte anticapitalista de soberanía política con propuestas que respondan definitivamente a los intereses populares y posibiliten auténticas salidas a la crisis”, puntualizó el documento de Presidente Roque Sáenz Peña.


Bagua: banquillo incompleto

Bagua: banquillo incompleto

Digna de aplauso es la decisión de la fiscal Marleny Rojas de denunciar ante el Poder Judicial a dos generales y otros oficiales de la Policía Nacional por delitos contra la vida, el cuerpo y la salud cometidos el 5 de junio en la Curva del Diablo de Bagua.

La magistrada ejerce en la Primera Fiscalía Mixta de Utcubamba. Reside, pues, en la zona de la tragedia y la ha investigado de cerca.

Hay, sin embargo, un vacío en la acusación. Faltan los grandes culpables: los que dieron las órdenes para que los jefes policiales ordenaran a su vez apretar el gatillo de armas de fuego contra nativos que sólo contaban con lanzas, palos y piedras.

Mercedes Cabanillas era ministra del Interior y es, por lo tanto, políticamente responsable del operativo. Después de la matanza de nativos que originó el cruel asesinato de 24 policías, la ministra dijo que no fue ella quien dio la orden de tirar a matar. Su postura equivalía a decir: “Yo soy la ministra, pero no sé nada”.

El entonces presidente del Consejo de Ministros, Yehude Simon, también se lavó las manos.

Los jefes policiales han declarado, a su vez, que ellos sólo cumplieron órdenes.

Resulta claro que la única persona con autoridad y autoritarismo suficiente para dar la orden represiva es Alan García, presidente de la República. Es, además, el único personaje a quien Cabanillas y Simon tienen que defender a capa y espada. Recae sobre García una responsabilidad que no podrá borrar de su prontuario histórico.

No es que en este caso la pita se rompa por lo más delgado. Los jefes policiales incriminados cargan su propia parte de culpa: obedecer órdenes asesinas.

El pretexto de la “obediencia debida” fue recusado por la justicia internacional en los días del juicio de Nuremberg contra los jefes nazis. En nuestra América, más de un caso de masacres bajo los gorilatos ha servido para que la justicia señale que el militar o el policía no están obligados a obedecer órdenes criminales.

Hay en esto, más allá de códigos y reglamentos, una cuestión de ética.

Se habla mucho de que los miembros de la fuerza pública están rigurosamente aleccionados sobre derechos humanos. ¿Son alumnos desaprobados los jefes policiales que actuaron en Bagua? Que los jalen, entonces. Que los jalen a la cárcel.

El desarrollo del proceso judicial puede -debe- llevar a incluir a los responsables políticos de la tragedia.

En la causa debe quedar en evidencia hasta qué punto de cinismo y maldad llegaron nuestros gobernantes y sus vasallos mediáticos, cuando afirmaron que detrás del pueblo amazónico había una mano extranjera.

La ex ministra Cabanillas debiera aprovechar para pedir disculpas a las etnias amazónicas a las que calificó de cobardes.

Cobardes son, en todo caso, los que ordenan la bala y esconden la mano.

César Lévano
cesar.levano@diariolaprimeraperu.com

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