¡INAPLICABILIDAD DE LEY Nº29944 LEY DE REFORMA MAGISTERIAL; PAGO INMEDIATO DEL 30% POR PREPARACION DE CLASES Y EVALUACION!

Para tener Presente

"Los Maestros, al ponernos al servicio del Estado, no hemos vendido nuestra conciencia ni hipotecado nuestras opiniones, ni hemos perdido nuestra ciudadanía. El hecho de recibir una suma mensual de dinero significa sólo el pago de nuestros servicios profesionales, pero no el pago de un silencio y de una conformidad que repugna. Quienes pretenden que el maestro debe "callar, obedecer y trabajar", están en un error, y cometen un insulto a la dignidad humana... ". José Antonio Encinas

¿REFORMA EDUCATIVA?

¿Reforma educativa para mejorar la calidad académica? Es posible esto sin atender el rezago educativo en materia de infraestructura en zonas marginales, con estudiantes mal alimentados y desnutridos, sin planes de estudio acorde a las necesidades de la población.

Evaluar a los maestros, ¿Quiénes, las instituciones corruptas del Estado? ¿La Ministra Bachiller que no sabe quien proclamó la independencia del Perú? ¿Los intelectuales “expertos” de la televisión? ¿Los periodistas mercenarios asalariados de la gran empresa?


ley de reforma magisterial y la destitucion por inasistencia y tardanza

07 septiembre 2015

Asamblea Nacional de la CNTE y algunas propuestas

Portada :: México
Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf07-09-2015



1. La Coordinadora de maestros (la CNTE) no lleva la cuenta de los mil y un foros, encuentros, asambleas, convenciones, congresos sindicales y educativos, que ha organizado en décadas. Poco a nada les ha interesado el número de reunión, aunque siempre tiene a mano las actas de asamblea y la memoria como prueba de los acuerdos. El próximo 12 y 13 de septiembre –con delegados de toda la República celebrará su “n” asamblea nacional para analizar el estado de la educación y del sindicalismo. Para la CNTE lo importante es reunirse, debatir, llegar a acuerdos y poner en práctica sus resolutivos. A pesar de que cada cuatro y cinco años cambian los asambleístas de cada entidad, las asambleas generales o nacionales han desarrollado una fuerte conciencia de unidad y lucha.
2. La CNTE es el enemigo principal del gobierno de Peña, de los empresarios y de los medios de información. Es una espina clavada en el corazón del sistema capitalista mexicano que busca la clase dominante extirpar destruyéndola. Si la CNTE no existiera la oposición al gobierno sería de risa y el anticapitalismo sería inexistente. En los cuatro sexenios del PRI y del PAN que Esther Gordillo -la líder espuria desfalcadora de las cuotas de un millón y medio de maestros- estuvo al servicio al servicio incondicional de los gobiernos fue vista como una aliada, pero en el momento en que contradijo al presidente Peña y al secretario de Educación Chuayffet, se fue a las cárcel con todo y huesos. ¿Pensó el gobierno que la Gordillo podría coincidir con la CNTE?
3. La camarilla que Gordillo construyó durante más de 30 años en el sindicato (SNTE), aún sigue íntegra aplicando las enseñanzas de la encarcelada y obedeciendo las órdenes presidenciales. El Charro Díaz, hijo putativo del Charro Díaz de León, no parece tener la menor idea del lugar en que está parado. Pero también está haciendo historia; se dirá: ¿Recuerdan a aquel pusilánime dirigente nacional del SNTE amenazado con cárcel, que funcionaba como esclavo del presidente Peña? En los hechos el SNTE ya ha desaparecido porque “no pinta ni da color” y su camarilla sigue con la espada desenvainada presidencial colgando en la cabeza. Por ello, los luchadores sociales de la Coordinadora deben aprovechar la coyuntura para impulsar más la lucha magisterial.
4. El tal Aurelio Nuño, del mismo grupo de “Atracomulco”, Estado de México, de Chuayffet y Peña Nieto, sin conocer a los maestros ni tener alguna idea de los que es pedagogía y educación, jura y perjura que los quiere mucho y que recorrerá el país para saludarlos. ¿Pretende acaso que con un “populismo” vacío de contenido va a convencer? ¿Pueden olvidar los maestros luchadores sociales de la CNTE que lo primero que hizo el tal Nuño fue reunirse con los charros, con los líderes vendidos, para amarrar sus actividades? Sólo falta que en las visitas que haga Nuño camine resguardado por camarillas de líderes espurios nacionales y estatales, de esos que usa el PRI para cuidar casillas electorales y perfeccionar los fraudes.
5. La CNTE ha crecido en los últimos tres años en número de maestros combativos y en secciones influenciadas; pero además ha hecho crecer al movimiento en otros sectores que han comenzado a ocupar calles y plazas. En la medida que radicaliza sus batallas enseña cuál es el camino: los estudiantes, los campesinos, los electricistas, mineros, de Mexicana, aprendieron que de nada sirve enviar por escrito peticiones, protestas, demandas; que todo eso se va a la basura; que tampoco sirve el famoso diálogo porque no existe o sólo es tramposo. Entendieron que hay que salir a la calle, que hay que denunciar al gobierno y que en todo momento puede llegar la represión. ¿Pero qué se puede esperar en un sistema capitalista explotador y asesino?
6. Como militante de la CNTE por tres décadas, hago unas cuantas propuestas para pensar:
a) Confirmación de los comités directivos en las secciones consolidadas; así como el reconocimiento de los comités horizontales y rotativos de cada entidad que han estado trabajando sindical y políticamente. Esta es la representación legal de la CNTE.
b) Integración de un comité político central con el objetivo de coordinar acciones de interés nacional, recibir información de los estados, informar mediante un periódico y/o boletín, así como ayudar a cada una de las secciones a desarrollarse.
c) Esta comisión debe integrarse por tres o cuatro miembros de cada una de las 10 o 12 secciones mejor consolidadas. Sus grupos escolares deben ser bien atendidos a fin de que ellos puedan reunirse en el centro del país y viajar donde ellos acuerden.
d) El trabajo paciente sindical y político de base lo realizarán las dirigencias de las secciones y los grupos de base de las delegaciones. Cuando necesiten un apoyo acudirán a la comisión política siempre dispuesta a moverse en todas partes.
e) Que se luche porque las cuotas sindicales sean entregadas mes a mes en los estados y que cada mes se entregue en un boletín o en el periódico el informe mensual; en caso de que no se cumpla habría que discutir la creación de un sindicato independiente de 500 mil asociados.
f) Se buscará que los gastos de los comisionados que acudan en solidaridad en cada estado y para realizar trabajo sindical o dar conferencias, sean solventados por la profesores de la entidad hasta en tanto no se tengan las cuotas sindicales.
g) La comisión política coordinadora –aunque tendrá mil tareas a resolver además de muchas dificultades para moverse- no tendrá poder alguno, porque este radica en los comités ejecutivos electos por la base unos y por luchadores magisteriales otros.
h) Se debería analizar la función de la ANR y de la comisión política con el fin de que se haga más trabajo de base con el fin de que más trabajadores de base se integren a la CNTE.
7. Podría decirse que la CNTE, después de 35 años de luchas en la ciudad de México y en todo el país, no pertenece sólo a los maestros sino a todo el movimiento social. Los gobiernos tontos o imbéciles podrán continuar amenazándolos, persiguiéndolos, encarcelándolos y asesinándolos; pero el nivel de conciencia de los maestros es más grande que todos los gobiernos represivos. Otros sectores de trabajadores han sido alumnos activos, otros pasivos, que han aprendido a luchar porque como dice la CNTE: “el maestro luchando también está enseñando”. Incluso ciertos avances que han logrado algunos partidos electoreros se deben a los causes logrados por la CNTE. ¡Viva la asamblea nacional de la CNTE!
Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com
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El cerco estratégico sobre los pueblos: ¿Para qué sirven las OLP, los cierres de fronteras y demás?

Portada :: Venezuela
Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf07-09-2015



El cerco como estrategia contrainsurgente de quebrantamiento y balcanización de las naciones
Este escrito se hace partiendo de la idea de que estamos viviendo en estos momentos una fase intermedia y determinante del cerco estratégico que se viene armando sobre nuestras comunidades y territorios nacionales, contando con fuerzas apadrinadas internamente por el Estado y fuerzas foráneas. Constituyen un arco final en el proceso paulatino de desmantelamiento de la revolución bolivariana.
Cerco estratégico quiere decir, rodeo de fuerzas sobre un territorio dispuestas en cualquier momento a dejarlas sin respiro y a dar la ofensiva final sobre el valle enemigo. La batalla de Dien Vien Pu en Vietman del Norte donde fueron destrozadas las tropas francesas por parte del frente del Liberación en 1953 es un clásico de estas estrategias. Ningún cerco se ejecuta en poco tiempo. Necesita semanas, meses o años. Tampoco estamos hablando de cercos donde solo se confrontan fuerzas homólogas –o de territorios donde solo hay dos ejércitos-, dentro de esos territorios además de ejércitos como el caso del Vietnam, hay sociedades y comunidades que necesitan se neutralizadas o absorbidas, o al revés, estimuladas por la fuerza del cerco. El cerco táctico o la ruptura de un cerco enemigo contra una tropa es el pan diario de toda guerra de guerrillas. Pero ya hoy en día la acción de cerco estratégico adopta un criterio mucho mas complejo en la medida en que se funde lo militar con lo político y a su vez las poblaciones son vistas como multitudes a ser ganadas (en el caso de fuerzas progresistas) o a ser atrapadas y compradas (en el caso de fuerzas regresivas y reaccionarias) por las fuerzas que planifican el cerco. Son absorbidas desde su propia energía y composición dentro del progresivo cerco que ejércitos rara vez regulares y por lo general guerrilleros, milicianos, mercenarios o paramilitares, o simples bandas armadas, despliegan su protagonismo en la guerra global. En una guerra como la que se libra en el Kurdistan vemos como las milicias revolucionarias avanzan contando con la energía y voluntad libertaria de las poblaciones árabes-turcas-kurdas-persas, dentro del territorio en guerra, mientras las fuerzas mercenarias como el ISIS, o el ejército turco en el caso de fuerzas regulares, las atrapan gracias a su terror y el chantaje nacionalista o religioso.
Sobre Venezuela desde hace años ha comenzado a fabricarse un complejo cerco estratégico que ni las fuerzas gubernamentales regulares ni las fuerzas milicianas populares han sido capaces de romper, y posiblemente de comprender, ya que no se trata de un cerco evidente que suponga una guerra abierta, sino una actividad multidimensional (planos sociales, gubernamentales, territoriales, comerciales, militares, comunicacionales en juego) y compleja (actúa contando con actores de identidades múltiples que no necesariamente poseen una identidad única en estos momentos, pero aún así la propia dinámica del cerco las va unificando y superando su caos aparente) que va poco a poco creando una gran costra sobre nuestras ciudades y fronteras terrestres principalmente. No es solo el caso venezolano el que está en juego, probablemente sean todas las sociedades y pueblos nuestramericanos, (México, Centroamérica, Colombia ya los sufren directamente), pero es obvio el empeño que existe sobre nuestro país por las riquezas estratégicas claves con las que cuenta y una rebeldía popular que necesita ser ahogada. Se trata de un cerco con matices profundamente violentos y retrógrados, que va desde sus múltiples actores y dimensiones dirigido a un mismo objetivo estratégico: la fragmentación y la balcanización de los pueblos. Son cercos de quebrantamiento contrainsugente, siendo de hecho la estrategia más usada por los imperios en dentro de la guerra global de hoy, ejecutada de manera bárbara en el medio oriente luego de la “primavera árabe” convertida en un invierno infernal.
¿Quiénes hacen el cerco?
Lo que nos cerca en este caso, nos son ejércitos enemigos explícitos, sino fibras sociales que tienen su origen en la resistencia social al orden constituido, que ha ido componiendo elementos necesarios para defenderse en esta etapa de la acumulación capitalista de las consecuencias de regreso a la acumulación salvaje de capital que se están propiciando en el mundo entero: Africa, Medio Oriente, sur de Asia y ahora nosotros. El ejercicio de cerco estratégico tiene nuevos elementos: sus instrumentos, una vez superada la etapa de la simple invasión militar o de los ejercicios periódicos de utilización de las respectivas FFAA en función de las políticas contrainsurgentes de Seguridad Nacional, es la propia energía contestataria que se anida en la sociedad a partir del hambre del pobre y el odio a las fuerzas represivas. Canalizan esta rabia ancestral y sobre necesidades creadas por la desigualdad creciente y la marginalidad social, las ponen a funcionar a su favor, redistribuyendo armas y protecciones de manera de convertirlos de simples marginales, en poderosos ilusos en sus localidades, siendo piezas conscientes o no de una maquinaria superior que los gobierna. Es la operación de empoderar toda la potencia rebelde, imposible de disciplinar hacia el esquema del buen ciudadano, pero poniéndola a funcionar en contra de ella misma.
Vieja sabia de Sun Zu de utilizar las energías de la fuerzas enemigas a favor propio, ahora recanalizada hacia la constitución de verdaderos ejércitos paramilitares y parapoliciales con amplio control territorial, pero siempre monitoreados por fuerzas orgánicas tanto al capital mafioso, como a los agentes de los respectivos Estados Nacionales que conspiran contra la unidad formal del Estado –le devuelven su papel originario de Leviatan del terror- y los ponen a jugar su papel como retaguardia estratégica de esta paraejércitos. Sobre ellos se imponen personajes, partidos, elementos de poder e incluso gobiernos, y segmentos de todos ellos (jueces, policías, directores burocráticos) , que en este caso se parecen al motor inmóvil que lo mueve todo desde la quietud divina. El Dios de Aristóteles, con una mano en la discursiva hipócrita y consular de toda institucionalidad burocrática inscrita en el orden internacional, y con la otra juegan su verdadero papel opresor con nuevos métodos.
Las burguesías calladas se quedan observando el espectáculo y en la medida en que se van entrelazado en sus ruedas de negocios con todas las membranas del capital mafioso y financiero finalmente se convierten en agentes indirectos del financiamiento de esta vasta operación contrainsurgente. Como siempre dan todo su respaldo a operaciones mayores de violencia y chantaje sobre comunidades y movimientos de resistencia, y en caso de verse reducidos por la magnitud de las fuerzas rebeldes apelan a las fuerzas directamente terroristas del mercenarismo de oficio, en incluso a ejércitos nacionales respaldados por los aparatos militares, principalmente la OTAN y los EEUU, para consagrar posiciones. Caso del Plan Colombia o de la barbarie creada en Irak y Siria, respaldada desde dentro y desde fuera por estas fuerzas.
La huida vergonzosa para cualquier gobierno del Chato Guzmán de la cárcel de máxima seguridad nos demuestra de manera palpable que las circunstancias que comienzan a vivirse en todo el contexto caribeño y nuestramericano, es de una ofensiva sin compasión del eje más agresivo del imperialismo hoy en día, con la complacencia pasiva y a la vez activa de agentes nacionales y regionales de Estado que a su vez ganan en sus negocios o inventan los propios de manera que estas barbaries les cuiden sus intereses. Desde México, pasando por centro América, Colombia, Venezuela, se va vertebrando un capitalismo mafioso que junto al capitalismo financiero y de extracción componen el suelo orgánico desde el cual construyendo una nueva correlación de fuerzas entre Estados y paraestados a favor de estos últimos, siendo estos modelos salvajes de acumulación de capital pero que necesitan de ordenar todas sus fuerzas no solo en función de la explotación en sí, sino principalmente destrozar las fuerzas populares resistentes y autogobernantes.
Por ello los hechos que se viven dentro de Venezuela desde hace ya varios años, pero que se intensifican cada vez más, nos obliga a ver todo esto, no solo desde el argumento sin fondo de la penetración de fuerzas paramilitares y el conspirativismo de Uribe entre otros junto a fuerzas derechistas nacionales. Eso no es más que una estrategia argumentativa para conservar las bipolaridades convenientes y convertir lo que es un fenómeno realmente inquietante, en parte de la sociedad espectáculo, propaganda y mas propaganda, imprescindibles para la reproducción en el mando del grupo chavista actualmente instalado en el poder. Por el contrario, nos obliga verlo desde todas las aristas que se van componiendo en un gran cerco estratégico, cuyas fuerzas intentaron darle homogeneidad e identidad política el año pasado con las guarimbas pero fracasaron, y aún así estas siguen su camino, buscando nuevas formas de homogeneización e identidad que podrían derivar mas pronto que tarde en la constitución de una fuerza armada reaccionaria, o un tejido militar bárbaro, reaccionario y sangriento, con profundos lazos en las clases populares creados por medio del odio que entre ellas se va creando por la represión, la total desvalorización salarial, la condena al bachaquerismo, en medio de un desmantelamiento total de los recursos productivos de una sociedad y un aumento permanente del evangelismo fundamentalista que prepara las condiciones subjetivas a estas barbaries. Ellas van destrozando todas las formas de resistencia y organización tanto institucionales como derivadas del poder popular que les hacen frente, las confrontan directamente cuando es necesario tiro a tiro, pero sobretodo las corrompen y ponen a jugar a su favor, como es el caso desde centenares de oficiales militares y policiales hasta “colectivos”, “sindicatos”, que terminan siendo unos verdaderos chulos en sus comunidades.
Los modelos represivos como piezas fundamentales del cerco
Entendida la situación desde el punto de vista del cerco estratégico en construcción y no del simple conspirativismo y el juego mediático que le corresponde, podemos deducir desde ya que todas estas iniciativas llamadas OLP, cierre de fronteras, detenciones, no solo están condenadas al fracaso sino que son las matrices más convenientes para fortalecer el cerco. ¿Por qué?, por la simple razón de que ponen al elemento militar y represivo como modelo estratégico de respuesta, estando plagados ellos mismos de agentes concretos, políticos y militares que están profundamente involucrados en el delito que dicen enfrentar; quien enfrenta es en muchos casos su propio actor. En otras palabras, refuerzan política y militarmente los candidatos futuros a dirigir la barbarie que supone la estructuración y sincronía del cerco que se refuerza. El modelo simplemente represivo es en sí mismo regresivo y siempre denota una violencia que se carga contra el más pobre, el que siempre queda como “el sospechoso” de los actos; se dirá que “el pobre es un delincuente por esencia”, y si es un rebelde mucho mas.
Desde las comunidades colombianas desplazadas de la manera más despótica, hasta nuestras propias comunidades que ya empiezan a ser víctimas del modelo represivo, a la final no son más que eso: pobredumbre reprimida evitando su insurgencia, un momento clave del cerco estratégico. Y valga que todas estas medidas empiecen a bajar su utilidad política y mediática y por tanto se “enfríen” en la agenda policial, mientras que la agenda diplomática recupere los amores entre los mandatarios venezolanos y colombianos, para que vuelva de nuevo a presentarse la situación precedente y se sigan afinado los pasos del cerco. Barrios y mas barrios tomados por el bandolerismo armado, surcos por todo el sur del país llenos de estos agentes, espacios fronterizos cada vez mas intervenidos por ellos, hasta que logran colocar sus actores dentro de las estructuras estatales necesarias. Unidades que van tomando una beligerancia e incluso “liderazgo” en algunos contextos que van rompiendo cualquier posibilidad de crear una sociedad nueva, y por el contrario preparan las condiciones de miedo para que cualquier solución sea aceptada por el colectivo social. Situación que estamos a punto de caer falta que se exacerbe su violencia para concretarla.
Si vale todavía el término de “gobierno revolucionario” podríamos decir que el único momento en que los gobiernos chavistas se han comportado como tal en cuanto a este problema de las violencias contrainsurgentes, fueron esos años de ensayo de operaciones conjuntas y teatros militares entre comunidades y fuerzas armadas. Acoplamientos donde estuvimos en el camino de sentirnos una sociedad libre en construcción con verdadera capacidad de autodefensa, donde se van borrando las distancias entre pueblo y Fuerza Armada, y con ello la figura clásica del Estado, siempre tan burgués y represivo. Independientemente de juicios posteriores, sigo reivindicando la figura del general Baduel como fomentador hacia mitad de los años 2000 de este cambio profundo de actitud e integración entre las FFAA y comunidades, que cambiaban totalmente la clásica condición contrainsurgente de las fuerzas policiales y militares y les colocan su papel como vanguardias del pueblo en armas. En esencia, solo que bajo una situación mucho más deteriorada, ese camino emprendido y una razia total de todos los mandos policiales y militares con el fin de reconstituirlas por completo desde sus estructuras hasta su función, es la única salida todavía dentro del cuadro institucional. Para que no solo reaparezca el estado represivo que ya desborda con una impunidad casi absoluta, sino que este a su vez no se nos convierta en el “padre bárbaro” que termina de acoplar bajo una cualquiera identidad terriblemente reaccionaria (que hasta chavista pudiera ser), los agentes aún caóticos del cerco estratégico que se ha ido carcomiendo nuestras fronteras y comunidades. Ya sabemos que no es este cuadro de gobierno quien tome esta iniciativa. Ni oye ni está dispuesto a valentía de fondo de ningún tipo. Dejo esto simplemente como premisas de reflexión a la tarea histórica de construcción Gobierno Popular que tenemos por delante antes de que nos coma el “coma el coco”.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


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El niño dormido que no se despertará llorando

Portada :: Europa
Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf07-09-2015

Cuartopoder


La imagen de Aylan, el niño dormido que no se despertará llorando, proporciona a las izquierdas una buena ocasión para que nos mostremos regañones y acusatorios. Están los que justamente recuerdan el naufragio endémico en las costas de Europa y los 14.000 niños asesinados en Siria en los últimos años. Están los que justamente corresponsabilizan a nuestros gobiernos de las situaciones que se viven en los países de origen; y también los que, injustos e hipócritas, se vuelven tan fraudulentamente selectivos como aquellos a los que regañan y culpan a la OTAN (sic) de la violencia en Siria, olvidando que esos 14.000 niños fueron asesinados por el régimen de Bachar Al-Assad, responsable también del 90% de las muertes de civiles en el último año. Y están, por último, los que justamente se escandalizan o deprimen por la indiferencia crónica y la intensa sensiblería intermitente y denuncian el uso -y los efectos- de la imagen del niño Aylan definitivamente pacificado en una playa de Turquía.
Rousseau no le gustaba el teatro porque le irritaba emocionarse ante situaciones en las que no se puede intervenir. A Aristóteles, por el contrario, esta emoción le parecía ya una intervención, al menos sobre uno mismo. Lo malo de nuestra reacción ante la imagen de Aylan, el niño muerto en una playa turca, el niño dormido que no se despertará llorando, no es que sea enfermiza o insana; es moralmente razonable y emocionalmente ajustada al estímulo. ¡El problema es que no estamos en el teatro! El problema es que el mundo se ha convertido en un teatro frente al cual podemos intervenir “poéticamente” sobre nosotros mismos -para purificarnos- pero en el que no podemos intervenir materialmente para cambiarlo. Incluso los izquierdistas regañones y acusatorios apenas hacemos otra cosa que marcar conciencia -como otros paquete- en Facebook y Twitter. El mundo es un teatro no porque se nos presente en forma de imágenes manipuladas ni porque nuestras reacciones frente a ellas sean erróneas o impuras sino porque, como se irritaba Rousseau, lo que caracteriza al drama representado en un escenario -a un metro infranqueable de nuestras narices- es que no podemos intervenir en él. El mundo es un teatro porque, como en el teatro, nosotros somos meros espectadores. Cuando digo “nosotros” me refiero a todos -sirios normales y españoles normales-, cuyos papeles son en realidad intercambiables; me refiero a todos, sí, salvo al Pentágono y al Estado Islámico, por citar dos de las pocas fuerzas, casi todas perversas, que no se limitan a mirar.
¿De quién es la culpa? ¿A qué atribuir esta alternancia paralizadora de indiferencia crónica y sentimentalismo intermitente?
A la estructura tecno-mercantil del mundo que impone un nihilismo espontáneo de la percepción y convierte el dolor ético en un placer alimenticio y casi sexual. Vale.
A la natural indiferencia del hombre ante las largas distancias, donde ocurren cosas que nos afectan poco. Bueno.
A la contradicción entre la afirmación de derechos y principios y la imposición de hecho de un mundo presidido sin escapatoria por jerarquías soberanas entre las Naciones-Estado, por el neocolonialismo y el intercambio desigual, por el despojo de recursos y el intervencionismo a pequeña y gran escala, por la defensa de intereses, en definitiva, que solapan la geopolítica y los privilegios de clase. Sin duda.
A la voluntad concreta de los gobiernos capitalistas que explotan la estructura tecno-mercantil del mundo, la pereza humana para las largas distancias y el realismo geopolítico a fin de violar o sortear sus propios compromisos humanitarios y desplazar las responsabilidades hacia los más débiles o los más amenazados. Claro que sí.
En todo caso no creo que debamos perder mucho tiempo en denunciar la reacción mayoritaria ante la imagen de Aylan, el niño dormido que no se despertará llorando, ni su consumo mediático. Al contrario. Es bueno, es esperanzador, que los seres humanos más perezosos, los más manipulados, los más privilegiados, nuestras clases medias trabajadas por el hedonismo de masas y tentadas por el racismo y la xenofobia, sigan reconociendo -a través de la pequeña rendija por la que se asoman al mundo- la diferencia “niño”. Lo malo no es nuestra emoción sino nuestra inacción. Ese sobresalto selectivo de sensibilidad selecciona bien, en realidad, su objeto.
Nos puede parecer cabreante la indiferencia rutinaria ante la muerte de niños sin nombre y sin foto, ante los miles de náufragos en los últimos 20 años, ante el “genocidio estructural” en nuestras fronteras. Lo cierto es que una combinación de emergencia humanitaria, azar trágico y consumismo mediático nos ha entregado al niño Aylan, muerto en una playa de Turquía, y con él una oportunidad para deconstruir el sentido común xenófobo imperante: ese niño muerto, digamos, hará más difícil tratar mal a sus padres vivos.
Vivimos en un mundo muy fantasioso en el que la imaginación, al contrario, ha quedado bloqueada o colapsada y con ella la posibilidad de las representaciones particulares de los vínculos entre cuerpos. Los niños concretos -los que vemos y reconocemos- son poderosísimos viveros de imaginación; los nuestros (que, no lo olvidemos, llegaron a casa como “extranjeros”) nos ayudan a reconocer a los “extranjeros” como nuestros. Seamos sinceros: en el mundo de hecho los humanos, por su sola condición humana, no tienen derechos; “derechos humanos” sólo los disfrutan los que poseen un pasaporte fuertemente “soberano”. Esto sirve para todos, salvo para los niños, extranjeros compartidos, humanos sin fronteras, cuya “diferencia” universal reconocemos todos por igual, madres de todos los sexos y de todas las naciones, con la única excepción de los fascistas.
Ahora bien, no es lo mismo un xenófobo que un fascista. A los xenófobos y racistas hay que desarmarlos y educarlos, y Aylan puede servir a este propósito; a los fascistas hay que combatirlos y, desde luego, echarlos del gobierno. Es el caso, por ejemplo, de Viktor Orban, el primer ministro de Hungría, o de Peter Bucklitsch, diputado inglés del partido eurófobo UKIP, que ha escrito en un tuit: “El niño sirio estaba bien vestido y bien alimentado. Murió porque sus padres codiciaban una vida mejor en Europa. Son los costes de intentar colarse”. Como vemos, también tenemos en Europa, gobernando o con posibilidades de hacerlo, a nuestros propios “Estados Islámicos” europeos y cristianos.
Pero recapitulemos. ¿Por qué no podemos hacer otra cosa que mirar? ¿Realmente no podemos hacer otra cosa que mirar?
Están los principios y los derechos, recogidos en Cartas y Acuerdos que todos firman y todos incumplen. Según esos acuerdos, cualquier individuo del planeta tiene derecho a desplazarse con entera libertad sin tener que explicar sus motivos ni enseñar ninguna herida. La distinción entre turistas, emigrantes y refugiados es artificial e ilumina ya la desigual distribución culpable de riqueza, soberanía y protección a escala planetaria.
Están después los hechos, resultado del capitalismo global, las pugnas geopolíticas y la desigualdad soberana entre Estados-Nación. Turistas, emigrantes y refugiados son hechosrecíprocamente solicitados y discriminados por políticas estructurales -acompañadas de intervenciones económicas y militares- de las que los gobiernos europeos son en buena parte responsables.
Están finalmente las voluntades: la de los gobiernos que trampean sus propias leyes para regatear derechos y formatear nuestra voluntad; y nuestra propia voluntad, atrapada en la pereza empática y el nihilismo mediático, pero todavía viva.
¿No se puede hacer nada más que mirar -o pasar al acto en algún “Estado Islámico”, musulmán, laico o cristiano?-. Digámoslo con claridad. No podemos conformarnos con menos que con el derecho universal al movimiento, el reconocimiento performativo de lo humano y el efectivo cumplimiento de las Cartas de Derechos, individuales y sociales. Ese debe ser el motor inmóvil de nuestros análisis y nuestras intervenciones. Se trata, sin embargo, de una larga batalla -al mismo tiempo contra la percepción nihilista y contra la “civilización” subyacente- que no ha hecho más que empezar y en la que no vamos ganando. Entre tanto, desde ese motor inmóvil del Derecho nombrado y malogrado hay que aceptar y transformar los hechos y las voluntades. Y cada crisis inmediata es de manera simultánea una urgencia, una oportunidad y una etapa. ¿Qué podemos hacer en este caso?
Al menos tres cosas.
  1. Exigir a nuestros gobiernos el cumplimiento y ampliación de las políticas de asilo. Como demuestran los datos, la aplicación de las cuotas de la UE por parte de España obligaría a asumir 802 refugiados en Madrid, 682 en Barcelona o 12 en Soria, cantidades muy alejadas de la imagen de “invasión” intencionadamente alimentada por nuestro ministro del Interior.
  2. Pedir ayuda a Aylan, el niño dormido que no se despertará llorando, para desarmar la xenofobia y revertir la representación dominante de los extranjeros en general y de los emigrantes y refugiados en particular. La voluntad es también un hecho que hay que cambiar como condición de ulteriores cambios políticos. La fantasía -de la superioridad racial o nacional- sólo se combate con la imaginación.
  3. No votar a políticos protofascistas o neoliberales. A los que piensan que votar es inútil hay que recordarles la iniciativa de los “ayuntamientos del cambio”, con Ada Colau yManuela Carmena a la cabeza, iniciativa que cuestiona de hecho (con hechos contrarios) las cicateras y miserables políticas de asilo del Gobierno central al mismo tiempo que convierte la solidaridad -la reversión del imaginario xenófobo- en un hecho contagioso. La combinación de imaginación social y solidaridad institucional es, lo estamos viendo, potencialmente transformadora.
Escribía hace poco que es muy difícil captar el momento -el punto sin retorno- de una civilización en decadencia, pero si tuviéramos que aventurar una imagen sería sin duda la de los náufragos en el mediterráneo, la de los refugiados en la alambrada húngara, la de Aylan ahora dormido para siempre en una playa. O Europa encuentra una respuesta democrática y de derecho a los que vienen a pedir ayuda -les reconoce, digamos, su humanidad al margen de los hechos- o sucumbirá a los “Estados Islámicos”, musulmanes, cristianos o laicos, de dentro y de fuera. Los humanos van a seguir viniendo y sólo podríamos evitarlo acelerando nuestra autodestrucción. No hay alternativa: hay que reafirmar los principios, reconstruir los hechos y reeducar las voluntades.
Todo eso pasa, desde luego, por cambiar de gobiernos.
(*) Santiago Alba Rico. Filósofo y columnista. Su última obra publicada es Islamofobia. Nosotros, los otros, el miedo (Icaria, 2015).
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


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Los movimientos sociales y sus nuevos roles frente a los gobiernos progresistas

Portada :: Opinión :: M. Harnecker
Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf07-09-2015



1. Hoy está en centro de la discusión en muchos países el tema del nuevo rol que tienen que tener los movimientos sociales frente a los gobiernos progresistas que han teñido de esperanza a la mayoría de los países de América Latina.2. Antes de abordar directamente el tema, quisiera desarrollar algunas ideas.
3. Creo que la situación en la década de los 80 y 90 en América Latina puede compararse en ciertos aspectos a la vivida por la Rusia prerrevolucionaria de comienzos del siglo XX. Lo que fue para ella la guerra imperialista y sus horrores ha sido para nuestra región el neoliberalismo y sus horrores: la extensión del hambre y la miseria, un reparto cada vez más desigual de la riqueza, el desempleo, la destrucción de la naturaleza, la pérdida creciente de nuestra soberanía.
4. En estas circunstancias, varios de nuestros pueblos dicen “basta” y “echan a andar”, resistiendo primero y, luego, pasando a la ofensiva, fruto de lo cual empiezan a triunfar candidatos presidenciales de izquierda o centro izquierda en la región que se enfrentan a la siguiente disyuntiva: o refundan el modelo capitalista neoliberal —evidentemente que con cambios, entre ellos una mayor preocupación por lo social, pero movido por la misma lógica capitalista—, o avanzan en la construcción de un proyecto alternativo movido por una lógica humanista y solidaria, que pone a la persona humana en el centro.
Los movimientos sociales: a la vanguardia de la lucha contra el neoliberalismo5. Con la caída del muro de Berlín y la derrota del socialismo soviético, los partidos y organizaciones sociales de izquierda que se inspiraban en dicho modelo salen muy golpeados. A ello se añade el golpe a las organizaciones sindicales debido al debilitamiento de la clase obrera producto de la fragmentación social provocada por el neoliberalismo. Esto explica que hayan sido nuevos movimientos sociales –y no los partidos y organizaciones sociales tradicionales de la izquierda — los que, de manera muy diferente de un país a otro, los que estuvieron a la vanguardia de la lucha contra el neoliberalismo. Muchos de ellos surgieron en el marco de la crisis de legitimidad de dicho modelo y de sus instituciones políticas. [1]
6. Estos nuevos movimientos en no pocos casos partieron de dinámicas de resistencia originadas en sus comunidades o espacios locales, y en otros lo hicieron desde temáticas de género, de derechos humanos, de preocupaciones ambientalistas. Los desastrosos efectos del neoliberalismo los condujo, en muchos casos, a pasar de la preocupación por temas puntuales a la preocupación por temas nacionales. Esto no solo enriqueció sus luchas y sus demandas sino que, además, les permitió convocar en torno ellas a los sectores sociales muy diversos, todos afectados por el mismo sistema.
7. Una expresión de ello fue la Campaña 500 años de resistencia indígena, negra y popular, que terminó siendo un importante punto de encuentro de diversos sectores sociales que se aglutinaron utilizando principios organizativos nuevos (horizontalidad, autonomía, concepción de género, unidad en la diversidad, etcétera) y que dieron origen tanto a coordinaciones sociales nuevas como la CLOC-Vía Campesina como a agendas comunes tanto a nivel nacional como internacional.
8. Una de estas agendas fue la Campaña contra el ALCA, especialmente exitosa en Brasil y Ecuador, que llevó más tarde a la primera derrota de la política estadounidense en la región. Fue en la Cumbre de la OEA en Mar del Plata, a finales del 2005, donde se produje este histórico acontecimiento. Desde entonces los problemas de la integración regional dejan de ser sólo asunto de gobiernos para pasar a ser también asunto de los pueblos.
9. El gran ausente del escenario político latinoamericano en las últimas décadas, salvo muy raras excepciones, ha sido el movimiento obrero tradicional al encontrarse muy golpeado —como ya decíamos— por la aplicación de medidas económica neoliberales como la flexibilización laboral y la subcontratación. Y si en algunos casos ha participado, no lo ha hecho en la primera línea de combate.
10. Los nuevos movimientos sociales generalmente parten rechazando a la política y a los políticos, pero, a medida que avanza el proceso de lucha, muchos de ellos pasan gradualmente de una actitud apolítica, de mera resistencia al neoliberalismo y de luchas muy puntuales, a una actitud cada vez más política, de cuestionamiento del poder establecido, y comienzan a comprender la necesidad de construir sus propios instrumentos políticos, como ocurrió en Ecuador con el Pachakutik [2] y en Bolivia con el MAS‑IPS [3] .
11. Son muchas las lecciones que se pueden extraer de estas luchas populares, pero, una de las más importantes, según mi opinión, es que demuestran lo correcto de una estrategia de acumulación amplia que procura sumar todo lo que se puede sumar, levantando objetivos de lucha muy concretos que logran concitar el entendimiento entre fuerzas muy diversas, con tradiciones y prácticas políticas muy distintas.
12. Ahora bien, si bien es cierto que en algunos casos estos gobiernos no ganan las elecciones en momentos de auge de la movilización social, tenemos que considerar que la marca de esas luchas queda en la memoria, no se olvida. La maduración política lograda en ellas es algo que perdura en la conciencia de la mayor parte de las personas involucradas.
El difícil pero no imposible camino al socialismo13. Decíamos que frente a la disyuntiva de qué hacer frente al neoliberalismo, algunos gobernantes de América Latina deciden emprender el camino hacia una sociedad alternativa al capitalismo que han definido con diferentes nombres: socialismo del siglo XXI, socialismo comunitario, sociedad del buen vivir, sociedad de la vida en plenitud (Sumak Kawsay). Una sociedad que no se decreta desde arriba sino que se construye con la gente. Concuerdo con el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, en que poco importa el nombre, lo que importa es el contenido.
14. El gran desafío de estos gobernantes es avanzar hacia el socialismo cuando sólo se ha conquistado el gobierno, algo que se enfrenta a la clásica visión de la izquierda marxista que en el pasado siempre trabajó con la idea de destruir el Estado burgués cómo ocurrió en las revoluciones del siglo XX: revoluciones nacidas de guerras civiles o guerras imperialistas donde el pueblo armado conquistó el poder destruyendo el aparato de Estado heredado. Por eso es comprensible que algunos sectores de izquierda se sientan desorientados cuando constatan que hoy la situación es muy diferente.
15. Electoralmente sólo se gana una parte del poder del Estado: el gobierno (poder ejecutivo) y, muchas veces, inicialmente no se cuenta con mayoría en el parlamento, es decir, en el poder legislativo, ni en el poder judicial. Por otra parte, están los otros poderes: el poder del dinero, de los medios de comunicación, el poder militar.
16. El asunto es, entonces, cómo trabajar para ir conquistando los otros espacios de poder, ganando cada vez a más gente para el proyecto transformador, y logrando que el pueblo sea cada vez más el constructor de su propio destino.
17. Empezar a avanzar al socialismo de esta manera hace mucho más compleja la situación. Estos gobiernos deben ser capaces de enfrentar el atraso de sus países, sabiendo que las condiciones económicas objetivas en las que están insertos los obligarán a convivir durante no poco tiempo con formas de producción capitalista. Y deben hacerlo a partir de un aparato estatal heredado que es funcional al sistema capitalista, pero no lo es para avanzar hacia el socialismo.
18. Sin embargo, la práctica ha demostrado —contra el dogmatismo teórico de algunos sectores de la izquierda — que, si ese aparato cae en manos de cuadros revolucionarios, éstos pueden usar el poder que tienen en sus manos para ir construyendo los cimientos de la nueva institucionalidad y del nuevo sistema político que deberá remplazar al viejo Estado. Y, sobre todo, pueden ir creando espacios de protagonismo popular. Así la gente se irá preparando para ejercer el poder desde el nivel más simple hasta el más complejo
19. Pero la historia ha demostrado que el “cielo” no puede ser tomado por asalto, que se requiere un largo período histórico para transitar desde el capitalismo a la nueva sociedad que queremos construir. Algunos hablan de decenas de años (Chávez), otros de centenas (Samir Amin, Álvaro García Linera) y otros, como yo, pensamos que será la meta a la cual debemos irnos aproximando, pero que quizás nunca alcancemos plenamente. Esto no es ser pesimista, como algunos podrían pensar. Por el contrario, una meta utópica, si está bien definida, ayuda a trazar el camino, fortalece nuestra determinación de luchar, y cada paso que demos hacia la ella, por pequeño que sea, nos acerca a ese horizonte. Y ver cómo se van dando esos pasos en nuestra región es lo que me hace ser optimista.
20. A este período histórico yo lo llamo “transición hacia el socialismo”. Debo aclarar, sin embargo, que aunque la meta pueda ser compartida, la forma y las medidas que se tomen en el proceso de transición deberán estar adaptadas a las condiciones específicas de cada país.
21. De lo dicho anteriormente se desprende que cada país deberá elaborar su propia estrategia particular para avanzar hacia la meta socialista. Esta estrategia dependerá no sólo de las características económicas de ese país sino también, entre otras muchas, de la correlación de fuerzas existente y de los rasgos que adopta en él la lucha de clases.
22. Esta transición por la vía institucional no sólo es un proceso largo, sino también, como puede deducirse de lo dicho anteriormente, un proceso lleno de desafíos y dificultades. Nada asegura un avance lineal, puede haber retrocesos y fracasos. 
23. Tenemos que tener claro que con el triunfo electoral presidencial se ha ganado una gran batalla, pero no la guerra, y que para ganar la guerra por la vía institucional se requiere de una gran mayoría nacional. Sólo así será posible avanzar en una forma democrática hacia la nueva sociedad. Por lo tanto, no sólo es fundamental la unidad de los revolucionarios, sino también es necesario ser capaces de convocar a todos aquellos que puedan compartir un proyecto de sociedad más justa y solidaria y allí está no sólo la izquierda política y social, está el centro y algunos sectores empresariales que puedan estar dispuestos a colaborar con el proyecto popular.
24. Tenemos que ser capaces de detectar con mucha claridad cuál es el enemigo principal, es decir, el principal obstáculo que se opone a nuestro avance para poder concentrar nuestro poder de fuego contra él. Una de nuestras tareas fundamentales será la de convocar a todos los sectores sociales que puedan tener contradicciones aunque sean mínimas con ese enemigo.
25. Por otra parte, hay que recordar siempre que las élites anteriormente dominantes respetan las reglas del juego sólo hasta donde le conviene. Pueden perfectamente tolerar y hasta propiciar la presencia de un gobierno de izquierda, si este pone en práctica su política y se limita a administrar la crisis. Lo que tratarán de impedir siempre valiéndose de medios legales o ilegales —y en eso no hay que ser ilusos—es que se lleve adelante un programa de transformaciones democráticas y populares profundas que ponga en cuestión sus intereses económicos. Por ello, debemos estar preparados para enfrentar y vencer las diferentes maniobras que hagan para impedir el avance del proceso. Una de ellas puede ser la de infiltrarse dentro de los gobiernos progresistas para minarlos por dentro. Otra puede ser la de ganar para su causa a determinados dirigentes gremiales, aprovechando posibles debilidades y errores del gobierno en relación con estos sectores, como ocurrió en Chile en la época de Allende con los trabajadores del cobre y del sector del transporte.
26. Por desgracia, muchas veces nuestros gobiernos deben defenderse, no sólo de esas élites usan todos los medios a su alcance para tratar de impedir que se consolide el proceso de cambio—, sino también de sectores de izquierda que —no entendiendo la complejidad del proceso iniciado ni la flexibilidad táctica que estos gobiernos deben tener— los atacan por no realizar cambios sociales profundos con la velocidad deseada como si ellos fuesen el enemigo principal.
27. También hay que buscar fórmulas para ir superando la cultura heredada, una cultura individualista, consumista, de sálvese quien pueda. Una cultura que en el ámbito social es una cultura corporativista en cuanto a su organización y de sistemática oposición al gobierno de turno, aunque este sea un gobierno diferente, que ahora busca el bienestar del pueblo en lugar de servir a las élites sociales.
28. Marx estaba convencido que se requerían décadas de “guerras civiles y luchas populares no sólo para [cambiar la realidad sino para cambiar a los trabajadores y capacitarlos para] ejercitar el dominio político.” [4] Interpretando las palabras de Marx yo diría que es necesario que las personas, a través de sus prácticas sociales y de su lucha, vayan saliendo del fango de la cultura heredada al ir descubriendo, experimentando e incorporando a su forma de vivir nuevos valores: los valores del humanismo, la solidaridad, el r espeto a las diferencias, el combate al machismo y todo tipo de discriminación.
29. Otro reto no menos importante es el que se refiere a la agenda electoral a la cual estos gobiernos deben someterse para legitimarse ante los continuos ataques de la oposición. Esta agenda choca muchas veces con la agenda de la construcción democrática participativa. Suelen paralizarse o debilitarse procesos de construcción de poder popular para dar cabida a campañas electorales.
30. Por otra parte, no es fácil resolver el gran dilema de la contradicción entre tiempos políticos y procesos democráticos. Muchas veces se quisiera alargar la discusión acerca de leyes o procesos con lo que se ganaría en riqueza democrática, pero podría arriesgarse el futuro del proceso transformador. Pienso que eso ocurrió con los procesos constituyentes en Venezuela y Ecuador.
31. Otro elemento que hay que tomar en cuenta es que los avances suelen ser muy lentos. La gente suele creer que la conquista del gobierno es como una varita mágica que todo lo va a resolver y cuando estas soluciones no llegan tienden a desilusionarse, a desanimarse. No pocos dirigentes sociales exigen soluciones rápidas sin tener en cuenta la correlación de fuerzas existente que impide avanzar con la rapidez deseada.
32. Por eso es que pienso que, de la misma manera en que nuestros dirigentes revolucionarios deben usar el aparato de Estado para cambiar la correlación de fuerzas heredada y construir la nueva institucionalidad, deben también realizar una labor pedagógica frente a los límites o frenos que encuentran en su camino —lo que llamamos una pedagogía de los límites—. Muchas veces se cree que hablarle de dificultades al pueblo es desalentarlo, desanimarlo, cuando, por el contrario, si a los sectores populares se les informa, se les explica por qué no se pueden alcanzar de inmediato las metas deseadas, eso los ayuda a entender mejor el proceso en que viven y a moderar sus demandas.
33. Pero esta pedagogía de los límites debe i r acompañada simultáneamente de un fomento de la movilización y la creatividad populares. Hay que evitar domesticar las iniciativas de la gente, por el contrario, hay que fomentar la búsqueda de respuesta en los propios actores.
34. Hay que reconocer que ha existido una tendencia a considerar a las organizaciones populares como elementos manipulables, como meras correas de transmisión de la línea del partido o del gobierno. En la izquierda marxista esta posición se ha apoyado en la tesis de Lenin en relación con los sindicatos de los inicios de la revolución rusa, cuando parecía existir una muy estrecha relación entre clase obrera, partido de vanguardia y Estado.
35. Sin embargo, pocos saben ‑por la forma a-histórica e incompleta en que se ha leído a Lenin‑ que esta concepción fue abandonada por el dirigente ruso en los años finales de su vida, cuando ‑en medio de la aplicación de la Nueva Política Económica (NEP) y sus consecuencias en el ámbito laboral‑ prevé el surgimiento de posibles contradicciones entre los trabajadores de las empresas estatales y los directores de dichas empresas, y sostiene que el sindicato debe defender los intereses de clase de los trabajadores contra los empleadores utilizando, si considera necesario, la lucha huelguística que, en un estado proletario no estaría dirigida a destruirlo sino a corregir sus desviaciones burocráticas. [5]
36. Este cambio pasó desapercibido para los partidos marxistas‑leninistas quienes hasta hace muy poco pensaban que la cuestión de la correa de transmisión era la tesis leninista para la relación partido‑organización social.
37. Esta tesis mal digerida fue aplicada por la izquierda en su trabajo con el movimiento sindical primero, y luego con los movimientos sociales. La dirección del movimiento, los cargos en los organismos de dirección, la plataforma de lucha, en fin, todo, se resolvía en las direcciones partidarias y luego se bajaba la línea a seguir por el movimiento social en cuestión, sin que éste pudiese participar en la gestación de ninguna de las cosas que más le atañían.
38. Tenemos que evitar toda manipulación del movimiento popular y tolerar y aún más, ver con simpatía la presión popular que éste pueda ejercer, ya que ésta puede ayudar a los gobernantes a combatir las desviaciones y errores que puedan ir surgiendo en el camino. Recuerdo siempre la reacción del presidente Chávez cuando un grupo de funcionarios públicos se tomó el Ministerio del Trabajo en Caracas: “Está bien muchachos, ahí hay mucha burocracia.”
39. Pero, al mismo tiempo, el pueblo y los movimientos sociales deben entender que no se puede destruir ese aparato de un día para otro porque no se tiene la fuerza para ello, hay que ir transformándolo poco a poco teniendo conciencia que en esa transformación hay peligros de desviación, burocratismo, etcétera.
40. Sólo un pueblo organizado, alerta, y un gobierno que entienda que necesita la organización y la crítica populares para ir avanzando, podrán impedir que las desviaciones y aspectos negativos que puedan irse presentando bloqueen el camino.
41. Pero así como la crítica debe ser bien recibida por los gobernantes, debe siempre ser una crítica constructiva, que ayude a curar la enfermedad, que ofrezca una solución alternativa. Es muy fácil criticar por criticar, pero es difícil proponer qué hacer. Por ejemplo, sé que hay muchas críticas en cuanto a que los militares participen en el tema de seguridad en El Salvador, pero qué alternativa plantean quienes hacen esas críticas para proteger a la población si la policía no da abasto.
42. Otro ejemplo son las críticas al extractivismo, pero ¿qué alternativa se plantea para sacar a los pueblos de la pobreza sin extraer al menos una parte de nuestras riquezas naturales?
43. Sobre ambos temas yo quisiera ver un gran diálogo nacional donde —con gran altura y espíritu constructivo— se expongan los argumentos por lado y lado. Quien se siente seguro de contar con la razón no teme el debate, por el contrario lo propicia. Quizá de una iniciativa de este tipo puedan surgir propuestas concretas que ayuden a implementar soluciones para ambas situaciones. Estoy segura que estas propuestas serán bienvenidas porque se cuánto nuestros gobernantes sufren al ver que tantas vidas se pierden, o que haya que extraer para resolver los problemas de la pobreza.
44. Y a propósito del diálogo, no puedo dejar de citar extensamente al Papa Francisco cuando refiriéndose al tema dijo en su visita a Paraguay que éste no puede ser un:
diálogo-teatro en el que juguemos al diálogo [y sólo nos escuchemos entre nosotros].
“[...] el diálogo presupone y nos exige buscar una cultura del encuentro [ ...] que sabe reconocer que la diversidad no sólo es buena, es necesaria. La uniformidad nos anula, nos hace autómatas. La riqueza de la vida está en la diversidad. Por lo que el punto de partida no puede ser: Voy a dialogar pero aquel está equivocado. No, no, no podemos presumir que el otro esté equivocado. Yo voy con lo mío y voy a escuchar qué dice el otro, en qué me enriquece el otro, en qué el otro me hace caer en la cuenta que yo estoy equivocado, y en qué cosas le puedo dar yo al otro. Es una ida y vuelta, ida y vuelta, pero con el corazón abierto. Con presunciones de que el otro está equivocado, mejor irse a casa y no intentar un diálogo, ¿no es cierto?”
“[...]. Dialogar no es negociar. Negociar es procurar sacar la propia tajada. A ver cómo saco la mía. No, no dialogues, no pierdas tiempo. Si vas con esa intención no pierdas tiempo. Es buscar el bien común para todos. Discutir juntos, pensar una mejor solución para todos.
“[...] Al tratar de entender las razones del otro, al tratar de escuchar su experiencia, sus anhelos, podemos ver que en gran parte son aspiraciones comunes.” [6]
45. Y, como el tema del extractivismo es uno de los temas más debatidos hoy, quisiera aprovechar este espacio para iniciar el debate sobre ese tema planteando dos puntos que creo deberían ser puntos de partida para empezar ese diálogo: el primero es que deberíamos partir por reconocer que el ser humano siempre ha tenido que extraer y que tendrá que seguir haciéndolo. El problema no es extraer o no extraer, sino cómo extraer para mantener un necesario equilibrio en lo que Marx denominó el sano metabolismo entre el hombre y la naturaleza. Los primeros habitantes del planeta extraían frutos de los árboles, peces de los mares, etcétera, pero en esos tiempos y en siglos posteriores se extraía de la naturaleza pero, de alguna manera, lo que se extraía regresaba a ella, manteniéndose ese sano metabolismo. Pero, cuando surge el sistema capitalista, su afán de lucro lo lleva a priorizar la máxima explotación de la naturaleza sin importarle los efectos que sobre ella tenga su actividad extractiva, destruyendo así el sano metabolismo que antes existía. Cada vez se extrae más y se empiezan a agotar los bienes naturales, con todas las consecuencias que ello tiene para el cambio climático. En el sur de Chile las transnacionales japonesas talaron nuestros árboles ancestrales y replantaron, pero no con las especies autóctonas que son de más lento crecimiento y que son amigables a ese medio, sino con especies foráneas de rápido crecimiento que consumen una cantidad desproporcionada de agua y agotan el suelo para poder volver a talar en pocos años. Y qué decir de la contaminación provocada por Chevron en la explotación del petróleo en Ecuador.
46. El segundo punto, para poder iniciar un debate fructífero, creo esencial que se entienda que las riquezas que están en nuestro territorio: minerales, petróleo, gas, fuentes acuíferas, reservas forestales, no son riquezas cuyos dueños son los habitantes de esos lugares. Es un don caído del cielo que haya petróleo en Venezuela y Ecuador, gas en Bolivia, cobre en Chile. Eso no depende de los pueblos originarios, ni depende de los trabajadores del petróleo o del cobre; esas son riquezas que pertenecen a la sociedad entera; entonces, es la sociedad entera la que debería pronunciarse acerca de si se extrae o no. Por supuesto que también hay que consultar a quienes viven en la zona, pero hay que entender que ahí se juegan intereses que trascienden sus fronteras.
47. Si logramos un acuerdo sobre los dos puntos anteriores, de lo que se trataría, entonces, es de debatir acerca de propuestas concretas de cómo usar en el presente nuestros recursos naturales para ir avanzando poco a poco hacia un modelo económico de desarrollo que permita ir restableciendo ese sano metabolismo entre el hombre y la naturaleza
48. Pero, volviendo al tema de la crítica, pienso que es importante establecer canales para que el descontento ante los errores o desviaciones que puedan cometerse no sea sufrido en forma pasiva por la gente, sino que pueda expresarse abiertamente, evitando, de esta manera, que se vaya acumulando malestar y que en un determinado momento éste sorpresivamente explote. Por otra parte, si se establecen esos canales podrían corregirse a tiempo los defectos detectados.
49. Me parece muy interesante que la Constitución boliviana plantee que el pueblo organizado en lo que la Carta Magna llama "acción popular" puede y debe reaccionar contra cualquier violación y amenaza contra una serie de derechos, entre ellos el del medio ambiente [7] y que, además cree la figura de un tribunal especializado en jurisdicción agroambiental (temas agrícolas, forestales, ambientales) [8] con autoridades electas con participación popular.
50. Por último, tenemos que preguntarnos por qué, si nuestro proyecto de sociedad alternativa al capitalismo es un proyecto hermoso, profundo, transformador, y refleja los intereses de la gran mayoría de la población, quienes se han propuesto construirlo no cuentan con todo el apoyo popular con el que deberían contar.
51. Yo pienso que en gran medida esto se explica porque una parte importante de la población no conoce nuestro verdadero proyecto. Los medios opositores se encargan de deformarlo, de crear falsas alarmas y, muchas veces, logran aterrorizar a la gente acerca del futuro que les espera. Pero ellos no son los únicos culpables de esta situación. Nosotros también hemos contribuido a ella. Solemos tener grandes debilidades al comunicar el proyecto. No destinamos suficiente tiempo ni recursos ni creatividad a esta tarea. Y, lo más grave, muchas veces, con nuestra propia forma de vivir estamos negando ese proyecto. Proponemos crear una sociedad democrática, solidaria, transparente, no corrupta y estamos asumiendo prácticas autoritarias, clientelares, egoístas, poco transparentes. Muchas veces hay una gran distancia entre lo que predicamos y lo que vivimos, y nuestra prédica se hace entonces poco creíble.
52. No podemos asombrarnos, entonces, de que haya importantes sectores de la sociedad que aún no se identifican con nuestro proyecto y que es necesario ir conquistando.
53. ¿Y cómo se puede ir conquistando a cada vez más gente? Creo que lo primero que debemos entender que no se trata de imponer, sino que hay que ganar el corazón y la cabeza de la gente. Por otra parte, me parece que debemos poner especial énfasis en ganar a los líderes naturales de los distintos sectores sociales. Si logramos ganar a esos líderes, ello nos ayudará enormemente a ganar también a las personas que reciben su influencia.
Una nueva relación, no de oposición sino de colaboración constructiva54. Pienso que habiendo expuesto estas reflexiones se puede entender mejor los señalamientos que haré a continuación acerca de relación que, según mi opinión, debería existir entre los gobiernos progresistas y los movimientos sociales.
55. Considero que entre ellos debe establecerse una nueva relación. Los gobiernos no deben olvidar que detrás de ellos ha y toda una historia de luchas sociales sin las cuáles no habría sido posible su triunfo. Los movimientos deben entender que estos gobiernos ya no son los enemigos de antaño, sino que pueden ser sus aliados más efectivos en la lucha por conquistar sus derechos y concretar sus aspiraciones. Por ello, siempre que ambas partes persigan una transformación profunda de la sociedad actual, la relación que debe establecerse entre ellas debe ser una relación de mutua colaboración.
56. Pero, para que esta relación sea fructífera habría que considerar varias cosas:
57. En primer lugar, l os dirigentes sociales no deben olvidar que sólo   se logró conquistar una parte del poder político y que debido a esta correlación de fuerzas, que favorece inicialmente a las fuerzas conservadoras, los procesos de cambio son muy lentos y las reivindicaciones populares no podrán ser resueltas de un día para otro.
58. En segundo lugar, nuestros gobiernos deben tratar de explicar a la ciudadanía y, especialmente, a los dirigentes sociales, los límites dentro de las cuales pueden actuar, y nuestros pueblos deben armarse de paciencia.
59. En tercer lugar, la colaboración que debe establecerse entre ambas partes no puede significar una pérdida de autonomía de los movimientos respecto al gobierno. Los primeros no deben transformarse en apéndices del segundo, sino que --apoyando el proceso de cambio y sintiéndose corresponsables del mismo-- deben ser capaces de criticar los errores que puedan cometerse en el camino siempre que esa crítica ayude a enmendarlos proponiendo medidas para corregirlos. Y sólo si las posibilidades de diálogo se agotan y no son escuchados es cuando deberán buscar otros caminos para hacer llegar su voz en defensa del proceso de cambio.
60. En cuarto lugar, los dirigentes sociales deben superar aquella cultura de oponerse a todo lo que venga del gobierno de turno y de usar el apelativo de “gobiernero” o “gobiernista” para calificar a aquellos dirigentes que apoyan a estos gobiernos en su esfuerzo por transformar la sociedad. Si esto no se supera, se irá produciendo un creciente distanciamiento entre estos dirigentes y sus bases sociales, ya que éstas comienzan a percibir en su vida cotidiana los efectos positivos de las políticas gubernamentales en favor del pueblo y no entiende esa actitud opositora de sus dirigentes.
61. En quinto lugar, nuestros gobiernos deberían tener en cuenta la cultura heredada y deberían ser muy flexibles y tener mucha paciencia para trabajar con los dirigentes sociales, distinguiendo muy bien entre aquellos que usan premeditadamente su influencia en sus bases para impedir la transformación social y aquellos que están en posiciones equivocadas por falta de información o por el peso que tienen en ellos los hábitos del pasado.
¿Se avanza o se retrocede?62. Por último quisiera terminar este artículo con algunas preguntas creo nos ayudaría a tener una visión más objetiva de lo que nuestros gobiernos están haciendo en relación con el protagonismo popular:
63. ▪ ¿Están fortaleciendo a la clase trabajadora eliminando la subcontratación, universalizando la seguridad social, fortaleciendo sus organizaciones sindicales, facilitando su educación y preparación profesional? ▪ ¿Movilizan a los trabajadores y pueblo en general para llevar adelante determinadas medidas e incrementan sus capacidades y poder? ▪ ¿Respetan la autonomía de las organizaciones sociales y sindicales? ▪ ¿Entienden que necesitan un pueblo organizado, politizado, capaz de presionar para debilitar el aparato estatal heredado y poder así avanzar en el proceso de transformaciones propuesto? ▪ ¿Entienden que sus pueblos tienen que ser actores de primera línea y no sólo de segunda? ▪ ¿Oyen y otorgan la palabra a sus pueblos? ¿Entienden que pueden apoyarse en ellos para combatir los errores y desviaciones que vayan surgiendo en el camino? ▪ ¿Les entregan recursos y los llaman a ejercer la contraloría social del proceso? En síntesis, ¿contribuyen a crear un sujeto popular cada vez más protagónico que vaya convirtiéndose cada vez más en el verdadero constructor de su propio destino? ◄


[1] . Ver un mayor desarrollo de experiencias de movimientos sociales en varios países de América Latina en: Marta Harnecker, Un mundo a construir (nuevos caminos), El Viejo Topo, España, 2013, Primera Parte: América Latina en marcha, Capítulo 2. Movimientos populares: los grandes protagonistas. El libro está disponible en:http://www.rebelion.org/docs/178845.pdf
[2] . Ver Marta Harnecker, Ecuador: Una nueva izquierda en busca de la vida en plenitud (2011), Primera parte, Cuarto Capítulo: Surgimiento de un instrumento político a partir del movimiento indígena, y Sexto Capítulo. Más sobre el Pachakutik. El libro está disponible en: http://www.rebelion.org/docs/135337.pdf
[3] . Ver sobre el tema: Marta Harnecker con la Colaboración de Federico Fuentes, MAS-IPS. Instrumento político que surge de los movimientos sociales (2008). Puede encontrase en: http://www.rebelion.org/docs/97083.pdf
[4] . Marx, Revelaciones sobre el proceso a los comunistas en Colonia [1953] en Obras Escogidas, Editorial Lautaro, 1946, p.94. En inglés: Collected Works, vol.11, 1979, p.403.
[5] . Lenin decía al respecto: “no podemos renunciar de ningún modo a la lucha huelguística, ni podemos admitir por principio la ley sobre la sustitución de las huelgas por la mediación obligatoria del estado". “Por otra parte, evidentemente el objetivo final de la lucha huelguística bajo el capitalismo es la destrucción del aparato del estado, el derrocamiento del poder estatal de una clase dada. En cambio, en un tipo de estado proletario de transición, como el nuestro, el objetivo final de la lucha huelguística sólo puede ser el fortalecimiento del estado proletario y del poder estatal de la clase proletaria mediante la lucha contra las deformaciones burocráticas, de ese estado; contra sus errores y debilidades, contra los apetitos de clase de los capitalistas que eluden el control de ese estado, etcétera. [...]” (Vladimir Lenin, Proyectos de tesis sobre el papel y las funciones de los sindicatos bajo la nueva política económica, en Obras Completas, Ed. Cartago, Buenos Aires, 1971, t.36, pp.109‑110.)
[6] . Palabras en encuentro con representantes de la sociedad civil en Paraguay, Estadio León Condou del colegio San José, Asunción, sábado 11 de julio de 2015. Extraje sólo lo esencial, el Papa aborda el tema con mayor amplitud.
[7] Artículo 135. La Acción Popular procederá contra todo acto u omisión de las autoridades o de personas individuales o colectivas que violen o amenacen con violar derechos e intereses colectivos, relacionados con el patrimonio, el espacio, la seguridad y salubridad pública, el medio ambiente y otros de similar naturaleza reconocidos por esta Constitución.
[8] . Capítulo Tercero. Jurisdicción Agroambiental, artículos 187 al 190.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


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