¡INAPLICABILIDAD DE LEY Nº29944 LEY DE REFORMA MAGISTERIAL; PAGO INMEDIATO DEL 30% POR PREPARACION DE CLASES Y EVALUACION!

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"Los Maestros, al ponernos al servicio del Estado, no hemos vendido nuestra conciencia ni hipotecado nuestras opiniones, ni hemos perdido nuestra ciudadanía. El hecho de recibir una suma mensual de dinero significa sólo el pago de nuestros servicios profesionales, pero no el pago de un silencio y de una conformidad que repugna. Quienes pretenden que el maestro debe "callar, obedecer y trabajar", están en un error, y cometen un insulto a la dignidad humana... ". José Antonio Encinas

¿REFORMA EDUCATIVA?

¿Reforma educativa para mejorar la calidad académica? Es posible esto sin atender el rezago educativo en materia de infraestructura en zonas marginales, con estudiantes mal alimentados y desnutridos, sin planes de estudio acorde a las necesidades de la población.

Evaluar a los maestros, ¿Quiénes, las instituciones corruptas del Estado? ¿La Ministra Bachiller que no sabe quien proclamó la independencia del Perú? ¿Los intelectuales “expertos” de la televisión? ¿Los periodistas mercenarios asalariados de la gran empresa?


ley de reforma magisterial y la destitucion por inasistencia y tardanza

22 octubre 2013

La resistencia magisterial: algunas claves




Desde mucho antes del reciente estallido de resistencia magisterial, que encabezó la sección 22 de Oaxaca, la lucha de los profesores se había gestado. En diferentes estados, a lo largo y ancho de México, el trabajo constante, la discusión con las comunidades, permitieron la increíble fuerza que ningún otro movimiento social ha conseguido en los últimos años.
Con el arribo de los profesores a la Ciudad de México, se mostró a la sociedad en general que su resistencia era novedosa por más de una razón. En primer término, los profesores lograron romper el consenso social que las televisoras se encargaron de imponer a punta de repeticiones insufribles y de lugares comunes sin un solo argumento. Sus movilizaciones diarias, los cercos sorpresivos, el plantón en el Zócalo y luego en el Monumento a la Revolución, permitieron que la sociedad cuestionara no solamente el problema de las movilizaciones, sino especialmente a la reforma educativa peñanietista. Con el operativo de desalojo el 13 de septiembre, el gobierno federal, así como el de la Ciudad de México, pretendieron aniquilar el movimiento magisterial sin conseguir tan anhelado objetivo. Es de resaltar, por eso, la inquebrantable voluntad de los profesores que, a pesar de la feroz campaña de linchamiento en su contra, han demostrado una entereza en la lucha por echar atrás la reforma educativa.
Otro aspecto que no puede desdeñarse es el modus operandi del gobierno federal. Luego del paro al que la CNTE llamara para los días 19 y 20 de septiembre, cuyo éxito fue relativo pero no despreciable (sobre todo si se considera la incorporación a la resistencia magisterial de los estudiantes de las universidades públicas del país), el gobierno de Peña Nieto había decidido dejar que el movimiento magisterial muriera de inanición. Desde la secretaría de gobernación se mostró con nitidez que la táctica era, por un lado, continuar con la promesa de un diálogo mientras, por otro lado, se declaraba que no habría marcha atrás en la aplicación de la reforma. El movimiento encabezado por la sección 22 de Oaxaca, entró entonces en una especie de interregno en el que el gobierno no cedió un milímetro y la resistencia magisterial no lograba avanzar. Además del desgaste natural, existía también el factor económico y la dificultad de una lucha sostenida lejos de su lugar de origen. Un elemento más es que el gobierno decidió no hablar más del magisterio. Las notas sobre los profesores en resistencia en los medios de comunicación fueron desapareciendo y se utilizó, de una manera ruin, el desastre ocasionado por los huracanes para mover del foco de atención a la CNTE. Sin embargo, de manera sincrónica, en otros estados de la república el maremoto de profesores irrumpió en la escena.
Falsamente se creyó que toda la resistencia de los profesores era la sección 22 de Oaxaca. Por eso, el gobierno erró al calcular que el regreso del contingente oaxaqueño a su estado era el fin del movimiento y, más aún, una derrota. El repliegue táctico de los oaxaqueños, está desplazando la lucha de ese contingente en particular a las propias escuelas, a su estado y la vida cotidiana en las diferentes regiones. Por ahora, tendrán que enfrentar el regreso a clases bajo condiciones complicadas, considerando, sobre todo, que no pocos gobiernos municipales son de corte priista y han hecho lo posible por minar la fuerza del magisterio democrático; algunas escuelas están, por ahora, tomadas por los profesores afines a la sección 59 creada en años recientes para hacer contrapeso a los mentores de la CNTE. En Oaxaca se librará, indudablemente, una batalla de suma importancia.
La eclosión de la lucha de la CNTE se ha hecho sentir no sólo en la Ciudad de México, sino también en diferentes estados del país. Si es verdad que hasta el momento el gobierno de Peña Nieto no ha reculado en su intención de dar un golpe mortal a la educación pública, no es menos cierto que la resistencia de la CNTE, lejos de desvanecerse, va en franco aumento. Así lo demuestran las movilizaciones constantes en estados como Zacatecas, Chiapas, Guerrero, Veracruz, Michoacán, Baja California Sur y Quintana Roo. Algunos de esos contingentes tienen presencia en el plantón del Monumento a la Revolución que, si numéricamente es menor en comparación a la representación oaxaqueña, no es menos cualitativamente hablando.
El gobierno federal, en amasiato con Miguel Ángel Mancera, pretende minimizar las protestas y juega a hacerlas inexistentes. Es gracias a lo masivo de éstas, sobre todo en el interior de la república, que no puede ocultarse la generalización del conflicto ocasionado por la soberbia gubernamental. La CNTE es la punta de la resistencia social en nuestro país y ha sabido, entre otras cosas, mantener la firmeza como táctica primordial ante la embestida de Peña Nieto. Es loable la manera en que el movimiento magisterial va ganándose la simpatía de la población mexicana, por eso es necesario remarcar que, en más de un sentido, la resistencia se generaliza. Una muestra de ello es el fenómeno ocurrido en el Distrito Federal: los padres de familia han realizado paros en las escuelas por iniciativa propia, contra la reforma educativa y en decidido apoyo a la CNTE. No debe ser diferente en otros estados donde el magisterio goza de amplia simpatía popular.
Por todos los medios posibles, el gobierno federal busca hacer vacío a las protestas magisteriales. Pretende, con ello, generar en la población la idea de que el conflicto ha finalizado y que quienes continúan en la protesta son, por decir lo menos, unos necios que tienen por objetivo desquiciar al país entero. Aunque Peña Nieto lo niegue, o haga caso omiso a las protestas de los profesores, la verdad es que la CNTE se convirtió en el enemigo a vencer para la administración priista. Con su tenaz resistencia, el magisterio democrático está poniendo en entredicho la fortaleza del gobierno peñanietista y del SNTE que, encabezado por Juan Díaz de la Torre, juega el papel de esquirol en la más bochornosa abyección.
Aunque la reforma haya sido aprobada, aunque por decreto se pretenda derrotar a la CNTE, lo cierto es que aún nada está decidido. La resistencia magisterial, la movilización popular, es la que finalmente decidirá si la reforma educativa continúa en pie. Por lo pronto, hay que aprender la enorme lección que los profesores de la CNTE están dando para el país entero.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Las reticencias a la jornada de huelga en la enseñanza entre el profesorado y el mecanismo de formación de preferencias adaptativas



Con la aprobación de la LOMCE, el sistema público de enseñanza quedará tan debilitado que podría ser el principio de su final de mantenerse la actual relación de fuerzas entre quienes promueven la ley y sus opositores. Frente al proyecto –que se encuentra en trámite en el Senado- las principales asociaciones de la comunidad educativa han llamado a la huelga el 24-10: desde casi todos los sindicatos de enseñantes, a las asociaciones de padres y madres, sindicatos de estudiantes, asociaciones, marea verde, etc., muy diferentes en cada caso, se han puesto de acuerdo uniendo sus voces en defensa del sistema público de enseñanza; pero, ¿qué respuesta darán los sectores implicados?
En los últimos años, tanto desde el Gobierno central como desde los gobiernos autonómicos, han sido brutales los recortes presupuestarios que afectaron al conjunto del sistema y a los todos los colectivos implicados: despidos, disminución de salarios, aumento de jornada lectiva, reducción de becas, encarecimiento de matrículas, etc. Y como colofón de todo ello es el proyecto de la LOMCE recientemente aprobado en el Congreso de los diputados por la mayoría parlamentaria del PP. Presumiblemente, por la arremetida contra el sistema y la cantidad de colectivos afectados, la huelga debería ser un éxito. Sin embargo, sobre los claustros planea cierto escepticismo.
Entre los trabajadores/as de la enseñanza, ciertamente, el descontento es generalizado. Pero dos interrogantes pesan sobre buena parte de ellos. El primero es que a la pérdida de poder adquisitivo del colectivo, que se aproxima al 30 % del salario, se une el descuento en nómina de la jornada de huelga. También, entre un buen número de profesores/as, se presentan ciertas dudas sobre la eficacia de la huelga. Habría que decir que, en la mayoría de los casos, lo segundo se emplea como cortina sobre el verdadero motivo para no secundar la huelga: la pérdida de dinero que supone la participación.
Puede ser que, excepcionalmente, haya algún caso en que cobrar un día menos suponga alguna dificultad para la economía familiar, comprometida con gastos que ajustan en exceso el sueldo mensual. Pero esa excepcionalidad, la de perder menos de un 0,3 % en términos anuales, es una ridiculez comparado con el 30 % acumulado de pérdidas que arrastra el profesorado. Como lo es también comparado con lo que supone la congelación salarial (el poder adquisitivo cae lo que sube el coste de la vida (puede ser alrededor del 2,5 %), la eliminación de una paga extraordinaria (un 7 % aproximadamente) o los complementos de las mismas. La respuesta, por tanto, al enorme deterioro salarial tendría que establecerse con tal rabia, que debería volver insignificante expresarla a costa de un 0,3 % de incremento de la pérdida.
Entonces, entre parte de estos trabajadores/as, se arguye con el conocido mecanismo de formación de preferencias adaptativas (como en la fábula del zorro y las uvas): “total, como no se va a conseguir nada con la huelga…”. Es así, porque nunca darán un argumento razonable en el que se sustentarse. Y la psicología humana encuentra ese viejo mecanismo. Saben que las conquistas sociales y el Estado de bienestar han sido posibles por decenas de años de contestación social. Como saben que cuando decae el control y la vigilancia sobre derechos conquistados, estos se van paulatinamente perdiendo. Y en situaciones en la que los poderes económicos y financieros, como la actual, se encuentran fortalecidos y disponen de un poder cono nunca antes en la historia han tenido, cualquier ajuste de política económica que realicen los gobiernos en el marco del diseño neoliberal de las estructuras y mercados de la UE, recaerá sobre el sector al que es más fácil reducir su peso económico: el sector de los servicios públicos y de los trabajadores/as de los mismos. No se equilibran cuentas por la vía del aumento de los ingresos con políticas fiscales progresivas, sino recortando gastos en servicios y salarios de quienes consienten con su silencio, de quienes una y otra vez callaron cada vez que se anunciaba un nuevo recorte. Se trata de ir exprimiendo mientras haya aceptación y silencio.
Nadie ignora que el desmantelamiento del Estado de bienestar es el objetivo que persiguen los poderes económicos y financieros. Si las pensiones públicas son un apetitoso fondo para la especulación, el sistema público de enseñanza, como el sanitario, son nichos de negocio para los capitales que dejaron atrás el ladrillo y no acaban de encontrar acomodo en la situación actual (salvo especular con la deuda). Esto es bien sabido. Y aquí no quedan más alternativas, o resistencia o el sistema se muere. Y sus actuales profesionales, los trabajadores/as de la enseñanza y los derechos adquiridos hasta ahora, mueren con él.
Pueden argumentarse variaciones en la estrategia de resistencia y mostrar la insuficiencia de reducir la protesta a una jornada de huelga. Hasta ahí la duda razonable. Pero para eso se promueve el debate y la participación, las asambleas en los centros educativos. Ese es el momento de que cada cual tendrá que proponer qué continuidad habrá que darle a la movilización, qué otras acciones son necesarias. Y entonces, nadie podrá decir, como el zorro de la fábula, que “de todas formas… las uvas estaban verdes”.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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