¡INAPLICABILIDAD DE LEY Nº29944 LEY DE REFORMA MAGISTERIAL; PAGO INMEDIATO DEL 30% POR PREPARACION DE CLASES Y EVALUACION!

Para tener Presente

"Los Maestros, al ponernos al servicio del Estado, no hemos vendido nuestra conciencia ni hipotecado nuestras opiniones, ni hemos perdido nuestra ciudadanía. El hecho de recibir una suma mensual de dinero significa sólo el pago de nuestros servicios profesionales, pero no el pago de un silencio y de una conformidad que repugna. Quienes pretenden que el maestro debe "callar, obedecer y trabajar", están en un error, y cometen un insulto a la dignidad humana... ". José Antonio Encinas

¿REFORMA EDUCATIVA?

¿Reforma educativa para mejorar la calidad académica? Es posible esto sin atender el rezago educativo en materia de infraestructura en zonas marginales, con estudiantes mal alimentados y desnutridos, sin planes de estudio acorde a las necesidades de la población.

Evaluar a los maestros, ¿Quiénes, las instituciones corruptas del Estado? ¿La Ministra Bachiller que no sabe quien proclamó la independencia del Perú? ¿Los intelectuales “expertos” de la televisión? ¿Los periodistas mercenarios asalariados de la gran empresa?


ley de reforma magisterial y la destitucion por inasistencia y tardanza

28 agosto 2013

La CNTE luchando nos está enseñando a los mexicanos a tener dignidad y valentía


1. El cinismo del gobierno de Peña Nieto y Osorio Chong es gigantesco; son además muy ignorantes cuando dicen que están “abiertos al diálogo”, pero aclaran que “no están dispuestos a negociar nada: que lo aprobado ya es intocable”. Sería entonces un “diálogo de maestros con idiotas. ¿A qué van entonces los maestros? Por su parte, los llamados “intelectuales” y “comentaristas” del tipo Jorge Alcocer, Antonio Crespo, Sergio Aguayo, Denis Dresser, de los que se esperaba un poco de apoyo por ciertos antecedentes en medios no muy de Televisa, ahora se han puesto de acuerdo para denostar a los maestros. Que hay una campaña abierta contra las luchas de los maestros y a favor de la represión, con el pretexto de salvar al DF, es indiscutible.
2. En 1914, cuando Zapata y Villa entraron a la ciudad de México encabezando a sus ejércitos de campesinos –Vasconcelos da la idea en su obra La Tormenta- los habitantes de la ciudad tenían miedo, terror, rechazaban y se encerraban en sus hogares. Escribe con su españolismo: “Lo que sería México si de pronto, suspendida la inmigración española y europea, entregado el país a sus propias fuerzas todavía elementales, los 13 millones de indios, empezaran a absorber y a devorar a los tres o cuatro millones de habitantes con sangre europea”. Fue terrible el choque cultural de los indígenas y los señoritos de la ciudad de entonces. Obvio, la capital del país era radicalmente distinta hace 100 años; sus señoritos viven hoy en las millonarias zonas residenciales.
3. Esos recuerdos del racismo me hacen pensar hoy en los señoritos del DF y sus periodistas bien pagados, que no quieren a los profesores de la Coordinadora (la CNTE) que realicen sus protestas y plantones en la ciudad de México porque impiden “disfrutar con libertad a su ciudad”. Bien alimentados silencian que al estar en el DF los poderes del Estado y al no resolver éste los problemas del pueblo, el DF se tiene que convertir en centro de protestas y de luchas sociales. También en Oaxaca, Michoacán, Guerrero, Chiapas, se hacen concentraciones y protestas pero los gobiernos de esos estados no están habilitados para resolver los asuntos. Sin embargo, a pesar del fascismo de una minoría de ricos privilegiados, el DF ha sido ejemplo de respeto a sus inmigrantes.
4. De los 16 millones de habitantes de la Ciudad de México o 22 millones de la zona metropolitana, quizá más de la mitad tiene orígenes de otros estados de la República. Pero el racismo sigue presente en las grandes ciudades donde creció una poderosa burguesía hija de señores feudales y el clero. Hoy la ciudad de México, cansado de los gobiernos del PRI, eligió a la socialdemocracia del PRD que (condenablemente) camina más hacia la derecha; pero qué bueno que se niegue a reprimir a los profesores (no se sabe cuánto tiempo) a pesar de las presiones de los poderosos del capital. De todas maneras los expertos y valerosos dirigentes de la CNTE saben que no deben confiarse, que deben estar preparados ante las amenazas del secretario de Gobernación de “aplicar la ley”.
5. La batalla masiva de más de 50 mil maestros en la Ciudad de México contra la privatización educativa, le ha estado causando mucha molestia al gobierno de Peña, a sus secretarios de Gobernación y Educación. Como diría Fox: “ambos tres”, están pataleando para evitar que los maestros se movilicen. ¡Qué distinto –grita Peña- el comportamiento del Pacto por México que es la unidad de los partidos políticos PRI, PAN, PRD! Pero los maestros responden: ¡Nosotros no queremos diputaciones, senadurías o privilegios, sino que respeten nuestras demandas y nuestros derechos como maestros y trabajadores! ¿O cree el gobierno que los profesores de la CNTE son corrompibles tal como son los dirigentes del Sindicato (el SNTE)? ¿Se olvida de los recientes 12 foros educativos de la CNTE?
6. Por ello hay que reafirmar que los maestros de la CNTE marchando están enseñando; en México hemos aprendido que el gobierno no quiere que se “internacionalice” la difusión del conflicto por eso con la amenaza de toma del aeropuerto y las protestas en las embajadas les ha dolido hasta el estómago; por eso los bloqueos de las avenidas Reforma y Insurgentes (y de los bancos, hoteles y demás negocios) les ha dolido hasta el fondillo. Está bien establecer los campamentos en el zócalo, pero quietos, controlados sin moverse de allí, podrían estar meses o años. Lo único importantes son las acciones, las tareas que salgan de allí, tal como la toma del aeropuerto y de las embajadas. ¿Acaso no hay pruebas históricas suficientes que no es un asunto de razón sino de fuerza?

Aprender con Jack London, siempre aprender



En ese camino de lecturas hacia lo importante de la vida que recorremos por los contenidos de las obras literarias, encontramos a un autor que ha quedado para la contemporaneidad, como un valor fijo para las distintas generaciones lectoras, en las que impulsa la lucha social y el amor a la naturaleza, con sus contradicciones, Jack London (18761916).
Jack London el de “El talón de hierro”, “Martín Edén”, “Colmillo blanco”, “Amor a la vid a”, “Los de abajo”, “El pueblo del abismo”, “Guerra de clases”, “El vagabundo de las estrellas”, “Encender una hoguera”, … Jack London, el escritor autodidacto, cuyas lecturas de autores penetrantes en la realidad social y en la lucha social le formaron y le hicieron destacar, Darwin, Carlos Marx, Irwing, Flaubert, …
Pasó por múltiples trabajos, marinero, minero, obrero de fábrica, … fue encarcelado, participó en movilizaciones y huelgas, militó políticamente junto a quienes querían cambiar el mundo y traer el socialismo; como escritor marcó la trayectoria que es reconocida sin ninguna duda.
Ahora leemos la reciente reedición de “Encender una hoguera”, un relato con dos versiones que va a la médula del deseo de superación ante el peligro (decir “peligro” en tiempos de crisis económica, ecológica, social, política, … es mentar el peor de los abismos), Jack London habla del peligro, sí, de muerte, en su relato el personaje emprende un viaje que parece tener calculado, pero hay algo imprevisto y se adentra en el riesgo hasta verse envuelto en un problema para el que le faltan fuerzas, las energías están muy justas, limitadísimas. La lucha por la supervivencia resulta encarnizada, trágica.
London amaba la naturaleza y sabía de la necesidad de aprender continuament e; además, en consonancia con el momento que le había tocado, intervenía con su literatura en la historia, en la sociedad, en la vida de la gente, y lo hacía con un compromiso político profundo, y señalaba cual era, es, el conflicto principal, la contradicción social generadora de todos los conflictos. Aprender de la experiencia de otros y propia para hacer frente al día a día. En sus novelas más sociales denunciaba el sistema con el que explotan a la mayoría unos pocos, y alentaba a la unidad obrera para derruirlo. Escribió sobre la alternativa superadora, el socialismo, la justicia social en todos los órdenes.
Con “Encender una hoguera” se vuelca en la lucha por la supervivencia en las condiciones más difíciles. La historia la extrae de su propia experien cia, cuando trabajaba como buscador de oro enfermó de escorbuto en un campamento aislado y en medio de la nieve. Sólo gracias a la ayuda recibida de otros, con comida, medicinas y descanso, pudo salvar la vida.
En la historia, un hombre en medio de la niev e camina sobre los ríos helados, es por donde debe conducirse para llegar a un poblado en el que le esperan, donde recuperar fuerzas y salvarse. En el trayecto las dificultades extremas van creciendo hasta que un error le causa la situación que le pone ante la muerte. Tanto en una versión como en otra, ya dijimos que son dos las escrituras que conforman el libro, el personaje desatiende la recomendación de no enfrentarse sólo al camino, metáfora de la vida, del riesgo de hacer algo, de peligro constante, desatiende la experiencia de quienes son sus compañeros, de quienes tienen sus mismos objetivos. Las dos versiones llegan a salidas distintas en medio de la lucha por conservar la vida, ofreciéndonos el turno de la reflexión y el aprendizaje. El relato, o los relatos, es merecedor de nuestra lectura, más en los tiempos que corren.
London, en cuyas obras encontramos aventuras que nos llevan a las reflexiones sobre la supervivencia y la lucha individual y colectiva, siempre expone de manera sencilla y próxim a, de prójima; su esfuerzo nos dice que no quiere que se pierda nada, ni de la historia ni de lo que simboliza.
Quien lea sin deducir, sin extraer consecuencias con respecto al mundo en el que vivimos, con respecto a si mismo, se pierde la esencia literar ia, el qué, su significado.
Título: Encender una hoguera.
Autor: Jack London.
Editorial: Periférica.
Ramón Pedregal Casanova es autor de “Dietario de crisis”, se encuentra en Libros Libres, de rebelion.org, y de “Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios”, que edita Fundación Domingo Malagón.

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