¡INAPLICABILIDAD DE LEY Nº29944 LEY DE REFORMA MAGISTERIAL; PAGO INMEDIATO DEL 30% POR PREPARACION DE CLASES Y EVALUACION!

Para tener Presente

"Los Maestros, al ponernos al servicio del Estado, no hemos vendido nuestra conciencia ni hipotecado nuestras opiniones, ni hemos perdido nuestra ciudadanía. El hecho de recibir una suma mensual de dinero significa sólo el pago de nuestros servicios profesionales, pero no el pago de un silencio y de una conformidad que repugna. Quienes pretenden que el maestro debe "callar, obedecer y trabajar", están en un error, y cometen un insulto a la dignidad humana... ". José Antonio Encinas

¿REFORMA EDUCATIVA?

¿Reforma educativa para mejorar la calidad académica? Es posible esto sin atender el rezago educativo en materia de infraestructura en zonas marginales, con estudiantes mal alimentados y desnutridos, sin planes de estudio acorde a las necesidades de la población.

Evaluar a los maestros, ¿Quiénes, las instituciones corruptas del Estado? ¿La Ministra Bachiller que no sabe quien proclamó la independencia del Perú? ¿Los intelectuales “expertos” de la televisión? ¿Los periodistas mercenarios asalariados de la gran empresa?


ley de reforma magisterial y la destitucion por inasistencia y tardanza

21 enero 2009

El Apocalipsis autoinfligido del capitalismo

El Apocalipsis autoinfligido del capitalismo


Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


Después del derrocamiento de los gobiernos comunistas en Europa Oriental, ponderaron al capitalismo como el sistema indomable que lleva la prosperidad y la democracia, el sistema que prevalecería hasta el fin de la historia.

La actual crisis económica, sin embargo, ha convencido hasta a algunos destacados libre-mercadistas de que algo anda muy mal. La verdad sea dicha: el capitalismo todavía tiene que arrostrar diversas fuerzas históricas que le causan interminables problemas: la democracia, la prosperidad, y el propio capitalismo, las mismas entidades que los gobernantes capitalistas afirman que están fomentando.

Plutocracia contra democracia

Consideremos primero la democracia. En EE.UU. se nos dice que el capitalismo está casado con la democracia, de ahí la frase: “democracias capitalistas.” De hecho, a través de nuestra historia ha habido una relación fuertemente antagónica entre la democracia y la concentración de capital. Hace unos ochenta años el juez de la Corte Suprema, Louis Brandeis, comentó: “Podemos tener democracia en este país, o podemos tener mucha riqueza concentrada en las manos de unos pocos, pero no podemos tener las dos cosas.” Los intereses de los acaudalados han sido enemigos, no defensores, de la democracia.

La propia Constitución fue hecha por señores adinerados que se reunieron en Filadelfia en 1787 para advertir repetidamente contra los efectos niveladores perniciosos y peligrosos de la democracia. El documento que amañaron estaba lejos de ser democrático, aherrojado por controles, vetos, y requerimiento de súper mayorías artificiales, un sistema diseñado para embotar el impacto de las demandas populares.

En los primeros días de la República, los ricos y bien nacidos impusieron cualificaciones de propiedad para votar y ocupar puestos públicos. Se opusieron a la elección directa de candidatos (nota: su Colegio Electoral sigue entre nosotros). Y durante décadas se opusieron a extender el derecho a voto a grupos menos favorecidos como ser los trabajadores sin propiedades, inmigrantes, minorías raciales, y mujeres.

Las fuerzas conservadoras de la actualidad siguen rechazando características electorales más equitativas como ser la representación proporcional, segundas vueltas inmediatas, y campañas con financiamiento público. Siguen creando barreras a la votación. Sea mediante requerimientos exageradamente severos para el registro, purgas de los registros electorales, instalaciones inadecuadas para votar, y máquinas electrónicas de votación que “fallan” regularmente, en beneficio de los candidatos más conservadores.

A veces los intereses dominantes han suprimido publicaciones radicales y manifestaciones públicas, recurriendo a redadas policiales, arrestos, y encarcelamientos – aplicados más recientemente con toda su fuerza contra manifestantes en St. Paul, Minnesota, durante la Convención Nacional Republicana de 2008.

La plutocracia conservadora también quiere hacer retroceder las conquistas sociales de la democracia, como ser educación pública, vivienda asequible, atención sanitaria, negociación colectiva, salario mínimo, condiciones seguras de trabajo, un entorno sostenible no-tóxico, el derecho a la privacidad, la separación de la iglesia y el Estado, la libertad del embarazo obligatorio, y el derecho a casarse con cualquier adulto que consienta y uno elija.

Hace cerca de un siglo, el dirigente sindical estadounidense Eugene Victor Debs fue encarcelado durante una huelga. Sentado en su celda no pudo escapar a la conclusión de que en disputas entre dos intereses privados, el capital y la mano de obra, el Estado no es un árbitro neutral. La fuerza del Estado, con su policía, milicia, tribunales y leyes, está inequívocamente de parte de los mandamases de las compañías. De ahí, Debs concluyó que el capitalismo no es sólo un sistema económico sino todo un orden social, que manipula las reglas de la democracia a favor de los ricachones.

Los gobernantes capitalistas siguen posando como progenitores de la democracia a pesar de que la subvierten, no sólo en EE.UU., sino en toda Latinoamérica, África, Asia y Oriente Próximo. Cualquier nación que no es “favorable a las inversiones extranjeras,” que intenta utilizar su tierra, su mano de obra, capital, recursos naturales, y mercados de un modo auto-desarrollador, fuera del dominio de la hegemonía corporativa transnacional, corre el riesgo de ser satanizada y atacada como “amenaza para la seguridad nacional de EE.UU.”

La democracia se convierte en un problema para EE.UU. corporativo, no cuando deja de funcionar sino cuando funciona demasiado bien al ayudar a las masas a progresar hacia un orden social más equitativo y más soportable, cerrando la brecha, por poco que sea, entre los súper-ricos y el resto de nosotros. De modo que hay que diluir y subvertir la democracia, sofocarla con desinformación, bombo mediático, y montañas de costos electorales; con contiendas electorales amañadas y públicos parcialmente privados de derechos, produciendo falsas victorias para candidatos de grandes partidos más o menos políticamente seguros.

Capitalismo contra prosperidad

Los capitalistas corporativos no fomentan más la prosperidad que lo que propagan la democracia. La mayor parte del mundo es capitalista, y la mayor parte del mundo no es ni próspera ni particularmente democrática. Basta con pensar en Nigeria capitalista, Indonesia capitalista, Tailandia capitalista, Haití capitalista, Colombia capitalista, Pakistán capitalista, Sudáfrica capitalista, Letonia capitalista, y varios otros miembros del Mundo Libre – para ser más exactos, el Mundo del Libre Mercado.

Una población próspera, educada políticamente, con altas expectativas respecto a su nivel de vida y un sentido agudo de sus derechos, que presiona por un mejoramiento continuo de las condiciones sociales, no es la noción plutocrática de una fuerza laboral ideal y de una forma de gobierno adecuadamente maleable. Los inversionistas corporativos prefieren poblaciones pobres. Mientras más pobre seas, más trabajarás por menos. Mientras más pobre seas, menos equipado estás para defenderte contra los abusos de la riqueza.

En el mundo corporativo de “libre comercio,” la cantidad de multimillonarios aumenta más rápido que nunca mientras la cantidad de gente que vive en la pobreza crece a una tasa más rápida que la población. La pobreza se propaga mientras la riqueza se acumula.

Consideremos EE.UU. Sólo en los últimos ocho años, mientras grandes fortunas aumentaron a tasas récord, otros seis millones de estadounidenses cayeron bajo el nivel de la pobreza; el ingreso familiar medio disminuyó en más de 2.000 dólares; la deuda del consumidor se más que duplicó; más de siete millones de estadounidenses perdieron su seguro de salud, y más de cuatro millones perdieron sus pensiones; mientras la cantidad de personas sin hogar aumentó y las ejecuciones hipotecarias llegaron a niveles pandémicos.

Sólo en los países en los que el capitalismo ha sido frenado en cierto grado por la socialdemocracia la gente ha podido asegurarse una cierta prosperidad; vienen a la mente naciones del norte europeo como Suecia, Noruega, Finlandia y Dinamarca. Pero incluso en esas socialdemocracias las mejoras populares corren siempre riesgo de ser revertidas.

Es irónico dar crédito al capitalismo por poseer el genio de prosperidad económica cuando la clase capitalista se ha resistido vehementemente y a veces violentamente a la mayor parte de los intentos de mejora material. La historia de las luchas sindicales provee una ilustración sin fin de estos intentos.

El que la vida sea soportable bajo el actual orden económico de EE.UU., se debe a que millones de personas han librado duras luchas de clase para mejorar sus estándares de vida y sus derechos como ciudadanos, incorporando una cierta medida de humanidad a un orden político-económico que de otro modo es despiadado.

Una bestia que se devora a sí misma

El Estado capitalista tiene dos papeles que los pensadores han reconocido hace tiempo. Primero, como todo Estado también debe proveer servicios que no pueden ser desarrollados de un modo fiable por medios privados, como ser la seguridad pública y un tráfico ordenado. Segundo, el Estado capitalista protege a los poseedores contra los que nada tienen, asegurando el proceso de acumulación de capital para beneficiar a los intereses acaudalados, mientras circunscribe fuertemente las demandas de la masa trabajadora, como Debs observó desde su celda en la prisión.

Existe una tercera función del Estado capitalista que es mencionada pocas veces. Consiste en impedir que el sistema capitalista se devore a sí mismo. Consideremos la contradicción central señalada por Karl Marx: la tendencia a la sobreproducción y a la crisis del mercado. Una economía dedicada a las aceleraciones del ritmo de trabajo y a los recortes de salarios, a hacer que los trabajadores produzcan más y más por menos y menos, siempre arriesga la quiebra. Para maximizar los beneficios, los salarios deben ser mantenidos a bajo nivel. Pero alguien tiene que comprar los bienes y servicios que son producidos. Para eso, hay que mantener altos los salarios. Hay una tendencia crónica – como estamos viendo hoy en día – hacia la sobreproducción de bienes y servicios del sector privado y un infra-consumo de necesidades de la población trabajadora.

Además, existe la autodestrucción frecuentemente pasada por alto, creada por los propios protagonistas acaudalados. Si se la deja totalmente sin supervisión el componente de comando más activo del sistema financiero comienza a devorar fuentes menos organizadas de riqueza.

En lugar de tratar de ganar dinero a través de la ardua tarea de producir y vender bienes y servicios, los depredadores sangran directamente los flujos de dinero de la economía en sí. Durante los años noventa presenciamos el colapso de toda una economía en Argentina cuando libre-mercaderes descontrolados despojaron a las empresas, se embolsaron sumas inmensas, y dejaron la capacidad productiva del país en el caos. El Estado argentino, engullido por una dieta pesada de ideología de libre mercado, vaciló en su función de salvar al capitalismo de los capitalistas.

Algunos años después, en EE.UU., vino el saqueo multimillonario perpetrado por conspiradores corporativos en Enron, WorldCom, Harkin, Adelphia, y una docena de otras importantes compañías. Abusadores de información privilegiada como Ken Lay convirtieron exitosas empresas corporativas en ruinas totales, eliminando los puestos de trabajo y los ahorros de toda la vida de miles de empleados para embolsarse miles de millones de dólares.

Esos ladrones fueron atrapados y condenados. ¿No demuestra eso la capacidad de autocorrección del capitalismo? En realidad no es así. El enjuiciamiento de fechorías semejantes – que en todo caso llegó demasiado tarde – fue producto del rendimiento de cuentas y la transparencia en la democracia, no del capitalismo. El mercado libre es de por sí un sistema amoral, sin constricciones fuera de la advertencia de suspensión [frase legalista definida en un diccionario como ‘advertencia que rechaza la responsabilidad por la desilusión del comprador’, N. del T.]

En la catástrofe de 2008-2009 el creciente excedente financiero creó un problema para la clase acaudalada: no había suficientes oportunidades para invertir. Con más dinero del que sabían cómo emplear, los grandes inversionistas vertieron inmensas sumas en mercados inexistentes de la vivienda y en otras operaciones problemáticas, un juego de manos de hedge funds, derivados, elevado apalancamiento, credit default swaps, préstamos depredadores, y lo que sea.

Entre las víctimas hubo otros capitalistas, pequeños inversionistas, y los numerosos trabajadores que perdieron miles de millones de dólares en ahorros y pensiones. Tal vez Bernard Madoff haya sido el bandido estrella. Descrito como “líder de larga trayectoria en la industria de los servicios financieros,” Madoff dirigió un fondo fraudulento que se embolsó 50.000 millones de dólares de inversionistas adinerados, y les pagó “con dinero que no existía,” como el mismo lo dijo. La plutocracia devora a sus propios hijos.

En medio de la catástrofe, en una audiencia en el Congreso en octubre de 2008, el ex presidente de la Reserva Federal y ortodoxo devoto del libre mercado, Alan Greenspan, confesó que se había equivocado al esperar que intereses adinerados – gimiendo bajo una inmensa acumulación de capital que había que invertir en alguna parte – ejercieran repentinamente autocontrol.

La teoría clásica del laissez-faire es aún más disparatada que como la describió Greenspan. De hecho, la teoría pretende que cada cual debiera seguir sus propios intereses egoístas sin limitación. Esa competencia irrestricta producirá supuestamente máximos beneficios para todos, porque el libre mercado es gobernado por una “mano invisible” milagrosamente benigna, que optimiza los resultados colectivos. (“La codicia es buena.”)

¿Es causada la crisis de 2008-2009 por una tendencia crónica hacia la sobreproducción y la híper-acumulación financiera, como diría Marx? ¿O es el resultado de la avaricia personal de gente como Bernard Madoff? En otras palabras ¿el problema es sistémico o individual? En los hechos, las dos cosas no se excluyen mutuamente. El capitalismo engendra los perpetradores venales, y recompensa a los más inescrupulosos entre ellos. Los crímenes y las crisis no son desviaciones irracionales de un sistema racional, sino todo lo contrario: son los resultados racionales de un sistema básicamente irracional y amoral.

Peor todavía, los resultantes rescates multimillonarios de los gobiernos son convertidos ellos mismos en una oportunidad para el pillaje. No sólo el Estado no regula, se convierte en sí en una fuente de saqueo, sacando vastas sumas de la máquina federal del dinero, dejando que sean los contribuyentes los que se desangren.

Los que nos fustigan por “correr hacia el gobierno para que reparta dádivas” corren hacia el gobierno para conseguirlas. EE.UU. corporativo ha gozado siempre de subvenciones mediante ayuda, garantías de préstamos, y otras subvenciones estatales y federales. Pero la “operación de rescate” de 2008 y 2009 ofreció un pienso récord en el abrevadero público. Más de 350.000 millones de dólares fueron repartidos a diestro y siniestro por un Secretario del Tesoro derechista que terminaba su mandato a los mayores bancos y firmas financieras sin supervisión – para no hablar de los más de 4 billones de dólares que han provenido de la Reserva Federal. La mayoría de los bancos, incluidos JPMorgan Chase y Bank of New York Mellon, declararon que no tenían la menor intención de informar a quien sea sobre dónde iba el dinero.

Los grandes banqueros utilizaron parte del rescate, como sabemos, para comprar bancos más pequeños y fortalecer bancos en el extranjero. Directores ejecutivos y otros altos ejecutivos bancarios están gastando fondos del rescate en fabulosas bonificaciones y espléndidos retiros corporativos en spas. Mientras tanto, grandes beneficiarios del rescate como Citigroup y Bank of America despidieron a decenas de miles de empleados, provocando la pregunta: ¿para qué recibieron todo ese dinero para comenzar?

Mientras cientos de miles de millones de dólares eran repartidos a la misma gente que había causado la catástrofe, el mercado inmobiliario se mantuvo débil, el crédito siguió paralizado, el desempleo empeoró, y los gastos de los consumidores bajaron a niveles abismales.

Resumiendo, el capitalismo corporativo de libre mercado es por su naturaleza un desastre a la espera de suceder. Su esencia es la transformación de la naturaleza viva en montañas de mercancías y las mercancías en montones de capital muerto. Cuando se le deja hacer lo que quiera, el capitalismo endosa sus deseconomías y su toxicidad al público en general y al entorno natural – y termina por devorarse a sí mismo.

La inmensa desigualdad en el poder económico que existe en nuestra sociedad capitalista se traduce en una formidable desigualdad del poder político, que hace que sea tanto más difícil imponer regulaciones democráticas.

Si los paladines de EE.UU. Corporativo quieren saber lo que amenaza realmente “nuestro modo de vida,” es su propio modo de vida, su modo ilimitado de robar a su propio sistema, destruyendo el fundamento mismo sobre el que se encuentran, la comunidad misma de la cual se alimentan tan fastuosamente.

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Los recientes libros de Michael Parenti incluyen “Contrary Notions: The Michael Parenti Reader” (City Lights); “Democracy for the Few,” 8th ed. (Wadsworth); y “God and His Demons” (por aparecer). Para más información, visite su sitio en Internet: www.michaelparenti.org.

Chang no tenía ni plan de mudanza para ministerio

Chang no tenía ni plan de mudanza para ministerio

Los congresistas integrantes de la comisión que investiga las presuntas irregularidades en la venta de terrenos del Estado criticaron al ministro de Educación, José Antonio Chang, por haber vendido la sede principal de ese organismo sin siquiera tener un plan de mudanza y reubicación.

En la sesión de ayer, en la que estuvo presente el ministro Chang, el congresista Víctor Andrés García Belaunde advirtió que el ministro no ha presentado ningún plano del nuevo local del Ministerio de Educación. Dijo que hace ya diez meses que se vendió el local anterior y hasta el momento no se procede a diseñar, construir o habilitar una nueva sede propia.

Mekler dudó de la argumentación del ministro Chang de que una causa de la mudanza fueron los daños materiales registrados en el local anterior por el sismo de agosto de 2007. Indicó que las autoridades decidieron permanecer en el mismo local por espacio de nueve meses posteriores al terremoto y luego dispusieron la mudanza en un procedimiento “poco claro”.

Por su parte, Francisco Escudero señaló que la no exhibición de un plano de la nueva sede da lugar a sospechas. Solicitó que el Ministerio de Vivienda y Construcción informe sobre los planos de ubicaciones de las sedes institucionales del Poder Ejecutivo. Chang alegó que no hay ineficiencia alguna en la medida adoptada y garantizó que los trabajadores de su ministerio estarán en iguales o mejores condiciones que en el local anterior para desarrollar sus labores diarias, aunque no precisó dónde ni cuándo.

fuente: diario la primera

Califatos, uníos

Califatos, uníos

De manera sinfónica, acudiendo a la vitalidad solemne que Beethoven le prestó a la famosa oda de Schiller en la Novena Sinfonía, el Perú, este extraño país cada día menos nuestro, marcha hacia nuevos estadios del desorden.

Veamos estos cuadros de una exposición:

En Lambayeque, una turba de traficantes disfrazados de pobres y de pobres convertidos en traficantes de terre-no toma dominio de un boscoso santuario histórico, resiste todas las invocaciones judiciales y, finalmente, mata a balazos a tres policías que integraban el desarmado pelotón que iba a desalojarlos por mandato de una jueza. ¿Policías sin armas enfrentándose a delincuentes que invocan la pobreza como licencia de la Dicscamec? ¿Invasores profesionales a los que se le requisa munición de un AKM? ¿Y el fronterizo ministro del Interior, en qué discurso plagado de promesas se traspapeló? Lima se hace a punta de invasiones. Ahora Ferreñafe, la tierra de Castañeda Lossio, el jefe de la ocupación de Lima, se suma a esa manera cancerosa de ser y de crecer. ¿Será justicia divina?

En Puno, el presidente regional decide establecer el federalismo de facto, disolver (disolver) la Constitución, y crear una suerte de sureño califato cordobés entre quechua y aymara. O sea un etnoreino hecho a imagen y semejanza del que algunos radicales bolivianos quisieran para su país. Y quizá tenga razón: si el Perú da muestras de no existir como país civilizado y aspira a ser lo que ya viene siendo (o sea esta acumulación tribal de voluntades contradictorias), ¿por qué demonios Puno debe de estar atado a esta Nada domiciliada en Lima, a este régimen que no articula ni propone y ya ni siquiera pone orden?

Un bebedor que afirma que sus tufos duran muchísimas horas, que se niega a someterse a un dosaje etílico porque sabe que está borracho y que esgrime la falsedad de ser un represaliado dirigente sindical cuando sólo es un afiliado, sigue siendo defendido por esa progresía de racismo invertido que cree que ser humilde es ser impune y que supone que mientras más nativo eres más puedes hacer lo que te dé la gana. Ese racismo invertido viene de la culpa sin digerir y dirige al país a un caos de sabor tan nacional como la Inca Kola. Ese racismo invertido es, en realidad, indulgencia patriarcal y convicción de que el peruano de abajo no tiene remedio porque padece de minusvalía ciudadana. Y el Tribunal Constitucional, copado por el partido de gobierno, hace el ridículo sumándose al tufo y empujando a uno de sus miembros (viriles) a hablar de la relación que hay entre la creación y el alcohol, entre el arte y la mona, entre el ta-lento y el vómito. Y cita a Bryce como ejemplo de este maridaje. ¿O es que es cierto que lo que quiere el Apra es dinamitar lo que queda de prestigio en el Tribunal Cons-titucional y abrir el camino a su disolución?

La señorita que el doctor Alan García quiere nombrar contralora –informa “La República”, que ha visto los documentos- ha firmado oficios haciéndose pasar por ingeniera industrial, título que no tiene ya que es sólo Bachiller en Ingeniería por la Escuela Politécnica de Gijón, grado no homologado que consta en la hoja de vida que ella misma presentó como aspirante al cargo. O sea que la señorita Ingrid Suárez Velarde ha incurrido en un delito al poner al pie de su firma un título académico que no posee. A la falsedad ideológica de su ex aprismo devenido derechismo chueco, el doctor García suma ahora esta hazaña: quiere como contralora a una señorita que se hace pasar por ingeniera cuando sólo es Bachiller acreditada en Gijón. Lo que quiere García es una contralora a su medida, una Matute destitulada. La verdad es que García Márquez fue un tetudo al elegir Aracataca como capital de sus milagros literarios. Si hubiese elegido Lima podría estar hablando todavía, en tiempo real, de los Buendía, los Melquiades y la casta maldita con rabo de cerdo que nos persigue.

Un niño peruano de doce añitos es capturado en Milán por transportar en sus maletas un cuadro en cuyo marco la policía descubrió –y mostró a la prensa- 300 gramos de cocaína purísima hecha quizá en el Vrae. Es el burrier más joven del mundo, del mismo modo que Raúl Romero es el montesinista más viejo de la farándula. ¡Arriba Perú! ¡No nos ganan!

Prospera la candidatura de Jaime Bayly a la presidencia de la República. Todo podría terminar en un debate dirimente con Keiko Sofía Fujimori, la que estudió en Boston con plata robada por su apá. O con PPK, el norteamericano lobista que fomenta decretos para sus intereses, quien ya tiene 4 por ciento de intención de voto según CPI, la encuestadora que más le gustaba a Fujimori (después de Datum).


César Hildebrandt : diario la primera

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