¡INAPLICABILIDAD DE LEY Nº29944 LEY DE REFORMA MAGISTERIAL; PAGO INMEDIATO DEL 30% POR PREPARACION DE CLASES Y EVALUACION!

Para tener Presente

"Los Maestros, al ponernos al servicio del Estado, no hemos vendido nuestra conciencia ni hipotecado nuestras opiniones, ni hemos perdido nuestra ciudadanía. El hecho de recibir una suma mensual de dinero significa sólo el pago de nuestros servicios profesionales, pero no el pago de un silencio y de una conformidad que repugna. Quienes pretenden que el maestro debe "callar, obedecer y trabajar", están en un error, y cometen un insulto a la dignidad humana... ". José Antonio Encinas

¿REFORMA EDUCATIVA?

¿Reforma educativa para mejorar la calidad académica? Es posible esto sin atender el rezago educativo en materia de infraestructura en zonas marginales, con estudiantes mal alimentados y desnutridos, sin planes de estudio acorde a las necesidades de la población.

Evaluar a los maestros, ¿Quiénes, las instituciones corruptas del Estado? ¿La Ministra Bachiller que no sabe quien proclamó la independencia del Perú? ¿Los intelectuales “expertos” de la televisión? ¿Los periodistas mercenarios asalariados de la gran empresa?


ley de reforma magisterial y la destitucion por inasistencia y tardanza

26 junio 2013

IV ASAMBLEA NACIONAL DE DELEGADOS DEL SUTEP 2013 29 DE JUNIO


"El talón de hierro"

Jack London: "El talón de hierro"



Han tenido que pasar muchos años más para que lo profético de esta novela alcance toda su verdad y todo su relieve; pues lo que London imaginó en verdad fue esta fase de gran opresión capitalista “democrática” que el mundo está viviendo durante las últimas décadas bajo el “talón de hierro” del Imperio Norteamericano. Su profecía no fue, pues, propiamente, la de la irrupción del fascismo en la escena mundial en aquellos años que desembocaron en la Segunda Guerra Mundial, sino que él hizo y mostró su descubrimiento de la entraña venenosa del capitalismo “democrático”, capaz de albergar en sus urnas todo un mundo de horrores, bajo la enseña del mercado y de la globalización. Es el huevo de esta serpiente lo que London “vio” en su imaginación de gran novelista. ¿Las urnas de la democracia serían, entonces, una especie de sucursales de la Caja de Pandora?
Entre los admiradores de esta insólita novela hay que contar, además de a Trotski, al gran escritor Anatole France, que hizo un prólogo entusiasta para la primera edición francesa, y a Howard Zinn, que ha escrito el prólogo de ésta. (Alfonso Sastre)

Una reseña de "El talón de hierro": Un siglo después, los pueblos se levantan

Por Pascual Serrano
El socialismo y las luchas de los trabajadores contra sus opresores se ha escrito con múltiples formatos. Mediante una investigación sobre la economía en "El Capital", de Carlos Marx; mediante una proclama revolucionaria como en "El Manifiesto del Partido Comunista", de Marx y Engels; mediante un análisis de las relaciones internacionales en "El imperialismo, fase superior del capitalismo" de Lenin e incluso como una fábula en "Rebelión en la Granja" de Georges Orwell. Jack London aborda en 1908 ese tema como una historia de amor futurista y premonitoria en el Talón de Hierro, un formato que le sirve para denunciar la conformación de un cruel y sangriento sistema capitalista que siembra de muerte y miseria a los trabajadores de todo el mundo y en especial a los norteamericanos en la segunda década del siglo XX.
El Talón de Hierro es la biografía del revolucionario norteamericano Ernest Everhard, capturado y ejecutado en 1932 por haber tomado parte en una frustrada revolución obrera.

Según la novela, siete siglos después de su muerte, aparece un manuscrito de su esposa, Avis Everhard, quien relata un duro período turbulento de la historia caracterizado por la consolidación y advenimiento del Talón de Hierro, un poder económico y político sin precedentes en la humanidad que no dudaría en reprimir a sangre y fuego cualquier intento organizado de enfrentarlo en la defensa de los derechos de los trabajadores. Veinte años después el fascismo dominaría Europa. Tras leer la obra de Jack London, uno tiene la sensación de que no se ha ido, domina el mundo.
Escrito en primera persona por Avis Everhard, una mujer procedente de la clase acomodada, el autor aprovecha la admiración y relación de esta mujer con su futuro marido para desplegar todo un ensayo sobre el capitalismo, sus métodos de explotación y su red de complicidades, porque "el juego de los negocios consiste en ganar dinero en detrimento de los demás, y en impedir que los otros lo ganen a expensas suyas".
Así señala a todos sus cómplices. Ernest Everhard le espeta al obispo: "¿Habéis protestado ante vuestras congregaciones capitalistas contra el empleo de niños en las hilanderas de algodón del Sur?. Niños de seis a siete años que trabajan toda la noche en equipos de doce horas. Los dividendos se pagan con su sangre. Y con ese dinero se construyen magníficas iglesias en Nueva Inglaterra, en las cuales sus colegas predican agradables simplezas ante los vientres repletos y lustrosos de las alcancías de dividendos". O al prestigioso abogado: "Dígame coronel, ¿tiene algo que ver la ley con el derecho, con la justicia, con el deber?". Al periodista: "Me parece que su tarea consiste en deformar la verdad de acuerdo con las órdenes de sus patrones, los que, a su vez, obedecen la santísima voluntad de las corporaciones". Se lo dirá también al ingenuo sacerdote que espera que al día siguiente sus críticas al sistema sean recogidas en la prensa tras haber sido recogidas por los periodistas: "Ni una sola palabra de lo que dijo será publicado. Tú no tienes en cuentan a los directores de diarios, cuyo salario depende de su línea de conducta, y su línea de conducta consiste en no publicar nada que sea una amenaza para el poder establecido".
Su proclama revolucionaria es contundente: "Nuestra intención es tomar no solamente las riquezas que están en las casas, sino todas las fábricas, los bancos y los almacenes. Esto es la revolución". "Queremos tomar en nuestras manos las riendas del poder y el destino del género humano. ¡Estas son nuestras manos, nuestras fuertes manos! Ellas os quitarán vuestro gobierno, vuestros palacios y vuestra dorada comodidad, y llegará el día en que tendréis que trabajar con vuestras manos para ganaros el pan, como lo hace el campesino en el campo o el hortera reblandecido en vuestras metrópolis. Aquí están nuestras manos. Miradlas: ¡son puños sólidos!".
Sus críticas al desigual e injusto reparto de los beneficios de la industrialización resultan absolutamente actuales un siglo después: "Cinco hombres bastan ahora para producir pan para mil personas. Un solo hombre puede producir tela de algodón para doscientas cincuenta personas, lana para trescientas y calzado para mil. Uno se sentiría inclinado a concluir que con una buena administración de la sociedad el individuo civilizado moderno debería vivir mucho más cómodamente que el hombre prehistórico. ¿Ocurre así?. (...) Si el poder de producción del hombre moderno es mil veces superior al del hombre de las cavernas, ¿por qué hay actualmente en los Estados Unidos quince millones de habitantes que no están alimentados ni alojados convenientemente, y tres millones de niños que trabajan?. (...) Ante este hecho, este doble hecho –que el hombre moderno vive más miserablemente que su antepasado salvaje, mientras su poder productivo es mil veces superior-, no cabe otra explicación que la de la mala administración de la clase capitalista; que sois malos administradores, malos amos, y que vuestra mala gestión es imputable a vuestro egoísmo". Un siglo después, en el 2004, seguimos conviviendo con lo obvio.
El autor sabe que la conquista del poder por los trabajadores no será fácil por la vía pacífica institucional ni por la del convencimiento a quienes disfrutan de las mieles del poder y del dinero: "Sabemos, y lo sabemos al precio de una amarga experiencia, que ninguna apelación al derecho, a la justicia o a la humanidad podría jamás conmoveros", le dice el protagonista a un miembro de la oligarquía. Como no podría ser de otro modo, éste le responde con la soberbia de quienes no aceptarán ser desplazados: "Y aunque tuvieseis la mayoría, una mayoría aplastante en las elecciones –interrumpió el señor Wickson-, ¿qué diríais si nos negásemos a entregaros ese poder conquistado en las urnas?". Jack London sentencia la única vía mediante estas palabras de sus protagonista: "Y el día que hayamos conquistado la victoria en el escrutinio, si os rehusáis a entregarnos el gobierno al cual llegaremos constitucional y pacíficamente, entonces replicaremos como se debe, golpe por golpe, y nuestra respuesta estará formulada por silbidos de obuses, estallidos de granadas y crepitar de ametralladoras". Aunque ahora le puedan llamar a ello terrorismo. "El poder será el arbitro. Siempre lo fue. La lucha de clases es un problema de fuerza. Pues bien, así como su clase derribó a la vieja nobleza feudal, así también será abatida por una clase, la clase trabajadora", termina sentenciando Ernest Everhard.
En la obra también existen los personajes que, martirizados por la injusticia, optan por la honesta caridad, tan humana como inútil: "Que cada uno de los que están en la opulencia tome a un ladrón en su casa y lo trate como a un hermano; que se lleve una desdichada y la trate como a una hermana". Es el caso del sacerdote que se derrumba cuando descubre la miseria existente con la complacencia y complicidad de la Iglesia. Su postura no es criticada por el protagonista pero los acontecimientos demuestran su inutilidad.
Para la pequeña burguesía que añora la era preindustrial y que sólo piensan en retornar a ella también tiene un mensaje contundente: "En lugar de destruir esas máquinas maravillosas, asumamos su dirección. Aprovechémonos de su buen rendimiento y de su bajo precio. Desposeamos a sus propietarios actuales y hagámoslas caminar nosotros mismos. Eso, señores, es el socialismo". "Venid a nosotros y sed nuestros compañeros en el bando ganador", les dice a esa pequeña burguesía condenada a ser aplastada por los grandes trusts o unirse al proletariado, "la clase media es el corderito temblando entre el león y el tigre. Ha de ser de uno o de otro".
No faltan las críticas a los partidos tradicionales: "los políticos de los viejos partido (...), los criados, los sirvientes de la plutocracia" y a los sindicatos sumisos: "los miembros de esas castas obreras, de esos sindicatos privilegiados, se esforzarán por transformar sus organizaciones en corporaciones cerradas; y lo conseguirán".
Por su parte la oligarquía recurrirá a la guerra para dar salida a los excedentes humanos ("la oligarquía quería la guerra con Alemania por una docena de razones (...). Además, el período de hostilidades debía consumir un volumen de excedentes nacionales, reducir el ejército de parados que amenazaban en todos los países y dar a la oligarquía tiempo para respirar, para madurar sus planes y realizarlos") y las obras faraónicas para sus excedentes económicos ("deberán gastar sus excesos de riqueza en obras públicas, como las clases dominantes del antiguo Egipto erigían templos y pirámides con la acumulación de lo que habían robado al pueblo").
La crueldad de la oligarquía es tal que la salida violenta es la única alternativa muy a pesar del protagonista: "Es inútil, estamos derrotados por anticipado. El Talón de Hierro está ahí. Había puesto mis esperanzas en una victoria pacífica, lograda gracias a las urnas. Seremos despojados de las escasas libertades que nos quedan; el Talón de Hierro pisoteará nuestras caras; ya no cabe esperar otra cosa que una sangrienta revolución de la clase trabajadora. Naturalmente, lograremos la victoria, pero me estremezco al pensar en lo que nos costará".
No hemos de esperarlo, ese sangriento levantamiento contra el Talón de Hierro ya existe en Iraq, en Palestina, en Colombia. Los líderes del Talón de Hierro se hacen llamar democracia y libre mercado, a los pueblos que se levantan les califican de terroristas. A quienes la guerra nos ha pillado sentados en nuestro sillón viendo la televisión debemos de saber que o nos integramos a las milicias asesinas del Talón de Hierro o nos incorporamos a los pueblos que se levantan contra el Talón de Hierro.

fuente:
http://www.redroja.net/index.php/libros/996-jack-london-qel-talon-de-hierroq

"Terrorismo y civilización"

Presentación del libro "Terrorismo y civilización" de  Tupac Carlos



El próximo 28 de junio, viernes, contaremos con la presencia de Iñaki Gil de San Vicente para la presentación en Madrid de "Terrorismo y civilización" de Carlos Tupac.
La cita es en la calle Fe nº10, en Lavapiés, a las 19:00h.
 
Para leer un prólogo del libro: http://redroja.net/index.php/libros/1497-prologo-al-libro-terrorismo-y-civilizacion-de-carlos-tupac




Prólogo al libro “Terrorismo y civilización” de Carlos Tupac


Boltxeliburuak ha publicado el libro de Carlos Tupac “Terrorismo y civilización”, un análisis de la función que el terrorismo ha desempañado en todas las sociedades y más en concreto en el sistema capitalista.
A continuación el prólogo que un miembro del Secretariado de las FARC Iván Márquez escribió para la edición latinoamericana de Terrorismo y civilización.
Esta introducción no ha podido publicarse en la edición de Boltxe liburuak por razones evidentes, pero por su interés la publicamos aquí.
Prólogo
Sin duda es algo severa esta teoría, pero aun cuando sean alarmantes las consecuencias de la resistencia al poder, no es menos cierto que existe en la naturaleza del hombre social un derecho inalienable que legitima la insurrección…
Simón Bolívar
Terrorismo y civilización es una admirable construcción del pensamiento, un análisis magistral del terrorismo de Estado a través de la historia, de su evolución desde la esclavitud hasta su forma actual de leviatán sangriento, ávido de capital, depredador brutal de seres humanos y del planeta. Esta obra llega a los lectores, atrapada en una frenética paradoja que incita a la indignación: su autor, un pensador marxista que respira altruismo y humanidad, al menos en esta ocasión no podrá rubricarla con su nombre y apellido, porque el monstruo terrorista ha criminalizado el pensamiento insumiso y libertario.
Carlos Tupac es un nombre de guerra y de combate, un recurso de supervivencia en medio de un sistema capitalista senil y loco acosado por crisis sucesivas, de una civilización burguesa en decadencia, virulenta en su agonía, que no duda en matar o encarcelar todo pensamiento que abrace la utopía de dignificar al ser humano. Carlos Tupac es la imbricación potente de teoría liberadora y praxis guerrera enfrentando en la arena la injusticia secular de un sistema oprobioso; ese nombre somos todos los que luchamos por el cambio radical de la sociedad resistiéndonos al desarme ideológico. La violencia revolucionaria, la rebeldía frente a regímenes injustos, es un derecho universal irrenunciable, que no puede ser arrojado a la deflagración del olvido, y es al mismo tiempo una bofetada a cierta izquierda pusilánime, que por artificios sicológicos, mediáticos, se cree derrotada, y que atrincherada en su cobardía, duda de la capacidad de lucha de los pueblos; izquierda de discurso enajenado, incoherente, que a nombre de un pacifismo desmovilizador y criminal, condena la violencia «venga de donde viniere» -así, sin nombre y sin apellido, sin historia y sin contexto-, que casi siempre termina abrazada con el reformismo que apuntala al sistema. De manera pertinente nos recuerda el autor, que, en el preámbulo mismo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada por la ONU en 1948, se consagra y legitima el derecho a la rebelión. Bolívar, el Libertador, afincado en el contexto histórico de la Carta de Jamaica, plantea en El Correo del Orinoco, que:
«El hombre social puede conspirar contra toda ley positiva que tenga encorvada su cerviz, escudándose con la ley natural…»
«A fin de no embrollar la gramática de la razón, debe darse el nombre de insurrección a toda conjuración que tenga por objeto mejorar el hombre, la patria y el universo…»
«La insurrección se anuncia con el espíritu de paz, se resiste contra el despotismo porque éste destruye la paz, y no toma las armas sino para obligar a sus enemigos a la paz… Ha sido tal en esta parte el despotismo de muchos legisladores que a pesar de lo insensatos que eran sus códigos, han exigido, sin embargo, una obediencia ciega.»
Auto-conceptuados arbitrariamente para especular sobre lo justo y lo injusto y acostumbrados «a poner la ley en contradicción con la naturaleza» pretenden obligar a los pueblos «a divorciarse de su inteligencia para no verse forzados al sublime atentado de derribar el poder tiránico.»
«Cuando un código político no puede sostener la mirada de la razón, el poder que lo protege es un insulto hecho a la naturaleza humana, y si se corre el riesgo en derribarlo, a lo menos no es crimen hacerlo.»/ «Sin duda es algo severa esta teoría, pero aun cuando sean alarmantes las consecuencias de la resistencia al poder, no es menos cierto que existe en la naturaleza del hombre social un derecho inalienable que legitima la insurrección…»
«Es, pues, la insurrección por su naturaleza un acto legítimo: ella anuncia que si hay en un Estado un poder esencialmente perverso, el hombre-ciudadano sabrá buscar los medios de derribarlo.»/ «Bien sé que esta doctrina contraría todas las preocupaciones con que un centenar de ladrones coronados gobiernan la tierra…
«En una palabra, de todo lo que contraría a la magna carta de los derechos del hombre, que la naturaleza ha escrito en nuestros corazones con sus propias manos; alumbrar con la antorcha de la filosofía las opresiones de toda especie; convocar la fuerza pública para acabar con los tiranos bajo las ruinas de su propia grandeza: tal ha sido desde la infancia de las monarquías el destino de todos cuantos han nacido con su alma elevada y tal el verdadero título que tienen a ser llamados bienhechores de los hombres, todos los que así lo hacen».
También planteaba el Libertador Simón Bolívar que el pensamiento es el «primero y más inestimable don de la naturaleza. Ni aún la ley misma podrá jamás prohibirlo».
Todavía quedan por ahí virreyes trogloditas en el Estado español, nostálgicos de la inquisición, oponiéndose a la independencia de los pueblos que expoliaron durante siglos y sojuzgando pueblos como el vasco; que encarcelan por difundir el pensamiento alternativo o por el delito inexistente de entrevistar a líderes independentistas.
«No tengamos miedo a la libertad; no nos contentemos con la que otros conquistaron –nos dice Carlos Tupac-, luchemos para mejorarla y ampliarla». Bolívar junta las coincidencias, los anhelos de independencia, justicia y libertad de los componentes sociales del hemisferio, de indios, negros y criollos, y con ellos empuña la bandera de la Gran Nación de Repúblicas, de la conciencia de patria, de la soberanía del pueblo, de la independencia, de la dignidad humana, y comanda personalmente en los campos de batalla, como praxis congruente, la victoria de la esperanza. Es un imperativo retomar unidos estas sagradas banderas.
Están en confrontación un derecho universal con la irracionalidad de una civilización burguesa terrorista que pretende endilgarle su propia condición a la lucha justa de los pueblos por una nueva sociedad sin explotados. Tipificar como terrorismo el derecho a la rebelión es ir en contravía de normas admitidas por los mismos Estados en un momento de la historia. Independientemente de que haga parte de un cuerpo normativo es un derecho natural. Por encima de la legalidad predomina la legitimidad de la rebelión derivada de la justicia de sus actos.
Marx define al terrorismo como violencia opresora destinada a mantener la explotación, la alienación y la deshumanización.
La legalidad como ramal de la violencia del poder, como imposición de la clase dominante, nunca puede relevar la legitimidad basada en la justicia del empeño altruista que persigue el bien común.
El derecho tiene una filosofía, y ésta responde a intereses de clase. El revolucionario milita y combate en las huestes que enarbolan la oriflama de la justicia social y defiende los intereses de las mayorías. Ésa es la filosofía del revolucionario. Bolívar no tenía ley distinta a la de cumplir la voluntad pública.
Para Carlos Tupac los valores de la resistencia, de la lucha y de la revolución contra la injusticia, siempre serán valores universales.
No es de extrañar que en las primeras líneas de Terrorismo y civilización, se reseñe el hecho de que varias organizaciones, partidos, sindicatos, y personas individuales de Latinoamérica, y de Europa, trabajen colectivamente por instituir la fecha del 26 de marzo, que rememora la muerte del comandante guerrillero Manuel Marulanda Vélez, como día del derecho universal a la rebelión armada.
Ni en el ocaso de la civilización burguesa que hoy transcurre ante los ojos del mundo, podrá haber transición pacífica a un nuevo orden social de amplia democracia, sin explotación del hombre por el hombre, sin Estado. El denominado centro del mundo capitalista no se derrumbará solo. Hay que derribarlo. Ningún imperio ha caído sin el estallido múltiple de la inconformidad popular. Acorralado por la crisis el Estado imperial, escudado en la tecnología destructiva, la pedagogía del miedo, las ciencias sociales que lo recubren y la manipulación mediática, será mucho más agresivo y contumaz. No se resignará mansamente a abandonar sus privilegios; por ello los pueblos deben prepararse para atacarlo de manera resuelta con todos los medios a su alcance, hasta romper definitivamente las cadenas de la opresión.
Transitando la senda, la alameda trazada por el marxismo, podemos asegurar que la crítica de las armas debe acompañar hoy la guerra de las ideas. Conjugar la vía política, de la movilización de pueblos, con la vía armada (según la situación concreta), constituye una estrategia acertada, fundamental, que ningún revolucionario verdadero puede desechar en la construcción del ideal de nuevo poder, porque ella es garantía de victoria.
Oídos sordos al conformismo, al reformismo y al pacifismo descontextualizado aliados y orquestados con la manipulación mediática, si queremos edificar un nuevo mundo de justicia y humanidad. Ellos son el artificio de la opresión para propiciar el desarme ideológico, moral, y la defección en una contienda por la dignidad humana que nunca debe aflojar.
Esta lucha debe apoyarse en el marxismo, que no es un pensamiento petrificado. El marxista y científico de la economía, Jorge Beinstein, nos convoca a retomar el marxismo, pensamiento crítico enraizado en la rebeldía de los explotados, enemigo irreconciliable del conformismo; volver a Marx no para repetirlo sino para avanzar mucho más allá, adecuándolo al contexto histórico, a la realidad concreta. Tomar lo mejor del pensamiento revolucionario mundial para sumarlo a la concepción emancipadora autóctona, a nuestra experiencia histórica, a nuestras costumbres y visión liberadora para emplearlo como ariete demoledor en la construcción de la nueva sociedad, tal como en esta obra lo sugiere Carlos Tupac.
Terrorismo y civilización hace un recorrido muy completo por los hitos de la humanidad, los modos de producción, para constatar en los folios de la historia que la explotación del hombre por el hombre siempre se ha basado en el uso de la violencia y el terror, mostrando al mismo tiempo la profunda huella de la resistencia y la rebeldía de los pueblos frente a la subyugación, con sus victorias y fracasos, con paradigmas legendarios como el levantamiento de Espartaco -héroe de Marx-, o el aplastante levantamiento de los pueblos oprimidos por los asirios destruyendo con su violencia arrolladora y justa la ciudad de Nínive capital de aquel imperio de opresión; consagrando siempre, como un derecho inalienable, la violencia de los sometidos contra la violencia injusta de las clases dominantes.
El esplendor de los héroes libertarios, la epopeya de los pueblos en lucha por su dignidad, realmente debe ser algo más que un recuerdo histórico. Representan un ejemplo ético-moral y socio político válido para luchar contra la explotación de todos los modos de producción, contra el terrorismo patriarcal, asirio, esclavista, de la cruz y la inquisición, del capitalismo, porque nos aportan experiencias, insumos y pertrechos para la lucha actual.
Desde el marxismo Carlos Tupac, respaldado por una constelación de autores y fuentes, teoriza diáfanamente sobre la violencia justa e injusta, sobre la dialéctica entre fines y medios y en torno al debate del mal menor necesario desde su especificidad y sin perder de vista la totalidad y su contexto. Plantea sin adornos ni parábolas retóricas que quien quiere el fin, quiere los medios, y que la violencia revolucionaria, justa, asumida como un mal menor necesario, como un medio forzado, una vez logrado el objetivo, cesa, porque desaparecen las causas que justificarían su utilización a futuro. Previene contra el conformismo, la cobardía y el pacifismo a ultranza, y con Marx alerta sobre «los amigos hipócritas que aseguran estar de acuerdo con los principios, pero que dudan de la posibilidad de realizarlos, porque el mundo, pretendidamente no ha madurado aún para ellos; por esta razón desisten incluso de contribuir a su maduración, prefiriendo compartir en este valle de lágrimas la suerte común de todo lo malo».
El marxismo –afirma G. Mury- es una filosofía del hombre; pero del hombre combativo y no de la víctima dolorosa. Una filosofía del enfrentamiento, no de la resignación frente al sufrimiento propio y ajeno.
Sin lucha resuelta no es posible construir un mundo justo, humano y fraterno, con una nueva concepción de la naturaleza, que siembre en la conciencia que esta no es para dominarla ni destruirla.
A propósito, ¿No será que ha llegado el momento de dar un salto inequívoco y generalizado respecto de aquella concepción de un amplio sector marxista que mira la naturaleza dentro de la encorsetada acepción de objeto y medio universal de trabajo? La naturaleza es más que eso; no estamos fuera de ella. Somos naturaleza, y todo daño que se le inflija revertirá en contra de la vida misma. Nadie debe ser propietario ni siquiera transitorio de la tierra –dice Marx-, a lo sumo, su usufructuario. Con la tierra debe haber un vínculo de otro tipo derivado del proceso histórico de socialización que ha ido forjando el hombre. Suscitan estas reflexiones, los profundos planteamientos de Carlos Tupac en su presente obra.
La lucha por la alternativa anticapitalista es impostergable, y exige una batalla sin tregua y sin cuartel contra el reformismo, contra aquellos pensadores que ofician como sacerdotes del conformismo y la claudicación. Hay que desenmascarar a los agentes encubiertos del desarme ideológico al servicio de la explotación. La actual crisis de civilización, el hundimiento paulatino, indefectible, del centro del mundo capitalista, ha vuelto añicos su perorata sobre el fin de la historia, la difuminación del papel del Estado, la negación de la lucha de clases, la «bondad» del desarme de los pueblos… El Estado imperial que no veían o invisibilizaban a propósito, ahora toma desesperadamente las riendas para intentar un salvamento quimérico del sistema. Todos sabemos que después de los inocuos tratamientos de choque, de la inutilidad de la financierización, intentará restablecer el control a través de invasiones de rapiña y terrorismo exacerbado… Necesaria, muy necesaria la crítica de Carlos Tupac al postestructuralismo para resituar el papel del Estado como instrumento de clase y máquina de terror. Aterriza a los que se elevan con las fantasías de Foucault en cuanto al rol de los micropoderes y tritura con sus precisiones a quienes desde el estructuralismo y el post-modernismo desvanecen u ocultan la existencia del Estado para desactivar la lucha. Los pueblos del mundo, o luchan o perecen en la sumisión. Nada podrán perder fuera de sus propias cadenas. Los POST (modernismo, estructuralismo) el positivismo y el reformismo, están encontrando su sitio en el basural de la historia. Como efecto de la crisis sistémica han empezado a cerrar, por quiebra también, las lujosas boutiques de las ideologías de moda.
El sistema capitalista es un barco maltrecho y escorado avanzando hacia la tormenta, empujado por ráfagas sucesivas de crisis (financiera, energética, ambiental, alimentaria, del complejo militar industrial). Como afirma J. Beinstein, no se trata de un problema en la nave insignia de la flota; es que no hay más naves. No sobreaguarán otras en la periferia emergente. Es el centro del mundo el que se hunde. De nada servirá el tratamiento de choque de las inyecciones financieras; y la tabla de salvación -que se suponía sería la guerra colonial de Eurasia para apoderarse de los recursos energéticos del Caspio-, fracasó con el empantanamiento melancólico del complejo militar industrial en el teatro de Irak y Afganistán. Esa aventura militar devino en una gran derrota geopolítica para el imperio washingtoniano.
Las circunstancias son favorables para la lucha y la movilización de pueblos. El fin de la civilización burguesa no está a la vuelta de la esquina. La decadencia y agonía se insinúan prolongadas, pero ella depende de la resistencia y la lucha múltiple, generalizada, del mundo de los excluidos.
El imperio acumula la experiencia de la violencia terrorista de los modos de producción inscritos en la historia de la humanidad: el terrorismo asirio con su pedagogía del miedo y el terror calculado; el terrorismo torturador patriarcal-católico-feudal, fusionado por la inquisición, como lo reseña en detalle en Terrorismo y civilización, Carlos Tupac. «El capital vino al mundo chorreando sangre por todos los poros, desde los pies a la cabeza», afirma Marx. Se inauguró con la esclavitud de niños y la legislación sangrienta, estampó su violencia sorda en el contrato de trabajo, apoyó sus invasiones coloniales en apátridas colaboracionistas, se blindó con armas mortíferas, aplicó la ciencia al terror, refinó la tortura, redimensionó la pedagogía del miedo con sus desapariciones forzosas y la represión aleatoria, incrementó su flota y sus marines, desarrolló la sicotécnica, perfeccionó los ardides de la propaganda nazi, convirtió las ciencias sociales en su escudo, recurrió a la guerra cultural, utilizó el Estado como máquina de obediencia y disuasión, desarrolló la industria mediática de la manipulación… y creó, como dice Schulz, una estructura arcana clandestina de represión para ocultar el carácter criminal y terrorista del Estado imperial.
Un record de recursos y medios, aparentemente imbatible, pero atascado como su maquinaria del complejo militar industrial -ahora también energético-financiero- en Irak y Afganistán, donde la pedagogía de la resistencia y la rebelión de los pueblos se erige como paradigma heroico, liberador, para los pobres de la tierra. A pesar de la tecnología de punta, las guerras se ganan con soldados, y el problema es que los soldados yanquis ya no tienen motivación. No hay espacio para una transición tranquila. El capitalismo en decadencia será más agresivo, pero es más poderosa la fuerza ética-moral de un mundo unido resuelto a reventar cadenas en pos de su destino, el socialismo, que es libertad y dignidad.
Persuadido de ese poder moral, decía Bolívar con temeridad: «no tenemos más armas para hacer frente al enemigo que nuestros brazos, nuestros pechos, nuestros caballos y nuestras lanzas». Y venció con un ejército de pueblos en el campo de batalla.
Escribía Rosa Luxemburg, cuatro años antes de ser asesinada por los Freikorps: «El socialismo no caerá como maná del cielo, sólo se lo ganará en una larga cadena de poderosas luchas, de ellas depende el futuro de la cultura y la humanidad».
Terrorismo y civilización es un libro urgente y necesario para todos los insumisos y rebeldes del mundo. Nos dota de pertrechos poderosos para la guerra de las ideas contra la injusta y decadente civilización burguesa.

Iván Márquez
2012
Boltxe kolektiboa ha publicado otros libros. Se puede ver la lista y la forma de conseguirlos en
http://boltxe.info/?p=54777




El pueblo unido avanza sin partidos



Hoy, en México, los partidos políticos son, para las grandes mayorías, sinónimo de corrupción, de simulación, de traición. Son las cabezas más visibles de los enemigos del proletariado y de los pueblos, culpables directos, junto con empresaurios y demás lacras, de las tragedias que vivimos los de abajo. La sola palabra “partido” suscita de inmediato la desconfianza justificada de la gente, pues actualmente todos los partidos políticos nacionales y estatales con registro electoral y que aspiran a tenerlo, son los pilares del orden estatal-capitalista en México, compuestos en sus estructuras y cuadros y dirigidos por burócratas y funcionarios despreciables y millonarios, encargados de facilitar el control, la explotación y el saqueo por parte de la clase dominante de burgueses y oligarcas.
Los partidos políticos burgueses y aspirantes (como el caso de MORENA), son en la división moderna del trabajo, los profesionales de la política supuestamente encargados de gobernar y engañar al proletariado y los pueblos, que en gran parte engrosan las filas de los mismos, incluidas las del PRI. El carácter burgués de estos partidos no reside en sí hay o no militantes de la clase de abajo en sus filas, sino en las políticas que implementan, y la política no es el discurso, pues el discurso sirve para engañar, sino que la política son los hechos, las acciones y las decisiones que objetivamente siempre son en interés de la dominación de la clase burguesa, aunque parezcan lo contrario.
A partir de las pasadas elecciones, y la posterior formación del llamado “pacto por México”, la legitimidad de los tres principales partidos, el PRI, el PRD y el PAN, ha decaído aún más, haciendo que quienes antes creyeron en la supuesta oposición, sobre todo en la falsa izquierda del PRD, quedaran decepcionados y convencidos de que no importa el color, los partidos políticos representan únicamente a los ricos y poderosos. Es así que el sistema político “representativo” en México ha entrado en una profunda crisis, en la cual, aunque pretendan salir con más partidos, reforzando el papel de las televisoras en el lavado de cerebros, e imponiendo en amplias regiones la dominación violenta de las narco-organizadciones político-militares conocidas como “cárteles”, solo consiguen hundirse más y más, mientras se llevan a la población de abajo entre las patas.
Sin embargo, es preciso señalar que durante la historia de México, han existido diversos ejemplos de partidos verdaderamente revolucionarios, que lejos de servir los intereses de los de arriba, fueron organizaciones de los de abajo que lucharon por la revolución. Por mencionar dos, de los más sobresalientes, el Partido Liberal Mexicano, de ideales anarquistas y comunistas, organizador del ala radical de la revolución mexicana de 1910, y el Partido de los Pobres, una organización armada dirigida por el comandante Lucio Cabañas, que desarrolló el poder popular y la guerrilla socialista en la montaña de Guerrero. Ambos fueron derrotados, pero a pesar de las balas y el olvido impuesto por el poder, lograron resistir en la memoria y en la tradición de lucha de los pueblos, pues marcaron, cada uno a su modo, la historia del proletariado.
Actualmente, no son pocos los grupos que buscan construir o que se reivindican como un partido revolucionario, comunista, socialista, obrero y muchas otras cosas más, y que proclaman que un partido revolucionario vendría a ser la (única) solución. La mayoría de estos grupos toman sus ideas del estudio de la revolución rusa y de distintas experiencias, sobre todo europeas, en la que partidos comunistas tomaron el poder del estado e impusieron una serie de medidas políticas y sociales para la destrucción de la clase burguesa y su dominio. Son muchos los logros que se pueden adjudicar tales partidos, pero también muchos los errores y las consecuencias adversas que generaron, sobre todo, el hecho de que a pesar de que la clase dominante de ricos capitalistas desapareció, surgió una nueva clase o casta de dominantes y ricos burócratas que se mantuvieron arriba del proletariado y de los pueblos a través de la represión, la explotación, el desprecio, la opresión, el despojo, la destrucción de la naturaleza y demás prácticas que terminaron por reproducir las relaciones estatales-capitalistas dentro de los países gobernados por los partidos “comunistas”.
Los “partidos comunistas” se organizan desde el centro hacia fuera, y desde arriba hacia abajo, debido a que su objetivo político máximo es la toma del poder, la construcción de un nuevo estado, que ellos dirigirán, sin el cual, dicen, no será posible realizar las transformaciones y reformas necesarias que nos lleven a terminar con el capitalismo. El fracaso de construir una vida distinta, sin opresores ni oprimidos, la desaparición de estos estados supuestamente socialistas, y la transformación de la burocracia “comunista” en empresarios y oligarcas del viejo estilo burgués y capitalista, junto con una gran campaña mediática de mentiras y odio, sembraron una profunda decepción y desconfianza por parte del proletariado y los pueblos en los partidos comunistas y en sus métodos.
Sin embargo, ni afirmar ni negar que el partido sea la solución soluciona nada. Algunos partidos y organizaciones populares que aspiran a serlo, contribuyen con su solidaridad y su trabajo a la lucha del proletariado y los pueblos, y algunos otros, más que contribuir, estorban, se separan de la clase a la que dicen representar, y al tratar de buscar sus intereses sectarios, terminando trabajando en contra de los intereses de los de abajo. El partido no es garantía de victoria, pero tampoco es garantía de derrota. El desarrollo de la lucha depende de lxs seres humanos reales y concretos, de sus decisiones, de su capacidad, no de estructuras políticas ni de formulas mágicas que pretenden predeterminar la historia. El partido encierra el peligro del autoritarismo y de la burocracia, sin duda, pero no significa que los partidos que surjan estén condenados a repetir y reproducir estos males. Los ejércitos, por ejemplo, son organizaciones que en casi cualquier otro lugar se consideran como necesariamente verticales, pero que en Chiapas, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, hace posible la horizontalidad y la autonomía libertaria.
Con todo, nuestros enemigos no discriminan entre quienes quieren partidos y quienes no. En contra de la población de abajo y de la vida natural, el estado-capital ha reforzado sus tácticas y estrategias, y aunque los pueblos han desarrollado diversas formas de organización, como lo son el EZLN, las Policías Comunitarias, Ciudadanas y Populares, la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, el Movimiento Popular de Guerrero y otros más, que expresan una gran capacidad y voluntad de lucha, las grandes mayorías en todo el país siguen a merced de los partidos políticos burgueses, de las televisoras, de los cárteles, de los paramilitares, y de toda institución y agresión del estado-capital, recibiendo los golpes que imponen las reformas estructurales, la explotación cotidiana, el desprecio, el despojo y la represión.
A pesar de que a nivel local, en diversas regiones, la construcción de la autonomía, la autogestión y el poder popular avanza, lenta pero segura, a nivel nacional, nos encontramos al borde del precipicio. La situación es de vida o muerte, y para quienes luchamos por la revolución, se nos plantea de forma urgente la necesidad política, independientemente de nuestra ideología y de nuestras formas de organizarnos, de responder dos preguntas fundamentales: ¿cómo le hacemos para defendernos y resistir entre todos? y ¿cómo le hacemos para avanzar entre todos y vencer finalmente a nuestro enemigo, el estado-capital?
No tengo las respuestas, ni creo que sean preguntas que se contesten de forma teórica, por algún argumento intelectual o algo así. Considero necesario que estas preguntas se respondan en la acción, en la realidad concreta. Que nos organicemos para que la fuerza de unos sea la fuerza de todos, y cada paso adelante que den en cualquier lugar, sea un paso adelante que demos todos juntos, de la misma manera que la fuerza de todos apoye a los unos cuando les haga falta. Que seamos capaces de coordinarnos para llevar a cabo acciones que desarticulen el poder de la clase burguesa, como huelgas generales, tomas de plazas, edificios y ciudades, bloqueos de carreteras, puertos y aeropuertos, y la generalización de la autogestión en todos los ámbitos (salud, trabajo, educación, cultura, vivienda, etcétera, etc.). Que seamos capaces de derrotarlos en plano político y militar, en cada batalla, y de esa manera ganar la guerra. Que seamos capaces de liberar a los presos políticos, de conquistar la justicia y arrancar de raíz las “reformas estructurales” que nos despojan de nuestros derechos y bienes comunes. Considero que por ahí es posible empezar a resolver la cuestión de la táctica y de la estrategia.
Por eso, para finalizar estas lineas, considero valioso suscribir el llamado que hacen los presos políticos David Venegas y Efrén Hernández, conformados como el Club Liberal Ricardo Flores Magón, “a todos quienes compartan nuestra preocupación, nuestros sueños de una patria digna, fuerte y libre donde todos los trabajadores disfruten los frutos de su trabajo a conformarse en clubs liberales en todo el país, siguiendo la tradición magonista liberal y revolucionaria con miras a la conformación de un partido u organización nacional que nos de rumbo y objetivos claros en este mar de confusión que hoy es México.” Me sumo, junto con nuestro equipo de liberación, a este esfuerzo.

No sé si termine por llamarse “partido”, el nombre es realmente lo de menos, lo importa la es la organización. Una organización nacional cuyo poder resida en la base, no en la cúpula, que respete la diversidad de sus integrantes sin buscar la homogeneidad y la obediencia, que es lo que buscan nuestros enemigos, una organización que se plantee como una alternativa, con una táctica y con una estrategia claras. No sé si vaya a ser la solución, pero será más fácil encontrar la solución si estamos organizados y unidos, no en una suma mecánica y cuantitativa de organizaciones, sino en base a una coordinación real y concreta. No es tiempo para tener miedo a equivocarnos, si no intentamos nada, si no hacemos nada, por tener miedo a equivocarnos, y seguimos en la misma línea de división, de separación entre nosotros mismos, y de las masas, terminaremos por fracasar, sin duda alguna. Es tiempo de organizarnos y luchar. Es tiempo de vencer.
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El significado y las perspectivas de las movilizaciones callejeras en Brasil

Entrevista con João Pedro Stedile, líder del MST

Brasil de Fato

Brasildefato: ¿Como usted analiza las recientes manifestaciones sacudieron a Brasil en las últimas semanas? ¿Cuál es la base económica para que ellas acontezcan?
Joao Pedro Stedile: Hay muchas evaluaciones de porque están ocurriendo estas manifestaciones. Me sumo al análisis de la profesora Erminia Maricato, que es nuestra mayor especialista en temas urbanos y ya actuó en el Ministerio de las ciudades durante la gestión de Olivio Dutra. Ella defiende la tesis de que hay una crisis urbana instalada en las ciudades brasileras provocada por esta etapa del capitalismo financiero. Hubo una enorme especulación inmobiliaria que elevo los precios de los alquileres y de los terrenos 150% en los últimos 3 años. El capital financió sin ningún control gubernamental la venta de automóviles para enviar el dinero para el exterior y transformo nuestro transito en un caos. Y en los últimos 10 años no hubo inversión en transporte público. El programa habitacional mi casa, mi vida, empujo a los pobres para las periferias, sin condiciones de infraestructura. Todo eso genero una crisis estructural en la que las personas están viviendo en un infierno en las grandes ciudades, perdiendo tres o cuatro horas por día en el transito, cuando podrían estar con la familia, estudiando o teniendo actividades culturales. Sumado a eso, la pésima calidad de los servicios públicos, en especial en la salud e igualmente en la educación, desde la escuela primaria, educación media, en la que los estudiantes salen sin saber hacer una redacción. Y la educación superior se convirtió en tiendas de venta de diplomas a crédito, donde está el 70% de los estudiantes universitarios.
Brasilde fato: Y desde el punto de vista político, ¿por qué pasó?
JPS: Los quince años de neoliberalismo sumado a los últimos diez años de gobierno de conciliación de clases transformo a la política en rehén de los intereses del capital. Los partidos quedaron viejos en sus prácticas y se transformaron en meras siglas que aglutinan, en su mayoría, oportunistas para ascender a cargos públicos o disputar recursos públicos para sus intereses. Toda la juventud nacida después de los gobiernos de derecha, no tuvo oportunidad de participar en política. Hoy, para disputar cualquier cargo, por ejemplo, de vereador 1 el sujeto necesita tener más de un millón de reales, de diputado cuesta alrededor de diez millones. Los capitalistas pagan y después los políticos obedecen. La juventud está harta de esa forma de hacer política burguesa y mercantil. Pero lo más grave fue que los partidos de la izquierda institucional, todos ellos, se amoldaron a esos métodos. Y por lo tanto genero en la juventud una repulsión a la forma de actuar de los partidos. La juventud no es apolítica, al contrario, tanto lo es que llevo la política a las calles, aun sin tener consciencia de su significado. Pero está diciendo que no aguanta más ver por televisión esas prácticas políticas, que secuestran el voto de las personas, basadas en la mentira y en la manipulación.
Brasildefato: ¿Y por qué las manifestaciones explotaron solo ahora?
JPS: Probablemente haya sido más producto de la suma de diversos factores de carácter de la psicología de las masas, que de alguna decisión política planificada. Se sumo todo el clima que comente, además de las denuncias de sobrefacturación de las obras de los estadios, que es una provocación al pueblo. Vean algunos casos: la red globo recibió del gobierno del estado de Rio y de la Intendencia, 20 millones de reales de dinero público, para organizar el showcito de apenas dos horas del sorteo de los partidos de la copa de las confederaciones. El estadio de Brasilia costo 1400 millones y no hay colectivos en la ciudad!
Es la dictadura explicita que la FIFA impuso y todos los gobiernos se sometieron.
La reinauguración del Maracaná fue una bofetada para el pueblo brasilero. Las fotos eran claras, en el mayor templo del futbol mundial no había ningún negro o mestizo!
Y ahí con el aumento de las tarifas de colectivo, fue la gota que rebalso el vaso. Fue apenas la chispa para encender el sentimiento generalizado de revuelta, de indignación. En buena hora la juventud se puso de pie.
Brasil de fato: ¿Por qué la clase trabajadora todavía no salió a las calles?
JPS: Es verdad, la clase trabajadora todavía no fue para las calles. Quienes están en la calle son los hijos de la clase media, de la clase media baja y también algunos jóvenes de lo que Andre Singer llamaría sub-proletariado, que estudian y trabajan en los sectores de servicios, que mejoraron las condiciones de consumo, pero quieren ser escuchados.
La reducción de la tarifa interesaba mucho a todo el pueblo y ese fue el acierto del movimiento “passe livre”, supo convocar movilizaciones en nombre de los intereses del pueblo. Y el pueblo apoyo las manifestaciones y esto se expresa en los índices de popularidad de los jóvenes, sobre todo cuando fueron reprimidos.
La clase trabajadora tarda en movilizarse, pero cuando se mueve, afecta directamente al capital. Cosa que todavía no comenzó a pasar. Creo que las organizaciones que hacen de mediadoras con la clase trabajadora todavía no comprendieron el momento y están un poco tímidas. Pero la clase, como clase, creo que está dispuesta también a luchar. Vea, que el número de huelgas por mejoras salariales ya recupero los valores promedio de la década del 80. Creo que es apenas una cuestión de tiempo, y si las mediaciones aciertan en las banderas que pueden motivar a la clase a movilizarse.
En los últimos días, ya se percibe que en algunas ciudades menores y en las periferias de las grandes ciudades ya comenzaron a haber manifestaciones con banderas de reivindicaciones bien localizadas. Y eso es muy importante.
Brasildefato: Y ustedes, del MST y de los campesinos tampoco se movieron todavía…
JPS: Es verdad. En las capitales donde tenemos asentamientos y agricultores familiares más cerca ya estamos participando. E inclusive soy testigo de que fuimos muy bien recibidos con nuestra bandera roja y con nuestra reivindicación de reforma agraria y alimentos saludables y baratos para todo el pueblo. Creo que en las próximas semanas podrá haber una adhesión mayor, inclusive realizando manifestaciones de los campesinos en las rutas y municipios del interior. Dentro de nuestra militancia esta todo el mundo loco para entrar en la pelea y movilizarse. Espero que también se muevan rápidamente…
Brasil de fato: ¿Cuál es, en su opinión, el origen de la violencia que aconteció en algunas manifestaciones?
JPS: Primero vamos a relativizar, la burguesía a través de sus televisoras ha usado la táctica de asustar al pueblo colocando solo la propaganda de los alborotadores y rompelotodo. Son minoritarios e insignificantes delante de las miles de personas que se movilizaron. A la derecha le interesa colocar en el imaginario de la población que esto es solo desorden, y al final si hay caos, colocar la culpa en el gobierno y exigir la presencia de las fuerzas armadas. Espero que el gobierno no cometa esa bestialidad de llamar a la guardia nacional y a las fuerzas armadas para reprimir a las manifestaciones. Es todo lo que la derecha sueña!
Quien está provocando las escenas de violencia es la forma de intervención de la policía militar. Son grupos derechistas organizados con orientaciones de hacer provocaciones y saqueos. En San Pablo actuaron grupos fascistas. En Rio de Janeiro actuaron las milicias organizadas que protegen sus políticos conservadores. Es claro, hay también un sustrato de lumpenismo que aparece en cualquier movilización popular, sea en los estadios, carnaval, hasta en las fiestas de la iglesia, intentando sacar sus provechos.
Brasildefato: ¿Hay entonces una lucha de clases en las calles o es solo la juventud manifestando su indignación?
JPS: Es claro que hay una lucha de clases en la calle. Si bien todavía concentrada en la disputa ideológica. Y lo que es más grave, la propia juventud movilizada, por su origen de clase, no tiene consciencia de que está participando en una lucha ideológica.
Miren, ellos están haciendo política de la mejor forma posible, en las calles. Y ahí escriben en los carteles: somos contra los partidos y la política? Es por eso que han sido tan difundidos los mensajes en los carteles. Está ocurriendo en cada ciudad, en cada manifestación, una disputa ideológica permanente de la lucha de los intereses de clase. Los jóvenes están siendo disputados por las ideas de derecha y por la izquierda. Por los capitalistas y por la clase trabajadora.
Brasildefato: ¿Cuáles son los objetivos de la derecha y sus propuestas?
JPS: La clase dominante, los capitalistas y sus portavoces ideológicos que aparecen en la televisión todos los días, tienen un gran objetivo: desgastar al máximo al gobierno de Dilma, debilitar las formas organizativas de la clase trabajadora, debilitar las propuestas de cambio estructural en la sociedad brasilera y ganar las elecciones de 2014, para recomponer una hegemonía total en el comando del estado brasilero, que ahora está en disputa.
Para alcanzar esos objetivos ellos todavía están tanteando, alternando sus tácticas. A veces provocan la violencia, para desenfocar los objetivos de la juventud. A veces colocan en las pancartas de los jóvenes sus mensajes. Por ejemplo, en la manifestación del sábado, si bien pequeña, en San Pablo, fue totalmente manipulada por sectores derechistas que pautaron solamente la lucha contra el PEC 37, con pancartas iguales… canticos iguales. Ciertamente la mayoría de los jóvenes ni saben de lo que se trata. Y es un tema secundario para la clase trabajadora, pero la derecha está intentando levantar las banderas de la moralidad, como hizo con la UDN en tiempos pasados.
He visto en las redes sociales controladas por las derechas, que sus banderas, además de la PEC 37, son: Salida de Renan del senado; CPI o transparencia de los gastos de la COPA; declarar a la corrupción crimen grave y terminar con los fueros especiales para los políticos. Ya los grupos más fascistas dicen FUERA DILMA y abajo firman con las acusaciones. Felizmente esas banderas no tienen nada que ver con las condiciones de vida de las masas, aunque ellas puedan ser manipuladas por los medios de comunicación. Y objetivamente son un tiro en el pie. Al final es la burguesía brasilera, sus empresarios y políticos los que son los mayores corruptos y corruptores. Quien se apropio de los gastos exagerados de la copa? La red globo y las empresas contratistas!
BRASILDEFATO: ¿Cuáles son los desafíos que están colocados para la clase trabajadora y las organizaciones populares y partidos de izquierda?
JPS: Los desafíos son muchos. Primero debemos tener consciencia de la naturaleza de estas manifestaciones, y salir todos a la calle, disputar corazones y mentes para politizar esa juventud que no tiene experiencia en la lucha de clases. Segundo, la clase trabajadora precisa movilizarse. Salir a la calle, manifestase en las fabricas, campos y construcciones, como diría Geraldo Vandré. Levantar sus demandas para resolver los problemas concretos de la clase, desde el punto de vista económico y político.
Necesitamos tomar la iniciativa de pautar el debate en la sociedad y exigir la aprobación del proyecto de reducción de la jornada de trabajo para 40 horas; exigir que la prioridad de las inversiones púbicas sea en salud, educación, reforma agraria. Pero para esto el gobierno necesita reducir intereses y dislocar los recursos del superávit primario, aquellos 200 mil millones que todos los años van apenas para 20 mil ricos, rentistas, acreedores de una deuda interna que nunca contrajimos, dislocarlo para inversiones productivas y sociales.
Aprobar en régimen de urgencia para que entre en vigencia en las próximas elecciones una reforma política de aliento, que mínimamente instituya el financiamiento público exclusivo de la campaña, derecho a la revocación de mandatos y plebiscitos populares auto convocados.
Necesitamos una reforma tributaria que vuelva a cobrar ICms de las exportaciones primarias y penalice la riqueza de los ricos, y alivie los impuestos de los pobres, que son los que más pagan.
Necesitamos que el gobierno suspenda las subastas del petróleo y todas las concesiones privatizantes de mineras y otras áreas públicas. De nada sirve invertir todos los royalties del petróleo en educación, si los royalties representaran apenas el 8% de la renta petrolera, y los 92% restantes irán para las empresas trasnacionales que se van a quedar con el petróleo en las subastas!
Una reforma urbana estructural, que vuelva a priorizar el transporte público, de calidad y con tarifa cero. Ya está comprobado que no es caro, ni difícil instituir transporte gratuito para las masas de las capitales. Y controlar la especulación inmobiliaria.
Y finalmente, necesitamos aprovechar y aprobar el proyecto de la conferencia nacional de la comunicación, ampliamente representativa, de democratización de los medios de comunicación. Para acabar con el monopolio de la globo, y para que el pueblo y sus organizaciones populares tengan amplio acceso a comunicarse, crear sus propios medios de comunicación, con recursos públicos. Escuche de diversos movimientos de la juventud que están articulando las marchas, que tal vez esa sea la única bandera que los unifica a todos: abajo el monopolio de la globo!
Pero para que esas banderas resuenen en la sociedad y presionen al gobierno y los políticos, se tiene que movilizar la clase trabajadora, solamente así esto sucederá.
BRASILDEFATO: Ustedes desde los movimientos sociales presentaron una carta pidiendo reunión con la presidenta Dilma y ella acepto y respondió por televisión, ¿qué van a llevarle a ella?
jps: Tengo fe en que esa audiencia acontezca pronto. Y allí ciertamente el conjunto de los movimientos sociales van a enviar a sus jóvenes representantes que estuvieron en las calles, y llevaran la plataforma que describí. Espero que ella tenga la sensibilidad de oír a los jóvenes.
brasildefato: ¿Qué es lo que el gobierno debería hacer ahora?
JPS: Espero que el gobierno tenga la sensibilidad y la inteligencia de aprovechar ente apoyo, este clamor que viene de las calles, que es solo una síntesis de una consciencia difundida en la sociedad, de que es hora de cambiar. Y de cambiar a favor del pueblo. Y para eso el gobierno necesita enfrentar a la clase dominante, en todos los aspectos. Enfrentar a la burguesía rentista, dislocando el pago de intereses para inversiones en áreas que resuelvan los problemas del pueblo. Promover pronto las reformas políticas, tributarias. Encaminar la aprobación del proyecto de democratización de los medios de comunicación. Crear mecanismos para inversiones pesadas en transporte público, orientados a la tarifa cero. Acelerar la reforma agraria y un plan de producción de alimentos sanos para el mercado interno.
Garantizar pronto la aplicación del 10% del PBI en recursos públicos para la educación en todos los niveles, desde los jardines infantiles en las grandes ciudades, educación primaria de calidad hasta la universalización del acceso de los jóvenes a la universidad pública.
Sin esto, habrá una decepción, y el gobierno entregara para la derecha la iniciativa de las banderas, que llevaran a nuevas manifestaciones, viendo en desgastar al gobierno hasta las elecciones del 2014. Es hora de que el gobierno se alíe al pueblo, o pague las facturas en el futuro.
Brasildefato: ¿Y qué perspectivas esas movilizaciones pueden traer para el país en los próximos meses?
JPS:Todo es una incógnita todavía. Porque los jóvenes y las masas están en disputa. Por eso es que las fuerzas populares y los partidos de izquierda necesitan colocar todas sus energías, para salir a las calles. Manifestarse, colocar como banderas de lucha las demandas que interesan al pueblo. Porque la derecha va a hacer las mismas cosas y colocar sus banderas, conservadoras, atrasadas, de criminalización y estigmatización de las ideas de cambio social. Estamos en medio de una batalla ideológica, de la cual nadie sabe todavía cuál será el resultado. En cada ciudad, cada manifestación, precisamos disputar corazones y mentes. Y quien se quede afuera, quedara afuera de la historia.
Nota:
1. Vereador: miembro del gobierno local.

Fuente: http://www.brasildefato.com.br/node/13339
Traducion: Facundo Ramos/ Argentina

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