En el Prólogo del nuevo
documento del Banco Mundial para América Latina, se nos anuncia que han
dejado de utilizar las categorías “demodé” sobre la pobreza. Los
percentiles del nivel de ingreso, o la obtención de una vivienda
adecuada con la posibilidad de acceder a servicios esenciales sirven
como referencia, pero lo principal es clasificar a la población en
función de un nuevo y ambiguo concepto: la seguridad económica:
“entendida como una baja probabilidad de volver a caer en la pobreza”
Se nos adelanta que el documento en sus páginas “se propone una nueva
definición de la clase media basada en la seguridad económica, que se
aplica a la mayoría de países de la región.” /1
Esta
categoría es algo que tiene más que ver con la “estabilidad económica
futura” que con un dato objetivo del nivel real de la población en el
presente. Nos dicen que por encima de determinado ingreso usted deja de
ser pobre y pasa a una categoría intermedia aún amenazada por las
oscilaciones económicas -los vulnerables- una condición que es preámbulo
de su ingreso a la clase media. En el nivel “vulnerables” lo principal
es que habría dejado de ser pobre.
Y que en perspectiva está su
posibilidad de ingresar a la “nueva clase media”. Porque “la clase media
en América Latina creció y lo hizo de manera notable: de 100 millones
de personas en 2000 a unos 150 millones hacia el final de la última
década.” Una afirmación que se basa en algo que todavía no han
demostrado: la existencia de esa supuesta “nueva clase media”. Aquí lo
importante es determinar entre que niveles de ingreso definen a esos
tres sectores que abarcan al 98% de la población continental. Y no si
esa situación será estable o no en un futuro indeterminado. Algo que los
economistas del Banco Mundial no se han caracterizado por prever.
Para aquellos que buscan y no encuentran en su país esa nueva “clase
media emergente” nos alertan que: “Desde luego, la clase media emergente
varía de un país a otro, aunque hay un cierto número de elementos en
común. Así pues, las personas que pasan a formar parte de la clase media
tienen un nivel educativo superior al de los que han dejado atrás.
También es más probable que vivan en zonas urbanas y tengan un empleo en
el sector formal. En el caso de las mujeres de clase media, es probable
que tengan menos hijos y que estén más integradas en la fuerza laboral
que las mujeres de los grupos pobres o vulnerables.” En esta afirmación
los términos claves son “más probable” y “probable” porque no afirman
nada de manera taxativa. En la primera frase se subordina el “empleo en
el sector formal” a vivir en “zonas urbanas”. En la segunda se somete la
pertenencia a la supuesta “clase media” a que las mujeres “tengan menos
hijos” y “estén más integradas en la fuerza laboral”.
De
inmediato el entusiasmo sobre la situación continental se desborda y
contradice todos los estudios económicos serios que analizan nuestra
realidad: “... América Latina y el Caribe han emprendido el camino para
convertirse en una región de clase media...” para luego hacer depender
este promisorio futuro de la voluntad de los dirigentes políticos latino
americanos: “...aún queda mucho por hacer. Los líderes regionales
tendrán que seguir dedicando una atención especial en materia de
políticas a esa tercera parte de latinoamericanos que siguen siendo
pobres y, a la vez, trabajar en aras de la seguridad y la prosperidad de
los vulnerables.” (negritas nuestras)
Para los “pobres” el
Banco Mundial ya ha expresado sus recomendaciones: una política
asistencial que, como ya se pudo evidenciar, retorna en beneficios
electorales para los “progresistas” que la aplican, como “fome cero” o
“bolsa familia” /2 en Brasil o el MIDES en Uruguay o los CCT
(conditional cash transfers - transferencias condicionales de dinero) /3
en México, Jamaica, Honduras, Nicaragua, etc. Y sobre todo que
descomprimen algo las tensiones sociales y disciplinan a los excluidos o
empobrecidos y los hace más dependientes de la institucionalidad.
“Nueva clase media es una necedad sociológica”
El forjador de la fórmula propagandista del surgimiento de una supuesta
“nueva clase media” fue el ex-presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da
Silva. Para la filósofa Marilena Chauí /4 “la supuesta creación de una
nueva clase media es una necedad sociológica ya que lo que hubo fue una
ampliación de la clase trabajadora”. Y agrega: “En el capitalismo
existen dos clases: burguesía y proletariado/clase trabajadora.” Para
ella la clase media no cumple una función económica especial en el
capitalismo, sino un rol ideológico “como correa de transmisión de las
ideologías de las clases dominantes”. Y afirma: “hasta los intelectuales
pertenecen hoy a la clase trabajadora”...”técnica y ciencia no son hoy
más que fuerzas productivas”. Esta posición con matices es mayoritaria
entre varios cuadros intelectuales disidentes del PT e incluso en sus
filas. Y es contradictoria con la posición oficial del gobierno.
El gobierno de Lula da Silva y sus políticas asistenciales de lucha
contra la pobreza y la miseria, aumento relativo del salario mínimo,
alguna protección social y créditos para los sectores de menores
ingresos, generaron un gran dinamismo económico y una ampliación del
mercado interno. Dinamismo muy oportuno en medio de la gran crisis
económica global del imperialismo. Todo ello se dio sin la ruptura de la
institucionalidad burguesa, como ya lo anunciara la Carta a los
Brasileños, firmada por Lula durante la campaña electoral de 2002. Estas
políticas que incluyeron la universalización de la electricidad, el
acceso a la universidad a través de cupos sociales y raciales y una
fuerte creación de empleo provocaron un relativo ascenso social de las
capas más pobres y excluidas históricamente de la sociedad.
Y
aquí es importante remarcar que esta orientación se hizo posible y se
apoya en algunos de los principales cambios económicos impulsados
durante los dos ejercicios de corte neoliberal de Fernando Henrique
Cardoso. En efecto, las privatizaciones de los servicios del Estado
(transporte, salud, educación, seguridad, limpieza, mantenimiento, obras
públicas, telecomunicaciones, energía, etc.) tanto crearon una nueva
burguesía de servicios hija de las privatizaciones -y sus coimas
correspondientes a la clase política-, como un nuevo proletariado
mayoritariamente de servicios, con puestos de trabajo de menores
salarios y menos garantías y derechos que los del anterior proletariado
industrial. Este proceso de privatización ni se frenó ni revirtió,
continuó ampliándose durante las presidencias de Lula y la actual de
Dilma Rousseff.
El 15 de agosto de 2012 -por ejemplo- la
presidenta Dilma lanzó el Plan Nacional de Logística (PNL) para la
construcción de autopistas y ferrovías por la forma de otorgar
“concesiones” a empresarios y corporaciones. El PNL tiene los mismo
objetivos y procedimientos que los Programas de Aceleración del
Crecimiento (PAC I y II). Son planes privatizadores que favorecen en
primer lugar a las grandes constructoras globalizadas del país. Todas
las obras públicas han sido privatizadas y en especial la
infraestructura de los Juegos Panamericanos de julio 2007 en Rio de
Janeiro -con las sobre-facturaciones correspondientes- y las del Mundial
de Futbol de 2014 en Brasil (en ejecución) y los futuros Juegos
Olímpicos del 2016 en Rio de Janeiro. En las obras de los estadios a
usar en el 2014, participan también los capitales delictivos. La
constructora Delta que obtuvo la participación en la construcción de
varios estadios tiene como socio oculto al “bicheiro”/5 Carlinhos
Cachoeira relacionado amistosamente a todo el espectro partidario del
Congreso brasileño y a varios gobernadores estatales.
Todo el
sistema de transporte público en los municipios, estados y la Unión está
estructurado en base a empresas concesionarias o permisionarias, así
como los contratos del Estado con las empresas de energía eléctrica, de
telefonía y telecomunicaciones. De igual forma se privatizaron (y
extranjerizaron) la explotación del subsuelo por las mineras, la
explotación petrolera con las aparcerías público-privadas o el sistema
privado de radio y TV.
Es este nuevo subproletariado que
asciende socialmente y se integra al proletariado el que ha dado los
triunfos electorales al PT. Se trata de los brasileños más pobres -en
general excluidos del mercado capitalista-, que tenían una relación
distante con Lula (e incluso temían sus políticas por las campañas de
los grandes medios contra el líder sindical) y no apoyaban al PT, cuya
base se concentraba en los trabajadores organizados de grandes ciudades
como San Pablo y entre los sectores medios progresistas /6.
Para
el politólogo y ex-vocero de la Presidencia de la República André
Singer, esta transformación en la sociología electoral del PT se
relaciona con un cambio fundamental en el electorado y abre un ciclo
político amplio. Singer hace un paralelismo de lo ocurrido en Estados
Unidos en el gobierno de Franklin Delano Roosevelt en 1932, con Brasil
en 2002, una típica elección de alternancia devino en una nueva mayoría.
En el contexto de un nuevo ciclo marcado por una agenda asistencialista
de “lucha contra la pobreza”, el lulismo sería el encuentro de Lula, en
tanto líder, con una fracción de clase, el subproletariado. Mediante el
empleo formal, el sub-proletariado alcanza la condición proletaria y
así el lulismo constituye la ruptura real de la articulación anterior,
al separar al subproletariado de la burguesía, y abre posibilidades
inéditas a partir de esta novedad histórica, con lo que crea un “nuevo
bloque de poder” /7. De acuerdo con Singer, ese subproletariado como
fracción de clase, a pesar de ser mayoritario, enfrenta dificultades
para crear sus propias organizaciones. Sin embargo, emerge con fuerza en
la política con el gobierno de Lula y, por su tamaño, se torna decisivo
en las elecciones, sobre todo en el Nordeste.
A diferencia de
varios intelectuales del PT, la Secretaría de Asuntos Estratégicos de la
Presidencia de la República (SAE/PR) define como “clase media” a
quienes alcanzan un ingreso per cápita mensual de entre 291 y 1.019
reales (entre 141 y 500 dólares o entre 5 y 17 dólares diarios). De esta
forma, 54% de la población brasileña pertenecería a esta supuesta
“clase media”, y 30 millones (15% de la población) pasaron en la última
década a un ingreso mensual per cápita superior a 250 reales (125
dólares o 4 dólares diarios)/8. Esto se reitera en un estudio de la SAE,
Vozes da classe média, realizado en colaboración con la Caixa Econômica
Federal y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD),
y con el apoyo de la Confederación Nacional de las Industrias (CNI) /9.
Sobre la base de estos números la presidenta Rousseff se refiere de
manera constante al objetivo de transformar Brasil en un país con una
población de clase media /10.
El énfasis en la expresión «nueva
clase media» y en su supuesto peso en la población -hoy estaría
integrada por más de la mitad de los habitantes de Brasil- oculta que se
trata de una supuesta “clase media” que tiene como ingresos entre menos
de la mitad (36%) de un salario mínimo y uno y 1/2 salario mínimo que,
para 2013, es de 678 R$ (unos 340 dólares), un valor incapaz de cubrir
las mínimas necesidades de una familia tipo.
¿Por qué esa insistencia en la “nueva clase media”?
Por un lado los cuadros petistas y sus “intelectuales” anti-marxistas
-o renegados del marxismo- pretenden borrar toda política de clase en
los gobiernos del PT. Dándole el título de “clase media” a ese sector
sumergido del subproletariado, ansioso por acceder a necesidades
mínimas, fue fácil impulsarlos a un consumismo aturdido. Por otra parte
la institucionalidad absorbió la mayoría de la militancia petista que
hacía trabajo de esclarecimiento entre los trabajadores y el ascenso de
ese subproletariado quedó huérfano de pensamiento y análisis político y
no fue más allá de un “lulismo” primitivo, que le rinde electoralmente
al PT. La fragmentación e institucionalización de las centrales
sindicales acompañó el proceso de despolitización como clase.
Por otro lado con esa mistificación de “nueva clase media” no sólo se la
desliga del proletariado también se pretende ocultar la desigualdad
como un rasgo estructural del capitalismo brasileño, que continúa siendo
muy acentuado. A pesar de los elogios de las “instituciones
internacionales” a los gobiernos del PT por las mejoras a sectores
populares, la más clara lectura de la situación social de Brasil se
puede sintetizar en pocas cifras: mientras que por su PIB el país
alcanzó el 6º lugar en la economía mundial, ocupa la 84º posición entre
189 países en el Índice de Desarrollo Humano mundial. El IDH, con
limitaciones, mide relativamente el grado de desigualdad del país. En la
atención de salud ocupa el lugar 72º y en atendimiento médico infantil
ocupa el 35º lugar entre 161 países. El desempeño brasileño en salud es
40% más bajo que la media internacional. Así que ese sexto lugar en la
economía mundial no se refleja directamente sobre el bienestar de la
población.
Las “políticas compensatorias” de la pobreza no
consiguieron evitar que la desigualdad se propague entre las futuras
generaciones. Según la ONU, el 58% de la población brasileña mantiene el
mismo perfil social de pobreza entre dos generaciones.”...” El 20% más
rico de la población se queda con casi 60% de los ingresos, y el ingreso
promedio del 10% más rico es 40 veces superior al del 10% más pobre,
sin olvidarnos de la profunda desigualdad en la estructura agraria, en
la cual 40.000 propietarios concentran 50% de las áreas cultivables /11.
Su estructura agrícola es la misma desde que el Brasil era imperio.
”Brasil es, además, un país donde 30% de las viviendas no poseen
‘condiciones mínimas’: agua tratada, saneamiento por red o fosa séptica,
recolección de residuos y electricidad”/12. Y donde se observa la
continuidad de un arraigado racismo institucional: a pesar de la
considerable mejoría en el ingreso de la población negra, en los últimos
diez años la tasa de homicidios dentro de este grupo aumentó, mientras
que entre la población blanca disminuyó/13. Y esa situación se agrava en
las grandes ciudades con la deplorable “guerra contra las drogas”.
Además, nueve de cada diez puestos de trabajo creados en el sector
formal cuentan con una remuneración inferior a tres salarios mínimos. El
rendimiento promedio real trimestral de los asalariados, volvió a
crecer luego del desastroso resultado de la década de 1990, pero no
acompaña la velocidad de las ganancias patronales en productividad.
Lo que permitiría cierta reducción a largo plazo de la desigualdad es
especialmente el acceso a la educación de calidad. En Brasil, por cada
100 habitantes sólo 9 poseen un diploma universitario. En el otro
extremo de la educación, está la baja escolaridad de la población
relativamente pobre en el medio rural, donde el 35,7% de la población
adulta que vive en el campo tiene menos de un año de estudio y 69,4% no
completaron la antigua primaria (4to. año escolar). Pero no sólo en el
campo se encuentran las deficiencias educativas: a fines de julio de
2012, IBGE divulgó un dato alarmante sobre la inclusión de niños y
jóvenes en la educación: 3% del total de niños y niñas brasileñas de 6 a
14 años se encuentran fuera de la escuela lo cual representa casi 1
millón de excluidos de los bancos escolares. Si incluimos el contingente
de 4 a 5 años y de 15 a 17, el porcentaje aumenta para 8% o sea 3,8
millones de niños y adolescentes. Ningún Estado del país consiguió hasta
hoy incluir todos los niños de 6 a 14 en la escuela.
Pero quizá
el principal freno a la superación de la desigualdad en Brasil ha sido
el abandono por el PT de su consigna de Reforma Agraria, para favorecer
los mono-cultivos de commodities para exportación. La reforma agraria es
imprescindible para la transformación de la propiedad de la tierra, que
garantice la soberanía alimentaria y la salud popular, evitando el
éxodo rural y la favelización en los grandes centros urbanos.
En
contrapartida de estos guarismos de desigualdad social hay sectores que
progresaron. El número de millonarios alcanzó en Brasil/2011 los 165
mil, 10 mil más que en 2010, un crecimiento de 6,2 por ciento, el mayor
en términos porcentuales registrado en esta materia en las principales
economías del planeta. Brasil está a la altura de Italia en la cantidad
de millonarios /14.
En Brasil la libre movilidad de capitales,
los planes de crecimiento económico y desarrollo infraestructural con
inversión estatal privatizada y el impulso mundializante a las empresas y
bancos, es un excelente ambiente de desenvolvimiento del capital
imperialista. Entre el año 2003 de inicio del gobierno del PT y 2011, se
concretaron 4724 fusiones y adquisiciones de empresas en el país. Con
una tendencia permanente a aumentar estas transacciones año a año y con
una aceleración que se hace evidente al comparar el primer trimestre de
los dos últimos años. Casi el 50% de estas operaciones implicaron
capitales extranjeros (la mayoría de USA, Francia, Inglaterra y
Alemania) comprando empresas brasileñas. Mientras, las transnacionales
estadounidenses y europeas continúan el saqueo por medio de remesas de
lucro y dividendos a sus matrices, del pillaje cambiario, la expoliación
de la deuda pública y las diferencias de tasas de interés que
aprovechan los capitales especuladores.
Estas impactantes
realidades de la verdadera situación económica-social del país es lo que
intenta encubrir esa algarabía oficial alrededor de una supuesta “nueva
clase media” en Brasil. Y los tecnócratas del Banco Mundial
comprendiendo la “pillería” del PT adoptaron la idea y la generalizaron
para todo el continente.
El Banco Mundial: y la mítica “nueva clase media” continental
En un evento denominado “Café com Conjuntura” realizado en el
Departamento Intersindical de Estatística e Estudos Socioeconômicos –
DIEESE - filial Santa Catarina, en el mes de marzo de este año, con la
concurrencia de varias decenas de dirigentes de las centrales sindicales
y de las federaciones y confederaciones de trabajadores, intervine
sobre la “nueva clase media” de Latino América y el Caribe, según el
Banco Mundial. Cuando suministré las cifras que encuadrarían esa “nueva
clase media” entre: 10 y 50 dólares diarios de ingreso o entre 600
-menos de un salario mínimo actual en Brasil- y 3000 reales mensuales,
hubo sólo sonrisas. Es que en realidad son caracterizaciones y cifras
que no se pueden tomar en serio. Una engañifa para que los pobres se
conformen con su miseria, otorgándoles un falso estatus que les daría
cierto prestigio de ubicación social. Algún sindicalista me señaló que
recién por encima de los 3000 R$ mensuales de ingreso podría hablarse de
“clase media”, pero ninguno de ellos “recordó” que la franja donde
ubica la supuesta “nueva clase media” el gobierno del PT, es más
desvergonzada que las caracterizaciones del Banco Mundial /15.
Para los tecnócratas del Banco Mundial: “Tras décadas de estancamiento,
la población de clase media en América Latina y el Caribe ha aumentado
en un 50% —de 103 millones de personas en 2003 a 152 millones (o un 30%
de la población del continente) en 2009. Durante este periodo, a medida
que los ingresos de los hogares crecían y la desigualdad tendía a
disminuir en la mayoría de los países, el porcentaje de la población
pobre disminuyó notablemente, del 44% al 30%. En consecuencia,
actualmente los porcentajes de la población de clase media y de pobres
en América Latina están igualados. Esta situación contrasta con la que
prevaleció (durante un largo periodo) hasta hace casi 10 años, cuando el
porcentaje de pobres equivalía aproximadamente a 2,5 veces el de la
clase media.”
Lo importante es, en primer lugar, cómo el Banco
Mundial clasifica de acuerdo a sus ingresos a los distintos sectores de
la población continental: Si situamos el umbral de pobreza moderada para
la región en US$4 al día, como suele hacerlo el Banco Mundial...”el 68%
de la población continental se ubica por debajo de un ingreso de 10
dólares diarios y esos más de dos tercios de latinoamericanos se
dividirían en un “30,5% de la población que vive en la pobreza (entre 0
US$ y 4 US$ al día) y un 37,5% que vive entre la pobreza y la clase
media (entre 4 US$ y 10 US$). Este segundo grupo es un segmento de la
población que corre el riesgo de volver a caer en la pobreza, con una
probabilidad estimada superior al 10%.” Por eso el BM los nombra como
“vulnerables”. Resumiendo: entre 0 y 4 dólares de ingreso diario son
denominados pobres (30,5%), entre 4 y 10 dólares de ingreso diario
serían vulnerables (37,5%) y por encima de los 10 hasta los 50 dólares
de ingreso diario estaría la “clase media” que abarcaría un 30% de la
población continental. Hasta ahí tenemos 98% del total. El 2% restante
pertenece “a la clase de ingresos superiores (que vive con más de US$50
al día), y a ellos nos referiremos indistintamente como los ricos o la
élite.”
Esta clasificación es un mamarracho sociológico, que
sólo sirve para enchufarnos la mentira de una “nueva clase media”
continental. Por debajo de 10 dólares diarios (o 600 R$ mensuales en
Brasil, menos de un salario mínimo) debería considerarse directamente
sobrevivencia en la miseria del sub-proletariado. Reconociendo que con 4
dólares diarios o menos se está en la categoría de la inanición Y por
encima del salario mínimo se trata de un extenso proletariado que
incluso puede tener ingresos superiores a los 50 dólares diarios en sus
capas privilegiadas de tecnócratas, burócratas o intelectuales (como
afirma Chauí). De modo que más del 30% de la población o es indigente o
excluida de cualquier acceso a las necesidades mínimas, otro 38% son
trabajadores pobres que ganan menos de un salario mínimo. Y ahí ya
alcanzamos más de los dos tercios de la población continental.
El término de “vulnerables” para los que tienen entre 4 y 10 dólares
diarios de ingreso, los coloca en un nivel donde el peligro son los
posibles futuros cambios económicos y no su actual situación miserable.
Les aconsejaría a esos tecnócratas del BM que sobrevivieran por un año
con el ingreso de los “vulnerables”, recomendándoles para su día a día
que sólo se preocuparan de posibles oscilaciones económicas futuras que
pudieran afectarlos. Con seguridad todos ellos reciben bastante más de
50 dólares diarios de ingreso, lo que permite y estimula hacer esas
divagaciones despiadadas al servicio del Capital.
Para una
definición actual de clase trabajadora en América Latina y el Caribe
recomiendo la posición de Ricardo Antunes /16, en su “ensayo sobre la
afirmación y la negación del trabajo” donde definió con amplitud a la
clase trabajadora actual como la-clase-que-vive-del-trabajo. En primer
término, esta definición remarca el carácter de clase, es decir la
define por el lugar que ocupa en la producción y no por atributos
propios separados de su ubicación subordinada en la relación de
producción capitalista. Esta definición de clase trabajadora “incluye la
totalidad de aquellos que venden su fuerza de trabajo teniendo como
núcleo central a los trabajadores productivos” pero incluyendo también a
los que el marxismo definía como “improductivos” por no crear
plusvalía. En esta noción ampliada de clase trabajadora, debemos incluir
al conjunto de hombres, mujeres y niñas/os que venden su fuerza de
trabajo en cambio de un salario, sin diferenciar si se trata de trabajo
material o “inmaterial” o intangible. Se trata entonces de una clase más
heterogénea más complejizada y más fragmentada. Lo que implica
divisiones y contradicciones objetivas existentes que se expresan en
conflictos de intereses, determinados por la división social del trabajo
y por las tasas diferenciales de explotación. Esto dificulta la
formulación de consignas que unifiquen la acción de los diversos
sectores. Es esa heterogeneidad de la actual clase trabajadora que
intentan atizar documentos como el del Banco Mundial.
Lo que
ellos denominan clase media no es más que la capa superior de la clase
trabajadora con diferencias importantes entre los que ganan algo menos
de un salario mínimo en Brasil (10 dólares diarios) y los que reciben 3,
4 o más salarios mínimos.
En el 2% restante están los
capitalistas (que quizá no lleguen al 0,1%): dueños de fábricas y
grandes empresas o corporaciones, banqueros y especuladores financieros,
terratenientes usurpadores de grandes territorios, empresarios de la
agro-industria o las mineras; y su gente de confianza: directores de
empresa, altos funcionarios de las corporaciones, administradores de los
bancos, burócratas gubernamentales, políticos profesionales, etc.
Queriendo borrar la memoria
Cuando hablan de las décadas de estancamiento en América Latina y el
Caribe y los altos porcentajes de pobreza que arrasaban los países hasta
hace 10 años lo mencionan como si se tratara de hechos ajenos a la
actuación del Banco Mundial y sus compinches imperialistas. “Olvidan” el
incremento de las deudas públicas de los países en la década del 70 que
ellos promovieron aprovechando la corrupción de las dictaduras
militares que ellos mismos instalaron junto con el FMI, el BID y el
gobierno de EEUU. Se consideran no comprometidos con el saqueo de las
tasas de interés de la Deuda Pública en la década de los 80 con la que
fundieron varios países.
Relacionan la mejora en la desigualdad
social del continente con el crecimiento en el PIB de varios países, sin
asumir que la política del Banco Mundial respondía al Consenso de
Washington que aconsejaba los programas de ajuste estructural (PAEs) que
destruyeron varias economías latinoamericanas y con el que la troika de
Europa y el FMI están destruyendo las economías europeas.
Y
casualmente olvidan, también, que para que hubiera esos cambios
continentales limitados, pero favorables en LA, la población debió
derrocar con movilizaciones multitudinarias 11 presidentes que
respondían a la orientación económica del Banco Mundial y sus cómplices
financieros internacionales y rechazar el nefasto plan de saqueo, ALCA,
promocionado por ellos.
Obviando toda esa trayectoria funesta
del banco, terminan el documento aconsejando un cambio en el “contrato
social continental” cuyo defecto principal sería una seguridad social
limitada para los sectores de menor ingreso y dispendiosa para una élite
de mayores recursos, a la vez que proveen malos servicios públicos de
salud y educación para el 70% de la población. Lo que, para ellos,
conduce a la clase media hacia servicios privados y profundiza la
desigualdad. Con absoluta hipocresía desconocen su responsabilidad tanto
respecto al vaciamiento de los recursos de la seguridad social, como en
relación a las privatizaciones de los servicios públicos que dejaron
desatendidos a los más pobres.
Este documento del Banco Mundial
debe leerse en conjunto con el documento de Naciones Unidas sobre la
“urbanización de Latino América y el Caribe, “ONU Habitat”, de 2011 /17
ya que son complementarios. El documento de los tecnócratas de Naciones
Unidas tiene el objetivo de convencernos que en las ciudades
latinoamericanas están las mejores oportunidades en trabajo, salud y
educación para los “favorecidos” emigrantes de las zonas rurales del
continente. El documento del Banco Mundial lo reafirma: la atractiva
“nueva clase media” es principalmente urbana.
Sería ingenuo no
relacionar toda esta cháchara de los tecnócratas internacionales con la
actual ofensiva imperialista territorial sobre el continente. Las
agro-industrias y sus corporaciones complementarias de herbicidas,
fertilizantes, semillas transgénicas y maquinaria agrícola y las mineras
a cielo abierto, propiedad en su mayoría de transnacionales, están
contaminando y destruyendo la biodiversidad del continente. Pretenden
continuar en conflicto con las comunidades indígenas y los campesinos
sudamericanos y del Caribe y seguir provocando el desplazamiento forzoso
de la población rural continental. Esta agresión imperial quiere ser
disimulada tras la cortina de humo de los "promisorios cambios sociales"
continentales.
La población en barrios marginales en
Latinoamérica y el Caribe significaba el 30,8% como porcentaje de la
población regional total en 2007 /18. Es decir poco menos de un tercio
de la población urbana en la región, ya vivía entonces en barrios
marginales (favelas, villas miseria, poblaciones jóvenes, cantegriles,
etc. como se los llama en distintos países) que han seguido creciendo
sin descanso. Una urbanización que en realidad es la expansión de
tugurios en los márgenes de las ciudades.
Que un tercio de la
población urbana de Latinoamérica viva en barriadas miserables, sin
servicios públicos, en viviendas precarias, y con la inseguridad de
estar en la línea de fuego cruzado de “la guerra contra las drogas” es
un detalle menor. El BM ahora completa las fantasías. Hay una
prestigiosa “nueva clase media” latinoamericana que en su mayoría es
urbana y posee todos los atributos de tranquilidad frente a los vaivenes
y barquinazos de las economías nacionales. Y con una estupenda
denominación que le aporta un halo de superioridad sobre los “vulgares
trabajadores”. Si además Ud. logró comprar a crédito una TV de más de 40
pulgadas ya se puede sentir con propiedad como integrante de la
supuesta “nueva clase” pergeñada por los sabidillos tecnócratas del
Banco Mundial. Mientras tanto, América Latina y el Caribe sigue siendo
el continente más desigual del planeta, según Naciones Unidas.
Y, con la colaboración de la mayoría de las élites latinoamericanas, a
través de la violencia, el fraude, la opresión y el saqueo que se
despliegan abiertamente sin ningún intento de ocultarlo, las prácticas
depredadoras del imperialismo continúan.
Como contrapartida la
población latinoamericana y del Caribe ha acumulado una gran experiencia
en cómo defenderse de la piratería de sus élites aliadas al
imperialismo y resiste decidida y consciente que la última palabra la
tienen los innumerables movimientos que están batallando hoy en nuestra
América por mejorar el presente y defender el futuro de nuestras
sociedades.
Notas
1/ Ferreira, Francisco H. G.,
Julian Messina, Jamele Rigolini, Luis-Felipe López-Calva, Maria Ana
Lugo, y Renos Vakis. 2013. Panorámica General: La movilidad económica y
el crecimiento de la clase media en América Latina. Washington, DC:
Banco Mundial.
2/ Casi la mitad del Presupuesto Federal de
Brasil programado para el año 2013 -exactos 42%- está destinado al pago
de la deuda pública brasileña. De los 2,4 billones (millones de millones
en español o trillones en inglés y portugués) de reales, 900 billones
(unos 450 mil millones de U$S) se gastarán en el pago de intereses y
amortizaciones de la deuda, en cuanto están previstos por ejemplo, 71,7
miles de millones para Educación o y 87,7 para la Salud o sea una
doceava parte y un décimo respectivamente del monto reservado para el
pago de la deuda pública. Para la reforma agraria se dispondría de 5 mil
millones, es decir 180 veces menos. En nueve días de pago de la deuda
pública se supera el monto previsto para un año entero del programa
“Bolsa Familia” que atiende cerca de 13,5 millones de familias. Y que se
calcula que aportó unos 30 millones de votos al PT. Los datos
presupuestarios/2013 fueron obtenidos en la nota de Maria Lucia
Fattorelli, coordinadora de la Auditoria Ciudadana, para Brasil de Fato,
17 09 2012.
3/ El Banco Mundial publicó, en agosto de 2003, su
primer exhaustivo análisis del impacto de los programas de CCT en
México, Brasil, Honduras, Jamaica y Nicaragua, concluyendo que ellos son
“un medio efectivo para promover la acumulación de capital humano en
los hogares pobres”, y que muestran “clara evidencia de éxito en cuanto a
aumentar la tasa de inscripción escolar, mejorar la atención de salud
preventiva y elevar el consumo en el hogar”.
4/ Marilena Chauí
es Profesora titular del Departamento de Filosofía de la Universidad de
São Paulo (USP) y ex-secretaria de Cultura de la Prefectura Municipal de
São Paulo (1989-1992), bajo la gestión de Luiza Erundina. Es una
intelectual destacada por su militancia petista -fue fundadora del PT-
en la lucha anti-dictatorial. Sus declaraciones fueron en el Fórum Café
con Ideas en el Centro Cultural Oscar Niemeyer, del Gobierno de Goiás,
el 13 de marzo 2013.
5/ “Bicheiro” es el sobrenombre con que se
conoce a los empresarios del juego clandestino. En la actualidad son los
banqueros de las máquinas caza-níqueles ilícitas distribuidas en las
favelas de Brasil. El nombre proviene del “jogo do bicho” una quiniela y
lotería clandestina muy popular que identificaba los números con
imágenes de diferentes animales.
6/ Jean Tible,¿Una nueva clase
media en Brasil? El lulismo como fenómeno político-social Revista Nueva
Sociedad Nº 243, enero-febrero 2013.
7/ André Singer: Os sentidos do lulismo: reforma gradual e pacto conservador. Companhia das Letras, San Pablo, 2012, p. 13-29.
8/ Moreira Franco y Ricardo Paes de Barros: O que define a classe media, en Valor, 9/7/2012.
9/ Secretaría de Asuntos Estratégicos, Presidencia de la República: Vozes da classe média, Brasilia, 2012.
10/ Ver por ejemplo, Financial Times, 2/10/2012 y El País (España), 18/11/2012.
11/ Alexandre de Freitas Barbosa (ed.): O Brasil real: a desigualdade
para além dos indicadores. Outras Expressões, San Pablo, 2012, p. 139.
12/ O Estado de S. Paulo, 29/11/2012, p. A28.
13/ Julio Jacobo Waiselfisz, O mapa da viole?ncia 2012: A cor dos homicídios no Brasil, Cebela / Flacso.
14/ Fueron consideradas millonarias las personas que disponen de al menos un millón de dólares para invertir.
15/ Ya que está muy por debajo (entre 291 y 1019 reales). Comienza por
debajo de la mitad de un salario mínimo (menos de 5 dólares diarios) y
llega a uno y medio salario mínimo (16 dólares diarios).
16/ Ricardo Antunes, Os Sentidos do Trábalho, BOITEMPO Editorial, São Paulo, 1999.
17/ ONU-Habitat El estado de las ciudades de América Latina y El Caribe, 2011.
18/ UN-HABITAT “SATATE OF THE WORLD” S CITIES 2006/07” P. 16.
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