¡INAPLICABILIDAD DE LEY Nº29944 LEY DE REFORMA MAGISTERIAL; PAGO INMEDIATO DEL 30% POR PREPARACION DE CLASES Y EVALUACION!

Para tener Presente

"Los Maestros, al ponernos al servicio del Estado, no hemos vendido nuestra conciencia ni hipotecado nuestras opiniones, ni hemos perdido nuestra ciudadanía. El hecho de recibir una suma mensual de dinero significa sólo el pago de nuestros servicios profesionales, pero no el pago de un silencio y de una conformidad que repugna. Quienes pretenden que el maestro debe "callar, obedecer y trabajar", están en un error, y cometen un insulto a la dignidad humana... ". José Antonio Encinas

¿REFORMA EDUCATIVA?

¿Reforma educativa para mejorar la calidad académica? Es posible esto sin atender el rezago educativo en materia de infraestructura en zonas marginales, con estudiantes mal alimentados y desnutridos, sin planes de estudio acorde a las necesidades de la población.

Evaluar a los maestros, ¿Quiénes, las instituciones corruptas del Estado? ¿La Ministra Bachiller que no sabe quien proclamó la independencia del Perú? ¿Los intelectuales “expertos” de la televisión? ¿Los periodistas mercenarios asalariados de la gran empresa?


ley de reforma magisterial y la destitucion por inasistencia y tardanza

03 mayo 2008

EXPLICACIONES FALSAS SOBRE LA CRISIS ALIMENTARIA


Las explicaciones falsas de la crisis alimentaria en la prensa
Eric De Ruest
cadtm
Traducido por Juan Vivanco

Desde hace días se suceden las manifestaciones populares en varios países del Sur. Los motivos del descontento son semejantes en todos los casos: los precios de los alimentos básicos han experimentado una fuerte y rápida subida, y las poblaciones, ya empobrecidas por la globalización, son incapaces de asumir esta carga añadida. ¡Los pueblos tienen hambre! Las causas del estallido son múltiples, pero globalmente obedecen a dos incentivos económicos. Por un lado, una especulación de repliegue sobre los géneros alimentarios tras la crisis de las hipotecas de riesgo, y por otra la producción de agrocarburantes y el calentamiento climático. Sin embargo, hay periodistas que responsabilizan en sus artículos a las autoridades africanas de las catastróficas políticas alimentarias, como si no supieran que las políticas agrícolas del Sur están sometidas a las directrices del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los Acuerdos de Asociación Económica (AAE). Quienes condicionan la opinión pública hacen gala de una ligereza sospechosamente escorada. Por ejemplo, en la prensa escrita belga leemos: «Muchos países del continente [africano] importan alimentos en vez de producirlos porque las autoridades locales dan prioridad a los cultivos de exportación para cobrar divisas que les permitan comprar lo que no producen» [1]. Curiosa síntesis. Tan curiosa como simplista, porque como quien no quiere la cosa exculpa las políticas neoliberales de privatización y planes de ajuste estructural (PAE) impuestas desde hace treinta años por las instituciones financieras internacionales y los gobiernos del Norte al resto del mundo.

Durante la crisis de la deuda de principios de los ochenta, las instituciones de Bretton Woods impusieron a los países del Sur unos PAE [2]. Estos mecanismos, ortodoxamente neoliberales, afectan a todos los sectores sociales. En efecto, para los teóricos neoliberales los beneficios de la mundialización se notarán cuando cada región produzca aquello en lo que más sobresale, dejando a las demás regiones la producción de la mayoría de los artículos que necesita. Viene a ser la teoría de las ventajas comparativas enunciada en 1817. Por ejemplo: un país especialmente apto para el cultivo del cacao debe renunciar a producir los cereales, los aceites vegetales y las legumbres necesarios para la alimentación de sus habitantes, y debe cambiar en el mercado mundial su producción por todo lo que le falta. Se tata, pues, de renunciar a los cultivos seculares y esenciales de géneros alimentarios, y a la soberanía alimentaria de los pueblos, para seguir el juego de los economistas. Un juego peligroso que no ha tardado en mostrar sus limitaciones, como se puede comprobar en sus repetidos fracasos (en Haití, Senegal, Burkina Faso…). Peligroso porque pasa por alto la destrucción de la biodiversidad en beneficio de los monocultivos de exportación, así como el impacto ecológico desastroso del transporte necesario para todas esas mercancías. Además, ¿cabe pensar, sin una política voluntarista de control de precios, que un país productor de cacahuete, cuyo precio en el mercado mundial apenas ha variado durante 20 años, podrá importar los tractores y el petróleo que necesita para mantener su producción en el mercado? Si el barril de Brent marca un máximo detrás de otro y los precios de los productos manufacturados superan con creces los del triste cacahuete, no es difícil imaginar una catástrofe, que se traduce en la ruina y la hambruna del campesinado local y la emigración inevitable de buena parte de esa población a los suburbios pobres.

¿Qué clase de teoría es esta, elaborada por círculos intelectuales pretendidamente serios, que desdeña la biodiversidad, la soberanía alimentaria de los pueblos, las destrucciones causadas por las catástrofes naturales o humanas propiciadas por el monocultivo, la esencia caótica del mercado[3] y la contaminación generalizada?

Una estrategia deliberada de transformación social a escala mundial.

En su primer informe de 1999 sobre los PAE, Fantu Cheru [4] explica que van «más allá de la simple imposición de un conjunto de medidas macroeconómicas a escala interna; son la expresión de un proyecto político, de una estrategia deliberada de transformación social a escala mundial que se propone convertir el planeta en un campo de acción donde las sociedades transnacionales puedan operar a sus anchas. En resumen, los PAE sirven de correa de transmisión para facilitar el proceso de mundialización que pasa por la liberalización, la desregulación y la reducción de la función del estado en el desarrollo nacional». Reducción de la función del estado. Lo dice un relator especial de las Naciones Unidas, pero Fantu Cheru no es el único relator de las Naciones Unidas que menciona en sus informes las consecuencias nefastas de los PAE. Podemos encontrar críticas detalladas en los trabajos de otros expertos de la ONU en derecho a la vivienda, derecho a la alimentación y derecho a la educación [5], ámbitos en los que las instituciones financieras internacionales imponen la privatización para dejar vía libre al apetito insaciable de las multinacionales. Los gobiernos de los países del Sur (de África en particular) [6] se han visto obligados a aceptar los PAE y ceder buena parte de su soberanía a causa de una deuda contraída por dictaduras o con sus potencias coloniales (una cosa no excluye la otra) y transferidas a los estados independizados. Por lo tanto, afirmar que los gobiernos del Sur tienen capacidad para tomar decisiones estratégicas sobre la alimentación denota una falta de honradez intelectual, o al menos una falta de información, indigna del periodismo que cabe esperar en democracia. Echarles la culpa a los africanos es un gran embuste que no ayuda precisamente a crear un clima fraternal entre los pueblos.

Un ejemplo para entender las consecuencias negativas de los PAE: Haití

Los motines que han estallado hace poco en Puerto Príncipe y otras ciudades haitianas han acabado en un baño de sangre. En total, unos cuarenta heridos, catorce de ellos por arma de fuego, y por lo menos cinco muertos. Sin embargo, estas manifestaciones eran el resultado previsible de una brusca subida del precio del arroz (del orden del 200 %). Si el 82 % de la población vive en condiciones de precariedad absoluta, con menos de dos dólares diarios, no debe extrañar semejante reacción ante el aumento de precio. Haití gasta el 80 % de sus ingresos por exportación en importar géneros para cubrir sus necesidades alimentarias [7]. Pero no siempre ha sido así. Antes de que los Duvalier padre e hijo extendieran su manto de plomo dictatorial (de 1957 a 1986), el país se bastaba a sí mismo para alimentarse. Pero también aquí se confirmó la propensión de las instituciones financieras internacionales por las dictaduras, y el pueblo haitiano, además de los sufrimientos personales (torturas, ejecuciones sumarias, clima de terror permanente creado por los tontons macoutes) tuvo que apechar con una deuda externa que en septiembre de 2007 ascendía a 1.540 millones de dólares [8]. El sector agrícola es el que acusa más duramente las exigencias de los acreedores, y como la mayoría de la población es rural las consecuencias han sido graves. ¿El origen? Sobre todo en la rebaja de los aranceles impuesta a los países del Sur, pero pocas veces respetada por Europa y Estados Unidos. Así es como se ha producido el encadenamiento fatal: llegada de un arroz producido en el extranjero a menor coste (por estar subvencionado), éxodo a las ciudades de muchos campesinos arruinados e imposibilidad de reacción del mercado local ante la fuerte subida de precios en el mercado internacional. Aquí, como en otros lugares, los beneficios de la liberalización son inexistentes para la mayoría de la población y, por el contrario, los perjuicios son graves.

Un tsunami de origen demasiado humano.

Cuando los bomberos pirómanos pontifican, la prensa se apresura a difundirlo. Todos los periodistas europeos citan al unísono la frase poco feliz de L. Michel [9]: «Un tsunami económico y humanitario». Se diría que la crisis tiene una causa extrahumana, semejante a una catástrofe natural. Sin embargo, como hemos explicado antes, las causas de la crisis son el resultado de unas políticas dictadas por los medios financieros a los gobiernos del Sur. Una de las causas de la crisis es también nuestra voracidad energética. Los agrocarburantes compiten en el mercado con los géneros alimentarios. La especulación creada en torno a este alimento transformado en carburante empuja los precios de los cereales y el azúcar hacia nuevos máximos. Hasta Peter Brabeck, presidente de la multinacional Nestlé, se muestra preocupado por la situación en una entrevista concedida al periódico suizo NZZ am Sonntag del 23 de marzo de 2008. Según dice, si se pretende cubrir el 20 % de la demanda petrolera con agrocarburantes, no habrá nada que comer [10].

Ha llegado, pues, el momento de abandonar este modelo nefasto de (sub)desarrollo y dejar que las poblaciones cultiven prioritariamente para su mercado interior. Actualmente, con los conocimientos adquiridos en el ámbito de una agricultura respetuosa con el medio, podemos plantearnos la autonomía alimentaria en todo el planeta y hacer valer un derecho humano fundamental, el de estar bien alimentado. Las consecuencias positivas no se dejarían esperar, primero en la salud de las personas y luego en la educación, con una mejora de la calidad de vida en todas las latitudes.

Notas:

1. La libre Belgique, artículo de M.F.C. (con AFP y Reuters), jueves 10 de abril de 2008, p. 4.
2. Véase E. Toussaint, La finance contre les peuples: La bourse ou la vie, , cap. 8, p. 187 coedición Syllepse/CADTM/CETIM, 2004.
3. Benoît Mandelbrot ha ideado, desarrollado y utilizado una nueva geometría de la naturaleza y el caos. Menos conocido es que la geometría fractal es el fruto de los estudios económicos de Mandelbrot durante los años sesenta. Para más información, véase : Fractales, hasard et finance, de Benoît Mandelbrot, 1959-1997 (traducción de A. García Leal, Fractales y finanzas: una aproximación matemática a los mercados: arriesgar, perder y ganar, Tusquets, 2006).
4. Experto independiente de la antigua Comisión de Derechos Humanos de la ONU (sobre los efectos de los PAE en el ejercicio efectivo de los derechos humanos – informe E/Constantinopla.4/1999/50 del 24 de febrero de 1999).
5. Véase el opúsculo editado por el CETIM Dette et Droits Humains, diciembre de 2007.
6. Por ejemplo, en Congo, el 30 de junio de 1960, día de la independencia, la deuda directa ascendía a 921.096.301,44 dólares (
Tomado del artículo de Dieudonné Ekowana).
7. Lo que deja poco margen para todo lo demás, que sin embargo es necesario para el desarrollo del país. El dúo infernal FMI/BM no ha podido alardear de ningún éxito de sus políticas en este país.
8. Según el
Banco Mundial y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen, Bébé Doc malversó entre 300 y 800 millones de dólares.
9. Comisario europeo de Cooperación y Acción Humanitaria.
10. Lo mismo que el todavía primer ministro italiano Romano Prodi, escéptico sobre los beneficios de los agrocarburantes y alarmado por el efecto negativo que puede tener este sucedáneo del petróleo en la producción de alimentos.
Fuente:
http://www.cadtm.org/spip.php?article3269

El FMI y el hambre


El FMI y el hambre

Serge Halimi
Le Monde Diplomatique
Traducido por Caty R.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Mundial del Comercio (OMC) prometieron que el aumento de los flujos de mercancías contribuiría a erradicar la pobreza y el hambre. ¿Cultivos alimentarios? ¿Autonomía alimentaria? Se había encontrado algo más inteligente: se abandonaría la agricultura local o se orientaría hacia la exportación. Así se obtendría el mejor partido, no de las condiciones naturales -más favorables, por ejemplo, para el tomate mexicano o la piña filipina-, sino de los costes de explotación, más bajos en estos dos países que en Florida o en California.
El agricultor de Malí dejaría su alimentación en manos de las empresas cerealistas de la Beauce o el Midwest, más mecanizadas, más productivas. Abandonaría sus tierras e iría a engrosar la población de las ciudades para convertirse en obrero de una empresa occidental que habría deslocalizado sus actividades con el fin de aprovecharse de una mano de obra más barata. Al mismo tiempo, los Estados costeros de África reducirían la carga de su deuda externa vendiendo sus derechos de pesca a los barcos-fábricas de los países más ricos. Por lo tanto a los guineanos ya no les quedaría más remedio que comprar conservas de pescado danesas o portuguesas (1). A pesar de la contaminación suplementaria causada por los transportes, el paraíso estaba garantizado. Y los beneficios de los intermediarios (distribuidores, transportistas, aseguradoras y publicistas), también…
De repente el Banco Mundial, que prescribió este modelo de «desarrollo», anuncia que treinta y tres países van a conocer los «motines del hambre». Y la OMC se alarma por la vuelta al proteccionismo al observar que varios países exportadores de productos alimentarios (India, Vietnam, Egipto, Kazajstán…) han decidido reducir sus ventas al extranjero con el fin -¡qué desfachatez!- de garantizar la alimentación de su población. El norte se ofende rápidamente por el egoísmo de los demás. Es porque los chinos comen demasiada carne, por lo que los egipcios se quedan sin trigo…
Los Estados que siguieron los «consejos» del Banco Mundial y el FMI sacrificaron su agricultura alimentaria. Por lo tanto ya no pueden reservarse el uso de sus cosechas. Pues bien, pagarán, es la ley del mercado. La Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO) ya ha calculado el encarecimiento disparatado de su factura de importación de cereales: el 56% en un año. Lógicamente, el Programa Mundial de Alimentos (PMA), que alimenta todos los años a setenta y tres millones de personas en setenta y ocho países, reclamó 500 millones de dólares suplementarios. Esas pretensiones se debieron de juzgar extravagantes, ya que el PMA únicamente consiguió la mitad. Sin embargo sólo mendigaba el importe de algunas horas de guerra en Iraq y la milésima parte de lo que la crisis de las subprimes va a costar al sector bancario, generosamente ayudado por los Estados. Se pueden calcular las cosas de otra forma: el PMA imploraba, en nombre de millones de muertos de hambre… el 13,5% de las ganancias que obtuvo el año pasado, él sólo, John Paulson, dirigente de un fondo especulativo demasiado inteligente para prever que cientos de miles de estadounidenses caerían en la quiebra inmobiliaria. Se ignora cuánto beneficio producirán, y a quiénes, las hambrunas que ya han comenzado, pero en una economía moderna nunca se pierde nada.
Porque todo se recicla; una especulación sustituye a otra. Después de abastecer la burbuja de Internet, la política monetaria de la Reserva federal (FED) animó a los estadounidenses a endeudarse. E infló la burbuja inmobiliaria. En 2006, el FMI todavía consideraba que: «Todo indica que los mecanismos de asignación de créditos en el mercado inmobiliario de Estados Unidos siguen siendo relativamente eficaces». Mercado-eficacia: ¿no se deberían soldar estas dos palabras de una vez por todas? La burbuja inmobiliaria estalló. Entonces los especuladores rehabilitan un viejo filón: los mercados de cereales. Compran contratos de entrega de trigo o arroz para el futuro y esperan para revenderlos mucho más caros. Lo que mantiene la subida de los precios y el hambre…
Y entonces, ¿qué hace el FMI dotado, según su director general, de «el mejor equipo de economistas del mundo»? Explica: «Una de las maneras de solucionar el problema del hambre es incrementar el comercio internacional». El poeta Léo Ferré escribió: «Para que incluso la desesperación se venda, sólo hace falta encontrar la fórmula»
Parece que ya la han encontrado
(1) Lectura: Jean Ziegler, «Los refugiados del hambre», marzo de 2008.
* El título original en francés, «FMI – FAIM», es un juego de palabras formadas por las mismas letras que, al cambiarlas de posición, convierten «FMI» en «FAIM» (hambre).
Serge Halimi es periodista del mensual Le Monde diplomatique, y autor del libro Les Nouveaux Chiens de Garde (Los nuevos perros guardianes), Raisons d’agir, 2ª edición, 2005.
Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y la fuente.

ME GUSTAN LOS ESTUDIANTES


Me gustan los estudiantes
Marcel Claude
Argenpress
Han transcurrido aproximadamente dos años del llamado movimiento de los pingüinos, estudiantes secundarios cuyas manifestaciones abrieron un amplio debate sobre la precariedad de la educación básica y media en Chile.
No debe sorprender que los estudiantes hayan vuelto a las calles y a las movilizaciones, y que las reivindicaciones planteadas por éstos vuelvan y sigan siendo el lucro, la Ley General de Educación, la calidad de la enseñanza, la Jornada Escolar Completa, la tarifa escolar, entre otros. Todo lo anterior, a pesar de la instalación del Consejo Asesor Presidencial para la Calidad de la Educación -anunciada pomposamente por la Sra. Bachelet- que debió haber generado las propuestas adecuadas, pero que sólo sirvió para poner freno al movimiento estudiantil y no superar las grandes lacras del sistema educacional: financiamiento, calidad y equidad. Y a pesar también, de que el tema se encuentre actualmente en el Parlamento, aunque no parece existir una intención de avanzar en su tramitación.
En este escenario que opera bajo la cuestionada lógica vigente en mayo del 2006, lo esperable es que las brechas existentes en la educación se acrecienten, por ejemplo, en los resultados de la PSU 2007, solo un 1% de los hijos de las familias de menos recursos superaron los 700 puntos, mientras que en los hijos de familias de altos ingresos ese porcentaje llega al 16%. Estas cifran demuestran que los pobres en su condición de exclusión reciben una educación muy deficiente, lo que no ocurre con los estudiantes de altos ingresos. De allí que el sistema de selección universitaria no sea más que el reflejo de la realidad social del país, razón por la cual, en la última propuesta entregada por los secundarios al Ministerio de Educación en diciembre pasado, se planteó su eliminación definitiva y su reemplazo por un mecanismo que considere sistemas de bachillerato humanista y científico.
En esa misma y errada dirección se pueden considerar a otros mecanismos como el aporte fiscal indirecto (AFI) que resulta hoy una medida de política pública regresiva, ya que bajo el supuesto de favorecer la excelencia académica, premia a aquellas instituciones de educación superior que acogen a los alumnos de los estratos socioeconómicos más altos, que son aquellos que obtuvieron mejores resultados en la PSU y que provienen, a la vez, de los colegios privados que muestran históricamente los mejores resultados en la prueba SIMCE. Un círculo vicioso que lleva más de 30 años sin romperse, heredado de la dictadura y que la Concertación ha ratificado. Basta recordar las demandas de los secundarios de la segunda mitad de los años ochenta que no eran ni más ni menos que las mismas del día 24 de abril pasado, cuando nuevamente los estudiantes salieron a la calle en distintas ciudades del país y recibieron la acostumbrada represión policial.
Desde mayo del 2006 han transcurrido dos años de tramitaciones inútiles, donde contrariamente a lo planteado en mayo del 68 por los estudiantes franceses, los nuestros sí han sido realistas pues han pedido sólo lo posible, pero en Chile, lo posible es imposible. Resulta políticamente absurdo responsabilizar a las movilizaciones estudiantiles por el poco avance logrado, ya que si no fuera por éstas, el consejo asesor de educación nombrado por Bachelet sesionaría ante la tumba del ex dictador. Seamos honestos, ni el gobierno ni la oposición han querido modificar el marco regulatorio de la dictadura. La solución existe y es tan antigua como la vieja Europa, aquella que tanto nos gusta imitar, y que enfrenta el problema con cuantiosas inversiones públicas financiadas con un sistema tributario que grava más a los que más tienen y a las grandes empresas.
Entonces, no nos puede sorprender que los estudiantes vuelvan a salir a las calles para reclamar por un grave problema país que se ha querido presentar como solucionado o en vías de solución, que es la falsa imagen con la que se quiso clausurar la revolución pingüina del 2006. Además tampoco debería resultar sorprendente a la luz de lo que ocurre en el Parlamento, ya que el proyecto que se encuentra en el Congreso considera sólo una parte de las demandas y no asegura los cambios sustantivos que el sistema requiere. Un maquillaje más -entre tantos- gracias a los cuales, estilistas de la Concertación y de la Alianza han logrado reconocimiento internacional.
Marcel Claude es economista, Director de investigación y estudio de Universidad Arcis.

WASHINGTON NOS QUIERE ESCLAVOS

Washington nos quiere esclavos

Hace exactamente 95 años, el 3 de mayo de 1913, el escritor argentino Manuel Ugarte pronunció en el Teatro Municipal de Lima una conferencia en la que llamó a la unión de América Latina para enfrentar el plan anexionista del imperialismo.

Para sustentar su denuncia, ­Ugarte citó estas frases de un artículo del presidente estadounidense William Taft (1909-1913):

“No está lejano el día en que tres banderas de estrellas y barras señalen en tres sitios equidistantes la extensión de nuestro territorio: una en el Polo Norte, otra en el Canal de Panamá y la tercera en el Polo Sur. Todo el hemisferio será nuestro, de hecho, como en virtud de nuestra superioridad de raza ya es nuestro moralmente.”

El escrito había sido traducido y publicado en el diario panameño Estrella de Panamá.

La conferencia de Ugarte se titula “Norte contra Sur”. El pensador argentino la incluyó luego en su libro Mi campaña hispanoamericana (Editorial Cervantes, Barcelona, 1922).

¿Es la de Taft idea anacrónica de un lunático? Nada de eso. La anexión de América Latina, empezando por Cuba y Puerto Rico, es una ambición incluso de fundadores de la Unión. En su disertación de 1913, Ugarte recordó esta frase de un senador Preston pronunciada en 1838: “La bandera estrellada flameará sobre la América Latina hasta la Tierra del Fuego, único límite que reconoce la ambición de nuestra raza.”

Ugarte recorrió, a su propio costo, el continente, llamando, antes que muchos antiimperialistas de ocasión, a la unidad antiimperialista.

Fue Ugarte un personaje acaudalado que, a inicios del siglo XX, militó en la intelectualidad que tuvo a París como su meca cultural. En la Ciudad Luz cultivó la amistad del excelso poeta nicaragüense Rubén Darío. Su antiimperialismo se nutrió sin duda de la “Oda a Roosevelt”, en la que Darío rechazó el avasallamiento de América Latina.

Dijo el poeta: “Eres los Estados Unidos, / eres el futuro invasor / de la América ingenua que tiene sangre indígena, / que aún reza a Jesucristo y aún habla en español.”

Eran los años en que el imperialismo yanqui estrenaba sus garras. En 1895 había invadido Nicaragua, donde se quedó hasta 1925. Luego retornó, pero fue desalojado por Sandino. Se apoderó de Cuba en 1898 y después estableció allí una República mediatizada. En 1898 invadió Puerto Rico. Sigue allí.

El alerta de Ugarte conserva actualidad. Fidel Castro aporta en su libro Reflexiones estas palabras de George W. Bush en la Convención del Partido Republicano que lanzó su primera candidatura a la presidencia:

“El próximo siglo (el siglo ­XXI) estadounidense debe incluir a toda América Latina.”

Ahora, en el 2008, el proyecto imperial persiste, por otros medios. Cuenta con agentes sumisos como Alan García, Álvaro ­Uribe y Felipe Calderón. Pero la resistencia arrecia.

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