¡INAPLICABILIDAD DE LEY Nº29944 LEY DE REFORMA MAGISTERIAL; PAGO INMEDIATO DEL 30% POR PREPARACION DE CLASES Y EVALUACION!

Para tener Presente

"Los Maestros, al ponernos al servicio del Estado, no hemos vendido nuestra conciencia ni hipotecado nuestras opiniones, ni hemos perdido nuestra ciudadanía. El hecho de recibir una suma mensual de dinero significa sólo el pago de nuestros servicios profesionales, pero no el pago de un silencio y de una conformidad que repugna. Quienes pretenden que el maestro debe "callar, obedecer y trabajar", están en un error, y cometen un insulto a la dignidad humana... ". José Antonio Encinas

¿REFORMA EDUCATIVA?

¿Reforma educativa para mejorar la calidad académica? Es posible esto sin atender el rezago educativo en materia de infraestructura en zonas marginales, con estudiantes mal alimentados y desnutridos, sin planes de estudio acorde a las necesidades de la población.

Evaluar a los maestros, ¿Quiénes, las instituciones corruptas del Estado? ¿La Ministra Bachiller que no sabe quien proclamó la independencia del Perú? ¿Los intelectuales “expertos” de la televisión? ¿Los periodistas mercenarios asalariados de la gran empresa?


ley de reforma magisterial y la destitucion por inasistencia y tardanza

16 septiembre 2015

La CNTE reunió a mil delegados de todo el país a analizar la educación nacional y sus estrategias de lucha

Portada :: México
Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf16-09-2015




1. El sábado y domingo 12 y 13 –en sesiones que cubrieron más de 24 horas- nos reunimos unos mil delegados de todo el país en la ciudad de México. Analizamos en siete mesas de trabajo el estado actual de la educación en la República y las diferentes estrategias de lucha que debemos poner en práctica en defensa del carácter público, gratuito, laico y popular de la educación nacional.2. La polémica en las mesas de la “II Convención Nacional Magisterial, en defensa de la educación pública y la estabilidad laboral”, analizó a) El contexto nacional e internacional (mesa en la que expuse mi punto de vista) b) La contrarreforma educativa: La reforma laboral impuesta por el sector educativo; c)Balance de la jornada de lucha enero de 2004 a agosto de 2005; d) La democratización del sindicato (SNTE) e) Democratización de la educación; f) Democratización del país y la política de alianzas; g) Plataforma de lucha y plan de acción.
3. En las plenarias: la de inauguración, organización y mensajes, así como en la plenaria de lectura de conclusiones, el auditorio de la Sección Novena estuvo repleto con más de 1,500 asistentes con estudiantes de la UNAN, Poli, normales, sindicalistas, padres de estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa. Reinaba una enorme combatividad, denuncias y condenas al neoliberalismo y capitalismo y a la explotación. Pero lo que pareció dominar fue la inquietud por encontrar las ideas organizativas entre el magisterio y el pueblo que permitan enterrar el capitalismo.
4. Se exigió la presentación con vida de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y la libertad de los presos políticos del país; la abrogación de la reforma realizada a los artículos 3 y 73 constitucionales y sus leyes secundarias; la estabilidad laboral a los trabajadores de la educación, tanto de base como interinos; que el Estado garantice la gratuidad educativa aumentado el presupuesto de educación a un 12 por ciento del PIB; respeto a las escuela normales, mayor presupuesto, aumento de sus matrículas, plazas para todos los egresados, alto a la represión y asesinatos de normalistas; mejoramiento a las condiciones laborales, así como a los jubilados; Buen servicio en el ISSSTE, etcétera.
5. Se planteó en la plenaria que la CNTE es la vanguardia indiscutible de movimiento social de los trabajadores en México; que busca unir sus batallas con otros movimientos de trabajadores teniendo como base los principios del sindicalismo y la honestidad política; pero también se dijo que hay que reflexionar más sobre las causas que han impedido que los líderes sindicales del SNTE no hayan sido derrotados por los trabajadores. ¿Podrá cumplirse fielmente con un paro nacional de 24 horas el próximo 12 de octubre?
6. Se subrayó que los paros son muy importantes, pero mientras éstos se preparan en cada sección sindical estatal deben realizarse trabajos de información y convencimiento mediante el volanteo y las reuniones, con el fin de fortalecer las luchas de la CNTE. Se habló de que en algunas secciones en los estados han surgido algunas divisiones que es necesario superar teniendo como base el diálogo sindical y político. ¿No se tiene claro que los enemigos a derrotar son los líderes espurios, los gobiernos derechistas y los medios de información al servicio del capital?
7. Se exigió que los dirigentes mafiosos del SNTE tiene la obligación de entregar a cada sección independiente las cuotas sindicales correspondientes de sus afiliados. Que esos más de 200 millones de pesos mensuales de cuotas sindicales deben entregarse proporcionalmente a las secciones que corresponde. En fin se analizaron y discutieron miles de problemas que en documento a parte conformará un pliego de demandas; pero se subrayó la importancia del trabajo intensivo de base. Los delegados, satisfechos con los acuerdos, concluimos nuestra convención a las 23 horas y la mayoría abandonó el DF en las primeras horas de la madrugada del lunes.
Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


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Entre el martillo y el yunque: izquierda, Latinoamérica y Venezuela

Portada :: Venezuela
Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf16-09-2015




En pleno golpe de Estado y en medio de una confrontación de calle, un joven de barrio me preguntaba con urgencia: “¿nosotros somos izquierda o derecha?” Yo le respondía: “izquierda” y él contestaba: “Ah bueno, entonces la derecha viene marchando hacia acá, vamos a frentiarles ”.
Ociel López, Dale más gasolina , 2015.
Dos textos pueden resultar de significativa importancia para tratar de orientarnos en el laberinto venezolano actual: una entrevista a Edgardo Lander, académico venezolano vinculado a los sectores de la izquiderda altermundista y ambientalista, crítica e incluso ya, refractaria al gobierno de Maduro, y un texto de José Roberto Duque, cronista, escritor popular y chavista convencido 1 . Si cito a estos dos textos es que los leí casi simultáneamente, y me parecieron que permitían dialogar con toda una ola de escritos relacionados con la situación actual de la izquierda en Latinoamérica.
En semanas pasadas han aparecido opiniones que abordan a la ola “progresista” latinoamericana desde su declive: el fin de los relatos progresistas (Schavelzon), del ciclo progresista (Zibecchi), de la “era de las promesas” (Svampa) y la distinción entre una izquierda mala que se estaría moviendo a la derecha, y una buena, cuya benevolencia radicaría en escuchar los murmullos de los indígenas y sus esenciales condiciones para desarrollar el Buen Vivir (Wallerstein) 2 . Sirva este paréntesis, antes de regresar a mi propósito centrado en Lander y Duque, para someter este juicio a una reflexión necesaria que puede ayudar a reorientar los debates actuales.
Una segunda consideración antes de seguir: estoy viviendo ahora en Ecuador, país de la Revolución Ciudadana. Al contrario de lo que pasaba en Venezuela, una gran mayoría de mis conocidos adoptan una postura muy crítica o abiertamente opuesta al gobierno, madre de esta revolución. Y por más que sean adversos a Correa tienen una opinión muy diferente de Venezuela. En efecto, pese a las condiciones extremadamente adversas que estamos viviendo en Venezuela, queda sedimentada una historia excepcional y singularmente rica en el campo popular. Algunos dirán, indecentemente, estalinista, media hermana de la corrupción y el clientelismo, pero todos los que hemos dado de nuestro tiempo y nuestra dedicación sabemos que no es así, o no totalmente. Y es esa metonimia que me motiva a escribir estas líneas. Mi punto de partida en este artículo es que Venezuela resulta una interrogante, una luz que permanece viva, muestra de la ya no “excepcionalidad” venezolana sino “extrañeza”, en el naufragio supuesto de la izquierda latinoamericana. Esta interrogante no solo se encuentra del lado externo, sino también desde nuestras posiciones internas. ¿Quién no se ha preguntado como acabaría todo esto? Qué quedaría después de que desaparezca la última gota de esperanza y de dedicación al desarrollo de otro futuro que no sea el que nos preparó la línea editorial del periódico de ayer: la desatada ética del uno por uno, del aquí no cabe otro imaginario que el de la historia ensordecedora del vencedor y exterminador de sueños y materia.
La historia empezó en 1989, diríamos que fue una fecha mundial, global, pero retumba ahora con mayor fuerza constatando que la carga prometeica de las dos décadas de vuelta de siglo en Venezuela, se han devenido en polvo, un polvo, ácido y poco abonador para las generaciones futuras. Todo parece avanzar hacia el derrumbe del sueño de la izquierda y la posibilidad de que el Estado sea una caja de resonancia y un aliado de las reivindicaciones populares. El Caracazo se esfumó y estamos, nosotros sus “hijos”, entrando en un túnel que pareciera no tener final y pocas salidas de emergencia.
Pero, disculpen, y volvamos un momento a los dos textos musas de estas líneas.
Lander se centra en Venezuela, pero al leerlo me parece un eco de los textos que mencioné y del aire du temps que nos llama a tirar a la basura de la historia, lo vivido, lo enfrentado y lo adelantado. ¿Qué nos dice básicamente Edgardo Lander? Que la revolución bolivariana redundó en un cuento mal hecho, donde prevalece las visiones leninistas (sean esas militaristas o burocráticas), que en Venezuela hemos desechado la posibilidad de edificar a la Universidad como espacio regido por el “libre pensamiento”, que se ha venido al piso todo intento ético u ontológico que había podido surgir en su momento, al observar el fenómeno bachaquero 3 . Finalmente, introduce la idea de la “dimensión epistemológica de la polarización” que deviene en el “bloqueo de conocimiento” y una “ceguera colectiva”.
Puede que haya desde este entramado fantasmagórico que es la izquierda (venezolana o internacional) posturas irreconciliables, unas volcadas hacia una estética pura de los antagonismos, perfecto reflejo geométrico de la caverna platónica, y otras fieles representantes de la desmesura de lo vivido en carne propia, un chinazo que se le lanza a la cara de lo establecido. Esta última versión la personifica José Roberto. En medio de la “descomposición ética” que representa el bachaqueo, en esto convergen los dos autores, Duque nos cuenta las realidades de espacios comunales en los cuales se aplican medidas de contención y de represión de corte comunal y comunitaria (esto es, no judicial y no policial). En resumen, uno considera la parte como los avances más importantes, la declinación de las ambigüedades que conlleva la disposición de la política y lo político en un solo eje, el otro ve la totalidad demostrando fallas, miasmas y escorias que informan el nivel de degradación de todo el cuerpo.
Aprovecharé en medio de esta reflexión un pequeño detour hacia una anécdota extraída de mi ámbito laboral inmediato: en estos días en el IAEN 4 se dio un evento especial del centro de investigación dirigido por uno de los mayores expositores actuales del marxismo, David Harvey. En la presentación de la rectora de esta misma institución, ésta declaró que para estudiar a los territorios no se podía solamente acoger la acepción “libertaria-anarquista”, o a la inversa caer en una visión neoliberal, sino que desde el gobierno se necesitaba posturas tecnificadoras y aptas para la gestión pública (aunque éstas vayan contradiciendo los principios sobre los cuales su legitimidad descansa 5 ). Me limitaré en apuntalar la idea de que las izquierdas latinoamericanas están atravesadas por múltiples formas de posicionarse frente a las ideas de autonomía, local y política, de racionalidad y pragmatismo, y que este aspecto es crucial para entender en qué estamos en Venezuela.
Como en los otros contextos de la ola progresista, pero a un nivel (des)comunal en Venezuela, lo político y la política se confrontan y se establecen a la par en un juego de dar y recibir. En el caso venezolano sigue habiendo cierta homología entre la una y la otra, de tal forma que todas las veleidades críticas quedan sacrificadas a una comunidad moral y política imaginada. Tomemos dos ejemplos para ilustrar esta idea: las colas y el bachaqueo (frutos de un deterioro económico que incluye desabastecimiento, incuria, desaparición de la autoridad estatal, disolución del poder adquisitivo), y la mal llamadas Operación de Liberación del Pueblo (OLP). Los chavistas convencidos ofrecen demostración de malabarismo argumentativo para justificar, por un lado, que se ataque a las escorias que representan los pequeños revendedores, que se habrían convertido en la peor plaga del país y lo estarían despedazando 6 , y por el otro aplauden la lógica aplastadora (materialmente incluso) de la OLP que, justificadamente o no, se llevan delincuentes minoristas (sea de productos regulados, sea de sustancias prohibidas, o hasta de apartamentos usurpados). Nada se ha hecho o vagamente declarado en contra de la mafia (militar, o civil) que monitorea todo el flujo de mercancías que salen o entran del país, sean armamento, harina de maíz precocida, pasta dental o drogas.
Lo que podrá aterrorizar en esta situación es la ausencia o la desaparición progresiva de cualquier tipo de señalamiento al gobierno de parte de los chavistas convencidos. Se esfumó la crítica y solo queda arrinconada a los espacios donde no se superpone la lógica política y lo político, donde la autonomía no solamente es un sueño sino una realidad y una necesidad, porque el Estado está ausente o presente de manera muy errática. Quisiera que el mismo empeño de los compas que apoyan a estas realidades y sus actores sirva a discutir sin tapujos la gestión del gobierno. Que podamos ver en Caracas marchas espontáneas que pidan que se haga justicia con los responsables de la sangría del país (militares en primer lugar).
Finalmente, deberíamos reconocer la táctica del gran estratego griego Alejandro Magno: el martillo del Estado para espantar medianamente las incursiones salvajes del Mercado y reestablecer algo parecido a una autoridad, y el yunque de la astucia de las fuerzas creadoras del pueblo para “ territorializar la posibilidad emancipatoria” como lo recuerda el compañero Emiliano Terán 7 .
Lo popular es fundamentalmente heteróclito y versátil, pero con una potencia que muchos han resaltado. Lo sublime en el caso venezolano, con otros matices en Ecuador, Bolivia, Brasil o Argentina, es haber masificado las ideas de izquierda en el campo popular. Por tanto la fuerza de este proceso radica en que las promesas, aunque cada vez más incumplibles, quedan como hojas de ruta de una estrategia común entre fuerzas populares y gobierno. Lo que no podemos permitirnos es mandar a los gobiernos de la ola progresista, aunque sean sólo un mal menor, al basurero de la historia. Tenemos que crear las condiciones de una reiterada batalla de ideas, críticas fundamentales, pero no podemos abrirle camino a otros mucho peores por fundamentalismo crítico, rechazo a la represión, idea de un gobierno que nunca existió sino en sueños de imposible alcance. Sin embargo, las crisis de representatividad son inevitables cuando se institucionaliza una agrupación política, cuando los recursos nacionales son disputados por diversas fuerzas, pero no podemos olvidar que entramos en un ciclo cuya salida tendría consecuencias nefastas. La ironía de nuestra época en Latinoamérica es que los gobiernos que son atacados ahora, son los que están sacrificando los principios que ellos mismos participaron en erigir. En algunos casos, se sacrifica el bien común en nombre del bien común.
A pesar de todo, tenemos que avanzar con estos lastres, y no ingenuamente considerar que la batalla está perdida pese a que las fuerzas enemigas parecieran brotar de todos lados.
3 El bachaqueo es el término despectivo dado al contrabando, a pequeña o gran escala, de productos a precio regulado, desde Venezuela hacia Colombia. Este fenómeno conlleva a una sangría de los productos de primera necesidad que participa del desabastecimiento crónico en Venezuela.
4 Instituto de Altos Estudios Nacionales, definida como la Universidad de postgrado del Estado ecuatoriano.
5 Que vemos plasmado en la actualidad en la polémica abierta en Ecuador sobre derechos a la resistencia y subordinación de los derechos de la naturaleza a los derechos sociales.
6 Desde finales de los noventa, existen los buhoneros, vendedores informales y en gran medida de productos regulados, suerte de bachaqueros internos. Pero para la fecha nadie se preocupaba mucho dado que representaba un medio para generar ingresos para muchísimas familias. Sucede lo mismo hoy en día en el caso de los bachaqueros, e incluso podríamos afirmar sin equivocarnos que son una de las razones por la cual no ha implosionado el país gracias a la generación de ingresos informales.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


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Política, poderes fácticos y democracia

Portada :: Chile
Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf16-09-2015



En el escenario político y en los medios de comunicación, y detonado por los innumerables casos de corrupción política que han quedado al descubierto en los últimos meses, ha ganado cierta centralidad el debate sobre lo que se ha dado en llamar "relación entre el dinero y la política". Sin embargo, planteado de esa manera deliberadamente abstracta, en este debate se escamotea claramente el problema de fondo. Y, mientras ello suceda, cualquier propuesta de solución que se formule no será, en el mejor de los casos, más que un bien intencionado pero estéril intento de cuadrar el círculo, y en el peor, solo una cínica maniobra, dirigida a mantener alejada de la atención ciudadana la verdadera anomalía que se encuentra a la base de este problema.Esa anomalía, y que constituye el verdadero problema, no es otra que el inmenso poder real que detentan, en el tipo de sociedad que hoy tenemos, los pocos individuos que, en su calidad de propietarios de las grandes empresas y recursos financieros, controlan la mayor parte de la economía del país y, por esa vía, la vida de los chilenos. Ellos, los mismos que prosperaron en virtud de las regalías y privilegios que obtuvieron bajo la dictadura, son actualmente los verdaderos dueños de Chile. Los gobiernos y los políticos pasan, pero el poder real sigue estando firmemente en sus manos. Y este es un rasgo que, en ls condiciones del capitalismo actual, ha pasado a ser un rasgo estructural del sistema.
En este contexto lo que tenemos es un total vaciamiento de la política, ya que tal grado de desigualdad es completamente incompatible con una real gobernabilidad democrática. De hecho, las decisiones más importantes para el futuro de un país, que son las referidas a las principales decisiones de inversión –en qué, donde y cuando hacerlo– se encuentran entera y permanentemente en sus manos, lo que les permite mantener una capacidad de presión sobre el conjunto de la sociedad que se asemeja demasiado a una simple y vulgar extorsión. Lo que el sistema político puede poner en escena, entonces, como supuesta expresión de poder soberano de la ciudadanía, es solo una mascarada, útil para la clase dominante en la medida en que le permita cazar incautos y con ello mantener razonables niveles de paz social.
Y en el caso de que el sistema llegase a colapsar, a consecuencia de su irrelevancia y del general descrédito de sus actores, su opción favorita será entonces la de un "gobierno fuerte", "autoritario", que permita "imponer y mantener el orden", cerrándole así el paso al tan temido fantasma del "populismo". Es ello lo que explica las distintas valoraciones que dan a la crisis del sistema político las corrientes políticas que participan en él, ya que para algunas de ellas la posibilidad de continuar profitando del mismo supone que éste siga existiendo. En cambio los poderes fácticos empresariales, que a diferencia de la mayor parte de los explotados posee una muy clara y aguda conciencia de sus intereses de clase, no tienen el menor interés por preservar y fortalecer algo que huela a democracia, tal como la definiera Lincoln en su famoso discurso de Gettysburg: "el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo".
Por el contrario, el gran capital ve claramente en ella un peligro mortal para sus intereses, en la medida en que, al revés de cómo se los suele presentar, tales intereses se hallan en un antagonismo irreconciliable con los derechos, intereses y anhelos de la inmensa mayoría. Es por eso que a través de los poderosos medios de comunicación que controla despliega un constante esfuerzo por distraer la atención de los explotados con variadas formas de entretención dirigidas a infantilizar a sus destinatarios y por mantenerlos a la vez suficientemente desinformados de lo que ocurre o de las causas de los problemas y conflictos que existen. El propósito que finalmente se busca es ofuscar las mentes, generar incertidumbre y, sobre todo, temor al cambio, evitando que la mayoría se interese seriamente en la política y pueda descubrir en ella el medio de acción capaz de hacer realidad sus más hondos anhelos de bienestar y justicia.
Parecemos estarnos moviendo entonces en un círculo vicioso. El sistema político se halla completamente capturado por el gran capital y sus obsecuentes servidores y concita, a raíz de ello y de las obscenas prácticas que promueve, el más profundo rechazo en la inmensa mayoría. ¿Cómo podemos romper este círculo que parece cerrarnos todos los caminos? Las crecientes muestras de desinterés por la política, como si la corrupción fuese algo inherente a ella, no lo permiten, ni tampoco lo permiten las meras manifestaciones de furiosa indignación que se traducen en las fugaces acciones destructivas que, de cuando en cuando, protagonizan pequeños grupos. No hay más camino posible para ello, junto con contribuir a desenmascarar perseverante e implacablemente la farsa y poner de relieve la inmensa disociación que ella pone a cada paso en escena entre las palabras y los hechos, que reivindicar derechamente a la política como una ética de la responsabilidad colectiva, es decir como una práctica virtuosa, muy distinta a lo que cotidianamente nos muestra el triste espectáculo que brinda la actual casta de politicastros.
La política como el interés y esfuerzo colectivo que se lleva a cabo exclusivamente en función del bien común y de los principios y valores que permiten alcanzarlo. Y que lejos de brindar seguridad y beneficios personales a quienes la practican exige más bien de ellos una alta cuota de sacrificios. Ya es hora de que la mayor parte del pueblo trabajador comience a sacudirse la ignorancia, el temor y la sumisión a que la clase dominante y sus secuaces se empeñan por mantenerlo atado y se esfuerce por adquirir una clara conciencia de sus intereses históricos, asumiendo que otro tipo de sociedad no solo es posible sino también imperativamente necesario. Y que, en consecuencia, comience a hacer valer frente a los empresarios la gran verdad que encierra aquella justa consigna levantada por la izquierda revolucionaria europea en el marco de la actual crisis del capitalismo, ¡nuestras vidas valen más que vuestras ganancias!
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


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¿Por qué los Estados no tienen que pagar sus deudas?

Portada :: Economía
Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf16-09-2015



En este artículo pretendo arrojar un poco de luz sobre un asunto que me parece de central importancia desde una perspectiva poco convencional. Lamento la densidad de esta exposición pero tengo que explicar conceptos muy complejos en muy poco espacio. No sólo analizaré la naturaleza de la deuda pública, la ética de su cobro a toda costa (como se pretende hacer en Grecia), sino también del instrumento que se utiliza para contabilizarla: el dinero. Espero que mis lectores puedan construir desde aquí un discurso empoderador contra dogmas que parecen difíciles de cuestionar, como por ejemplo la sentencia "las deudas hay que pagarlas".
1. Un Estado es un conjunto de individuos, más o menos organizado, que se apropia en exclusiva del ejercicio de la violencia y la coerción en una región determinada. Por supuesto nuestros Estados modernos se dedican a muchas otras cosas como construir infraestructuras, llevar a cabo políticas sociales, subvencionar a ciertos sectores, etc. Pero la primera frase de este párrafo define la actividad esencial del Estado, sin la cual dejaría de ser tal cosa. En los presupuestos generales del Estado español aún constituyen la rúbrica deServicios Públicos Básicos las dotaciones destinadas a cárceles, el aparato judicial, el ejército y la policía. (El sueldo de nuestros representantes democráticos está en un apartado llamado Actuaciones de carácter general y la sanidad en Bienes públicos de carácter preferente). Allá donde el Estado pierde la competencia exclusiva en el uso de la fuerza se dejan de pagar impuestos y obedecer las leyes, pues han aparecido nuevas autoridades que impondrán los suyos propios. El poder, en definitiva, lo tiene el mismo que blande la espada.
2. Los Estados necesitan obtener recursos para sostenerse. El principal medio del que disponen es la confiscación de bienes a los habitantes del territorio que controlan. A este mecanismo lo llamamos impuestos. Los impuestos pueden ser mecanismos de redistribución de la riqueza si son progresivos y se destinan a causas sociales. Aunque durante la mayor parte de la historia no haya sido así.
3. En determinadas etapas de la historia, los impuestos se pagaban mayormente en especie o en períodos de trabajo no remunerado que los súbditos aportaban directamente al Estado. Del mismo modo los integrantes del aparato coercitivo eran recompensados en forma propiedades o derechos. Por ejemplo, en la sociedad medieval europea los campesinos debían dedicar ciertas horas de la jornada o días del mes o la semana a trabajar en los campos de su señor. El señor feudal vivía de los frutos de ese trabajo no remunerado. Cuando tenían que embarcarse en alguna guerra recompensaban a sus leales vasallos (que eran guerreros u otros señores feudales) con parte de sus haciendas, incluyendo en ellas todos los derechos sobre los campesinos que las habitaban. En estas sociedades el dinero no era una mercancía tan habitual como en las sociedades capitalistas actuales. Se utilizaba para comparar contablemente el valor de las cosas, compensar las diferencias de valor de los bienes involucrados en un intercambio u otras funciones que tienen más que ver con la cualidad del dinero como unidad de cuenta, más que como depósito de valor. No había muchas monedas ni cambiaban mucho de manos.
4. Muchos Estados, en algún momento de su historia, necesitaron para sostenerse un flujo de recursos que superaba su capacidad de obtener bienes por la fuerza. Generalmente se trataba de guerras, que requieren movilizar gran cantidad de recursos que no se pueden pagar inmediatamente y abonar la correspondientes soldada a los guerreros de su bando. Se crearon entonces instrumentos financieros para emitir deuda pública. El instrumento más simple y efectivo es acuñar monedas.
5. Al contrario de lo que mucha gente cree las monedas, incluso las más grandes hechas de los más preciosos metales, tenían en general mayor valor nominal que el coste de su fabricación. Esta diferencia se llama señoreaje. Con esto los Estados se enfrentaban a un dilema: ¿Cómo hacer que una simple moneda pudiera emplearse para satisfacer pagos que la superaban en valor?
6. La respuesta no está en utilizar metales preciosos pues de lo que se trata es de que el valor nominal de la moneda supere a su coste de fabricación y al material que incorpora. De hecho las monedas no son valiosas por estar hechas de oro. El oro es valioso porque sirve para fabricar dinero. Es un metal que por sus propiedades físicas y ópticas es fácil de distinguir del resto, fácil de comprobar su pureza, fácil de moldear y romper.
7. Muchas investigaciones sobre la naturaleza del dinero se centran en la necesidad social de establecer una mercancía que por su uniformidad y abundancia sirva como dinero. Pero no se entra con frecuencia en discusiones de por qué se escoge una mercancía en particular o qué mecanismos se emplean para que gran parte de la gente la acepte como pago.
8. Las monedas pueden no tener gran valor en sí mismas. Pero tienen una cara y una cruz. Si tienes una moneda en tu poder sabes que puedes adquirir con ella bienes por el valor que viene en la cruz (siempre mucho mayor que el valor de la propia moneda). De garantizarte que puedas usarla para eso se encarga el que viene en la cara. Si el señor (rara vez señora) o institución que viene en la cara es muy poderoso, muchas personas aceptarán ofrecerte bienes o servicios a cambio de ese pedacito de metal que les vas a entregar.
9. Esta explicación puede no resultar del todo convincente. No hay mucha gente que se haya sentido realmente obligada a aceptar pagos en dinero. Incluso los contrabandistas y los mafiosos intercambian sus mercancías por dinero, aunque se aseguren de que no hay ningún policía cerca que les obligue a aceptarlo.
10. La respuesta nos la da la propia historia. Las grandes emisiones de moneda suelen venir acompañadas de cambios en la política de recaudación que obligan a pagar los impuestos en esas propias monedas. Si el Estado dispone de mecanismos de recaudación eficientes, todo el mundo estará interesado en conseguir monedas para pagar sus impuestos.
11. Cuando se adoptó este cambio de paradigma en la política fiscal en Europa, a finales de la Edad Media, supuso una sacudida en toda la estructura social del continente. Orientó la producción hacia el mercado y destruyó la autosuficiencia de la economía rural. Hizo a las clases bajas menos conscientes de su explotación y sujetó a las mujeres a la convivencia y a la sumisión a un compañero varón que podía acceder a empleos remunerados en dinero. Fue, en definitiva, una extracción de recursos y poder, un saqueo en toda regla perpetrado por los ricos contra los pobres y por los hombres contra las mujeres. Este tema daría para escribir un libro entero, lo dejaremos aquí.
12. El Estado paga al soldado con una moneda. El soldado lo utiliza para comprarse un traje. El sastre compra con ella un ramo de flores. El dueño de la floristería usa la moneda para comprar manzanas. El frutero paga los impuestos con esa moneda. De este modo el frutero ofrece manzanas y no va a la cárcel por evasor fiscal. El dueño de la floristería vende flores y recibe de manzanas. El sastre vende trajes y recibe flores, el soldado lucha en la guerra y recibe trajes y el Estado recibe los servicios de un soldado a cambio de absolutamente nada.
13. Se podrá percatar el lector fácilmente de que este sistema satisface perfectamente las necesidades de los Estados que están en plena expansión territorial. De hecho los grandes imperios fueron también grandes acuñadores de monedas. Se podía financiar mediante la moneda un ejército poderoso antes de lanzarlo a una campaña de saqueo en el exterior. En el saqueo se obtenían bienes que compensaban los costes iniciales del mismo modo que se recupera una inversión. El Imperio Romano conseguía además esclavos que ponía a trabajar en minas de oro, el oro se empleaba para fabricar dinero, el dinero para pagar soldados y los soldados para conseguir más esclavos. Este ciclo se repetía una y otra vez hasta alcanzar el límite de su sostenibilidad y provocar en última instancia la decadencia y finalmente la caída del Imperio.
14. El dinero que utilizamos es, en esencia, títulos de deuda pública que no producen interés. Cada euro en nuestro bolsillo es un euro en bienes que el Estado nunca nos va a devolver (Hace unas décadas el dinero era canjeable por oro o divisas fuertes en los bancos centrales, hoy ya no. Entraremos en este tema más adelante). No obstante, como el Estado nos genera confianza y nos exige el pago de impuestos en euros. Luego todos estamos muy interesados en adquirirlos. Ni siquiera los contrabandistas de los que hablábamos antes se pueden gastar tranquilamente sus pingües beneficios sin levantar las sospechas de Hacienda. Podríamos haber escogido como dinero conchas de animales marinos, cigarrillos o huevos de gallina. Pero como acabamos de ver, es mejor utilizar deuda pública.
15. Puede que lo expuesto hasta el momento no sea suficiente para hacer cambiar de opinión a quienes le dan un carácter preceptivo al axioma "las deudas hay que pagarlas". Aunque es cierto que las cosas no son tan sencillas. En este momento del relato el Estado se enfrenta a dos problemas: 1) Hacer valer su moneda para pagos en regiones que sobre las que no tiene ningún poder 2) Poner un coto a la emisión de moneda, pues el Estado está fuertemente incentivado a utilizarla para pagar sus deudas y un exceso de dinero efectivo puede hacer caer al país en una espiral de inflación catastrófica.
16. El primer problema se solventaba haciendo que las monedas fueran valiosas en sí mismas, utilizando metales preciosos. El sello de la moneda indicaba que una autoridad (independientemente de que gobernara o no la zona) certificaba el peso y la pureza del metal contenido en la moneda. Eso le permitía ser útil en transacciones comerciales incluso muy lejos de la autoridad que las había emitido. Aunque como indicamos en el punto 4, el valor nominal de la moneda solía ser mayor dentro del Estado del que era propia.
17. El segundo problema se resuelve instituyendo una autoridad ajena al Estado en la que este delega todo su poder en política monetaria: el banco central. Esta autoridad podría ser perfectamente una entidad por completo en manos privadas. De hecho el Banco de Inglaterra, uno de los primeros bancos centrales, fue fundado en 1694 entre varios acreedores de la Corona a los que se les concedió control absoluto sobre los balances del Estado a cambio de un préstamo 1.200.000 libras. También se dotó al banco del privilegio exclusivo de emitir billetes que representaban porciones de esa deuda original. Ese millón largo de libras -una cantidad astronómica para la época- está a día de hoy pendiente de devolución. Este dinero se empleó principalmente para construir barcos de guerra.
18. Los bancos centrales además regulan el tipo de interés al que el Estado paga la deuda pública. El banco central compra títulos de deuda pública en el mercado secundario (nunca directamente al Estado) para que el tipo de interés baje o vende los que tiene para que ese tipo de interés suba. Estos títulos de deuda no dejan de ser impuestos que se pagan por adelantado a cambio de un interés y el banco central regula esa tasa indirectamente.
19. Con el tiempo empezó a ser más práctico que el banco central atesorara todo el oro y plata de los que estaban hechas las monedas y fabricar estas de metales más comunes. Las antiguas monedas se gastaban y perdían valor intrínseco y había industrias clandestinas que se dedicaban a recortar el borde y apropiarse del oro obtenido. Para las transacciones internacionales cualquier ciudadano podría ir al banco central de su país, cambiar las monedas o billetes de curso legal por el oro que estas respaldaban, llevarlo a otro país y hacer la operación inversa para comprar bienes locales. Con el tiempo esto tampoco fue necesario. Todos los bancos centrales trasladaron su oro a la cámara acorazada que la Reserva Federal norteamericana tiene en Nueva York y las transacciones se saldaban moviendo lingotes entre armarios asignados a cada país usando un carro neumático.
20. Es posible que los lectores barrunten ya un nuevo medio para que el Estado, una vez más, no pague sus deudas. Como acabamos de ver el tráfico de oro se había vuelto casi una ficción. Lo único que circulaba de verdad eran los billetes y las monedas sin valor intrínseco, supuestamente respaldadas en oro... eso, supuestamente. Los Estados contaban con que no todos los ciudadanos iban a necesitar a la vez hacer efectivo el oro al que tenían derecho. Por tanto podían emitir billetes y monedas no respaldados.
21. Una vez más la violencia. En el año 1971, la administración de Nixon, agobiada por los inmensos costes de la guerra en Vietnam, decide romper con el patrón oro y emitir dinero no respaldado. Los dólares ya no serían canjeables por oro en la Reserva Federal. Se consolida con ello lo que conocemos como dinero fiduciario en el que todo el valor de la moneda se basa en la confianza de quienes la utilizan, nada más. Aunque el sistema de equivalencia entre dinero y oro pueda parecer anecdótica, su fin no fue en absoluto inocuo pues los Estados Unidos necesitaban mecanismos para hacer valer su moneda. En última instancia la desaparición del patrón oro fue una medida que suspendía, echando mano de la autoridad del Gobierno, el pago de la deuda de oro de los Estados Unidos.
22. Muchos países del mundo respaldaban sus monedas en dólares. Si un Estado quería poner en circulación la moneda X la utilizaba para comprar dólares. De este modo se retiraban del mercado dólares y se sustituían por X. Las X estaban respaldadas en dólares y el dólar supuestamente en oro. Estas reservas de divisas son útiles para las transacciones internacionales y para poder devolver créditos contraídos en dólares. Pero si Estados Unidos empieza a emitir dólares y esta moneda pierde valor por ser cada vez más abundante, arrastrarán también hacia abajo el valor de la moneda X. Al país que la utiliza le empezarán a salir cada vez más caras las importaciones y más costoso devolver sus deudas. De este modo Estados Unidos puede poner, virtualmente, impuestos al resto del mundo.
23. Desde la desaparición del patrón oro, EE.UU. ha mantenido un saldo negativo -y decreciente- en su balanza de cuenta corriente. Esto significa que importa más de lo que exporta y la diferencia se sufraga mediante créditos concedidos por extranjeros. Antes necesitaban ser exportadores netos para mantener fuerte su moneda y la correspondencia entre el valor de esta y el oro, ahora ya no. En última instancia lo que han conseguido ha sido que el resto del mundo les entregue bienes y servicios, a cambio ellos le dan unos papeles de color verde impresos con las caras de sus presidentes. Tarde o temprano esos papeles vuelven a EE.UU. en forma de créditos, cerrando el círculo de una deuda que se renueva y crece constantemente sin ningún propósito de ser saldada.
24. Los precios de la mercancía más importante del mundo, el petróleo, se deben negociar y pagar en dólares a los productores. Eso crea una fuerte demanda de dólares en todo el mundo que permite mantener la moneda fuerte. ¿Cómo se consigue eso? Mediante la violencia. En noviembre del año 2000, Sadam Hussein decidió empezar a vender el petróleo de su país a cambio de euros. Esto amenazaba la solvencia del sistema financiero estadounidense. ¡Qué casualidad! poco después se encontraron armas de destrucción masiva en Irak, se lanzaron los tanques contra este país y una de las primeras órdenes que revocó el Gobierno provisional instaurado allí fue la intercambiabilidad de petróleo crudo por euros.
25. Podemos ver ahora con claridad como los EE.UU. han mantenido un elevado nivel de prosperidad basado en la fuerza de su moneda y esta a su vez en un inmenso aparato de apropiación y saqueo. Es casi un super-Estado, que cobra sus propios impuestos al resto del mundo y suspende arbitrariamente el pago de sus deudas. Quizá por esa prosperidad aparentemente inagotable no consideramos alarmante que la administración estadounidense deba el 105 % del PIB del país y sin embargo el endeudamiento del Estado español, del 101 % de su PIB, sea coartada de para las más rigurosas reformas.
26. El primer país que se negó a pagar sus deudas fue Estados Unidos. En 1852 los ciudadanos (libres) del Estado de Louisiana decidieron en referéndum suspender definitivamente el pago de su deuda estatal constituida principalmente por bonos a cincuenta años de titularidad británica. Cuarenta años después los acreedores reclamaron el pago de dicha deuda y el Gobierno Federal confirmó que no podía contravenir una decisión tomada democráticamente por el pueblo norteamericano. El segundo país que se negó a pagar sus deudas fue Rusia tras la revolución de 1917. El tercero fue Alemania tras haber pagado sólo una pequeña parte de las inmensas reparaciones a las que estaba obligada tras las Primera Guerra Mundial.
27. En 1998 fue establecido el Banco Central Europeo, en el que quedaba centralizada la política monetaria de 19 países de la Unión Europea. En 2002 se puso en circulación una nueva moneda, el euro. En general no es recomendable que dos países compartan moneda si sus ciclos económicos no están perfectamente sincronizados: en determinado momento uno podría necesitar una política contractiva de tipos altos de interés para frenar la inflación y el otro la política opuesta. Esto era justamente lo que ocurría en la Unión Europea. Cuando el euro entró en vigor el BCE estableció un tipo de interés bajo para sacar a Alemania de un momento de apuros económicos. No obstante, en España este dinero barato alimentó aún más el despegue de un sobrecalentado mercado inmobiliario. Por si esto fuera poco, la moneda única permitió que Alemania explotara su elevada productividad a expensas de los demás, inundando los países periféricos de la zona euro con productos de alto valor añadido pero baratos en comparación con los de la producción local. Países como Grecia, España, Portugal, etc. no podían competir con la producción alemana de este tipo de artículos, tan intensa en capital, ni con la producción asiática intensa en mano de obra. Incapaces también de protegerse devaluando su moneda por la presencia del euro, se vieron sumergidos en una espiral de salarios bajos, desempleo, migración, crisis económica y deuda insostenible.
28. Si Grecia abandonase el euro estaría recuperando un derecho soberano que tiene como Estado: el de decidir su propia política monetaria, que en última instancia es decidir cómo pagar su deuda o no pagarla en absoluto. Y esta vez la deuda no se utilizará para sufragar un aparato de violencia, opresión y saqueo, sino para pagar hospitales, pensiones y escuelas.
29. "Las deudas hay que pagarlas" es, llanamente, una afirmación falsa, por no decir una mentira mezquina vertida para soslayar el hecho de que existe una relación de fuerza o confianza entre deudores y acreedores que inclina la balanza en favor de unos u otros. Los mismos defensores a ultranza de este dogma suelen poner en juego una perversa contabilidad en la que las deudas que las recientes democracias heredan de los dictadores deben pagarse. Pero los inmensos daños medioambientales perpetrados por las actividades del capital extranjero en países del Tercer Mundo no son deuda. Ni son deuda las promesas electorales que los políticos hacen a los ciudadanos que los eligen, los obedecen y los financian con sus impuestos. ¿Deben pagarse las deudas? Primero debemos preguntarnos: ¿quién debe a quién?
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


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