“Mi táctica es hablarte y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible”
Táctica y estrategia – Mario Benedetti
Pero nuestra estrategia, si bien igual de profunda, es más compleja, aunque no por ello imposible: revelar la dimensión geopolítica de la comunicación y el saber, des-plegar las fuerzas colectivas emancipadoras que vienen estructurando una pluralidad de mundos posibles.
Partiremos de una denuncia que es obvia para algunos pero sigue siendo desconocida para otros: estamos ante un sistema comunicacional corporativo que viene sistemáticamente pulverizando y sustituyendo, por medio de sus diversos agentes transnacionales, toda cultura que se asume en radical oposición a la lógica del capital y a la consecuente mercantilización de la existencia [ii].
Asimismo, comentar que el accionar de ese sistema no sólo es una práctica cotidiana alienante, disociativa y funcional al mismo, sino que nos permite dar cuenta del agotamiento de un modelo civilizatorio que encuentra en Nuestra América –y en todo el Sur Global- el epicentro para la construcción de alternativas anticapitalistas y descolonizadoras, que localizan en el discurso del Buen Vivir, un horizonte biocéntrico.
Sistema-mundo, economía-mundo, Comunicación-mundo
Si agudizamos un poco la mirada, los oídos y profundizamos en nuestras reflexiones, podremos apreciar cómo esa estructura mediática transnacional que denunciamos líneas arriba configura categorías dicotómicas aún cuando parece mostrarnos solo un “sano entretenimiento”: un modo de vida muy “estimulante” que, sin decirlo explícitamente, plantea como “bárbaro” todo aquello que no compagine con él, pues él mismo se ha asumido como el modo de vida “civilizado” por excelencia.
De igual manera pasa con los sujetos que va construyendo y reproduciendo la razón mediática colonizante: tomaremos como ejemplo la reciente película Elysium, de la potencia mass mediática Hollywoodense. Nuevamente, encontramos un film situado en mundo post-apocalíptico donde las clases dominantes, que por poco no acarician la idea de ser clases “transplanetarias”, habitan fuera de los límites del planeta Tierra, y eventualmente “bajan” a atender sus negocios y extraer los recursos que les permiten vivir en su base espacial.
Curiosamente, los rasgos fenotípicos de los sujetos subalternos en la película son los de aquellos que han sido vistos históricamente como inferiores en el choque de civilizaciones [iii]: latinos, indios, negros, asiáticos. En las que son presentados como la mano de obra de las fábricas, siendo estos desechados y reemplazados en caso de accidentes o cualquier suceso que implique un paro en la producción de la empresa (como el caso del protagonista). Se mantiene el altar del ego (yo) dominante: el sujeto blanco, europeo, occidental. Visto en los políticos y los empresarios, los últimos dispuestos a colaborar con los primeros incluso para tumbar un régimen siempre que esto les traiga beneficios.
Y aunado a ello, basta contemplar la cobertura de los noticieros a eventos de “relevancia mundial” como las conferencias de diversos organismos “multilaterales”, para apreciar la función replicadora de este sistema comunicacional corporativo: el ego dominante se asume como el ego desarrollado; el resto, la otredad, es vista como lo atrasado (lo subdesarrollado), como aquellos que se están quedando rezagados en la carrera por el progreso. Aquí la metáfora que ilustra mejor esta denuncia es la del conejo que irá corriendo siempre tras la vara con esa zanahoria (el desarrollo) que nunca va a alcanzar. Se nos ha vendido una frustración y la hemos comprado como la fe que nos mueve. Terrible.
En los tres párrafos anteriores he querido hacer una pincelada muy simple del carácter sistémico de la comunicación en la actualidad, esto es, su dimensión geopolítica y, por consiguiente, su funcionalidad a un sistema-mundo [iv] capitalista y a una economía-mundo de igual perfil.
Ahora bien, en esta radiografía que hemos hecho podemos precisar dos aspectos medulares y una categoría a tener presente por todo el movimiento de la guerrilla comunicacional.
Asistimos a un flujo asimétrico de productos de información y comunicación, que va de la mano con las variaciones y desigualdades en el acceso a las redes de comunicación. Así como hablamos de la existencia de un centro y una periferia económica, lo mismo puede decirse en el ámbito comunicacional: estamos ante centros de poder (des)informativo, con corporaciones transnacionales como Fox y CNN (con sus diversas filiales: CNN Chile, CNN México, por nombrar algunas), que asumen el rol de mantener una estructura geopolítica mundial afín a la unipolaridad del imperialismo norteamericano. Ese mismo centro ve a las “semi periferias informacionales” [v] como correas de transmisión que le permiten permear con mucha mayor facilidad a las periferias y, al mismo tiempo, filtrarse para contener mediática y políticamente toda disidencia significativa que reconfigure su geografía del poder.
Esta comunicación-mundo, por tomar prestado el concepto de Armand Mattelart, opera con una lógica excluyente que ha sido objetivada en la categoría de la Irrelevancia [vi]. ¿Cómo determinar la relevancia de un “hecho informativo”? Dependiendo del grado de sincronía o lo maleable que pueda ser para mantener el sistema-mundo y su respectivo tablero geopolítico. Por desgracia, tenemos los casos de Irak, Afganistán y Libia [vii] como ejemplo del modus operandi de la razón mediática transnacional: distorsionar para desinformar, demonizar para destruir.
“3 D”: des-codificar, de-construir, des-plegar
En un anterior artículo [viii], había dejado abierta la idea de conceptualizar de manera colectiva a la guerrilla comunicacional. En esta ocasión, y gracias a varios debates [ix], quisiera plantear una propuesta conceptual sobre la cual discutir y avanzar, no sólo en el fortalecimiento de su cuerpo teórico, sino también en su congruencia con una praxis liberadora.
Dicho esto, me gustaría definir a la guerrilla comunicacional como…
Toda acción o praxis que apunta a revelar la dimensión geopolítica de la comunicación, al tiempo que hace posible el des-pliegue de fuerzas colectivas emancipadoras que vienen estructurando una pluralidad de mundos posibles, todos ellos en radical oposición al capitalismo corporativo de nuestros tiempos. En otras palabras, la acción guerrillera, enmarcada en una comunicación para la liberación, es una ofensiva constante para visibilizar otras teorías, otros discursos, otras prácticas –e incluso otros sentires- que contrarresten la disociación cognitiva y la ahistoricidad del no-ser engullido por el capitalismo.
A partir de esta propuesta conceptual, creo que hay tres acciones que se perfilan en el horizonte de un/a guerrillerx comunicacional: des-codificar, de-construir, des-plegar. Empezaré por este último.
La imagen del “des-pliegue”, que fue asomada en el artículo ya comentado, nos ofrece una agudeza analítica nada despreciable: es la “exhibición, visibilización, muestra y surgimiento de lo que ya se encuentra ahí, anidado en el objeto no desplegado, pero conformándolo como una más de sus posibilidades y potencias” [x].
Des-anidar lo no desplegado, “soltar las amarras”, es un ejercicio que requiere la identificación de los discursos, códigos, signos, significados y significantes que contribuyen a reforzar la matriz colonial de poder [xi], invisibilizando, tornando irrelevante, todo aquello que no se subsume a dicha matriz. No en balde los propietarios de las grandes corporaciones mediáticas transnacionales aprovechan su potencial para modelar las percepciones de la “realidad” de cientos de millones de personas alrededor del globo terráqueo al mostrar/ocultar aquello que resulte afín o perjudicial a sus intereses. Cómo pregunta suelta… ¿ya se nos olvidó Haití, verdad?
Lo anterior demanda decodificar toda esa estructura para poder deconstruirla y des-plegar lo que se encuentra en los intersticios de la colonialidad, esto es, todo el movimiento “subterráneo” que, como potencia latente, nos invita a plantearnos la dimensión semiótica de la lucha de clases [xii].
Blitzkrieg y redes sociales
Nuestra táctica también puede ser como la Benedetti, romántica: hablar-nos, escuchar-nos, construir en nuestros encuentros, con nuestras palabras, nuestros códigos, un puente indestructible que relacione aquello que tanto reivindican los zapatistas, un mundo donde quepan muchos mundos. Por desgracia, y debido a la capacidad para moldear “realidades” y hacer “pública” opiniones, estos mundos no aparecen en nuestros imaginarios, resultan “delirios”, “imposibles”. Los asumimos, tristemente, como “inexistentes”.
El sistema comunicacional corporativo se ha ido expandiendo de tal manera que ha encontrado en la diversidad de redes sociales que se hallan en Internet un auditorio de tal magnitud que la arquitectura de la participación [xiii] se ha tornando en una edificación alienada, en un espacio donde los dominados reproducen su dominación… participando activamente.
Esto nos deja con un nudo en la garganta de nuestras existencias. No obstante, así como en el plano militar tener conocimiento del terreno ofrece una ventaja considerable, igual pasa con el ejercicio guerrillero comunicativo en estas redes sociales: identificar las características de este “espacio” nos ofrecerá ventajas en nuestro accionar.
Aquí entra el vocablo alemán Blitzkrieg [xiv]. Es el nombre que adoptó una táctica militar que consistía en un ataque basado en un bombardeo inicial al tiempo que fuerzas móviles flanqueaban con velocidad y sorpresa las posibles rutas de salida del enemigo, imposibilitando así toda defensa planificada. Fue una “acción estratégica” que solía usarse mucho en el marco de la Segunda Guerra Mundial, especialmente por parte de la Wehrmacht –Fuerza de Defensa de la Alemania Nazi.
Actualmente, la palabra Blitzkrieg no refiere precisamente a la táctica militar antes mencionada sino que se usa para definir cualquier operación basada en la sorpresa, la velocidad y la concentración. Tengamos presente estos tres elementos.
¿Por qué rápida? Porque todo lo que tarda un canal en lanzar al aire el micro de una noticia, lo ganamos en tiempo nosotrxs al enviar cientos de correos que a su vez son reenviados a cientos más y con ello comunicamos más rápido que un canal televisivo, una emisora de radio o la prensa. Claro está que, como advertimos, los grandes medios también han tomado parte en estos espacios y con ello la urgencia, para nosotrxs, de desmantelar toda su operación, al tiempo que posicionamos una agenda que visibilice nuestras luchas y nuestras conquistas. Esa inmediatez nos lleva al factor sorpresa: la habilidad para producir y reproducir, viralmente, una matriz de opinión.
En cuanto a la concentración, quisiera agregar, debido a lo viral que resultan las redes, la capacidad de irradiar a diversos sectores de la sociedad una contra-hegemonía que haga posible, más allá de las singularidades a lo interno de la diversidad de movimientos antisistémicos, actuar a la vez y golpear al mismo tiempo. Visto así, el término que refleja mejor esta característica es la contundencia.
Recordemos lo dicho en otro momento: la imagen de una guerrilla evoca a un pequeño grupo de personas, armadas, ejecutando una acción de resistencia y/o contra-ofensiva militar; ataques puntuales, articulados, rápidos con el objetivo de desgastar al enemigo y conseguir su capitulación.
Velocidad, sorpresa, contundencia …Des-codificar, de-construir, des-plegar. Tales son nuestras tácticas.
Y recuerden: El verdadero espacio de acción común está y estará, históricamente, fuera de la pantalla.
Notas
Marx Gómez .Sociólogo (Universidad Central de Venezuela). Miembro del colectivo Kinkalla Visual.
[ii] Incluidos los commons o bienes comunes. Esto para hacer énfasis en que la existencia humana debe dejar de percibirse como ajena a la llamada “Naturaleza”, como si ésta última fuera un objeto externo y no parte constitutiva de nuestra vida.
[iii] En alusión al texto de Samuel Huntington.
[iv] …moderno/colonial agregaría Walter Mignolo, demostrando cómo la colonialidad es parte constitutiva de la Modernidad, es decir, su rostro oculto.
[v] Pongamos como ejemplo el bloque BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica).
[vi] Marafioti, Roberto (2005). Sentidos de la comunicación. Teorías y perspectivas sobre cultura y comunicación. Buenos Aires. Editorial Biblos.
[vii] Estos tres casos como espacios donde ha triunfado el ego dominante. No obstante, hay que tener presente también que países nuestroamericanos como Bolivia, Ecuador, Venezuela y el bloque del ALBA-TCP (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra Américas – Tratado de Comercio de los Pueblos) se encuentran asediados constantemente por este modus operandi que busca recuperar el control en la histórica zona de influencia del imperialismo norteamericano.
[viii] Guerrilla comunicacional: ¿por qué y para qué? Tomado de: http://kinkallaucv.wordpress.
[ix] Y al aporte de las y los compañeros del colectivo Kinkalla Visual.
[x] Prólogo de Raquel Gutiérrez Aguilar y Luis A. Gómez para el libro de Raúl Zibechi (2007) “Dispersar el Poder”. Quito, Ecuador. Abya-Yala.
[xi] Véase el texto de Walter Mignolo (2010), Desobediencia epistémica: retórica de la modernidad, lógica de la colonialidad y gramática de la descolonialidad.
[xii] Tarea que asoma Fernando Buen Abad (2007) en su obra Filosofía de la comunicación.
[xiii] Cobo Romaní, Cristóbal (2006) Las multitudes inteligentes en la era digital. Revista Digital Universitaria. 10 de Junio de 2006. Volumen 7, Número 6. ISSN: 1067-6079. Internet ofrece una gran cantidad de herramientas que posibilitan la publicación y el intercambio de información sin reparar en distancias geográficas o en husos horarios. Todas estas herramientas se han constituido como diversos fenómenos de estudio: está el caso de los blogs, el caso wiki –Wikipedia por ejemplo-, los web sites, los videos, los foros, los chat rooms, los mensajes de texto, el e-mail, los dispositivos P2P, las redes sociales, entre otros.
[xiv] Blitz, relámpago; Krieg, guerra. Blitzkrieg puede entenderse como guerra relámpago.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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