Pensaba Platón que los ciudadanos más
sabios debían ser los gobernantes. Hoy, los
que tenemos en el gobierno creen al contrario.
Es decir, creen que por haber sido elegidos bajo sistemas democráticos de
listas cerradas, sólo por eso ya están a la altura de aquellos sabios, incluso
más que eso, ya que se creen con potestad para poder DE ARREBATAR DERECHOS, por ejemplo, a los maestros se les pretende eliminar su estabilidad labora y quitar bonificaciones, sólo por el poder y capricho que la DBA impone
Su ignorante, presuntuosa y endiosada soberbia les lleva a confundir fácilmente
cosas que en democracia deben estar muy claras, como es la diferencia entre
legalidad y legitimidad, potestad y autoridad.
La historia nos da testimonios bastantes
de que cuando se abusa del poder conferido es para sufrimiento de los
ciudadanos. Este abuso sólo puede controlarse desde el derecho a la pluma, que
diría Kant, o simplemente desde la autoridad de determinados líderes que acaban
convirtiéndose en el timón de la historia, como diría por otro lado Hegel.
Tanto un aspecto como otro, a veces han resultado mucho más eficaces incluso en el control
democrático que la misma separación de poderes. El gobernante es depuesto
cuando él ha cortado el cordón umbilical
desde el que le llega el poder, que está en la autoridad del pueblo.
Para el buen gobierno es necesaria la potestas, pero siempre debe aspirar a
que sus acciones y decisiones no sólo sean legales, sino que aspiren al mayor
grado de legitimidad posible para poder llevarlas a cabo con autoridad sin
acudir a técnicas de manipulación o
imposición coactiva alguna. Los mejores recursos para ello son la exposición
verdadera a los ciudadanos de los principios que les inspiran, la coherencia y
el ejemplo. Todos estos aspectos han
sido traicionados por nuestros gobernantes sin excepción. Respecto de sus verdaderos principios, bajo la excusa de
la situación económica retiran dinero y trabajadores de los sectores más
sociales del Estado para debilitarle o
incluso aniquilarle, ya que es el garante de la cohesión social que defiende al
más débil. Frases rotundamente propagandísticas repetidas ramplonamente como “No podemos gastar lo que no tenemos”
tienen un calado fortísimo en la población por su aplastante “lógica”. Pero esa
lógica es falaz, ya que lo que no tenemos lo han detraído de lo público para
ofrecérselo a la banca, a la educación privada y concertada.
Es evidente, por tanto, que se trata de
una cuestión puramente ideológica, de claras convicciones que no se atreven a
confesar. Y como apuntaba también Kant,
lo que uno no se atreve a confesar es porque es algo malo o incluso monstruoso.
Respecto de la coherencia y el ejemplo, no han cumplido con absolutamente nada
de lo prometido en su contrato electoral con los ciudadanos. Incluso al
contrario, piden por enésima vez austeridad y esfuerzos a los ciudadanos, pero
vemos cómo el presupuesto para 2013 asigna a los altos cargos (congresistas, ministros, funcionarios). En cambio imponen un recorte de
cientos y cientos de millones para educación. Es justo lo contrario de lo que prometieron a
los ciudadanos para acceder al poder, y por ello este gobierno se dirige, si no
está ya instalado en ello, a la ilegitimidad y a la falta de autoridad. Sin
embargo, nuestra ministra de educación se cree con autoridad para elaborar una
ley de reforma magisterial que, según élla, “será suficiente para reconocer el trabajo del maestro”. CUANDO LA REALIDAD ES OTRA: PRIVATIZAR LA EDUCACION.
la autoridad se consigue por medio de dos
instrumentos: el miedo o la admiración.
Aunque el respeto verdadero sólo se logra por admiración. Cuando esto no
es posible, y se fracasa, entonces el respeto se busca por la imposición de la fuerza que no se ha sabido cultivar por medio
de la persuasión derivada de la
admiración. Pero parece que lo que actualmente buscan nuestros gobernantes es recuperar la autoridad A CAMBIO DEL SOMETIMIENTO DEL MAGISTERIO a traves de las únicas armas que
esgrime el fracasado , que son
el sacrificio y el odio.
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