Los Estados Unidos están ejerciendo una fuerte presión sobre la Unión Europea para que acepte el Tratado de ACTA (Anti-counterfeiting Trade Agreement - el Tratado de comercio anti-contrabando). Se trata de una negociación secreta entre EE.UU, la UE y de algunos países más que se lleva a cabo desde hace un año y medio en medio de opacidad, fuertes rumores y algunas filtraciones. |
El acuerdo propuesto está disfrazado como un acuerdo de comercio internacional, pero realmente es una forma de engendrar una draconiana ley internacional sobre el derecho de autor, Internet y la propiedad intelectual en general, sin la necesidad de haber pasado por los procedimientos democráticos normales en parlamentos estatales o en el Parlamento Europeo.
Existe una honda preocupación en la comunidad de usuarios de Internet sobre la falta de transparencia y de debate público sobre este oscuro intento de adoptar un acuerdo multilateral que podría tener un gran impacto represivo sobre el acceso a la cultura, al conocimiento, a los medicamentos y al flujo de información en Internet. Al intentar rubricar un tratado internacional que no podría ser modificado después por procesos democráticos ordinarios, se quieren meter por la puerta trasera y desde arriba de unas leyes que difícilmente serían aceptables si se presentaran ante la luz y taquígrafos de la ciudadanía.
Una filtración reciente de un documento reservado de la Comisión Europea arroja un poco de luz sobre el contenido del tratado propuesto. El capítulo sobre Internet propone una claras restricciones al acceso a la red con cortes de conexión extra-judiciales, vulnera la privacidad de los usuarios al legalizar filtro, amenaza la libertad de expresión e impone la responsabilidad civil y penal de los servidores de Internet por los contenidos que fluyen por sus redes. También en el borrador del tratado se propone eximir a las empresas de la necesidad de tomar medidas a favor de la interoperabilidad lo que podría afectar negativamente tanto a los derechos de los consumidores como a la innovación económica.
A los defensores de los derechos digitales se nos acumula la faena.
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