¡INAPLICABILIDAD DE LEY Nº29944 LEY DE REFORMA MAGISTERIAL; PAGO INMEDIATO DEL 30% POR PREPARACION DE CLASES Y EVALUACION!

Para tener Presente

"Los Maestros, al ponernos al servicio del Estado, no hemos vendido nuestra conciencia ni hipotecado nuestras opiniones, ni hemos perdido nuestra ciudadanía. El hecho de recibir una suma mensual de dinero significa sólo el pago de nuestros servicios profesionales, pero no el pago de un silencio y de una conformidad que repugna. Quienes pretenden que el maestro debe "callar, obedecer y trabajar", están en un error, y cometen un insulto a la dignidad humana... ". José Antonio Encinas

¿REFORMA EDUCATIVA?

¿Reforma educativa para mejorar la calidad académica? Es posible esto sin atender el rezago educativo en materia de infraestructura en zonas marginales, con estudiantes mal alimentados y desnutridos, sin planes de estudio acorde a las necesidades de la población.

Evaluar a los maestros, ¿Quiénes, las instituciones corruptas del Estado? ¿La Ministra Bachiller que no sabe quien proclamó la independencia del Perú? ¿Los intelectuales “expertos” de la televisión? ¿Los periodistas mercenarios asalariados de la gran empresa?


ley de reforma magisterial y la destitucion por inasistencia y tardanza

06 abril 2013

Lucha de Clases: Quienes producen la riqueza y quienes se quedan con ella



Muchas veces escuchamos en boca de algunos sectores, por lo general políticos de derecha y empresarios, que la lucha de clases es un objetivo peligroso que promueven quienes buscan el caos.

Lo cierto es que desde el inicio de la historia y hasta hoy, la lucha de clases existe y por ahora la ganan los patrones, los dueños del capital. Mientras los trabajadores crean la riqueza, los dueños de los medios de producción son los que se quedan con ella, es la norma básica del capitalismo y la base de donde parte el antagonismo entre la clase trabajadora y los patrones.

Veamos cómo se da hoy esta lucha de clases en el Paraguay y también conozcamos quienes van ganando en esta “guerra”.

Según las estadísticas proporcionadas por el Ministerio de Hacienda en el año 2008 se han recaudado en concepto de Impuesto a la Renta de las Empresas, conocido como IRACIS unos 1.543.387 millones de guaraníes. Para el año 2011 el mismo impuesto con la misma modalidad de pago ha llegado a recaudar 2.538.485 millones de guaraníes, es decir cerca de un 70% más.

Vale mencionar que el IRACIS es un impuesto que, como su nombre lo indica, pagan las empresas de su renta o ganancia neta. Entonces, las empresas deben pagar en concepto de impuesto un 10% de lo que ganan, luego de deducir los costos de salarios y otros gastos.

Lo que nos indican estos datos es que la renta o ganancia de las empresas en nuestro país ha crecido en los años señalados (2008 al 2011). Este aumento en las ganancias significa que los trabajadores paraguayos han logrado generar mayor riqueza, pero como es norma en el sistema capitalista la misma fue a parar al bolsillo de los dueños de los medios de producción, de los patrones.

De todos modos esto no sonaría tan espeluznante si tan solo los patrones compartieran algo de ese 70% más de ganancia que han obtenido gracias al trabajo de sus obreros, pero no es asi. Fijémonos en que ha ocurrido con la ganancia de los trabajadores en ese mismo periodo de tiempo: Entre 2008 y 2011 el salario mínimo ha aumentado en un 22%, distibuidos de la siguiente manera 5% en 2009, 7% en 2010 y 10% hace exactamente dos años en Abril del 2011; sin embargo esto no ha significado un aumento en la ganancia de los trabajadores, ya que según el Banco Central del Paraguay el Índice de Precios al Consumidor, ha subido en exactamente igual porcentaje en el mismo periodo de tiempo, o sea, el salario solo ha sido reajustado para equilibrar las pérdidas que había sufrido, no hay mayor ganancia para los trabajadores, no hay mayor capacidad de mejora de la calidad de vida.

Vale mencionar también que estas cifras nos demuestran cuan falaz es aquel viejo discurso de que el salario no puede aumentarse por que los precios aumentarían. Con una ganancia de cerca del 70% más en cuatro años, que nos da un aumento en sus ganancias de más del 15% al año, los patrones están en condiciones de absorber, sin transferir a los precios, un aumento salarial que signifique un crecimiento real de las ganancias de los trabajadores.

En síntesis podemos observar de clara forma como unos, los dueños del capital, se hacen cada vez más ricos, ganan más y viven mejor. Mientras los otros, los trabajadores creadores de las riquezas, ven como sus ganancias y su calidad de vida no solo se estancan si no que terminan por hundirse.

Creo que para cerrar este artículo cabria quizás recurrir a una frase utilizada por la Federación Sindical Mundial:

“La riqueza pertenece a quienes la producen. Un mundo sin trabajadores es imposible, un mundo sin capitalistas es necesario”.

Blog del autor: http://mundosindicalpy.blogspot.ca
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

¿Comer? No importa



En anterior palique aludíamos al aserto marxista de que el capitalismo rezuma opacidad, porque logra camuflar, un tanto, su índole explotadora. En gran medida, gracias a teorías como la del clérigo inglés Malthus (1766-1834), empeñado en que, por naturaleza, el aumento de población es geométrico, y el de los alimentos, aritmético. Desproporción que se habrá de regular mediante guerras, epidemias, limitación de los matrimonios… Con una suerte de rapiña bienhechora.
Aclaremos: no es que no se pueda dar el caso de que la “nave” con que surcamos el espacio colapse por exceso de pasaje, posibilidad en cuya prevención cerebros zahoríes ya están planeando la diáspora cósmica de los humanos. Tendencialmente, el orbe transita de la plétora a la propagación del hambre, según revelan análisis tales el de Lester R. Brown en IPS. Del lado de la demanda, el aumento demográfico, la creciente prosperidad de algunos -China, India, Brasil- y la conversión de enormes plantaciones en combustible para automóviles se combinan hasta proyectar el consumo a niveles sin precedentes. En el ámbito de la oferta, la erosión del suelo, la escasez hídrica, los precios de las provisiones, continúan en una espiral con visos de apocalipsis.
Sin embargo, en la actualidad lo constatable es el panorama esbozado por Esther Vivas (Rebelión.org): “Hoy se produce más comida que en ningún otro período en la historia. La producción alimentaria se ha multiplicado por tres desde los años 60, mientras que la población mundial, desde entonces, tan sólo se ha duplicado […] Pero 870 millones de personas en el planeta, según indica la FAO, pasan hambre y anualmente se desperdician […] mil 300 millones de toneladas de comida, un tercio del total que se produce. Alimentos para comer o tirar, esa es la cuestión.”
Solo en el Viejo Continente, ejemplifica blandiendo datos oficiales, cada año se lanzan a los tachos 89 millones de toneladas en buen estado: 179 kilos per cápita. “Un número que sería incluso muy superior si dicho informe incluyera, también, los residuos de alimentos de origen agrícola generados en el proceso de producción o los descartes de pescado arrojados al mar. En definitiva, se calcula que en Europa, a lo largo de toda la cadena agroalimentaria, del campo al hogar, se pierde hasta el 50 por ciento de los alimentos sanos y comestibles”.
¿Las fuentes del derroche? “En el campo, cuando el precio cae por debajo de los costes de producción, al agricultor le resulta más barato dejar el alimento que recolectarlo, o cuando el producto no cumple los criterios de tamaño y aspecto dictados. En los mercados mayoristas y las centrales de compra, donde los alimentos tienen que pasar una especie de ‘certamen de belleza’ respondiendo a los criterios establecidos, principalmente, por los supermercados. En la gran distribución (súpers, hipermercados...), que requieren de un alto número de productos para tener los estantes siempre llenos, aunque después caduquen y se tengan que tirar, donde se producen errores en la confección de pedidos, hay problemas de envasado y deterioro de los alimentos frescos. En otros puntos de venta al detalle, como mercados y tiendas, en los que se tira aquello que ya no se puede vender."
O sea, que el desperdicio se debe sobre todo a un problema estructural, de fondo. Convertida en mercancía, la esencia de la pitanza ha pasado a un segundo plano. Si no cumple determinados criterios estéticos no se considera rentable su distribución. Y se trocará en festín de roedores y otras alimañas. “El impacto de la globalización alimentaria al servicio de los intereses de la agroindustria y los supermercados, promoviendo un modelo de agricultura kilométrica, petrodependiente, deslocalizada, intensiva, que fomenta la pérdida de la agrodiversidad y del campesinado, tiene una gran responsabilidad en ello. Poco importa que millones de personas pasen hambre. Lo fundamental es vender. Y si no lo puedes comprar, no cuentas.”
No contamos, no, en un sistema cuya concepción de la libertad incluye tácitamente la condena de otros a la muerte, en virtud de una atroz desigualdad. Como asevera Vives, un ámbito de paradojas: gente sin casa y casas sin gente, ricos más ricos y pobres más pobres, despilfarro versus hambre. “Nos dicen que el mundo es así y que mala suerte. Nos presentan la realidad como inevitable. Pero no es verdad. Ya que a pesar de que el sistema y las políticas dicen ser neutrales no lo son. Tienen un sesgo ideológico y reaccionario claro: buscan el beneficio, o ahora la supervivencia, de unos pocos a costa de la gran mayoría. Así funciona el capitalismo, también en las cosas del comer.”
Y ese presentismo, que se sobrepuja día a día a sí mismo, impide a unos cuantos convencerse de que en un futuro, a tiro de misil o de piedra, la Tierra podría no alcanzar a nutrir a los voraces “lactantes” que somos. Pero sin sofismas sobre una naturaleza inapelable, por favor. Reparemos en la dimensión social. Hagamos de la opacidad luz, o, en su defecto, preparémonos para el adiós.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

05 abril 2013

CARLOS BURGOS ACUSADO DE PROVOCAR INCENDIO EN COLEGIO ANTENOR ORREGO S.J.L.

Acusan a Burgos de provocar incendio en colegio de SJL

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Alumnos y padres de familia dicen que pretende construir allí centro comercial. Burgos afirma que es falso.
Óscar Chumpitaz C.
Alumnos, profesores y padres de familia acusaron ayer al alcalde de San Juan de Lurigancho, Carlos Burgos, de provocar un incendio en el emblemático colegio Antenor Orrego Espinoza, y de pretender recortar un extenso terreno de ese centro educativo para la supuesta construcción de un complejo comercial.
El fuego se extendió en un almacén y destruyó carpetas y libros donados por el gobierno central. El director del plantel, Alexander Romero, reveló que todas las evidencias apuntarían a un sabotaje.
Testigos describieron, incluso, a dos hombres que usaban borceguíes como los sujetos que lanzaron bombas ‘molotov’ aprovechando la ausencia de vigilantes. 
grave denuncia
El incendio estalló poco después de las 9.00 mañana, justo cuando los padres de familia iniciaban una marcha a la Ugel 05 y al Congreso de la República para dar cuenta sobre las presuntas irregularidades de Burgos que impedirían la reconstrucción del colegio.
El vicepresidente de la Asociación de Padres de Familia, César Cieza, explicó que el alcalde de San Juan de Lurigancho estaría interesado en concesionar un terreno colindante del colegio de 21 mil metros cuadrados. "Esta área pertenece al centro educativo Antenor Orrego como lo dispuso una resolución del municipio de Lima en 1991 y cuya validez se niega a reconocer el alcalde distrital", indicó el dirigente.
"Burgos quiere otorgar ese terreno, que se usa para actividades recreativas y deportivas de los escolares, a una empresa de supermercados", se quejó un profesor.
El colegio, declarado emblemático, empezó a ser demolido en enero pero para impedir su reconstrucción  se paralizó la obra, según se dijo, por falta de licencia de demolición y de construcción.
áreas en disputa
En conferencia de prensa, un indignado Carlos Burgos explicó que el perímetro total del terreno tiene 31 mil metros cuadrados. 
"Diez mil metros pertenecen al colegio y 21 mil metros son de la municipalidad distrital, pero el 11 de marzo del 2008 le dimos en sesión de uso 6.628 metros para la construcción de pabellones", señaló Burgos tras ser acusado por los manifestantes hasta de ladrón.
Claves
El polémico Burgos precisó que en los 21 mil metros que le pertenecen a la municipalidad distrital se construirán una biblioteca, un parque recreacional y un palacio de la juventud. 
Señaló que denunciará a todas aquellas personas que lo han acusado de ladrón y de ir contra la educación.
El colegio Antenor Orrego fue creado el 11 de agosto de 1970. Estudian más de 2 mil alumnos.

FUENTE:
http://www.larepublica.pe/05-04-2013/acusan-burgos-de-provocar-incendio-en-colegio-de-sjl

El imperio del engaño


Desenmascarando a EE.UU. imperial
El imperio del engaño


Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Si se tomaran todas las verdades incómodas omitidas en los medios dominantes durante el medio siglo pasado, se compilaran y se indexaran y se agregase una pizca de sarcasmo desdeñoso, se podría acabar teniendo un libro muy parecido a America’s Deadliest Export: Democracy (La exportación más letal de EE.UU.: la democracia) [Zed Books, 2013] la última obra escrita por el disidente en serie William Blum. Como sus pares mejor conocidos Noam Chomsky, Howard Zinn y Gore Vidal, Blum es un tábano perenne sobre el pellejo imperial, picando la falsedad y puntuando la hipocresía con un celo implacable. En la contracubierta del libro de Blum Rogue State (Estado canalla) –y repetido en el volumen actual– se encuentra el siguiente párrafo, probablemente el mejor que ha plasmado o pueda plasmar en papel:
"Si yo fuera presidente, podría detener los atentados terroristas contra Estados Unidos en unos días. Para siempre. Primero pediría perdón a todas las viudas y huérfanos, a los torturados y empobrecidos y a los muchos millones más de víctimas del imperialismo estadounidense. Entonces anunciaría con toda sinceridad, a todos los rincones del mundo, que las intervenciones globales de los Estados Unidos de América se han terminado e informaría de que Israel ya no es el estado número 51 de EE.UU., sino que de ahora en adelante (por extraño que parezca) es un país extranjero. Reduciría entonces el presupuesto militar al menos en un 90% y usaría la cantidad ahorrada para pagar indemnizaciones a las víctimas y reparar el daño causado por los bombardeos e invasiones de EE.UU. Habría dinero más que suficiente. ¿Sabes a lo que equivale el presupuesto militar de los Estados Unidos? Un año es igual a más de 20.000 dólares por hora por cada hora desde que nació Jesucristo. Esto es lo que haría en mis tres primeros días en la Casa Blanca. Al cuarto me asesinarían".
Es bien sabido que este párrafo fue citado por Osama bin Laden en una de sus homilías al mundo en sus vídeos de 2006. Sobrevino una pequeña tormenta mediática que revoloteó sobre Blum como un drone sobre una aldea en Waziristán. Sin embargo, una vez que se calmó el furor, la conexión de Blum con bin Laden contaminó su reputación como personalidad pública. En la siguiente media docena de años Blum ha recibido poquísimas invitaciones a dar conferencias en las universidades después de haber contado con una agenda regular de actividades en los años anteriores. Casi se puede imaginar al insípidamente correcto administrador universitario, sentado en su oficina de caoba, rechazando sin más la propuesta de invitación a Blum, llamando la atención a ingenuos intercesores estudiantiles para que usen un poco más de discreción en la elección de oradores. Pero son ellos los que salen perdiendo.
La última obra de Blum confirma que su exilio del circuito universitario no ha hecho nada para atenuar su furia. El nuevo libro es una compilación de ensayos y artículos originados desde mediados de los años de Bush hasta 2011 y cubre una vasta gama de temas de política exterior. Blum escribe con irresistible informalidad, un escritor con poco tiempo para los giros habilidosos del poeta o el novelista. Su misión parece demasiado urgente para cualquier cosa que no sea simple honestidad. En contraste con un analista más moderado como Chomsky, Blum golpea con todo. Lanza salva tras salva contra el edificio de la falsificación imperial, una verdadera babel de beligerancia encubierta. Sin embargo, su indignación se aligera mediante saludables dosis de humor, incluyendo un último capítulo que imagina un Estado policial global de extremos cómicos.
Parece que el objetivo central de Blum es denunciar la mitología estadounidense de las buenas intenciones. Declara en la introducción, respecto al público estadounidense: “No importa cuántas veces les mientan, a menudo siguen subestimando la capacidad de engaño del gobierno, aferrándose a la creencia en que de alguna manera sus dirigentes tienen buenas intenciones. Mientras la gente crea que sus dirigentes elegidos son bienintencionados, los dirigentes pueden hacer lo que les dé la gana, y lo hacen. Literalmente”.
Basándose en esa premisa, Blum establece rápidamente el objetivo central de la política exterior de EE.UU.: la dominación mundial. El concepto, descrito de esta manera tan pocas veces –incluso en la izquierda– podrá sonar como sacado de una novela de Bond, una siniestra conspiración de SPECTRE, tramada en algún centro de comando submarino. Pero cuando Blum comienza a presentar el fundamento de su afirmación, lo ostensiblemente ficticio comienza a parecer real. Afirma que las fuerzas armadas de EE.UU. son la vanguardia de las empresas estadounidenses, empecinadas en lograr la globalización corporativa por cualquier medio a su disposición, incluidos el terror estatal, el saboteo de las elecciones, bombardeos, asesinatos, apoyo a autócratas asesinos en masa y una represión general de los movimientos populistas. De hecho, cualquier medio que pueda vencer la amenaza de la democracia económica, un modelo que innecesariamente gravaría y estorbaría los esfuerzos de las corporaciones para mejorar el resultado final de sus balances.
Nuestra visión bipolar del mundo
A continuación Blum nos conduce por una letanía de temas de política exterior, dejando a un lado la fachada de doble moral y subterfugio oficial y revelando la verdadera cara de la política exterior de EE.UU., que casi nunca es una realidad hermosa, admirable o defendible. Al leer los casos emerge una polaridad inquietante. Por una parte, el Noble Estadounidense, cuyas misiones civilizadoras en el extranjero son siempre intervenciones necesarias, condicionadas por un deseo de ennoblecer a pueblos ignorantes. Por la otra, el Terrorista, un bárbaro horrorosamente salvaje que pone el grito en el cielo con ira fundamentalista ante las libertades disolutas e infieles de Occidente. El Terrorista reduciría a polvo el hemisferio occidental si tuviera ocasión de hacerlo. De ahí las posiciones avanzadas de nuestros militares, solo una medida defensiva contra un enemigo con quien las negociaciones son una pérdida de tiempo.
Según la ortodoxia, la política exterior de EE.UU., en el mejor de los casos, es una fuerza casi mesiánica para el bien global, y en el peor es capaz de cometer errores disparatados que malinterpretan el carácter cultural del mundo en desarrollo. Nótese aquí que casi se excluye la capacidad de una conducta inmoral. Equivocada, sí. inmoral nunca. Piensen en la tan citada afirmación de Barack Obama de que la guerra de Irak fue una guerra “errónea”, una guerra “estúpida” y mal dirigida. Ni una sola vez en su campaña de 2008 o antes nuestro futuro presidente llegó a insinuar que la guerra de Irak fue profundamente inmoral. Si no lo fue, resulta que ninguno de los responsables de la guerra debería ser enjuiciado por crímenes de guerra. De ahí la rápida decisión de Obama de “mirar hacia adelante” y permitir que los criminales como George Bush, Dick Cheney y Donald Rumsfeld se paseen tranquilamente hacia los libros de historia. De la misma manera resulta que las violaciones de nuestras libertades civiles se pueden llevar a cabo con la conciencia limpia, ya que el gobierno solo quiere proteger a su ciudadanía. Lo que esta perspectiva requiere del ciudadano promedio es una generosa fe infantil, una noción crecientemente risible en la era de Wikileaks.
En la lejana polaridad del espectro moral se encuentra el terrorista. Los que nos molestan –marxistas redistributivos, partidarios de la reforma agraria, socialistas favorables al gran gobierno, antitotalitarios– son desdeñosamente calificados de terroristas por nuestro gobierno, gracias al mágico eufemismo de “apoyo material”. Basta con agregar una fuerte dosis de intimidación y se logra el consenso general. Por lo tanto, tu combatiente por la libertad se convierte en mi insurgente. Mi resistencia indígena se convierte en tu ejército maoísta. Se presenta al terrorista como un degenerado moral, imposible de comprender porque es fundamentalmente depravado, a diferencia de nosotros. Como ilustra la retórica estatal, los terroristas siempre atacan primero. La historia comienza con un coche bomba y termina con una intervención humanitaria.
Blum denuncia esta interpretación pervertida de la historia en un escenario tras otro: Irak e Irán; la Casa Blanca de Bush; la satanización de Wikileaks; las catástrofes de la antigua Yugoslavia; el bombardeo de Libia y el apoyo al terror estatal en Latinoamérica. En un capítulo sobre la Guerra Fría, Blum revisa lo que posiblemente sea la fábula más útil del Siglo XX al hacer la sorprendente afirmación de que la Guerra Fría no fue una batalla secreta entre capitalismo y comunismo, sino más bien un esfuerzo estadounidense para aplastar el populismo en el Tercer Mundo. Hasta el establishment ha admitido a veces esta afirmación. Nada menos que el influyente politólogo de Harvard Samuel Huntington dijo en una conversación privada grabada en 1981: “Hay que promover la intervención u otra acción militar de tal manera que se cree la impresión errónea de que se está combatiendo contra la Unión Soviética. Es lo que EE.UU. ha estado haciendo desde la doctrina Truman”.
Ilusiones necesarias
Hay numerosas incursiones en áreas relacionadas, incluyendo la ideología social, la defensa del entorno, las contradicciones del capitalismo, la efectividad del gobierno, la religión, el disenso, la tendencia de los medios dominantes hacia el engaño por omisión. Al capítulo sobre los medios le sigue astutamente un desmonte de Barack Obama, a quien Blum despoja de su fachada de relaciones públicas como reformador progresista. Muestra al presidente como un belicista retóricamente vacío, aliado del gran dinero e imperialista comprometido. Para subrayar el poder de la retórica para ocultar no solo la venalidad sino la fechoría, Blum termina el capítulo con un sorprendente pasaje de un discurso de Adolf Hitler en 1935, que suena como un coro de perogrulladas pacifistas y un internacionalismo que podría haber sido expresado por cualquier elegido neoliberal en cualquier economía desarrollada. Entre otras declaraciones de un perfecto pragmatismo liberal, Hitler dice:
Puede que nuestro amor a la paz sea más grande que en el caso de otros, porque hemos sufrido más debido a la guerra. El Reich alemán… no tiene otro deseo que vivir en términos de paz y amistad con todos los Estados vecinos. Alemania no tiene nada que ganar en una guerra europea. Lo que queremos es libertad e independencia.
Blum es una muestra perfecta de franqueza cuando se enfrenta a patriotas rabiosos y nacionalistas reflexivos. Cuando alguien le pregunta si ama a EE.UU., responde a secas: “No, no amo a ningún país. Soy un ciudadano del mundo. Amo ciertos principios, como los derechos humanos, las libertades civiles, una democracia significativa, una economía que ponga a la gente por delante de los beneficios”. Esta honestidad característica y escueta se refleja en todo el libro. Página tras página, Blum traduce las complejidades de la doble moral al lenguaje del hombre de la calle, desempacando los objetivos malévolos del militarismo estadounidense.
Flanqueando al Gran Hermano
Como en el caso de muchos escritos y polémicas de la izquierda, hay un capítulo final en el que pierde gran parte de la fuerza y el impulso del texto precedente y finalmente expresa la gran pregunta “¿Entonces, qué hacemos al respecto?”. Por suerte, las respuestas de Blum son tan simples y sensatas como el resto de su trabajo. Para el autor, la condición sine qua non de cualquier cambio político real es obvia: eliminar el dinero de la política. Para convocar el tipo de presión política requerida para imponer un semejante cambio sistémico: Necesitamos una población educada. Blum señala que lo mejor que podemos hacer es educarnos en el proyecto imperial. Al desenmascarar los engaños sutiles y no tan sutiles de los medios aprobados por el Estado podemos informarnos, y a otros, hasta que alcancemos una masa crítica de disenso, momento en el cual se puede efectuar el cambio.
En uno de los últimos capítulos sobre la resistencia, Blum ofrece un poco de esperanza proveniente de un informe del Defense Science Board, un organismo federal creado para dar consejo independiente al Secretario de Defensa. En 2004, el grupo criticó la teoría de las actitudes musulmanas globales hacia EE.UU. Después de desacreditar el mito del odio irracional de Medio Oriente contra las libertades estadounidenses, el informe llegó a la siguiente conclusión lapidaria: “Ninguna campaña de relaciones públicas puede salvar a EE.UU. de políticas erróneas”.
Podrá ser válido en el extranjero, pero habría que estar dormido para no ver la efectividad de las relaciones públicas sobre la opinión pública de EE.UU. Nuestro presidente es un presidente de las relaciones públicas, cuya mano invisible higieniza nuestra realidad de su carácter sanguinario. Somos seducidos por las perogrulladas tranquilizadoras de medios aprobados por el Estado, colocar primero a la gente, conservadurismo compasivo, cambio en el que podemos creer, Camelot, una ciudad resplandeciente sobre una montaña, mañana en EE.UU. Gustave Le Bon, pionero de la psicología de masas, señaló una vez que las masas son especialmente susceptibles a fantasías reconfortantes y que “Quienquiera que pueda suministrar ilusiones es fácilmente su amo; quienquiera que trate de destruir sus ilusiones será siempre su víctima”.
Blum cita un trabajo destructor de ilusiones de la contracultura de los años sesenta, sobre todo al activista y músico Gil Scott-Heron, cuya canción The Revolution Will Not Be Televised [La Revolución no será televisada] advierte a EE.UU. de que viene una revolución. Scott-Heron canta que la gente, en la paráfrasis de Blum, “Ya no podrá vivir su vida diaria normal” y –de un modo más incisivo– que “no debería querer vivir su vida diaria normal”. Pero en el actual clima social tranquilizado, esta última línea suena al mismo tiempo terriblemente relevante y tristemente ingenua. ¿Cuántos de nosotros simplemente queremos dejar el trabajo, descansar en nuestro sofá cerca de suficientes sedativos alcohólicos, narcóticos televisuales que decoran la sala de estar y caer en un estado de alivio irreflexivo? Las comodidades podrían ser el opio del pueblo de EE.UU. La ruptura de esa burbuja de banalidades, a través de la expansión de los instrumentos de información, parece un camino viable hacia adelante.
Y mientras los profetas solitarios como Blum siguen al pie del cañón, un puñado de verdades excavadas puede amenazar con hundir la narrativa cuidadosamente construida del imperio. Una nota de injusticia puede sonar en el pensamiento de un gerente medio insípidamente aquiescente o de un trabajador de mantenimiento con los labios sellados. Mao Zedong dijo una vez: “Una sola chispa puede incendiar la pradera”. Sin esa trémula esperanza, el hecho de que la premisa central de intención maligna se haya confirmado tan a menudo sirve de poco consuelo. Una Casandra absuelta es poco más que una salva para el ego del tábano. Pero en vista del daño a la democracia y a sus perspectivas aquí y en el extranjero, ¿quién puede decir con seguridad que esta no es su lucha?
Jason Hirthler es escritor, estratega y un veterano de 15 años en la industria de las comunicaciones corporativas. Vive y trabaja en la Ciudad de Nueva York. Contacto: jasonhirthler@gmail.com .

01 abril 2013

OTRO LADRON DE SIETE SUELAS Y PARASITO DE LA SANGRE DEL PUEBLO AHORA ES ELEGIDO POR LA CAMARILLA DE PATRIA ROJA COMO DIRIGENTE DEL CEN SUTEP

HANMER VILLENA, FRACASADO DIRIGENTE AL SERVICIO DEL GOBIERNO, ES ELEGIDO SEC. GRAL. DEL SUTEP.

 "Vamos  a  eliminar  a  sendero luminoso  del magisterio"  dijo  Hanmer  Villena  al  juramentar   como  nuevo  Secretario  General  del  SUTEP - PATRIA  ROJA,   tras  ser  electo  por  no más   de  cien personas.  Para  este  mal  padre que  ha  abandonado  a  su  hija  incumpliendo  con  el pago  de  sus pensiones alimenticias   y  que  ha  sido  inscrito  en  el  Registro  de  Morosos  Alimenticios  del  Poder Judicial,  el  senderismo  es  el problema  fundamental  en  el magisterio, más  no  el  progresivo  empobrecimiento  y  atropello  de  sus  elementales derechos laborales.  Desde  su  cómodo  sillon  burocrático,  electo por  su  argolla partidaria  sin  participación  de miles de maestros  y  maestras  del país,  Villena  desnudó  su  mediocridad  poniendo  a  buen recaudo  a la  derecha neoliberal  que  con  sus politicas  hambreadoras  y  antilaborales  ha  venido  agrediendo al  magisterio  en los  ultimos  veinte  años  congelando  sus  remuneraciones  tras  eliminar  la  estabilidad laboral,  entro  otros  derechos  económicos  sociales  al promulgar  la  Ley  29944. 
 
Con  sus  palabras  no le  hace  ningun  daño  al senderismo;  por  el  contrario,  como  perrito  faldero   se pone  al  servicio  del  régimen  al  que  seguramente  servirá  dividiendo  al magisterio entre  "senderistas"  y  "institucionalistas"  como  si la contradicción principal  fuera  ese  entre los  maestros  y  de  esa  forma  capitalizar  el reconocimiento oficial  proveniente  de  uno de  los  regímenes  más  abusivos,  el  de  Ollanta  Humala,  que  ha  traicionado  al  magisterio  y  al pueblo peruano  en  general  para  consolidar  el  modelo neoliberal  en  el país. 
 
Para  el magisterio  peruano  un  "dirigente"  electo  en  congresos  superpartidarizados por Patria  Roja   no  tiene  ninguna relevancia,  es mas  traición  y colaboracionismo  para  seguir  controlando  la  Derrama  Magisterial.   Hace  rato que  Patria  Roja  no  existe  en  el  sindicalismo clasista,  en la  ultima  huelga  fueron rebasados  por las  bases  y  se  sostienen  ahora  con  el  beneplácito  de  los  últimos  gobiernos.

Reneé Ramírez (de patria roja) se lanza como candidato a Yurimaguas

OTRO LADRON DE SIETE SUELAS, PARASITO VIVIDOR DE LA SANGRE DEL PUEBLO.

La gente de patria roja continúa por el mismo camino: cuando no están traicionando los intereses de las masas están buscando postular al congreso o los municipios. 
Su llegada a Yurimaguas será entre el martes y miércoles y su compromiso como hijo yurimagüino será luchar por el desarrollo de Alto Amazonas.

Luego de dos años de gestión, el ex secretario nacional del SUTEP, Reneé Ramírez Puerta, regresa a su tierra natal para emprender su campaña política en las próximas elecciones municipales.

En entrevista a “Pro & Contra”, Ramírez Puerta, contó que concluyó su periodo con el magisterio satisfactoriamente, tuvo el respaldo de las bases y el reconocimiento de sus colegas maestros por las luchas y los derechos obtenidos y se siente muy fortalecido por este apoyo, ahora inicia una nueva etapa de su vida, una experiencia en un nuevo proyecto, iniciar su campaña como candidato a la alcaldía provincial, es un reto muy difícil, pero nada imposible porque conoce de la realidad que vive su pueblo y la población quiere cambios y nuevos rostros.

El ex dirigente nacional del SUTEP, dijo además que formó un nuevo movimiento político regional, que se llama Movimiento de Afirmación Social (MAS) que trabajará con Pueblo Unido y durante tres meses realizarán una organización de bases en diferentes lugares de la provincia de Alto Amazonas y para ello se desplazará personalmente a estos lugares

Fuente:

Perú al Día

el vuelo del cóndor y las ideas revolucionarias



Caracas. La batalla de las ideas adquiere una importancia decisiva frente al asalto del gran capital contra las conquistas históricas de los pueblos y las condiciones de reproducción de la vida en el planeta. En América Latina y el Caribe se refleja muy nítidamente pues como en ninguna otra parte del mundo en el siglo 21, las luchas sociales hicieron surgir un bloque de líderes y gobiernos que en distintos grados se oponen al neoliberalismo y han hecho revivir el pospuesto ideal bolivariano y martiano de unidad latinocaribeña. Estos acontecimientos, catalizados luego de la irrupción de Hugo Chávez en la palestra política(1992), han posicionado a nuestra región como un interlocutor internacional crecientemente autónomo e influyente. También han elevado la conciencia política popular de un modo en que el capital cada vez puede ejercer menos la dominación cultural por los medios tradicionales, como se observa diáfanamente en Venezuela.
Aquí, el impacto en los revolucionarios de la desaparición física del jefe histórico de la Revolución ha hecho rodar por tierra los pronósticos de la mafia mediática. Lejos de cundir el desaliento y la división, se ha reforzado la unidad y combatividad del chavismo, que se dirige a conquistar para su candidato Nicolás Maduro una rotunda victoria en la elección presidencial del 14 de abril. Al imperio no le queda más recurso que la desestabilización. Así se analizó en el X Encuentro de Intelectuales, Artistas y Luchadores Sociales En Defensa de la Humanidad que el 25 y 26 de marzo debatió en esta capital el pensamiento y la acción de Chávez
En este contexto cobra gran actualidad Cuba: ¿revolución o reforma? (La Habana, 2012), libro del ensayista y periodista cubano Enrique Ubieta, ya que aunque su eje es el debate cultural en torno a la Revolución cubana, la argumentación empleada trasciende los límites de la isla. La cultura contrarrevolucionaria –dice el autor- sólo puede entenderse desde un enfoque global”.
Ubieta desnuda y demuele los estereotipos neoconservadores y “posmodernos”, mostrando fehacientemente la enorme pobreza intelectual, moral y espiritual que albergan. A partir de una discusión exhaustiva de las aseveraciones del pensamiento contrarrevolucionario cubano e internacional, el autor desmonta sus trampas, eufemismos y emboscadas semánticas y retóricas. Como explica en las “Palabras iniciales”, no es un libro para objetar a personas concretas; la polémica sigue el hilo conductor de la propuesta cultural que intenta restaurar el capitalismo en Cuba, y los argumentos de sus principales exponentes.
En la primera sección del volumen, “El vuelo del Cóndor: revolucionarios versus reformistas”, Ubieta aborda un tema decisivo para comprender la tradición revolucionaria cubana: la coincidencia entre lo necesario y lo útil. Nos explica que el primer acto útil en pos de la independencia fue inevitablemente de justicia: la liberación de los esclavos.En las condiciones de Cuba, si se quería alcanzar la independencia había que movilizar al grueso de la población tras ese objetivo, que a su vez exigía la abolición de la esclavitud.
Las necesidades vitales de la población sólo podían ser alcanzadas desde presupuestos éticos, sentencia el autor, un principio que se ha mantenido invariablemente a lo largo de la historia cubana. Allí reside un antagonismo de primer orden con el pensamiento de derecha nacional, particularmente con la versión actual, más pragmática y cínica que sus antecesoras, enarbolada por la contrarrevolución en los textos de autores como Rafael Rojas y Carlos Alberto Montaner, por mencionar dos de los más conocidos.
Ubieta argumenta cómo el apego de los ideólogos contrarrevolucionarios al deber ser teleológico se contrapone al martiano poder ser, la “utilidad de la virtud”, que no reduce la verdad a lo meramente visible. Este es el “vuelo del cóndor”, que pide sacrificio, pero es indispensable al interés de la patria. Lo otro es insectear , vocablo creado por Martí para calificar al culto positivista por los meros datos ausentes de alma y horizonte. Insectear conduce inevitablemente a la subordinación a Estados Unidos pues si se analiza desde el racionalismo frío ¿cómo podría el pueblo cubano sostener la independencia frente a un poder tan formidable?
El nuevo libro de Ubieta llega en buen momento, cuando nuestros pueblos quieren volar como el cóndor y las oligarquías se empecinan en hacerlo como insectos.
Twitter: aguerraguerra
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