¡INAPLICABILIDAD DE LEY Nº29944 LEY DE REFORMA MAGISTERIAL; PAGO INMEDIATO DEL 30% POR PREPARACION DE CLASES Y EVALUACION!

Para tener Presente

"Los Maestros, al ponernos al servicio del Estado, no hemos vendido nuestra conciencia ni hipotecado nuestras opiniones, ni hemos perdido nuestra ciudadanía. El hecho de recibir una suma mensual de dinero significa sólo el pago de nuestros servicios profesionales, pero no el pago de un silencio y de una conformidad que repugna. Quienes pretenden que el maestro debe "callar, obedecer y trabajar", están en un error, y cometen un insulto a la dignidad humana... ". José Antonio Encinas

¿REFORMA EDUCATIVA?

¿Reforma educativa para mejorar la calidad académica? Es posible esto sin atender el rezago educativo en materia de infraestructura en zonas marginales, con estudiantes mal alimentados y desnutridos, sin planes de estudio acorde a las necesidades de la población.

Evaluar a los maestros, ¿Quiénes, las instituciones corruptas del Estado? ¿La Ministra Bachiller que no sabe quien proclamó la independencia del Perú? ¿Los intelectuales “expertos” de la televisión? ¿Los periodistas mercenarios asalariados de la gran empresa?


ley de reforma magisterial y la destitucion por inasistencia y tardanza

11 diciembre 2010

La decadencia y caída del Imperio Estadounidense

Cuatro perspectivas para el fin del Siglo Estadounidense antes del año 2025
La decadencia y caída del Imperio Estadounidense

Tom Dispatch

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens y revisado por Caty R.

Introducción del editor de Tom Dispatch
En el intento de minimizar la importancia de la actual filtración de Wikileaks de más de 250.000 documentos del Departamento de Estado, el secretario de defensa Robert Gates brindó recientemente el siguiente bocado de sabiduría típica de Washington: “El hecho es que los gobiernos tratan con EE.UU. porque les interesa, no porque les gustemos, no porque confíen en nosotros, y no porque crean que podemos guardar secretos… Algunos gobiernos tratan con nosotros porque nos temen, algunos porque nos respetan, la mayoría porque nos necesita. Todavía somos esencialmente, como se ha dicho antes, la nación indispensable.”
Ahora bien, ese tipo de sabiduría ciertamente suena sobria; es, en definitiva, lo que pasa por realismo geopolítico práctico en la capital de nuestra nación; y es verdad, Gates no es el primer alto responsable estadounidense que califica a EE.UU. de “la nación indispensable”; no dudo de que él y muchos otros protagonistas en la capital están convencidos de que somos globalmente indispensables. El problema es que las noticias debilitan, casi cada semana que pasa, su versión realista haciendo que parezca aún más fantasmagórica. La capacidad de Wikileaks, una pequeñísima organización de activistas, para burlarse de la superpotencia global, haciendo brillar repetidamente un foco de luz sobre la penumbra del secreto bajo el que a nuestra elite política y militar le gusta conducir sus asuntos, tampoco ha ayudado. Si nuestra condición de indispensables no se ha cuestionado, todavía, en Washington, lo que pasa en otras partes del planeta es otra cosa.
La pátina, otrora brillante, del “alguacil global” ha perdido su resplandor, y en Dodge City cada vez hay menos gente que presta el tipo de atención que Washington cree que merece. A mi juicio, el comentario más inteligente sobre el último escándalo de Wikileaks viene de Simon Jenkins del Guardian británico quien, al considerar las diversas revelaciones (por no hablar de los numerosos rumores globales), resumió la situación como sigue: “El derroche de dinero es asombroso. Los pagos de ayuda [estadounidenses] nunca se controlan, nunca se auditan, nunca se evalúan. La impresión es que la superpotencia mundial deambula inerme por un mundo en el cual nadie se comporta como debe. Irán, Rusia, Pakistán, Afganistán, Yemen, las Naciones Unidas, todos están perpetuamente fuera de guión. Washington reacciona como un oso herido en sus instintos imperiales, pero su proyección del poder es improductiva.”
A veces, para comprender precisamente dónde estamos actualmente, ayuda mirar hacia el pasado –en este caso, hacia lo que sucedió con anteriores poderes imperiales “indispensables”-; a veces no es menos útil mirar hacia el futuro. En su último artículo en TomDispatch, Alfred W. McCoy, autor hace poco de Policing America’s Empire: The United States, the Philippines, and the Rise of the Surveillance State, hace las dos cosas. Después de congregar a un grupo de trabajo global de 140 historiadores para considerar la suerte de EE.UU. como potencia imperial, nos ofrece un vistazo de cuatro posibles futuros (próximos). Producen una mirada monumental, incluso indispensable, de la rapidez con la cual es probable que nuestra indispensabilidad se disipe en los próximos años. Tom
La decadencia y caída del Imperio Estadounidense
Cuatro perspectivas para el fin del Siglo Estadounidense antes del año 2025
Alfred W. McCoy
¿Un aterrizaje suave de EE.UU. dentro de 40 años? No apuestes por ello. La defunción de EE.UU. como superpotencia global podría sobrevenir mucho antes de lo que cualquiera imagina. Si Washington sueña con que 2040 o 2050 sea el fin del Siglo Estadounidense, una evaluación más realista de las tendencias interiores y globales sugiere que en 2025, dentro de sólo 15 años, todo puede haber terminado, con la excepción del griterío.
A pesar del aura de omnipotencia proyectada por la mayoría de los imperios, una mirada a su historia debería recordarnos que son organismos frágiles. Tan delicada es su ecología del poder que, cuando las cosas comienzan a ir verdaderamente mal, los imperios regularmente se deshacen a una velocidad infame: sólo un año en el caso de Portugal, dos años la Unión Soviética, ocho años Francia, 11 años en el caso de los otomanos, 17 años para Gran Bretaña, y es muy probable que sean 22 años para EE.UU., a contar desde el crucial año 2003.
Es probable que futuros historiadores identifiquen la incauta invasión de Iraq de Bush en ese año como el comienzo de la caída de EE.UU. Sin embargo, en lugar del derramamiento de sangre que marcó el fin de tantos imperios del pasado, con el incendio de ciudades y la matanza de civiles, este colapso imperial del Siglo XXI, podría tener lugar de un modo relativamente tranquilo mediante los tentáculos invisibles del colapso económico o la ciberguerra.
Pero no cabe duda: cuando finalmente acabe la dominación global de Washington, habrá dolorosos recuerdos cotidianos de lo que una pérdida de poder significa para los estadounidenses de todas las condiciones sociales. Como ha descubierto una media docena de naciones europeas, la decadencia imperial tiende a tener un impacto notablemente desmoralizador sobre una sociedad, y causa regularmente por lo menos una generación de privación económica. Al enfriarse la economía, las temperaturas políticas aumentan, y provocan a menudo un serio malestar interior.
Los datos económicos, educacionales y militares disponibles indican que, en lo que tiene que ver con el poder global de EE.UU., las tendencias negativas se sumarán rápidamente antes del año 2020 y es probable que alcancen una masa crítica como muy tarde en 2030. El Siglo Estadounidense, proclamado de modo tan triunfante al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, estará hecho jirones y desvaneciéndose antes de 2025, su octavo decenio, y podría ser historia antes del año 2030.
Significativamente, en 2008, el Consejo Nacional de Inteligencia de EE.UU. admitió por primera vez que el poder global de EE.UU. estaba ciertamente en una trayectoria descendiente. En uno de sus periódicos informes futuristas, Tendencias Globales 2025, el Consejo citó “la transferencia de riqueza y de poder económico globales que tiene lugar, a grandes rasgos, de Occidente a Oriente” y “sin precedentes en la historia moderna”, como factor primordial en la decadencia de la “fuerza relativa de EE.UU. – incluso en el campo militar.” Como muchos en Washington, sin embargo, los analistas del Consejo previeron un aterrizaje prolongado, muy suave, de la preeminencia global estadounidense, y albergaban la esperanza de que de alguna manera “retendría capacidades militares singulares”… durante mucho tiempo… “para proyectar poder militar globalmente” durante décadas.
¡Qué va! Según las proyecciones actuales, EE.UU. se encontrará en segundo lugar después de China (que ya es la segunda economía del mundo por su tamaño) en la producción económica hacia 2026, y detrás de India en 2050. De la misma manera, la innovación china se desplaza hacia el liderazgo mundial en ciencias aplicadas y en tecnología militar en algún momento entre los años 2020 y 2030, cuando se jubile el actual suministro de brillantes científicos e ingenieros de EE.UU., sin un reemplazo adecuado por una generación más joven sin la formación adecuada.
Al llegar 2020, según los planes actuales, el Pentágono hará un intento militar desesperado a favor de un imperio moribundo. Lanzará una triple bóveda letal de robots aeroespaciales avanzados que representa la última esperanza de Washington de retener el poder global a pesar de su decreciente influencia económica. Antes de ese año, sin embargo, la red global de satélites de comunicaciones de China, respaldada por los superordenadores más poderosos del mundo, también estará en pleno funcionamiento, suministrando a Pekín una plataforma independiente para la militarización del espacio y un poderoso sistema de comunicaciones para ataques de misiles o cibernéticos en cualquier cuadrante del globo.
Envuelta en arrogancia imperial, como Whitehall o el Quai d'Orsay antes de ella, la Casa Blanca todavía parece imaginar que la decadencia de EE.UU. será gradual, suave y parcial. En su discurso sobre el Estado de la Unión de enero pasado, el presidente Obama expresó las palabras tranquilizantes de que “yo no acepto un segundo lugar para EE.UU.” Pocos días después, el vicepresidente Biden ridiculizó la idea misma de que “estamos destinados a hacer realidad la profecía de [el historiador Paul] Kennedy de que vamos a ser una gran nación que ha fracasado porque perdimos el control de nuestra economía y nos extendimos demasiado”. De la misma manera, en la edición de noviembre de la revista del establishment Foreign Affairs, el gurú neoliberal de la política exterior Joseph Nye descartó hablar del ascenso económico y militar de China, desechando “metáforas engañosas de decadencia orgánica” y negando que haya algún deterioro del poder global de EE.UU.
Los estadounidenses de a pie, que ven que sus puestos de trabajo parten al extranjero, tienen una visión más realista que sus dirigentes mimados. Un sondeo de opinión en agosto de 2010 estableció que un 65% de los estadounidenses cree que el país se encuentra ahora “en un estado de decadencia”. Australia y Turquía, aliados militares tradicionales de EE.UU., ya utilizan sus armas hechas en EE.UU. para maniobras aéreas y navales conjuntas con China. Los socios económicos más cercanos de EE.UU. ya se apartan de la oposición de Washington a los tipos de cambio manipulados por China. Mientras el presidente volvía de su tour asiático el mes pasado, un titular pesimista del New York Times resumió el momento como sigue: “La visión económica de Obama se rechaza en la escena mundial; China, Gran Bretaña y Alemania cuestionan a EE.UU.; Las conversaciones comerciales con Seúl también fracasan.”
Vista históricamente, la cuestión no es si EE.UU. perderá su poder global indiscutible, sino cuánto de precipitada y desgarradora tendrá la decadencia. En lugar de las ilusiones de Washington, utilicemos la propia metodología futurista del Consejo Nacional de Inteligencia para sugerir cuatro perspectivas realistas de cómo, estrepitosamente o con un quejido, el poder global de EE.UU. podría llegar a su fin en los años veinte de este siglo (junto con cuatro evaluaciones adjuntas sobre dónde nos encontramos actualmente). Las perspectivas futuras incluyen: decadencia económica, crisis del petróleo, desventura militar y la Tercera Guerra Mundial. Aunque difícilmente son las únicas posibilidades cuando se trata de la decadencia o incluso del colapso de EE.UU., abren una ventana sobre un futuro que se aproxima rápidamente.
Decadencia económica: Situación actual
Actualmente existen tres amenazas principales a la posición dominante de EE.UU. en la economía global: la pérdida de influencia económica debido a la disminución de su parte en el comercio mundial, la decadencia de la innovación tecnológica estadounidense y el fin del estatus privilegiado del dólar como moneda mundial de reserva.
En 2008, EE.UU. ya había caído al tercer puesto en las exportaciones globales de mercaderías, con sólo un 11% en comparación con un 12% de China y un 16% de la Unión Europea. No hay motivos para creer que esa tendencia se revierta.
De la misma manera desaparece el liderazgo estadounidense en la innovación tecnológica. En 2008, EE.UU. ocupaba todavía el segundo lugar después de Japón en las solicitudes mundiales de patentes con 232.000, pero China se aproximaba rápidamente con 195.000, gracias a un fulgurante aumento del 400% desde el año 2000. Un presagio de más decadencia: en 2009 EE.UU. llegó al punto más bajo entre 40 naciones estudiadas por la Fundación de Tecnología & Innovación de la Información en cuanto al “cambio” en la “competitividad global basada en la innovación” durante la década anterior. Agregando sustancia a esas estadísticas, el Ministerio de Defensa de China presentó en octubre el superordenador más rápido del mundo, el Tianhe-1A, tan poderoso, dijo un experto estadounidense, que “liquida a la máquina Nº 1” existente en EE.UU.
Hay que agregar a esta clara evidencia que el sistema educacional de EE.UU., esa fuente de futuros científicos e innovadores, se está quedando atrás con respecto a sus competidores. Después de ser líderes mundiales durante décadas en personas de entre 25 y 34 años con títulos universitarios, el país bajó al puesto número 12 en 2010. El Foro Económico Mundial ubicó a EE.UU. en el mediocre puesto 52 entre 139 naciones en la calidad de su instrucción universitaria en matemáticas y ciencias en 2010. Casi la mitad de los estudiantes graduados en ciencias en EE.UU. son ahora extranjeros, que en su mayoría volverán a casa, sin quedarse aquí como hubiera sido el caso en otros tiempos. En 2025, en otras palabras, es probable que EE.UU. enfrente una escasez crítica de científicos de talento.
Tendencias negativas semejantes alientan una crítica cada vez más fuerte del papel del dólar como moneda de reserva mundial. “Otros países ya no están dispuestos a aceptar la idea de que EE.UU. sepa lo que es mejor en política económica”, señaló Kenneth S. Rogoff, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional. A mediados de 2009, cuando los bancos centrales del mundo poseían astronómicos 4 billones [millones de millones] de dólares en valores del Tesoro de EE.UU., el presidente ruso Dimitri Medvedev insistió en que era hora de acabar con “el sistema unipolar artificialmente mantenido” basado en “una moneda de reserva que en otros tiempos solía ser fuerte”.
Al mismo tiempo, el gobernador del banco central de China sugirió que el futuro podría ser una moneda global de reserva “desconectada de naciones individuales” (es decir del dólar estadounidense). Son indicadores de un mundo que viene y de un posible intento, como ha argumentado el economista Michael Hudson, “de acelerar la bancarrota del orden mundial financiero-militar estadounidense”.
Decadencia económica: Perspectiva 2020
En 2020, como se esperaba desde hace tiempo después de años de crecientes déficit nutridos por incesantes guerras en tierras distantes, el dólar estadounidense termina por perder su estatus especial como moneda de reserva del mundo. Repentinamente, el coste de las importaciones se dispara. Incapaz de pagar los crecientes déficit mediante la venta en el extranjero de valores devaluados del Tesoro, Washington acaba viéndose obligado a reducir su inflado presupuesto militar. Bajo presión dentro y fuera del país, Washington retira lentamente las fuerzas estadounidenses de cientos de bases en ultramar a un perímetro continental. Pero ahora, sin embargo, ya es demasiado tarde.
Enfrentadas a una superpotencia decadente incapaz de pagar sus cuentas, China, India, Irán, Rusia, y otras potencias, grandes y regionales, cuestionan provocativamente el dominio de EE.UU. sobre los océanos, el espacio y el ciberespacio. Mientras tanto, en medio de precios en alza, un desempleo que aumenta continuamente y una disminución continua de los salarios reales, las divisiones interiores aumentan hasta convertirse en choques violentos y debates divisivos, a menudo por temas notablemente irrelevantes. Aprovechando una ola política de desilusión y desesperación, un patriota de extrema derecha captura la presidencia con una retórica resonante, exigiendo respeto para la autoridad de EE.UU. y amenazando con represalias militares o económicas. El mundo prácticamente no presta atención mientras el Siglo Estadounidense termina en silencio.
Crisis del petróleo: Situación actual
Una víctima del poder económico debilitado de EE.UU. ha sido su control sobre los suministros globales de petróleo. Acelerando por delante de la economía sedienta de gasolina de EE.UU., China se convirtió en el primer consumidor de energía durante este verano, una posición que EE.UU. ha mantenido durante más de un siglo. El especialista en energía Michael Klare ha argumentado que este cambio significa que China “fijará el ritmo de nuestro futuro global”.
En 2025, Irán y Rusia controlarán casi la mitad de todo el suministro de gas natural del mundo, lo que potencialmente les dará una inmensa influencia sobre una Europa hambrienta de energía. Si se agregan a la mezcla las reservas de petróleo, en sólo 15 años, como ha advertido el Consejo Nacional de Inteligencia, dos países, Rusia e Irán, podrían “aparecer como elementos esenciales en el campo de la energía”.
A pesar de una inventiva notable, las grandes reservas de petróleo de las principales potencias del petróleo que permiten una extracción fácil y barata se están agotando. La verdadera lección del desastre del petróleo de Deepwater Horizon en el Golfo de México no fueron los negligentes estándares de seguridad de BP, sino el simple hecho que todos vieron en la marea negra: a uno de los gigantes corporativos de la energía no le quedó otra alternativa que buscar petróleo difícil de extraer a kilómetros bajo la superficie del océano a fin de mantener el nivel de sus beneficios.
Para complicar el problema, chinos e indios se han convertido repentinamente en consumidores mucho más fuertes de energía. Incluso si los suministros de combustibles fósiles se mantuvieran constantes (que no será el caso), es casi seguro que aumente la demanda, y por lo tanto los costes, y lo harán considerablemente. Otras naciones desarrolladas encaran agresivamente esta amenaza lanzándose a programas experimentales para desarrollar fuentes de energías alternativas. EE.UU. ha tomado otro camino y ha hecho muy poco para desarrollar fuentes alternativas mientras, en los tres últimos decenios, ha duplicado su dependencia de importaciones de petróleo extranjero. Entre 1973 y 2007, las importaciones de petróleo han aumentado de un 36% de la energía consumida en EE.UU. a un 66%.
La crisis del petróleo: Perspectiva 2025
EE.UU. sigue dependiendo tanto de petróleo extranjero que unos pocos acontecimientos adversos en el mercado global de energía en 2025 provocan una crisis del petróleo. En comparación hace que la crisis del petróleo de 1973 (cuando los precios se cuadruplicaron en unos meses) parezca un grano de arena. Molestos por el valor descendiente del dólar, los ministros del petróleo de la OPEP, reunidos en Riad, exigen que los futuros pagos de energía sea hagan hechos en un “canasto” de yen, yuan, y euros. Eso sólo aumenta aún más el coste de las importaciones de petróleo de EE.UU. Al mismo tiempo, mientras firman una nueva serie de contratos de suministro a largo plazo con China, los saudíes estabilizan sus propias reservas de divisas extranjeras cambiando al yuan. Mientras tanto, China invierte innumerables miles de millones en la construcción de un gasoducto masivo trans-asiático y en el financiamiento de la explotación por Irán del mayor yacimiento de gas natural del mundo en South Pars, en el Golfo Pérsico.
Preocupados de que la Armada de EE.UU. ya no pueda proteger los buques tanque que viajan desde el Golfo Pérsico para alimentar Asia del Este, se forma una coalición de Teherán, Riad y Abu Dabi en una inesperada nueva alianza del Golfo y afirman que la nueva flota china de rápidos portaaviones patrullará en el futuro el Golfo Pérsico desde una base en el Golfo de Omán. Bajo fuerte presión económica, Londres acepta cancelar el arriendo por EE.UU. de su base en el Océano Índico en la isla de Diego Garcia, mientras Canberra, bajo presión de los chinos, informa a Washington de que ya no aceptará que la Séptima Flota utilice Fremantle como su puerto de base, expulsando efectivamente a la Armada de EE.UU. del Océano Índico.
Con unos pocos plumazos y algunos concisos anuncios, se abandona en 2025 la “Doctrina Carter”, mediante la cual el poder militar de EE.UU. debía proteger eternamente el Golfo Pérsico. Todos los elementos que garantizaron durante mucho tiempo los suministros ilimitados de petróleo a bajo coste de esa región para EE.UU. –la logística, las tasas de cambio, y el poder naval– se evaporan. En esas condiciones, EE.UU. sólo puede cubrir un insignificante 12% de sus necesidades de energía con su naciente industria de energía alternativa, y sigue dependiendo de petróleo importado para la mitad de su consumo de energía.
La crisis del petróleo que sobreviene golpea al país como un huracán y sube los precios a alturas alarmantes, convirtiendo los viajes en gastos asombrosos, causando la caída libre de los salarios reales (que habían estado disminuyendo desde hace tiempo) y haciendo que las exportaciones restantes de EE.UU. pierdan competitividad. Con la baja de las temperaturas, los precios del gas por las nubes y el derramamiento de dólares para pagar petróleo caro, la economía estadounidense se paraliza. Con el fin de alianzas deterioradas hace tiempo y el aumento de las presiones fiscales, las fuerzas militares estadounidenses acaban emprendiendo una retirada por etapas de sus bases en ultramar.
Dentro de unos pocos años, EE.UU. está prácticamente en bancarrota y el reloj se acerca a la hora cero del Siglo Estadounidense.
Desventura militar: Situación actual
En contra de la intuición, a medida que se debilita su poder, los imperios caen a menudo en imprudentes aventuras militares. Este fenómeno es conocido entre historiadores del imperio como “micro-militarismo” y parece involucrar esfuerzos psicológicamente compensatorios para salvar el escozor de la retirada ocupando nuevos territorios, por breve y catastrófico que sea. Estas operaciones, irracionales incluso desde un punto de vista imperial, producen frecuentemente gastos que desangran la economía o humillantes derrotas que sólo aceleran la pérdida de poder.
A través del tiempo, imperios asediados han padecido de una arrogancia que los lleva a caer cada vez más profundo en desventuras militares hasta que la derrota se convierte en una debacle. En en año 413 a. de C., Atenas debilitada envió 200 barcos para que fueran sacrificados en Sicilia. En 1921, la España imperial moribunda despachó a 20.000 soldados para que fueran masacrados por guerrilleros bereberes en Marruecos. En 1956, el debilitado Imperio Británico destruyó su prestigio al atacar Suez. Y en 2001 y 2003, EE.UU. ocupó Afganistán e invadió Iraq. Con la arrogancia extrema que ha marcado a los imperios durante milenios, Washington aumentó sus tropas en Afganistán a 100.000, expandió la guerra a Pakistán, y extendió su compromiso hasta 2014 y más allá, exponiéndose a desastres grandes y pequeños en ese cementerio de imperios infestado de guerrillas y con armas nucleares.
Desventura militar: Perspectiva 2014
El “micro-militarismo” es tan irracional, tan impredecible, que las perspectivas aparentemente estrambóticas pronto son superadas por los acontecimiento. Ya que las fuerzas armadas de EE.UU. se requieren al máximo desde Somalia a las Filipinas, y las tensiones aumentan en Israel, Irán, y Corea, se multiplican las posibles combinaciones para una desastrosa crisis militar en el extranjero.
Estamos a mediados de verano de 2014, y una guarnición reducida de EE.UU. en la asediada Kandahar en el sur de Afganistán es repentina e inesperadamente invadida por guerrilleros talibanes, mientras los aviones estadounidenses no pueden despegar debido a una cegadora tormenta de arena. Sufre considerables bajas y como represalia, un ezorado comandante estadounidense envía bombarderos B-1 y cazas F-16 a demoler vecindarios enteros de la ciudad que supuestamente se encuentran bajo control de los talibanes, mientras aviones AC-130U con armamento pesado barren los escombros con el devastador fuego de sus cañones.
Pronto hay mulás que predican la yihad desde mezquitas de toda la región y unidades del ejército afgano entrenadas durante mucho tiempo por fuerzas estadounidenses para cambiar el progreso de la guerra comienzan a desertar en masa. Combatientes talibanes lanzan entonces una serie de ataques notablemente sofisticados contra guarniciones de EE.UU. en todo el país, causando un gran aumento de las bajas estadounidenses. En escenas que recuerdan Saigón en 1975, los helicópteros rescatan a soldados y civiles estadounidenses desde las azoteas en Kabul y Kandahar.
Mientras tanto, molestos por el interminable impasse de Palestina que ya dura decenios, dirigentes de la OPEP imponen un nuevo embargo del petróleo contra EE.UU. en protesta por su apoyo a Israel así como por la muerte de innumerables civiles musulmanes en sus continuas guerras en todo Gran Oriente Próximo. Con el aumento de los precios de la gasolina y el agotamiento de las refinerías, Washington entra en acción y envía fuerzas de Operaciones Especiales a apoderarse de puertos petroleros en el Golfo Pérsico. Esto, por su parte, provoca una serie de ataques suicidas y el sabotaje de oleoductos y pozos de petróleo. Mientras tanto nubes negras suben al cielo y los diplomáticos se alzan en la ONU para denunciar amargamente las acciones de EE.UU., comentaristas en todo el mundo vuelven a la historia para hablar del “Suez de EE.UU.”, una referencia contundente a la debacle de 1956 que marcó el fin del Imperio Británico.
La Tercera Guerra Mundial: Situación actual
En el verano de 2010, las tensiones militares entre EE.UU. y China aumentan en el Pacífico occidental, considerado otrora como un “lago” estadounidense. Hasta un año antes nadie habría predicho un acontecimiento semejante. Tal como Washington aprovechó su alianza con Londres para apropiarse de gran parte del poder global de Gran Bretaña después de la Segunda Guerra Mundial, China utiliza ahora los beneficios de su comercio de exportación con EE.UU. para financiar lo que probablemente se convertirá en un desafío a la dominación estadounidense sobre vías navegables de Asia y del Pacífico.
Con sus crecientes recursos, Pekín reivindica un vasto arco marítimo de Corea a Indonesia, dominado desde hace tiempo por la Armada de EE.UU. En agosto, después que Washington expresó un “interés nacional” del Mar del Sur de China y realizó ejercicios navales allí para reforzar esa afirmación, el Global Times oficial de Pekín respondió airadamente, diciendo: “El combate de lucha libre entre EE.UU. y China por el tema del Mar del Sur de China ha aumentado las apuestas sobre quién será el verdadero gobernante del planeta”.
Entre crecientes tensiones, el Pentágono informa de que Pekín tiene ahora “la capacidad de atacar… portaaviones [estadounidenses] en el Océano Pacífico occidental” y apuntar a “fuerzas nucleares en todo… EE.UU. continental”. Al desarrollar “capacidades ofensivas nucleares, espaciales y de guerra cibernética”, China parece determinada a competir por la dominación de lo que el Pentágono llama “el espectro de la información en todas las dimensiones del espacio de batalla moderno”. Con el continuo desarrollo del poderoso cohete propulsor Larga Marcha V, así como el lanzamiento de dos satélites en enero de 2010 y otro en julio, para llegar a un total de cinco, Pekín señala que el país hace rápidos progresos hacia una red “independiente” de 35 satélites para capacidades de posicionamiento global, comunicaciones, y de reconocimiento hasta el año 2020.
Para frenar a China y extender su posición militar en el globo, Washington se propone construir una nueva red digital de robótica aérea y espacial, capacidades avanzadas de guerra cibernética y de vigilancia electrónica. Los planificadores militares esperan que este sistema integrado envuelva a la tierra en un enrejado cibernético capaz de cegar a ejércitos enteros en el campo de batalla o de eliminar a un solo terrorista en un campo o favela. En 2020, si todo se desarrolla según el plan, el Pentágono lanzará un escudo de tres niveles de drones espaciales –que llega de la estratósfera a la exosfera, armado de misiles ágiles, vinculados por un sistema satelital modular elástico, y operado mediante una vigilancia telescópica total.
En abril pasado, el Pentágono hizo historia. Amplió las operaciones de drones a la exosfera al lanzar silenciosamente el transbordador espacial sin tripulación X-37B a una órbita baja a 410 kilómetros sobre el planeta. El X-37B es el primero de una nueva generación de vehículos sin tripulación que marcará la militarización total del espacio, creando un campo para futuras guerras, diferente de todo lo visto anteriormente.
Tercera Guerra Mundial: Perspectiva 2025
La tecnología de la guerra espacial y cibernética es tan nueva e imprevisible que incluso las perspectivas más extravagantes pueden verse pronto sobrepasadas por una realidad que es todavía difícil de concebir. Sin embargo, si simplemente empleamos el tipo de perspectivas utilizado por la propia Fuerza Aérea en su Juego de Capacidades Futuras de 2009, podemos obtener “un mejor entendimiento de cómo el aire, el espacio y el ciberespacio se superponen en la guerra”, y así comenzar a imaginar cómo podría librarse en realidad la próxima guerra mundial.
Son las 11:59 pm del jueves de Acción de Gracias en 2025. Mientras los compradores aporrean los portales de Mejor Compra a la busca de grandes descuentos de la más reciente electrónica china, técnicos de la Fuerza Aérea de EE.UU. en el Telescopio de Vigilancia del Espacio (SST) en Maui se atoran con su café cuando sus monitores panorámicos repentinamente se ponen negros. A miles de kilómetros de distancia en el centro de operaciones del Cibercomando de EE.UU. en Texas, los ciberguerreros pronto detectan binarios maliciosos que, aunque disparados anónimamente, muestran las características huellas digitales del Ejército Popular de Liberación de China.
El primer ataque abierto no ha sido predicho por nadie. Malware china se apodera del control de los robots a bordo de un drone no tripulado de alimentación solar “Vulture” mientras vuela a 21.000 metros sobre el Estrecho Tsushima entre Corea y Japón. Repentinamente dispara todas las cápsulas de cohetes bajo su enorme envergadura de 122 metros, enviando docenas de misiles letales a caer inofensivamente en el Mar Amarillo, desarmando efectivamente esa formidable arma.
Determinada a combatir el fuego con fuego, la Casa Blanca autoriza un ataque en represalia. Confiados en que su sistema satelital F-6 “Fraccionado, de Libre Vuelo” es impenetrable, los comandantes de la Fuerza Aérea en California transmiten códigos robóticos a la flotilla de drones espaciales X-37B que vuelan en órbita a 400 kilómetros sobre la tierra, ordenando que lancen sus misiles “Triple Terminator” contra los 35 satélites chinos. Ninguna reacción. Cerca del pánico, la Fuerza Aérea lanza su Vehículo Crucero Hipersónico Falcon en un arco a 160 kilómetros sobre el Océano Pacífico y luego, sólo 20 minutos después, envía sus códigos informáticos para disparar misiles contra siete satélites chinos en órbitas cercanas. Repentinamente, los códigos de lanzamiento dejan de operar.
A medida que el virus chino se propaga incontrolablemente por la arquitectura satelital F-6, mientras esos superordenadores estadounidenses de segunda no logran descodificar el código infernalmente complejo del malware, son afectadas las señales de GPS cruciales para la navegación de barcos y aviones de EE.UU. en todo el mundo. Flotas de portaaviones comienzan a navegar en círculos en medio del Pacífico. Escuadrones de cazas bajan a tierra. Drones Reaper vuelan desorientados hacia el horizonte, y se estrellan cuando se acaba su carburante. Repentinamente, EE.UU. pierde lo que su Fuerza Aérea ha calificado desde hace tiempo de “máxima posición elevada”: el espacio. En pocas horas, el poder militar que había dominado el globo durante casi un siglo ha sido derrotado en la Tercera Guerra Mundial sin una sola víctima humana.
¿Un Nuevo Orden Mundial?
Incluso si los futuros eventos resultan ser más aburridos de lo que sugieren estas cuatro perspectivas, todas las tendencias significativas apuntan a una decadencia mucho más impresionante del poder global estadounidense hasta 2025 que va más allá de todo lo que Washington parece estar considerando.
A medida que sus aliados en todo el mundo comiencen a reajustar sus políticas para ajustarlas a la percepción de las potencias asiáticas ascendentes, el coste de mantener 800 o más bases militares en el extranjero llegará a ser insostenible, imponiendo finalmente una retirada por etapas a un Washington todavía reacio. Como tanto EE.UU. como China participan en una carrera para militarizar el espacio y el ciberespacio, las tensiones entre las potencias tenderán a aumentar, haciendo que un conflicto militar en 2025 sea por lo menos factible, aunque difícilmente seguro.
Para complicar aún más las cosas, las tendencias económicas, militares y tecnologías antes descritas no tendrán lugar en un aislamiento ordenado. Como sucedió con los imperios europeos después de la Segunda Guerra Mundial, es dudoso que semejantes fuerzas negativas resulten ser sinergicas. Se combinarán de formas totalmente inesperadas, crearán crisis para las cuales los estadounidenses no están de ninguna manera preparados y amenazarán con lanzar a la economía a una repentina espiral descendente, condenando a este país a una generación o más de miseria económica.
A medida que se pierde el poder de EE.UU., el pasado ofrece un espectro de posibilidades para un futuro orden mundial. En un extremo de ese espectro no se puede excluir el ascenso de una nueva superpotencia global, por poco probable que parezca. Sin embargo, tanto China como Rusia manifiestan culturas autorreferenciales, recónditos escritos no romanos, estrategias de defensa regional y sistemas legales subdesarrollados, lo que les niega instrumentos esenciales para la dominación global. Por el momento, por lo tanto, no aparece en el horizonte ni una sola superpotencia que probablemente llegue a suceder a EE.UU.
En una versión oscura, distópica, de nuestro futuro global, una coalición de corporaciones transnacionales, fuerzas multilaterales como la OTAN, y una elite financiera internacional podrían concebiblemente forjar un solo nexo supra-nacional, posiblemente inestable, que haría que no tuviera sentido seguir hablando de imperios nacionales. Mientras corporaciones desnacionalizadas y elites multinacionales probablemente gobernarían un mundo semejante, desde enclaves urbanos seguros, las multitudes serían relegadas a páramos urbanos y rurales.
En Planeta de ciudades miseria, Mike Davis presenta una visión parcial desde abajo de un mundo semejante. Argumenta que los mil millones de personas (que aumentarán a dos mil millones hasta 2030) que ya están apiñadas en chabolas fétidas al estilo de las favelas en todo el mundo que constituirán las ciudades “brutales, fracasadas” del Tercer Mundo… el campo de batalla característico del Siglo XXI”. A medida que la oscuridad cubre algunas futuras súper-favelas, “el imperio puede desplegar tecnologías orwellianas de represión” como “helicópteros artillados parecidos a avispones que acechan a enigmáticos enemigos en las estrechas calles de los distritos de chabolas… Cada mañana los suburbios pobres responden con atacantes suicidas y elocuentes explosiones.”
En medio del espectro de posibles futuros, podría aparecer una oligopolia global entre 2020 y 2040, con potencias ascendentes, China, Rusia, India y Brasil que colaboran con potencias en decadencia como Gran Bretaña, Alemania, Japón, y EE.UU., para imponer una dominación global ad hoc, similar a la inarticulada alianza de imperios europeos que gobernó a la mitad de la humanidad hacia 1900.
Otra posibilidad: la aparición de hegemonías regionales en un retorno a reminiscencias del sistema internacional que operó antes que se conformaran los imperios modernos. En este orden mundial neo wesfaliano, con sus interminables vistas de microviolencia y explotación descontrolada, cada hegemonía dominaría su región inmediata –Brasilia en Suramérica, Washington en Norteamérica, Pretoria en Sudáfrica, etc.- El espacio, el ciberespacio y las profundidades marinas, removidas del control del antiguo “policía” planetario, EE.UU., podrían incluso convertirse en un nuevo patrimonio común global, controlado por medio de un Consejo de Seguridad expandido de la ONU o algún organismo ad hoc.
Todas estas perspectivas extrapolan tendencias existentes hacia el futuro sobre la base de la suposición de que los estadounidenses, cegados por la arrogancia de décadas de un poder sin paralelos históricos, no puedan adoptar o no adopten medidas para administrar la erosión descontrolada de su posición global.
Si la decadencia de EE.UU. se encuentra en realidad en una trayectoria de 22 años de 2003 a 2025, ya habremos desperdiciado la mayor parte del primer decenio de esa decadencia con guerras que nos distrajeron de problemas a largo plazo y, como agua desparramada sobre las arenas del desierto, desperdiciaron billones de dólares desesperadamente necesitados.
Si sólo quedan 15 años, las probabilidades de desperdiciarlos siguen siendo elevadas. El Congreso y el presidente están ahora paralizados; el sistema estadounidense está inundado de dinero corporativo con el fin de atascar todo; y hay pocas sugerencias para que algún problema de importancia, incluidas nuestras guerras, nuestro inflado Estado de seguridad nacional, nuestro famélico sistema de educación y nuestros anticuados suministros de energía, se encaren con suficiente seriedad como para asegurar el tipo de aterrizaje suave que podría maximizar el papel y la prosperidad de nuestro país en un mundo que cambia.
Los imperios de Europa han pasado y el imperio de EE.UU. desaparece. Parece cada vez más dudoso que EE.UU. tenga algo parecido al éxito de Gran Bretaña en la conformación de un orden mundial futuro que proteja sus intereses, preserve su prosperidad y lleve la huella de sus mejores valores.
……
Alfred W. McCoy es profesor de historia en la Universidad de Wisconsin-Madison. Es autor de A Question of Torture: CIA Interrogation, From the Cold War to the War on Terror (Metropolitan Books), que también existe en traducciones al italiano y al alemán. Su último libro Policing America's Empire: The United States, the Philippines, and the Rise of the Surveillance State , explora la influencia de operaciones de contrainsurgencia en el exterior en la propagación de medidas de seguridad interior en EE.UU. También convocó el proyecto “Imperios en transición” un grupo de trabajo global de 140 historiadores de universidades de cuatro continentes. Los resultados de sus primeras reuniones en Madison, Sydney, y Manila fueron publicados como Colonial Crucible: Empire in the Making of the Modern American State y los resultados de su última conferencia aparecerán el próximo año como Endless Empire: Europe’s Eclipse, America’s Ascent, and the Decline of U.S. Global Power.
Copyright 2010 Alfred W. McCoy

Fuente: http://www.tomdispatch.com/post/175327/tomgram%3A_alfred_mccoy%2C_taking_down_america/#more

09 diciembre 2010

16 de diciembre: Movilización Nacional de Rechazo a la Municipalización de la Educación

16 de diciembre: Movilización Nacional de Rechazo a la Municipalización de la Educación

Por una línea sindical clasista


CONARE SUTEP





Informamos que en la última reunión nacional llevada a cabo en la ciudad de Lima, el día sábado 27 de noviembre de 2010, a horas 10_00 a.m. se lograron los siguientes acuerdos:



1. Denunciar penalmente al actual ministro de economía por negarse al pago del porcentaje por preparación de clases, pago que debería de pagarse a todos los docentes del sector público del país.



2. Continuar con la demanda ante la Corte de San José de Costa Rica, demanda interpuesta pidiendo la nulidad de la Ley de Carrera Pública Magisterial y la Ley que declara a la Educación Pública como un servicio público esencial.



3. Ejecutar, a nivel nacional, una Jornada de Lucha contra el proceso de Municipalización en 606 distritoa a nivel nacional, así como en todo Lima Metropolitana. Dicha jornada se efectuará el día 16 de diciembre de 2010.



En breve ampliaremos los informes.



CONARE SUTEP

Comité Ejecutivo Nacional

Una reflexión sobre los medios y la democracia

Una reflexión sobre los medios y la democracia


Intervención de Ignacio Ramonet en CIESPAL, Quito (Ecuador). Resumen de Silvia Arana.

En estos tiempos de globalización neoliberal, la información se ha convertido en uno de los problemas principales de la democracia. Se consideraba que en una democracia alguno de los tres poderes podía cometer abusos (la justicia puede condenar a un inocente, el poder legislativo puede sancionar leyes discriminatorias contra un sector de la población -como las leyes contra los inmigrantes en Estados Unidos o en Francia). La función de los medios es denunciar estos abusos. Los medios de comunicación de masas pueden influir en la opinión pública; esto es lo que constituye el cuarto poder, o contrapoder. El poder que puesto al servicio de los ciudadanos sirvió para oponerse a las iniquidades de la esclavitud, que era legal en la democracia más nueva, Estados Unidos, como en países europeos por ejemplo Francia e Inglaterra que practicaban el colonialismo, otro sistema injusto pero legal en las democracias. La prensa llevaba campañas de denuncia de ambos sistemas.
En los últimos 15 años, a medida que se fue afianzando el neoliberalismo y la globalización, el cuarto poder -como contrapoder- ha ido desapareciendo.
Se fue imponiendo lo privado sobre lo público, lo individual sobre lo colectivo, y los medios de comunicación en su mayoría han dejado de ser un contrapoder. Los medios pertenecen a grupos mediáticos (Murdoch, Google, Blackberry) que se expanden con la revolución digital, que rompen las barreras, con la espectacular expansión de internet. Se mezclan todas las esferas: la cultura de masas, la información, la comunicación y el internet. Los grupos mediáticos que manejan todas estas esferas son multinacionales, planetarios. Estos mega grupos, cuya existencia es posible por las suaves leyes anti trust, son actores centrales del poder globalizado. Ya no se proponen ser un contrapoder, son un cuarto poder sólo como una suma a los otros tres poderes; usan su poder para oprimir al ciudadano. La cuestión cívica es cómo oponerse; hay que crear un quinto poder, oponer la fuerza ciudadana para denunciar a los poderes que actúan contra el pueblo. Esta situación se vive en Ecuador, Bolivia, Venezuela, Argentina, Brasil. Cuando Chávez asumió el poder los grupos mediáticos se lanzaron en contra del gobierno elegido democráticamente. Uno puede tener diferentes opiniones del gobierno de Chávez, pero no se puede negar que los medios usan falsedades para defender sus privilegios y oponerse a los cambios sociales. Asumen su función de perros guardianes del orden económico, ideológico; son latifundistas mediáticos. El caso de Berlusconi en Italia es un ejemplo: primero construyó una gran fortuna, luego adquirió medios de comunicación y después ganó las elecciones.
Entre las guerras mediáticas contra gobernantes elegidos democráticamente podemos mencionar la guerra mediática contra Chávez para impedir que concrete reformas o en los setentas, la guerra del periódico El Mercurio contra el presidente chileno Salvador Allende, o la guerra en los ochentas del diario La Prensa contra el sandinismo en Nicaragua. O las guerras mediáticas contra los presidentes de Brasil, Argentina y Ecuador. Ya no sólo son los poderes tradicionales los que atacan sino también los medios que usan como fachada, como arma de combate, la defensa de la "libertad de expresión". La información difundida por estos medios está contaminada por toda clase de falsedades. La usan como una mercancía. Los medios se han convertido en el brazo, o aparato, ideológico de la globalización. Medios de comunicación y globalización son dos conceptos ligados. ¿Cómo exigir la verdad? Los medios están al servicio del poder económico y financiero, y por debajo está el poder político. Cada día aumenta el poder económico, financiero y mediático a expensas del poder político que es el único elegido democráticamente.
Los medios no respetan las leyes de la información sino que se manejan con las leyes del mercado, oferta y demanda. En apariencias la información por internet o televisión o radio es gratuita porque no es la información lo que se vende; sino que venden ciudadanos a los anunciantes. El periodismo ha cambiado parámetros fundamentales: el ritmo, que es instantáneo y lo instantáneo es difícil de verificar, se multiplican los errores, se vive un estado de inseguridad informativa; la espectacularidad, se privilegia el horror, la fascinación macabra con la violencia; lo visual, se basa en la falsa ecuación "ver es comprender", en realidad lo que se ve no es forzadamente lo que ha ocurrido. Se ha creado una tremenda simplificación, una lectura infantilizada.
Por otra parte, en la actualidad se confunde periodismo con comunicación; hay millones de usuarios de Facebook, de Twiter -que pueden tanto organizarse en campañas por causas comunitarias positivas como también ayudar a crear confusión informativa. Esta gran cantidad de comunicados crea un Muro de información que tapa la carencia de verdadera información y funciona como censura, una censura "democrática". En este hueco informativo aparece Wikileaks, que demuestra: uno, que en realidad no sabemos lo que ocurre ni en Irak ni en Afganistán ni el Departamento de Estado de Estados Unidos. Y dos, que los periodistas son incapaces de informar. Hay una crisis de identidad: qué es el periodista, qué es el periodismo, qué es noticia. Los medios actúan en función de las leyes del mercado: noticia es lo que puede interesar a un mayor número de personas. Han perdido la conciencia de su misión. ¿Qué es la verdad? ¿Qué es la mentira? Como Wikileaks lo ha demostrado, la verdad puede ser mentira. Repetir una cosa hasta el hartazgo es demostrar su veracidad; otra ecuación falsa. Tanto Wikileaks como las redes sociales -que son posibles por el internet- ayudan a resistir. En América Latina los movimientos sociales usaron históricamente las radios comunitarias como instrumentos de resistencia, ahora usan también el internet.
Se puede hacer un paralelismo con lo sucedido con la alimentación. Había escasez de alimentos -y sigue habiendo en algunos países- luego la revolución agraria permitió producir en abundancia. Hoy sabemos que muchos de los alimentos son tóxicos, pueden envenenarnos (el caso de la "vaca loca" por ejemplo). Lo mismo sucede con la información; está contaminada. Hay que crear una ecología de la información para limpiarla, para que se respete la verdad, para mejorar la calidad informativa y así mejorar la calidad de la democracia.
Ignacio Ramonet es Director de Le Monde Diplomatique, cofundador del movimiento Attac y de Media Watch Global, profesor de teoría de la comunicación en la Universidad Denis-Diderot, París VII)

La resistencia a la privatización y elitización

La resistencia a la privatización y elitización
Estudiantes se rebelan en Gran Bretaña



El pasado 10 de noviembre lxs estudiantes y docentes britanicxs irrumpieron en las noticias mundiales con una manifestación de 50.000 personas en Londres contra los ataques al acceso libre a la educación. Las imágenes que circularon en las tapas de los diarios cubrieron principalmente la embestida y ocupación de la sede central del gobernante Partido Conservador, llevada adelante por unxs 200 manifestantes y apoyada por al menos 2000. [1] Estos hechos mostraron claramente la profunda furia de lxs estudiantes contra la privatización y marketinización de la educación superior en el país.
Las protestas apuntan a los recortes presupuestarios a la educación pre-universitaria (Further Education) y superior. El plan incluye: propuestas de incrementar los aranceles universitarios de 3000 a 9000 Libras (14000 dólares) anuales; la eliminación de becas para estudiantes con dificultades económicas (Education Maintenance Allowance); y un recorte total a las carreras de arte, y del 80% a las humanidades y ciencias sociales. El estado continuará manteniendo sólo las áreas ‘esenciales’ como las ‘ciencias duras’ y la ingeniería. Esto implica la completa privatización y marketinización de la educación, y reduce el ingreso de estudiantes de bajos y de medios recursos. Se espera también que surja un mercado de carreras rápidas, de un año y de muy baja calidad que serían más accesibles, pero con títulos de una calidad mucho menor a la de las universidades tradicionales, llevando a una profundización de las ya substanciales divisiones de clase y de raza en las universidades británicas.
En el transcurso de sólo un mes, la lucha derivó en una serie de acciones que incluyeron otras dos jornadas de lucha (sobre todo pacífica) y 34 ocupaciones de edificios universitarios y de otros edificios (de compañías multinacionales) y manifestaciones dentro de sucursales de grandes bancos. Estudiantes de arte incluso ocuparon el famoso museo de arte, el TATE Britain, durante la presentación del prestigioso Premio Turner, atrayendo la atención de los medios y el apoyo de lxs artistas. Estudiantes secundarixs también hicieron gran parte del contingente, saliendo a las calles y siendo acorralados por la policía durante 9 horas con temperaturas de 1 o 2 grados. Con esta experiencia de primera mano, se nota un cambio radical en estxs jóvenes, que en el transcurso de un par de semanas pasaron de ver a la policía como importante para mantener el orden, a verla como defensora de la propiedad y no de la gente.
El movimiento ya está trascendiendo las fronteras. Lxs estudiantes francesxs ocuparon las calles por semanas enteras, lxs italianxs ocuparon el Senado y la Torre de pisa, y algunxs estudiantes se manifestaron en solidaridad con la lucha en Gran Bretaña. En Atenas, 2000 estudiantes griegxs marcharon hacia la embajada británica en apoyo a la lucha de lxs estudiantes britanicxs, y fueron reprimidxs con gases lacrimógenos. En el Reino Unido, lxs estudiantes respondieron marchando hacia la embajada de Grecia y cantando, en inglés y en griego, “huelga, huelga, huelga!” Una estudiante dijo: “nos manifestamos en solidaridad con lxs estudiantes griegxs; nos manifestamos en solidaridad con lxs estudiantes italianx;, nos manifestamos en solidaridad con lxs estudiantes francesxs. Nos manifestamos en solidaridad con todxs quienes sufren el saqueo de aquellos que tienen el poder.”
La inusitada velocidad de la expansión y radicalización de las protestas sorprendió a muchxs, incluyendo, claro, a la izquierda. Muchxs de lxs que protestan jamás vieron este tipo de militancia y resistencia en sus vidas, en un país en el que las protestas callejeras no son ciertamente una cuestión cotidiana. Quienes nunca se habían puesto a pensar en estas cuestiones, hoy entienden implícitamente que la educación es fundamental para la construcción de una sociedad justa e igualitaria, y que estudiar es un derecho, no un privilegio. La Unión Nacional de Estudiantes (NUS) parece haber perdido su mandato frente al surgimiento de un movimiento estudiantil alternativo, más poderoso, autónomo, con fuertes bases locales y mayoritariamente espontaneo.
Los Demócratas Liberales, que hacen parte de la coalición en el gobierno junto a los Conservadores, habían hecho promesas electorales de desmantelar los aranceles en un período de 5 años. Como resultado, mucha de la furia de lxs estudiantes estuvo dirigida hacia ellxs debido a su traición. En vistas a la pronta votación para aumentar los aranceles en el Parlamento (Houses of Commons) –que se dará este jueves 9 de diciembre– los votos del partido están divididos, a pesar de que los líderes han llamado a sus diputadxs a votar a favor del aumento. Sin embargo, habrá votos a favor, votos en contra y abstenciones. Mientras tanto, los Liberales Demócratas anti-Tories han ido ganando un creciente poder en el Partido Parlamentario, amenazando la estabilidad de la Coalición. Un pequeño número de diputadxs conservadorxs también ha dicho que votara en contra del aumento.
Además de los partidos políticos, los rectores (Vice-Chancellors) de las universidades también están divididos. El de la University of Huddersfield se unió a lxs docents y estudiantes para oponerse al recorte. Otros, como el de la University of Birmingham, dicen que lxs estudiantes deben pagar para poder cubrir el déficit en el presupuesto para enseñanza de las universidades. Universities UK, un grupo de prestigiosas universidades, saco un comunicado en uno de los periódicos principales [2] apoyando la propuesta de aumento de los aranceles, pero no pudo hacerla firmar por todos sus miembros; 3 de ellos se negaron e incluso expresaron su descontento con el grupo sobre lo que entienden como un intento de politización del conflicto.
Los recortes en educación son parte de un paquete mucho mayor de desmantelamiento del estado en el Reino Unido, supuestamente introducido para recortar el gran déficit presupuestario, que a su vez es un lógico resultado del salvataje a los bancos en 2008. Este salvataje de bancos supuestamente “demasiado grandes para fracasar” le costó al pueblo británico 100 mil millones de Libras (158 mil millones de dólares), a pesar de que los bancos siguen en manos privadas y la costumbre de pagar bonos astronómicos a los de la City continúa. Los recortes se sentirán en todos lados, afectando desproporcionadamente a lxs pobres, y particularmente a las mujeres, que tienen que arremangarse cuando el estado se retira. Desde escuelas primarias, guarderías y universidades, hasta bibliotecas barriales y beneficios para desempleadxs, discapacitadxs y familias de bajos ingresos, el gobierno planea no dejar ni una sola pieza sin tocar en el desmantelamiento del Estado de Bienestar. El mundo que piensan implementar es irreconocible para una democracia social del Norte. Se trata de ajuste estructural voluntario con un nombre diferente.
Los hechos en estos días en el Reino Unido demuestran que siempre existen límites al liso y llano saqueo de las elites de lo que pertenece a la mayoría. Es el pulso de las luchas populares en las calles lo que impone ese límite. Aun cuando el pueblo parece estar sumergido en una larga siesta, puede levantarse súbitamente y hacer temblar el escenario político con una fuerza inusual y ganarse la solidaridad e involucramiento de estudiantes de clase media-alta en universidades elitistas. Sus experiencias en estas luchas pueden marcar sus imaginarios políticos por un largo tiempo, con el potencial de transformar la amplia aceptación de las políticas neoliberales.
El hecho es que estos recortes son innecesarios. Son parte de un proyecto político para destruir el Estado de Bienestar en el Reino Unido, para eliminar ciertos mecanismos de redistribución del ingreso y fortalecer la concentración del mismo en manos de unos pocos. El gobierno se basa en mentiras y verdades a medias para convencer a la población sobre la necesidad de aplicar los recortes, asegurando que la deuda pública es la más grande de la historia, que es insostenible, que el sector público está en quiebra y que, como dijera Tatcher, “¡no hay alternativa!” Sin embargo, la deuda de hoy llega al 70% del PBI, mientras que entre 1920 y 1960 jamás descendió del 100%. [3] Este período incluye el nacimiento del Estado de Bienestar, incluyendo la creación del Servicio Nacional de Salud (NHS). Hoy en día el Reino Unido tiene un bajo gasto público en comparación con otros estados del norte europeo como Francia, Bélgica, Suecia o Noruega, y está claro que sigue siendo una de las sociedades más ricas (aunque profundamente desigual) del mundo.
Además de sus divisiones internas, la Coalición se enfrenta a un escenario político complicado a apenas horas del primer debate parlamentario. No puede permitir que la creciente movilización de estudiantes siga adelante y se radicalice, pero ceder a sus presiones podría alentar a muchxs otrxs que están siendo afectadxs por el desmantelamiento del Estado de Bienestar a manifestarse en las calles.
Más allá del resultado del debate de este jueves, los tories parecen estar alimentando el nacimiento de una generación de estudiantes universitarixs furiosxs. Por medio de sus ocupaciones, de la creación de nuevos espacios de resistencia, de sus protestas, slogans e ideas, estxs estudiantes y jóvenes están demostrando que, por supuesto, hay una alternativa. Como lo muestran otras experiencias en Europa, estos hechos pueden ser un problema para la continuación de la agenda neoliberal en un momento crucial para la política británica.
Kate Hardy (University of Leeds)
Jerónimo Montero (University of Durham)
Notas:

[1] http://www.thisislondon.co.uk/standard/article-23899924-teachers-in-crisis-talks-as-pupils-threaten-to-walk-out-over-cuts.do
[2] http://www.telegraph.co.uk/comment/letters/8187107/If-MPs-fail-to-support-higher-tuition-fees-student-numbers-are-likely-to-be-cut-putting-social-mobility-at-risk.html
[3] La mayor parte de los acreedores son británicos.  
NOTA: Cartas de apoyo son bienvenidas, sobre todo en vistas a la jornada de lucha de este jueves 9. Las adhesiones son leidas en publico y son un importante estimulo para quienes están en la lucha. Por favor enviar sus adhesiones a los siguientes emails:
University of West England: uwe.better.together@gmail.com
University of Manchester (ROSCOE Building): omid@pycsessions.com
University of Sheffield: occupation.sheffield@gmail.com // sheffieldoccupation@google.mail.com
University of Newcastle: ncluniocc@gmail.com London Metropolitan University: wearelondonmet@gmail.com
University College London : ucloccupation@gmail.com
University College London (SLADE School of Arts): sladeoccupation@gmail.com
School of Oriental and African Studies (SOAS – University of London): soasoccupation2010@gmail.com
King’s College London: kcloccupation1@gmail.com
London School of Economics: lseoccupation2010@gmail.com
University of Leeds: occupiedleeds@gmail.com
University of Cambridge: camdefendeducation@gmail.com
University of Brighton: brightonagainstcuts@gmail.com
University of Plymouth: plymouthstudentsagainstcuts@gmail.com
University of Nottingham: nsafac@gmail.com
University College Falmouth: falmouth-anti-cuts@hotmail.co.uk
University of Bristol: aec.bris@gmail.com
University of St Andrews: Manchester Metropolitan University: mmuoccupation@hotmail.co.uk
University of Cardiff: actionagainstcutscardiff@gmail.com
University of London (Royal Holloway): royalhollowayanticutsalliance@gmail.com
University of York: greatyorksitin@gmail.com
University of Roehampton University: rhracsg@hotmail.co.uk
University of Birmingham: weard@riseup.net Warwick: j.a.k224@hotmail.com
University of Oxford: oxfordoccupation@gmail.com
University of Essex: occupiedessex@gmail.com
University of Edinburgh: edinburghanticuts@gmail.com
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de las autoras mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

02 diciembre 2010

Las cóleras de Haití

A la memoria de los derrocamientos de Aristide
Las cóleras de Haití

cronicasdelotroladodelespejo.blogspot.com / Rebelión


Somos los muertos de otras civilizaciones, de otros tiempos. Existimos en las tierras medievales, en las barracas de los antiguos recogedores de algodón.

Un día fuimos esclavos liberados, republicanos, insumisos; conseguimos ser tan ricos como merece ser cualquier hombre. Pero llegaron ellos, los de arriba (que querían ser más ricos de lo que un hombre merece).

Nos dieron dictaduras. Nos dieron el hambre. Cambiaron aquéllas de nuestras legislaciones que perjudicaban su economía de explotación. Nos aplastaron los votos, y cuando pudimos acceder a las urnas nos cambiaron al candidato que elegimos por otro -entonces el mundo estaba a dos bandos, y querían implantar el suyo en nuestra casa, en todas las casas-. Los de arriba. Los que poseían los huertos de algodón, hace siglos.

Preguntamos el por qué del cambio de dirigente. El por qué de sus marines en nuestra tierra. El a cuenta de qué su control sobre nuestros recursos, su intervención en nuestras políticas. Pero los de arriba nunca necesitan dar explicaciones; si acaso, algún chiste racista para justificar otra invasión más.

Y asumimos los costes. Cuando cambiamos las casas de madera por las de cartón, comenzamos a temer a los terremotos. Cuando tuvimos que vivir en las calles, comenzamos a temer a las epidemias. Antes nunca habíamos tenido miedo.

Y cuando ya estábamos destrozados llegaron ellos, ¡los mismos!, con otra cara, con otro rol. Nos miraron con pena y nos dieron limosnas y deseos de democracia, y el mundo les dio a ellos algún que otro aplauso. Sus televisiones nos enfocaban entonces más que nunca, a nuestros enfermos y nuestros muertos y nuestras tierras arrasadas; decían que todo era culpa de la perversa naturaleza, de nuestra miseria, de nosotros mismos. Y la gente suele creer a las televisiones, ya sabemos.

Ahora nosotros estamos lejos del lugar del que partimos. Ya no podemos tener caridad: sólo podemos recibirla. En eso se basa el aplastamiento extremo del hombre.

(Pero nada puede aplastarse eternamente, sin que salte. Eso es lo que temen ellos; ése es nuestro último consuelo).
Blog del autor: http://cronicasdelotroladodelespejo.blogspot.com/
Foto: Fotografía: Emilio Morenatti, Agencia AP

En Latinoamérica el Imperio lo quiere todo

Entrevista a James Petras
En Latinoamérica el Imperio lo quiere todo

Resumen Latinoamericano/ Rebelión


El intelectual norteamericano James Petras participó recientemente del Foro “Civilización y Barbarie”, realizado en Serpa, Portugal. Allí pudimos entrevistarlo y ahondar en sus opiniones sobre la crisis del capitalismo, los límites del progresismo y el futuro de algunas experiencias de centro izquierda en Latinoamérica. Petras, usted ha escrito últimamente sobre las limitaciones del progresismo a la hora de gobernar en América Latina. ¿Cuáles son los aspectos que critica de dichas experiencias?
-Primero, porque los medios de producción, léase fábricas, tierras, bancos, las principales formas de generar la riqueza siguen en manos privadas, y en un gran porcentaje ligados a capitales imperiales. Segundo, en general, no han organizado a la clase trabajadora, obreros, empleados, pequeños agricultores, de una forma que puedan ser protagonistas sobre la gestión de la empresa o de los medios de producción. Y en tercer lugar, estos gobiernos siguen en gran parte colaborando con las empresas multinacionales en el sistema financiero.
Lo que sí han hecho es algunas importantes subvenciones para los sectores más empobrecidos, los desocupados, y en algunos casos han aumentado de forma progresiva los salarios sobre la base de la miseria y pobreza del pasado. En este sentido podríamos decir, sin dudas, que los más pobres han mejorado algo en sus ingresos, o en el acceso a la Salud, pero finalmente las estructuras económicas, los vínculos la “economía imperial”, no han cambiado.
Lo fundamental es que a partir de la diversificación de la economía mundial, más la inserción de Estados Unidos en el proyecto guerrerista y militarista, han abierto un espacio importante para América Latina, a fin de diversificar su comercio, sus asociaciones económicas, tanto con Asia como con otras regiones del mundo. Eso permite un margen de independencia, tanto en la política externa, como en oponerse a las medidas imperialistas más agresivas o intervencionistas. En este sentido, las cosas han mejorado con los gobiernos de centro-izquierda. Sin embargo, hay un factor muy importante, y es que el protagonismo y la autonomía en la acción de las clases populares ha sido limitado de una forma brusca. Este aspecto, genera una gran debilidad, porque mientras tanto el capitalismo sigue creciendo a partir del boom de los comodities, porque si se reparte con cuentagotas abajo, la gran parte se concentra arriba de la pirámide. Esto produce un lento proceso de derechización en varios países, se va más hacia el centro que hacia la izquierda.


-En otras décadas no muy lejanas, la izquierda se planteaba avanzar hacia el socialismo, y ahora, muchos de esos militantes, han podido arribar a ocupar cargos del gobierno, y se produce un hecho muy notorio: ya no se habla del socialismo y se le plantea a las masas que “se está haciendo lo posible” porque no son momentos para lo deseable. ¿Estas definiciones esconden resignación o implican un análisis correcto de la realidad?
-Tenemos que tener en cuenta que cuando asumen el poder los gobiernos de centro-izquierda, el capitalismo era un sistema quebrado. En ese momento, todo era posible, incluso hasta una transformación hacia el socialismo. No nos olvidemos que los bancos estaban fundidos, las empresas cerradas o con sus dueños huyendo de sus responsabilidades, la agricultura estaba en situación de caos, etc. En el comienzo de la década existía una situación económica posible para cambiar las estructuras sociales muy profundamente. Ahora, pasado el tiempo y con la expansión económica, esta ola de transformaciones han sido debilitadas por diversos compromisos. De todas maneras, yo creo que el compromiso de revertir este momento de transformación, han generado un costo. Por ejemplo, en Ecuador, Rafael Correa está pactando con las petroleras y las mineras a cielo abierto. En Argentina, con los Kirchner, se ha mantenido un equilibrio en función de grandes ganancias del sector capitalista, tanto financieros como exportadores.
El excedente que la economía actual está generando, permite nacionalizaciones del sector financiero, del sector agroindustrial, para que la gran masa de trabajadores pueda compartir este boom, y no seguir recibiendo sólo gotas de las grandes ganancias que se están acumulando. La división internacional del trabajo en que las economías de América Latina se están beneficiando, es muy precaria, porque siguen dependiendo en gran parte de las exportaciones primarias: granos, metales, etc.
Y puede pasar, que de un día para el otro el boom chino, pueda desacelerarse. Además, como contrapartida de comprar las materias primas, China está copando los mercados latinoamericanos, creando un gran desequilibrio económico. Esto implica que no se pueda proyectar la división del comercio actual hacia el futuro. Hemos visto en el pasado que los comodities, las materias primas, crecen, pero en determinado momento se produce un decaimiento o cierta lentitud, y los países se quedan colgados. Por eso es muy peligroso contar con la continuación de este proceso porque abre una vulnerabilidad tremenda.


-De todas maneras, se da el caso de procesos progresistas como el que vivía Honduras antes del golpe, donde las reformas encaradas por Manuel Zelaya y su política de alianzas, generaron una pronta reacción de sus enemigos internos y externos. ¿Qué es lo que no tolera el imperialismo de estas experiencias de gobierno que no se autodefinen como revolucionarias?
-El Imperio lo quiere todo. Quiere dominar el comercio, las inversiones, fijar las normas políticas, las relaciones internacionales, y siempre operan con la idea de monopolizar el poder y la economía. Ellos tienen tres políticas en ese sentido: aislar a los más desafiantes, mediatizar, negociar o buscar flancos débiles con los sectores de economías más diversificadas pero capitalistas, y por último, fortalecer a quienes están naturalmente en posiciones subordinadas hacia el Imperio. Eso se puede ver actualmente en las relaciones con México, Perú, Colombia y por supuesto Honduras. En lo que hace a negociación y colaboración, está el caso argentino. Y luego, poner a Chávez como el enemigo principal, y a la vez buscar debilitar Bolivia, Ecuador y Nicaragua.


-¿Y Cuba?
-Cuba es siempre un enemigo estratégico, por el hecho de sostener una Revolución, y mantener una política de independencia en las relaciones internacionales. Sin embargo, el Imperio presiona para ver en que grado pueden empujar a Cuba a abrirse hacia el capitalismo. Veo la obsesión de EEUU con Cuba por el hecho de que no tiene palancas sobre el Estado. El Estado está fuera de su alcance. En cambio, con los gobiernos de centro-izquierda tienen influencias todavía, en el Ejército, en la administración civil, en la Justicia, entre los sectores financieros. No es es un proceso cerrado a la penetración, y por eso el imperialismo trata de fortalecer a sus aliados para avanzar, como es el caso de Mauricio Macri en Argentina, o Santa Cruz en Bolivia, que era un baluarte de la derecha. No les gusta de Evo Morales, su influencia en las bases populares que son capaces de revertir un proceso.


-¿Qué escenario se puede abrir en Argentina, después de la muerte de Néstor Kirchner?
-Es difícil saber en qué grado la derecha podría gestar una revancha, ya que existe y tiene lugar preponderante en la economía y en los agronegocios. Sin embargo, creo que mucho dependerá de la capacidad de Cristina de buscar organizar nuevas estructuras organizativas que respondan más a las aspiraciones populares. Las reivindicaciones de los Kirchner no tienen una base estructural: es cierto que han aumentado salarios, han elevado el seguro social, han hecho concesiones a diferentes sectores, pero la estructura económica sigue fortaleciendo a la derecha. Paradójicamente, con el crecimiento económico se está ayudando a consolidar a los sectores que en algún momento pueden atacar y desestabilizar este proceso. Veo a la clase dominante económica jugando al mal menor. Mientras existía la gran turbulencia y las movilizaciones, apostaron por Duhalde y luego por Kirchner. Cuando Kirchner tenía el poder, trataron de influirlo para ser más moderado. Ahora seguirán este último camino, tratando de que la balanza se incline en algún momento más hacia posiciones de centro derecha. No necesitan un golpe, porque el proceso argentino no es orgánico, hay una serie de feudos dentro de la estructura kirchnerista que no son confiables. Mientras Néstor Kirchner vivía, tenía poder para controlar, expulsar, castigar a estos sectores, pero eso fue muy coyuntural. Ahora todo eso está en juego. Las riendas están flojas, y en esa situación vamos a ver una lucha intestina, para ver quienes serán los más beneficiados de este proceso, si los sectores populares o los que esgrimen planteos centroderechistas. Pero no creo que el proceso pueda ir muy hacia la derecha y menos que se produzca un golpe, ya que hay mucha organización sindical y una historia de resistencia y lucha importante. Vuelvo a insistir, todo dependerá de cómo se pare Cristina frente a este nuevo escenario.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Proyecto nacional y proyecto socialista

Proyecto nacional y proyecto socialista



“Por el engaño nos han dominado más que por la fuerza”
Simón Bolívar

El diálogo y la acción son el núcleo de nuestra agenda para derrotar al capitalismo
La efervescencia revolucionaria que avanza en América Latina pone a la orden del
día la necesidad de una alternativa socialista, e internacionalista, para terminar con las calamidades que produce el capitalismo en materia de explotación de los trabajadores, miseria, saqueo de materias primas, degeneración cultural y destrucción de los ecosistemas. En este contexto se ha desarrollado una tradición nacionalista, en la izquierda, que reapareció, especialmente en Argentina, bajo la premisa de “nacional y popular”.
Nos interesa impulsar diálogos fraternales con compañeros que sostienen tesis nacionalistas de izquierda, sin dejar de simpatizar con el socialismo que es, necesariamente, antiimperialista, anticapitalista, latinoamericanista e internacionalista. Como lo soñaron San Martín, Simón Bolívar, Benito Juárez, José Martí... Pensamos que es necesario abogar por la unidad para encontrar, en común, la claridad necesaria para el debate y las coincidencias que nos permitan, sin dogmatismos, reivindicar el programa de la Revolución Socialista en manos de los mejores luchadores, militantes y activistas del nacionalismo revolucionario.

La burguesía nacional, una clase reaccionaria. Si fuesen tan “buenos” no necesitaríamos hablar de justicia social
Creemos que los militantes nacionalistas de izquierda deben incorporar a sus herramientas políticas, la teoría de la lucha de clases, sin tergiversaciones. Creemos que se debe reconocer que entre la clase dominante y los explotados, es decir los trabajadores, la idea de la “reconciliación” es ilusoria. El cordero y el lobo no pueden convivir como hermanos. “Lobo suelto, cordero atado”.
La historia de la humanidad sería incomprensible si no la entendemos como la pugna histórica entre dos clases antagónicas: los oprimidos (que hemos sido y somos la inmensa mayoría) y los opresores (que han sido y son la inmensa minoría). No se trata de una contienda abstracta entre grupos, sino es la contienda por la propiedad privada contra la propiedad social de la riqueza, es la contienda del capital y el trabajo, es la contienda de los que se han apropiado de las riquezas contra los desposeídos que con su trabajo la producen. En síntesis es la historia de una lucha por dominar la plusvalía.
No es necesario volver a explicar que la ganancia empresaria proviene del trabajo no pagado al obrero, es decir, producto de la explotación. Los empresarios, nacionales o extranjeros, tratan que el obrero trabaje largas jornadas y con el salario más bajo posible. Despiden y persiguen ferozmente a los obreros que piden mejores condiciones laborales, castigan a aquellos que, obligados a luchar contra los patrones, defienden sus derechos y exigen sus reivindicaciones para una vida digna y libre.
Muchos grandes empresarios, latifundistas, banqueros, clérigos argentinos (nacionalistas) que han adquirido franquicias o alianzas con grupos trasnacionales –Clarín, Soldati, Macri, Mercedes Benz, Ford, Fortabat...- tienen un largo y siniestro registro de crímenes contra la clase obrera. Las fechas del primer centenario (1910), de la “semana trágica” en 1919, de la “Patagonia rebelde” en 1921, del bombardeo de la Plaza de Mayo en junio de 1955, del Plan “Conintes” en los 60, o de la dictadura militar en 1976-1983, son testigos del odio de clase y del sadismo sangriento que los industriales, banqueros y terratenientes nacionales y extranjeros, mostraron (y muestran) hacia sus trabajadores “compatriotas”.
La propia experiencia de los gobiernos peronistas bajo Perón y el kirchnerismo avalan esta afirmación. El golpe de la “Libertadora”, conducido por los militares, fue organizado e inspirado por los sectores decisivos de la clase dominante, la burguesía terrateniente de la Sociedad Rural y la gran burguesía industrial agrupada en la Unión Industrial Argentina (UIA). De la misma manera, el acoso sufrido por los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández ha tenido como actores principales a los mismos protagonistas, apoyados por sus lacayos políticos en la derecha peronista, la UCR y la Coalición Cívica.
Los empresarios son la clase dominante en materia económica, política y cultural. Son los dueños de la vida social. Cuando se pide que nos abracemos todos, “que la patria se una”, lo que se está proponiendo realmente es que el obrero se olvide de quien es su amo explotador y, mirándolo con buenos ojos, se someta a los intereses de las clases privilegiadas. No son hermanos la victima y el victimario.
Las burguesías nacionales latinoamericanas han demostrado, suficientemente, su carácter reaccionario, su odio contra los pueblos contra sus nacionalidades, contra sus tradiciones, contra sus raíces... las burguesías despliegan con impudicia su codicia irrefrenable, su sometimiento al imperialismo y su miedo a los trabajadores de cada país. Los nacionalistas de izquierda, en cambio, creen que es posible encontrar un sector progresista de la burguesía mediana con quien aliarse para liberarse de la opresión imperialista. Hasta hoy semejante sector jamás apareció.
Especialmente en la historia en general, y la de nuestro país en particular, se ha demostrado con creces que ese sector no existe, o es tan débil e irrelevante que no puede jugar ese papel que han pretendido atribuirle algunos sectores del nacionalismo popular. La protesta de los patrones agropecuarios argentinos, entre los cuales algunos dicen haber identificado una burguesía mediana rural progresista, volvió a revelar su carácter reaccionario y antipopular. Un ejemplo dramático es Cobos y su papel en los episodios de la 125.

¿Una economía nacional independiente?
La economía capitalista, hoy “Globalizada”, se sustenta en la producción privada de mercancías para su venta en los mercados nacionales y extranjeros. Al hacer esto, los empresarios no están pensando en “la grandeza de su nación”, sino en la de su bolsillo. Y la competencia comercial lleva a choques entre las burguesías nacionales como vemos recurrentemente con Brasil y Argentina. Esa fue la razón por la cual el capitalismo nos metió en la primera y la segunda guerra mundiales y en todas las guerras burguesas que padecemos hasta el presente. Por eso, dialécticamente, lo “nacional” de un país se opone necesariamente a lo “nacional” de los demás países. En lugar de la concordia y la confraternización de los pueblos, las fronteras nacionales, bajo el capitalismo, son una fuente permanente de conflictos. Todos los países latinoamericanos mantienen entre sí disputas territoriales y fronterizas. En el plano ideológico esto se refleja en la tendencia al chauvinismo y a la arrogancia nacional. Burgueses “nacionalistas” de Brasil, odian a los de Argentina y estos odian a los chilenos y aquellos son recíprocos con todos... cada cual quiere dominar el mercado de los otros. Quieren imponer su “nacionalismo” a todos los demás países. Los trabajadores no queremos asfixiarnos en ese ambiente de codicias y crímenes.
Nosotros creemos en la tarea de profundizar y ensanchar las alianzas fraternales, como el ALBA, y las políticas de unidad en lo concreto que vienen desarrollando los procesos hacia el socialismo: Bolivia, Venezuela. Cuba, Ecuador... a pesar de las bases capitalistas que América Latina ha heredado, con las rivalidades nacionales que existen en su seno, para mejor servir a los intereses del imperialismo. La pretensión nacionalista de una economía nacional “independiente” es una quimera. El mercado mundial capitalista unifica y esclaviza a la mayoría de las naciones. Todas son exportadoras e importadoras de mercancías y están sometidas a una división internacional del trabajo de la que no podremos escapar a menos que rompamos con semejantes “reglas” y avancemos hacia un estadio histórico en el que lo social, la justicia, la igualdad y la dignidad sean la jerarquía prioritaria: el socialismo.
Seguramente los compañeros que defienden las ideas nacionales de izquierda, aspiran a que sus países alcancen, al menos, un grado importante de “independencia” económica respecto del imperialismo. Pero esto sólo podría conseguirse desarrollando una política comercial agresiva que debilite la competencia extranjera en el mercado nacional y que organice empresas multinacionales que actúen en otros países y mercados para proveerse de materias primas y ofertar productos más baratos que los de la competencia. Es decir, la única vía, hipotética, para alcanzar cierto grado de “independencia” económica, bajo el capitalismo, no es otra que una política comercial agresiva, de carácter imperialista o subimperialista (imperialismo de segunda fila limitado al entorno regional) tal como hemos visto desarrollarse en China, Brasil o en algunos países del sudeste asiático, como Corea de Sur.
Dialécticamente, la demanda “antiimperialista” de una economía nacional “independiente” , como reclaman los compañeros con pensamiento nacional de izquierda, sólo puede tomar cuerpo en el capitalismo, hipotéticamente, con la conversión de su país en una nación imperialista o subimperialista respecto de los países de su entorno. Contradicción insoportable si realmente se pretende independencia económica, soberanía, igualdad, fraternidad y justicia social.

Nacionalizaciones y “proyecto nacional”
Aunque algunos consideran que las nacionalizaciones de empresas y sectores clave de la economía son la característica genuina de un gobierno “nacional y popular” es necesario precisar que, en realidad, la nacionalización de empresas es la característica, no del nacionalismo, sino del socialismo, al dirigirse, históricamente, contra la propiedad privada de los medios de producción bajo un programa de planificación económica y en el que el excedente no se quede en manos de un sector empresarial sino que vuelva, íntegramente, a la sociedad bajo el control de la clase trabajadora, que es realmente quien lo produce.
El modelo histórico del nacionalismo no es la economía estatizada, sino un país de pequeños y medianos propietarios independientes, felices y satisfechos; que no existe en lugar alguno. Hay nacionalizaciones dentro del modo de producción capitalista, y a su servicio, que reflejan la parálisis y la incapacidad de la burguesía nacional para desarrollar el país al nivel de las necesidades que demanda el desarrollo objetivo de la sociedad y que obliga al Estado capitalista a hacerse cargo deimportantes palancas de la economía nacional para suplir la insuficiencia de la propiedad privada.
Es totalmente distinto el caso de experiencias como la venezolana, donde el presidente Hugo Chávez, que no le rinde cuentas a ninguna oligarquía, decide tomar medidas expropiatorias y los trabajadores impulsan tomar la dirección de las empresas socialistas. Eso incluye casos de empresas como nuestros parásitos “connacionales” Pérez C0mpac, Techint, en el pasado propietarios en el país hermano de Sidor expropiada por Venezuela... donde, además, los trabajadores, que hoy las dirigen, no reparan en problemas de “nacionalidad”. Todo lo contrario ahora los trabadores, desde sus países cooperan sin importar donde nacieron.
La intervención del Estado en la economía, como vemos ahora generalizarse, refleja la necesidad de que la clase obrera tome la posesión del timón de la sociedad. La clase obrera es el producto genuino del sistema capitalista, sostiene todo el andamiaje económico y social del país. Trabaja, lucha y sufre colectivamente. El obrero es ajeno a la búsqueda mezquina y enajenante del interés individual por la ganancia, presente en todas las clases propietarias, grandes o pequeñas. Por lo tanto, la clase obrera es la clase más capacitada para velar por los intereses generales de la sociedad, por la conservación de un medio ambiente sano, por la reducción de la jornada laboral, por el incremento general del nivel de vida, por que haya escuelas y sistemas de salud públicos y de excelencia. Es decir, el socialismo se dibuja como el modelo de sociedad al que aspira de manera latente la conciencia política de cada trabajador. Nadie puede despreciar esta aspiración, más bien hay que trabajar unidos para impulsarla.

Qué entendemos por "soberanía nacional"
Uno no debe someterse a la ideología de la clase dominante. Hay un nacionalismo que se adecua completamente a la psicología de las clases propietarias y, particularmente, de la pequeña burguesía, cuyo sentimiento nacional no es más que la extensión de su ilusión de considerarse parte poseedora del país que habita y de las riquezas que contiene.
¡Y vaya ilusión!, porque sólo el 2% de los propietarios argentinos posee la mitad de la tierra cultivable del país. Y los recursos naturales y las principales fuentes de producción del país están en manos de un puñado de monopolios extranjeros y grandes familias y empresarios nacionales (Grupo Clarín, Eurnekian, Techint, Roggio, Eskenazi, Werthein, Pérez Companc, Urquía, Acevedo, Mastellone, Madanes, Cirigliano, Pescarmona, etc.).
La verdadera soberanía nacional pasa por recuperar Argentina para los argentinos y arrancarle a este puñado de oligarcas la propiedad de estos recursos para que sean nacionalizados y puestos a producir para atender las necesidades sociales de la población. Fuera de esto, hablar de soberanía nacional es un engaño y una estafa.
No somos indiferentes a los sentimientos nacionales de los trabajadores, de la juventud revolucionaria y de otras capas oprimidas de la sociedad. Denunciamos el nacionalismo de los ricos y empresarios, de las jerarquías eclesiásticas, de la banca usurera, que buscan desviar a los trabajadores, quitar de su cabeza su papel en la lucha de clases y adormecer su conciencia. Pero el nacionalismo de los obreros y campesinos pobres es honesto y contiene elementos progresistas. Refleja su instinto antiimperialista y está asociado al rechazo a la pobreza, la miseria y la explotación, causadas por la opresión imperialista y el sistema capitalista.
Pero debemos decir la verdad a los trabajadores y jóvenes revolucionarios de nuestro país. La única forma de resolver nuestros problemas es con la expropiación de la propiedad de los banqueros y capitalistas, nacionales y extranjeros, en unidad con los trabajadores y campesinos de América Latina en una federación socialista. La gran idea de la “Patria Grande” sólo puede concretarse en la realidad como una América Latina unida y socialista.

El futuro Socialista llegó hace rato

Brindemos por el futuro que es lo único que no tenemos... pero es lo único con lo que contamos. Afortunadamente, podemos recurrir a la experiencia viva del proceso revolucionario más avanzado que existe actualmente en América Latina y el mundo, la revolución bolivariana de Venezuela. La revolución venezolana proclamó su voluntad de avanzar hacia el socialismo para superar la vieja dicotomía entre revolución socialista y revolución “nacional y popular”. Aunque la Revolución Venezolana enfrenta tareas aun incompletas y su destino se decidirá por la lucha implacable de fuerzas vivas, el hecho de que haya fijado como objetivo el socialismo, abre un inestimable respaldo moral a los socialistas revolucionarios.
Hoy, como ayer, sólo la revolución socialista puede completar las tareas democrático-nacionales no resueltas aun (la emancipación frente al imperialismo, la reforma agraria, una economía moderna y desarrollada, la definitiva separación, económica y política, de las Iglesias y del Estado, etc.) y poner las bases para sacar a nuestros pueblos de la miseria y el atraso. Creemos que es necesario e impostergable, organizar y fortalecer una corriente marxista fuerte en el país, necesariamente antiimperialista e internacionalista, para llevar estas ideas al movimiento obrero y a la juventud.
Proponemos que todos los jóvenes y trabajadores, organizaciones sociales y políticas, dialoguemos, fraternalmente, hacia la unidad concreta en acciones concretas, hasta derrotar al capitalismo...
Proponer un diálogo implica asumir una responsabilidad respetuosa que, aunque no garantice la coincidencia, abra caminos que, tarde o temprano, nos permitan construir la unidad indispensable para superar al capitalismo. Sabemos que hemos tenido diferencias teóricas y prácticas, y que las tenemos aun respecto a la idea de lo “nacional”. Sabemos que hay demasiadas exageraciones y tergiversaciones respecto a las diferencias, pero sostenemos que las diferencias no implican incomunicación y que la unidad es una prioridad histórica que debemos atender de inmediato. Nosotros no queremos crear una emboscada disfrazada de diálogo, queremos un diálogo fraternal y honesto, que admita la crítica y la auto critica como herramientas del respeto y para el avance.
___________________________
*Corriente Marxista Internacional. Centro de Estudios Socialistas “Carlos Marx”
Agradecemos las sugerencias aportadas para la elaboración de este folleto de la Campaña “Manos Fuera de Venezuela”, del Comité de Redacción del periódico El Militante y de todos quienes leyeron el borrador y lo enriquecieron con sus valiosas contribuciones.

DATA WEB DE EDUMEDIA TECNOLOGIA EDUCATIVA