A propósito del proyecto de Ley de Semilla en discusión en la Asamblea Nacional venezolana
La producción de Ciencia
y Tecnología, no escapa del sistema económico donde se desarrolla;
en un sistema capitalista, la producción de ciencia y tecnología se
hace con el fin de lograr un monopolio sobre las ideas, científicas
y tecnológicas. Y para qué a alguien se le va a ocurrir ser el
dueño y señor de una idea? … pues, fácil: las ideas producen o
mejoran cosas, y las cosas son compradas por la gente, así que ser
el dueño de una idea, permite ponerle el precio que le dé la gana a
la cosa y la gente que necesita o quiere la cosa, no le queda otra
que comprarla al precio que se la quiera vender el monopolista de la
idea o la cosa, es aquí donde comienza el capitalismo, con la
apropiación del conocimiento, no importa que sea robado a miles de
años de evolución, a los conocimientos ancestrales, o a un
campesino.
Desde el siglo 15, se
creó la forma de producir ciencia y tecnología, al servicio del
capital, es decir, el sistema que permite apoderarse, monopolizar,
las ideas, con el otorgamiento del primer derecho a monopolio a
Brunelleschi, y es lo que hoy se llama: Sistema de Propiedad
Intelectual. Por cierto, ser el dueño y señor de una idea también
tiene otro nombre: egoísta, pero nadie jamás va a escuchar, que a
alguien se le llame: monopolista de la idea, o egoístas, por el
contrario, se les llama: titular de patente, titular de derecho de
autor, titular del derecho de obtentor, fitomejorador y otros nombres
encubridores, así que pueden empezar a llamarlo Sistema del Egoismo,
es lo mismo.
Hay cosas de cosas, pero
hay una cosa de vital importancia para los seres humanos, mejorada
por ideas científicas y tecnológicas, (aunque también ha sido
destruida por otras ideas científicas y tecnológicas de
investigadores inescrupulosos), que nos permite, entre otras
bondades, alimentarnos: las semillas.
Las semillas son el
producto de millones de años de evolución natural, y otros tantos
años de mejoramiento en base a selección, injertos y otras
prácticas saludables, por parte de campesinos y pueblos indígenas.
Mejorar una semilla es semejante a pensar que se agrega una nueva
“idea a la semilla”, que puede ser: la mayor resistencia a bajas
temperaturas ó el mejoramiento en el tamaño producto de seleccionar
y sembrar las más grandes. Pero al sistema de propiedad
intelectual, le importa un comino el tiempo que haya pasado la
Naturaleza, y posteriormente campesinos e indígenas produciendo
semillas en base a tecnologías saludables, desde que se instauró en
el planeta, lo único que respeta es el tiempo de los titulares de
derecho y los investigadores que siguen sus reglas, un registro de
derecho hace que; toda la historia natural y la de los seres humanos
generosos sea volada de un plumazo, cuando estos supuestos “titulares
de derechos” le suman su idea, a las millones de ideas que pudieron
haber tenido los millones de años de evolución natural y la de
millones de personas, que aportaron sus ideas científicas y
tecnológicas de mejoramiento de las semillas, y las comparten e
intercambian para el bien común. Parece que hay algunos que piensan
que las ideas científicas y tecnológicas de los campesinos e
indígenas son de menor categoría, o menos importantes, que las de
“ellos”, y por eso no merecen respeto y son “ellos” los
únicos que pueden ser amos y señores de las semillas.
Obtener el monopolio de
propiedad intelectual sobre una idea, en este caso, una semilla, es
uno de los procesos más ineficientes para producir conocimiento
científico: un grupito pequeño de investigadores, (mientras más
pequeño mejor, ya que así las empresas o instituciones para las que
trabajan gastan menos en pagarles los honorarios), trabajan en
secreto, sin revelar ningún adelanto de sus investigaciones para que
nadie se las “robe”, algunas veces años y años, hasta que
logran la “altura inventiva”, “aplicabilidad industrial” y la
“novedad” para poder patentar o ser “merecedor de derechos”.
Cuánto se podría acortar éste tiempo si trabajaran de forma
“abierta” y permitieran que varios investigadores aportaran sus
ideas?. Muchos de estos investigadores y titulares que monopolizan
las ideas, son pagados por toda la población, cuando se trata de
instituciones de investigación gubernamentales, como la que pretende
crear el proyecto de ley de semilla: “Instituto Nacional de
Semillas, ver: art. 9”. Así que los venezolanos pagaremos a
investigadores para que apliquen procesos ineficientes de
investigación, para monopolizar tecnologías
asociadas a las semillas.
Mantener el monopolio de
una idea, en este caso, una semilla mejorada, requiere del pago de un
monto inicial y otros normalmente anuales por parte de su “dueño”.
Esto garantiza la propiedad por un tiempo determinado y la
posibilidad de que el titular le ofrezca a otra persona la
posibilidad de producir su propiedad. El proyecto de ley de semilla,
estipula varios artículos para establecer las tarifas que deben
pagar los dueños de los derechos de obtentor: 69, 70, 71 y la forma
en la que estos pueden otorgar licencias: art6, numeral 26, art. 71,
numeral 11. Todos estos procesos son realizados por los
investigadores o titulares para regalar libremente a la humanidad
el producto de “su esfuerzo”... pues no, lamentablemente: no,
es para poder tener el monopolio sobre una de las cosas que no
se pueden dejar de comprar, porque si no, no existiría la vida: las
semillas, la comida!, que ahora debe tener, adicionalmente, el monto
que le cobrará el “dueño” de la semilla por gastos
administrativos del monopolio; lo último que se puede pensar es que
quien investiga y produce ciencia y tecnología de forma egoísta y
hace uso de un sistema egoísta, al final del camino será generoso.
Así que en el caso
de instituciones de investigación del Estado, pagaremos a
investigadores que hacen uso de procesos de producción de
tecnologías ineficientes, para que se apropien e impidan el uso y
mejoramiento libre, de ideas y productos que evolucionaron natural y
colectivamente, para que nos aumenten el precio de los alimentos!.
El proyecto de ley de semilla, pretende protegernos de los
transgénicos, haciendo uso del sistema que usan los transgénicos
para protegerse, es decir, privatizando todas las semillas, …
absurdo,... lo que hace falta es mejorar los sistemas de detección
de transgénicos, y facilitar la obtención de las pruebas
diagnósticas antitransgénicos.
Para terminar quiero
decir que si existe la posibilidad de crear un sistema que permita
“resguardar las ideas colectivas”, “las
semillas colectivas”, como dice la activista Ana Felicién,
en contraparte a la “protección” que promueve el Sistema de
Propiedad Intelectual. Sería muy ingenuo pensar que en un mundo
donde todo se privatiza, el conocimiento libre puede convivir con la
propiedad intelectual, sin ser afectado.
Ese nuevo Sistema, ya lo
intuía el Comandante Chávez cuando dijo en el 2006: “El
conocimiento no puede ser privatizado, es universal como la luz del
sol, o como el viento, o el agua de los ríos. Nadie puede decir que
la luz del sol es mía”. La misión debe ser la construcción de
un sistema que permita el resguardo de las ideas colectivas, de
las semillas colectivas, que puedan ser usadas,
estudiadas, compartidas y mejoradas libremente y que estas mejoras
también sean libres de usar, estudiar compartir y mejorar,
que anexarle unas ideas no puedan nunca convertirlas en el monopolio
de un grupo, una GPL de semillas pues. El Conocimiento libre, las
ideas libres, las semillas libres, deben estar identificadas,
descritas, y clasificadas para poder ser útiles, esto es lo que
debemos construir. El resguardo de las ideas colectivas con estos
principios, es uno de los primeros pasos de la producción de ciencia
y tecnología para el socialismo. Las semillas libres, deben ser
parte vital de la seguridad alimentaria, la propiedad intelectual no
sirve al socialismo y debe quedar fuera de las semillas, ya que la
comida, no se negocia.
sparrara@gmail.com
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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