LA LUCHA MAGISTERIAL Y EL FIN DEL MEXICAN MOMENT
Luis Hernández Navarro / La Jornada 27 agosto 2013
A unos días
de que rinda su primer informe presidencial, Enrique Peña Nieto vive la
más grave crisis política de su sexenio. Las protestas de decenas de
miles de indignados maestros democráticos en la ciudad de México y en 20
estados han chocado con la incapacidad del conjunto de la clase
política para ofrecer una salida constructiva.
Gobierno
federal, legisladores y partidos políticos no hallan cómo salir del
brete en que se metieron al aprobar la contrarreforma educativa y las
leyes secundarias en la materia. Colocados a la defensiva, sin rumbo, se
dedican a tratar de solucionar, día a día, sin una visión de largo
plazo, los desafíos de las acciones magisteriales.
Por lo
pronto, el movimiento produjo ya sus primeras bajas. El anuncio de que,
con el regreso del Partido Revolucionario Institucional (PRI), México
emergía en la arena internacional como un jugador de grandes ligas,
bautizado por sus publicistas como MeMo, el mexican moment,
se hundió con los bloqueos magisteriales al Palacio Legislativo, el
Senado y el aeropuerto capitalino. El optimismo auspiciado por el
columnista del New York Times Thomas Friedman se esfumó entre movilizaciones sociales y la caída de la economía.
La crisis
magisterial ha evidenciado la inexperiencia de los políticos que hoy
conducen el país. Rehenes por decisión propia de los intereses
empresariales y los grandes medios de comunicación electrónicos,
aprobaron una contrarreforma educativa que es copia y calca de las
recomendaciones de la Organización para la Cooperación y Desarrollo
Económicos. Lo hicieron sin consultar a los directamente afectados, los
maestros, en tiempo récord: 11 días.
A partir de
entonces han venido estallado, uno tras otro, focos de inconformidad
magisterial en 21 entidades. En lugar de procurar una solución de fondo
desde el principio, el gobierno respondió administrándolos, amenazando a
sus dirigentes, diciendo mentiras, auspiciando campañas de desprestigio
en su contra y ganando tiempo. Apostó a que el paso del tiempo se
diluiría el potencial contestatario de la movilización.
Los
legisladores de casi todos los partidos se comportaron con una enorme
arrogancia. Decidieron sobre las vidas de cientos de miles de maestros
sin ni siquiera escucharlos. No atendieron las documentadas críticas que
ellos y muchos especialistas hicieron a la nueva norma. Rehuyeron el
debate. Desairaron mayoritariamente los 10 foros acordados entre la
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y la
Secretaría de Gobernación. Despreciaron y se burlaron de los maestros.
Los partidos que integran el Pacto por México acordaron la contrarreforma en lo oscurito.
Le impusieron al Legislativo sus acuerdos. Se reunieron en una sola
ocasión con la CNTE, en un encuentro auspiciado por la Secretaría de
Gobernación. Finalmente, optaron por hacer oídos sordos y avanzar en la
aprobación de las leyes secundarias, diciendo falsamente que habían
incorporado las observaciones de los maestros democráticos.
Lo hicieron,
además, forzando el alcance de las modificaciones al artículo tercero
constitucional. En ellas se estableció que la Ley del Instituto Nacional
para la Evaluación de la Educación y la Ley General de Educación tenían
como fecha límite el 26 de agosto para su aprobación. Sin embargo, no
existe una sola referencia a que se tenga que elaborar una ley sobre el
servicio profesional docente, y, mucho menos, una fecha límite para
hacerlo.
De manera
absolutamente esquizofrénica, el gobierno federal defendió la
contrarreforma difundiendo dos mensajes opuestos. Por un lado, divulga
la versión de que con la nueva norma no habrá afectaciones a los
derechos de los maestros, que éstos no tienen nada que temer y que,
quienes protestan lo hacen porque están mal informados. Pero,
simultáneamente, a través de Emilio Chuayffet y sus comunicadores, dice
que la reforma pone un freno a privilegios indebidos de los docentes y
su sindicato, y que su inconformidad se debe a la pérdida de esas
canonjías.
Al mismo
tiempo, para enfrentar el descontento magisterial se ha orquestado una
campaña de satanización que ofende profundamente a los mentores. No es
nuevo. Las televisoras llevan años denigrando a los profesores. Sólo que
ahora le han subido el volumen a sus denuestos. Los acusan de
secuestrar a la niñez y a la educación, de ser vagos e irresponsables,
de tener grandes privilegios, de negarse a ser evaluados. Por supuesto,
nada de esto es cierto. La CNTE no defiende prebendas, sino derechos
ganados desde hace décadas y la educación pública.
Ese
humillante bombardeo mediático es eficaz para aislar a los profesores de
las clases medias pero tiene como resultado inevitable indignarlos y
radicalizarlos. Lejos de desmoralizarlos, ha hecho que saquen la casta y
que reafirmen su convicción de que la contrarreforma no tiene que ver
con la educación sino con acciones punitivas hacia ellos.
Aterrados
ante una protesta que, en lugar de retroceder se extiende cada día, los
empresarios, el Partido Acción Nacional (PAN) y el PRI, exigen mano dura
contra los maestros insumisos o amenazan con usarla. Exigen al gobierno
de la ciudad de México que use la fuerza pública para meterlos al
orden. Deberían saber que un movimiento social en ascenso que es
reprimido, se expande y radicaliza. La APPO en Oaxaca surgió de un paro y
plantón de docentes que el gobernador Ulises Ruiz quiso desalojar de la
plaza pública a toletazos.
El conflicto magisterial torpedeó ya el mexican moment
y lastimó severamente el Pacto por México. Si la clase política quiere
evitar que el costo sea mayor, lo peor que puede hacer para resolverlo
es apelar a la mano dura o pretender que se desgaste con falsas
promesas. Con las reformas energética y hacendaria en el horizonte
inmediato más le valdría buscar una salida negociada. Nada la obliga a
aprobar una ley del servicio profesional docente, cuya redacción no está
contemplada en la reforma al tercero constitucional. A menos que busque
hacer del resto de esta administración un infierno.
fuente:
http://cnteseccion9.wordpress.com/
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