Micheletti deroga el vergonzoso Decreto y cuestiona a las Fuerzas Armadas. La Resistencia en Honduras marcha y mantiene su planteamiento
Ahora el diálogo, tras 100 días de resistencia
Rel-UITA
Ante las presiones internacionales y de amplios sectores de la política y economía nacional, y la llegada en los próximos días de la misión de Cancilleres de la OEA, el presidente de facto, Roberto Micheletti, decidió derogar el vergonzoso Decreto Ejecutivo que por más de diez días suspendió los principales derechos constitucionales de la población hondureña.
Esta decisión, junto a algunas declaraciones en las que Micheletti dejó entrever la posibilidad de una restitución, aunque muy condicionada, del presidente Manuel Zelaya, viene en parte a confirmar lo que desde hace algunos días se percibe como el inicio de un diálogo, que podría llevar en breve a una solución negociada de la crisis generada por el golpe de Estado.
Fuertemente criticado en los días pasados por sectores económicos y políticos del país, incluyendo a la casi totalidad de los Poderes del Estado y los partidos tradicionales, el presidente de facto parece ahora buscar una salida negociada que le asegure no quedar como chivo expiatorio de esta triste y peligrosa historia.
Durante su intervención en un programa de televisión, abiertamente afín al gobierno de facto, sorpresivamente Micheletti ha declarado que la decisión de expulsar al presidente Manuel Zelaya fue un error y que la culpa de esta medida fue del Ejército.
En una conferencia de prensa brindada pocas horas después, Roberto Micheletti volvió a plantear ese mismo tema, agregando que los responsables serán castigados.
Este elemento de novedad en las relaciones entre el presidente de facto y las Fuerzas Armadas vendría a confirmar lo que desde hace días se venía percibiendo como un distanciamiento entre las dos partes, y un acercamiento de los militares hacia posiciones más abiertas con respecto a la restitución del presidente Manuel Zelaya.
Zelaya listo para negociar
El domingo pasado, el presidente constitucional, Manuel Zelaya Rosales había nuevamente instado al gobierno de facto a prepararse para iniciar un diálogo formal, poniendo como condiciones la disponibilidad a firmar el Acuerdo de San José, derogar de inmediato el Decreto Ejecutivo, terminar con la represión en el país y la militarización de la zona donde se encuentra la embajada de Brasil y restituir el derecho a transmitir a Radio Globo y Canal 36.
Zelaya, por su parte, había garantizado que durante lo que falta para terminar su mandato –enero de 2010– no impulsará la conformación de una Asamblea Constituyente, dejando esta importante tarea a la población como poder soberano en el país.
La Resistencia sigue con sus planteamientos
Por su lado, el Frente Nacional Contra el Golpe de Estado celebró sus 100 días de resistencia pacífica con una nueva manifestación frente a la Embajada de Estados Unidos, para después marchar hacia el Parque Central coreando consignas al momento de pasar en las cercanías de la Embajada de Brasil.
Durante la actividad, que por primera vez desde que se decretó la suspensión de los derechos constitucionales no fue reprimida por las fuerzas policiales, miembros de la conducción colegiada de la Resistencia dieron lectura a un comunicado, en el que afirmaron considerar el diálogo como “un medio adecuado para solventar diferencias”, coincidiendo con el presidente Zelaya en condicionarlo a una serie de medidas que acaben con las constantes violaciones contra el pueblo hondureño.
El Frente Nacional Contra el Golpe de Estado pidió también la salida del poder de la dictadura militar-civil, la restitución del presidente Manuel Zelaya a su cargo sin condiciones, de forma inmediata y segura, la definición de mecanismos para la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente democrática, incluyente y participativa.
Llamó además a todos los Frentes locales, municipales, departamentales y regionales “a profundizar la lucha por estas demandas con movilizaciones y actividades en todo el país”.
Aunque no está dispuesto a aceptar el Acuerdo de San José, el Frente Nacional Contra el Golpe de Estado se declaró afin a participar en el proceso de negociación para plantear su agenda, reconociendo que el golpe de Estado, y este proceso de diálogo que está empezando, dejará una Honduras muy diferente a la de antes del 28 de junio, devolviendo al mismo tiempo a Estados Unidos un papel protagónico en la región.
“Es evidente que Estados Unidos ha estado detrás del golpe, y lo que pretende con este protagonismo en la búsqueda de una salida negociada al conflicto -con la que se trata de detener el proceso de unidad de centro y sudamerica- es volver a reposicionarse en la región y ésto debe ser un elemento de mucha preocupación para los gobiernos progresistas –dijo Salvador Zúniga, directivo del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH)–.
Un diálogo que lleve a la firma del Acuerdo de San José sería un gran retroceso desde el punto de vista político para el país. Los poderes fácticos –continuó Zúniga– se estarían institucionalizando y estarían dando un mensaje de que al final ellos son los que se van a imponer, impidiendo cualquier tipo de aspiración de cambio.
Sin embargo, el golpe ha originado un gran movimiento que ha luchado y seguirá luchando, con deseo y voluntad de una transformación estructural. Por eso va a ser fundamental seguir construyendo este sujeto social fuerte que apunte a la emancipación del país, y a lograr una reforma profunda de su Constitución a través de una Asamblea Constituyente”, concluyó el dirigente del COPINH.
Fuente: http://www.rel-uita.org/internacional/honduras/ahora_el_dialogo.htm
Esta decisión, junto a algunas declaraciones en las que Micheletti dejó entrever la posibilidad de una restitución, aunque muy condicionada, del presidente Manuel Zelaya, viene en parte a confirmar lo que desde hace algunos días se percibe como el inicio de un diálogo, que podría llevar en breve a una solución negociada de la crisis generada por el golpe de Estado.
Fuertemente criticado en los días pasados por sectores económicos y políticos del país, incluyendo a la casi totalidad de los Poderes del Estado y los partidos tradicionales, el presidente de facto parece ahora buscar una salida negociada que le asegure no quedar como chivo expiatorio de esta triste y peligrosa historia.
Durante su intervención en un programa de televisión, abiertamente afín al gobierno de facto, sorpresivamente Micheletti ha declarado que la decisión de expulsar al presidente Manuel Zelaya fue un error y que la culpa de esta medida fue del Ejército.
En una conferencia de prensa brindada pocas horas después, Roberto Micheletti volvió a plantear ese mismo tema, agregando que los responsables serán castigados.
Este elemento de novedad en las relaciones entre el presidente de facto y las Fuerzas Armadas vendría a confirmar lo que desde hace días se venía percibiendo como un distanciamiento entre las dos partes, y un acercamiento de los militares hacia posiciones más abiertas con respecto a la restitución del presidente Manuel Zelaya.
Zelaya listo para negociar
El domingo pasado, el presidente constitucional, Manuel Zelaya Rosales había nuevamente instado al gobierno de facto a prepararse para iniciar un diálogo formal, poniendo como condiciones la disponibilidad a firmar el Acuerdo de San José, derogar de inmediato el Decreto Ejecutivo, terminar con la represión en el país y la militarización de la zona donde se encuentra la embajada de Brasil y restituir el derecho a transmitir a Radio Globo y Canal 36.
Zelaya, por su parte, había garantizado que durante lo que falta para terminar su mandato –enero de 2010– no impulsará la conformación de una Asamblea Constituyente, dejando esta importante tarea a la población como poder soberano en el país.
La Resistencia sigue con sus planteamientos
Por su lado, el Frente Nacional Contra el Golpe de Estado celebró sus 100 días de resistencia pacífica con una nueva manifestación frente a la Embajada de Estados Unidos, para después marchar hacia el Parque Central coreando consignas al momento de pasar en las cercanías de la Embajada de Brasil.
Durante la actividad, que por primera vez desde que se decretó la suspensión de los derechos constitucionales no fue reprimida por las fuerzas policiales, miembros de la conducción colegiada de la Resistencia dieron lectura a un comunicado, en el que afirmaron considerar el diálogo como “un medio adecuado para solventar diferencias”, coincidiendo con el presidente Zelaya en condicionarlo a una serie de medidas que acaben con las constantes violaciones contra el pueblo hondureño.
El Frente Nacional Contra el Golpe de Estado pidió también la salida del poder de la dictadura militar-civil, la restitución del presidente Manuel Zelaya a su cargo sin condiciones, de forma inmediata y segura, la definición de mecanismos para la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente democrática, incluyente y participativa.
Llamó además a todos los Frentes locales, municipales, departamentales y regionales “a profundizar la lucha por estas demandas con movilizaciones y actividades en todo el país”.
Aunque no está dispuesto a aceptar el Acuerdo de San José, el Frente Nacional Contra el Golpe de Estado se declaró afin a participar en el proceso de negociación para plantear su agenda, reconociendo que el golpe de Estado, y este proceso de diálogo que está empezando, dejará una Honduras muy diferente a la de antes del 28 de junio, devolviendo al mismo tiempo a Estados Unidos un papel protagónico en la región.
“Es evidente que Estados Unidos ha estado detrás del golpe, y lo que pretende con este protagonismo en la búsqueda de una salida negociada al conflicto -con la que se trata de detener el proceso de unidad de centro y sudamerica- es volver a reposicionarse en la región y ésto debe ser un elemento de mucha preocupación para los gobiernos progresistas –dijo Salvador Zúniga, directivo del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH)–.
Un diálogo que lleve a la firma del Acuerdo de San José sería un gran retroceso desde el punto de vista político para el país. Los poderes fácticos –continuó Zúniga– se estarían institucionalizando y estarían dando un mensaje de que al final ellos son los que se van a imponer, impidiendo cualquier tipo de aspiración de cambio.
Sin embargo, el golpe ha originado un gran movimiento que ha luchado y seguirá luchando, con deseo y voluntad de una transformación estructural. Por eso va a ser fundamental seguir construyendo este sujeto social fuerte que apunte a la emancipación del país, y a lograr una reforma profunda de su Constitución a través de una Asamblea Constituyente”, concluyó el dirigente del COPINH.
Fuente: http://www.rel-uita.org/
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