Leon Trahtemberg: "Directores en la CPM, únicos que podrían acceder al máximo salarial (40 horas)"
Los criterios de evaluación de directores en la CPM, únicos que podrían acceder al máximo salarial (40 horas), son los mismos que para profesores: aprobar con 70% de aciertos la prueba de habilidades generales (1era etapa) y luego aprobar con 55% una prueba nacional escrita de idoneidad profesional basada en conocimientos generales. Para los niveles IV y V deben tener además capacidad didáctica y dominio de las TIC e inglés. Sobre 100 puntos, reciben 5 por tener resolución de nombramiento de director, y apenas hasta 4 puntos por desempeño de funciones ejecutivas propias del director (uso de instrumentos de gestión, buen clima institucional, supervisión del mantenimiento y material educativo).
Así, se trata de ascender a un "buen profesor" sin mayores evidencias de sus dotes gerenciales para convertirlo en un posible "mal director" aplicando el Principio de Peter: "En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia", lo que pone en marcha el suicidio organizacional. Es lo que ocurre, por ejemplo, con un excelente vendedor (para ganar más prestigio y remuneración) que es ascendido y se convierte en un mal jefe de ventas, o un excelente cirujano que asciende a ser mal director de hospital, o un excelente futbolista o actor que ascienden a ser malos entrenadores o directores. Son ascensos en la jerarquía y escalafón que traen consigo descensos en el desempeño y la productividad. Son ascensos al nivel de incompetencia.
Las empresas inteligentes enfrentan eso dejando a los trabajadores destacados en la actividad en la que son competentes, pero abriendo la banda de remuneraciones de modo que puedan ascender salarialmente -incluso a niveles superiores de remuneraciones que las de sus propios jefes- sin cambiar de actividad, como ocurre por ejemplo con destacados actores, cantantes y deportistas.
La carrera pública de directores debiera diferenciarse de la de los profesores, cada cual con las evaluaciones apropiadas. El profesor se forma para brillar en la docencia y el director debería hacerlo para brillar en la gestión. Y cada uno debiera ascender salarialmente en la medida que sea altamente competitivo en la función para la que es más compatible.
Leon TrahtembergAsí, se trata de ascender a un "buen profesor" sin mayores evidencias de sus dotes gerenciales para convertirlo en un posible "mal director" aplicando el Principio de Peter: "En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia", lo que pone en marcha el suicidio organizacional. Es lo que ocurre, por ejemplo, con un excelente vendedor (para ganar más prestigio y remuneración) que es ascendido y se convierte en un mal jefe de ventas, o un excelente cirujano que asciende a ser mal director de hospital, o un excelente futbolista o actor que ascienden a ser malos entrenadores o directores. Son ascensos en la jerarquía y escalafón que traen consigo descensos en el desempeño y la productividad. Son ascensos al nivel de incompetencia.
Las empresas inteligentes enfrentan eso dejando a los trabajadores destacados en la actividad en la que son competentes, pero abriendo la banda de remuneraciones de modo que puedan ascender salarialmente -incluso a niveles superiores de remuneraciones que las de sus propios jefes- sin cambiar de actividad, como ocurre por ejemplo con destacados actores, cantantes y deportistas.
La carrera pública de directores debiera diferenciarse de la de los profesores, cada cual con las evaluaciones apropiadas. El profesor se forma para brillar en la docencia y el director debería hacerlo para brillar en la gestión. Y cada uno debiera ascender salarialmente en la medida que sea altamente competitivo en la función para la que es más compatible.
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