El campanazo de las cacerolas
cecasr levano .
diario la primera.
Tacna sigue alzada contra la política de un gobierno que persiste en la táctica de ignorar reclamos, incumplir promesas, incubar protestas y luego reprimir.Yehude Simon, presidente del Consejo de Ministros, persiste en esa actitud que su antecesor Jorge del Castillo asumió sin tregua.
Del Castillo dejó irresuelto el problema que afecta a dos regiones del país, Tacna y Moquegua. Prometió y pactó, fuese y no hubo nada. Por eso tuvo que estallar el moqueguazo número dos y por eso se ha alzado ahora el pueblo de Tacna.
Tacna protesta debido a que una ley aprobada en el Congreso favorece, con justicia, a Moquegua en la distribución del canon minero.
Eso obligaba al Congreso y al Poder Ejecutivo a prever medidas compensatorias para Tacna.
Del Castillo sembró allí una bomba de tiempo. Simon la ha hecho estallar. Y, conforme a la tradición del régimen aprista, después de azuzar el conflicto, ahora responde con soberbia: “no dialogaré mientras subsista la violencia protagonizada por un grupo de radicales”.
La población de Tacna ha replicado: “si no hay diálogo, la huelga continúa”.
Entretanto, el miércoles el Ejecutivo ha declarado a Tacna en estado de emergencia y ha encargado a las Fuerzas Armadas el control del orden interno.
La amenaza y la represión no han pacificado a Tacna. Al contrario, la conducta oficial ha enardecido aún más a los tacneños. No sé si en la protesta participaron “radicales”; pero veo que la torpeza gubernamental ha radicalizado a la mayoría. Esto se ha traducido en un hecho que merece atención: una asamblea popular ha destituido a los dirigentes del Frente de Defensa, que querían suspender la paralización para acceder al diálogo. Algo parecido ha ocurrido en varios conflictos sociales de los dos últimos años. En el fondo, el régimen está radicalizando a los moderados.
Nadie nos va a convencer de que las señoras que hacen sonar cacerolas en las narices de las tropas, son insurgentes radicales. Nada de eso: expresan la cólera del pueblo de Tacna.
Tacna no es un lugar cualquiera. Si bien todos los pueblos merecen respeto, Tacna lo merece en grado sumo. Es la ciudad que sufrió el martirio de una ocupación extranjera criminalmente abusiva, y que defendió heroicamente su peruanidad.
Jorge Basadre, tacneño egregio, lo ha expuesto en su libro Infancia en Tacna. Conocido es el prochilenismo del Presidente García. Ignorábamos hasta qué punto llega el irrespeto de Yehude Simon respecto a Tacna. No sabemos si las Fuerzas Armadas que hoy reprimen a los tacneños -con un costo ya de tres vidas- han sido debidamente instruidas sobre el carácter particular de esa tierra.
Lo que sí sabemos es que el gobierno tiene la obligación de dialogar de inmediato con los personeros de Tacna.
Debe escuchar el campanazo de las cacerolas.
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