La traición por entregas (*)
Los artículos de Alan García sobre el perro del hortelano son en verdad un ladrido antinacional. Fueron el preludio de la serie de Decretos Legislativos que El Peruano ha publicado en un libro con prólogo de García que tiene este título: Por un Perú moderno.
El volumen debió denominarse Por un Perú vendido.
Nuestra denuncia del lunes sobre la venta de Petroperú a una empresa china, venta pactada por García, ha tenido la virtud de encrespar la cólera palaciega. Nuestra fuente fue el importante diario progresista The Independent de Londres. Todo aquel que algo sepa del periodismo mundial coincidirá en que se trata de un cotidiano sumamente serio, muy bien informado, con especialistas de alto nivel en todos los campos. La operación antinacional con Petroperú tiene su base “legal” en el Decreto Legislativo 1031. El artículo 12 del Decreto dice: “Por acuerdo del directorio de FONAFE se determinará las Empresas del Estado que deben inscribir un mínimo de 20% de su capital social en el Registro Público del Mercado de Valores”.
Irónicamente, el nombre completo de FONAFE es: Fondo Nacional de Financiamiento de la Actividad Empresarial del Estado. El 1031 busca más bien reducir esa actividad. De acuerdo al texto recién citado, un empresario extranjero –chino o chileno– puede adquirir hasta el cien por ciento de las acciones de empresas estratégicas que ningún país entrega a foráneos.
El doctor García es ducho en entreguismo, pero con Petroperú demuestra estar dispuesto a superar todas sus marcas.
Con los chinos tiene lazos que no son sin duda sentimentales. Ya en su primer gobierno se produjo un escándalo millonario con medicinas chinas vencidas. En su actual período, lo hemos visto actuar como abogado colérico de la empresa Majaz, transnacional con capitales chinos que no sólo se enfrentó a comunidades piuranas, sino que fomentó juicios, represión, torturas y hasta asesinatos. En el prontuario prochino de García debe figurar también la entrega de Toromocho, una de las mayores minas de cobre del mundo, a Chinalco (debería llamarse Chinasco).
Se vendió por una bicoca, según calificó la BBC de Londres. García odia sin medida ni clemencia al pueblo peruano. No es un conservador, es un reaccionario, el reaccionario más vendepatria que haya sufrido el Perú. Por eso escribió en el primer artículo sobre el perro del hortelano: “contra el petróleo han creado la figura del nativo selvático ‘no conectado’, es decir, desconocido pero presumible, por lo que millones de hectáreas no deben ser exploradas”.
Allí se anunciaba el afán de entregar los recursos petroleros del país sin medir las consecuencias. Él tenía sin duda otros cálculos. (*) No es que en la repetición esté el gusto, sino que nuestra columna de ayer no pudo circular.
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