¡INAPLICABILIDAD DE LEY Nº29944 LEY DE REFORMA MAGISTERIAL; PAGO INMEDIATO DEL 30% POR PREPARACION DE CLASES Y EVALUACION!

Para tener Presente

"Los Maestros, al ponernos al servicio del Estado, no hemos vendido nuestra conciencia ni hipotecado nuestras opiniones, ni hemos perdido nuestra ciudadanía. El hecho de recibir una suma mensual de dinero significa sólo el pago de nuestros servicios profesionales, pero no el pago de un silencio y de una conformidad que repugna. Quienes pretenden que el maestro debe "callar, obedecer y trabajar", están en un error, y cometen un insulto a la dignidad humana... ". José Antonio Encinas

¿REFORMA EDUCATIVA?

¿Reforma educativa para mejorar la calidad académica? Es posible esto sin atender el rezago educativo en materia de infraestructura en zonas marginales, con estudiantes mal alimentados y desnutridos, sin planes de estudio acorde a las necesidades de la población.

Evaluar a los maestros, ¿Quiénes, las instituciones corruptas del Estado? ¿La Ministra Bachiller que no sabe quien proclamó la independencia del Perú? ¿Los intelectuales “expertos” de la televisión? ¿Los periodistas mercenarios asalariados de la gran empresa?


ley de reforma magisterial y la destitucion por inasistencia y tardanza

06 noviembre 2010

El volcán latino-americano: Izquierdas, movimientos sociales y neoliberalismo al sur del Río Bravo

Balance de una década de luchas, 1999-2009
El volcán latino-americano: Izquierdas, movimientos sociales y neoliberalismo al sur del Río Bravo

Textuel


Propósito general del libro

Proporcionar a lectores hispanohablantes un enfoque claro y sintético, destinado a no especialistas, del estado de las resistencias colectivas al neoliberalismo en América Latina, y también ofrecer una explicación de los principales retos, logros y contradicciones de los procesos sociopolíticos en curso, en particular acerca de la práctica de las izquierdas latinoamericanas y su relación con los movimientos sociales. Se trata de dar la palabra a universitarios e intelectuales "críticos", desde distintos campos científicos, ideológicos y también geográficos, ya sean latinoamericanos, europeos o estadounidenses. De hecho, esta obra no pretende una improbable "neutralidad científica": busca sobre todo informar desde la pluralidad, y también quiere entregar herramientas de comprensión a quiénes están en busca de alternativas a la globalización neoliberal en América Latina, como en el resto del mundo.

Dirigido por Franck Gaudichaud, este libro reúne los análisis de varios especialistas internacionales: Arturo Anguiano, Atilio Borón, Hervé Do Alto, Cédric Durand, Bernard Duterme, Jairo Estrada Álvarez, Thomas Fritz, Jules Falquet, Janette Habel, Claudio Katz, Edgardo Lander, Michael Löwy, Pablo Navarette, James Petras, Hélène Roux, Alexis Saludjian, Maristella Svampa y Eric Toussaint.

Franck Gaudichaud es doctor en Ciencia Política, profesor titular en civilización latinoamericana en la Universidad de Grenoble 3 (Francia) y miembro del equipo editorial de la revista electrónica rebelión.org. Ha publicado varios artículos y dos libros en español sobre Chile y América latina. (franck.gaudichaud@u-grenoble3.fr)

Sumario
Presentación  
América Latina en movimiento  
Franck Gaudichaud  
Primera parte: ¿La "Patria Grande"? Acercamiento problemático continental  
Estados Unidos y América Latina en tiempos de Obama. Las nuevas formas del Imperio  
James Petras

Las multinacionales en América Latina: expansión, impacto y resistencias  
Cédric Durand y Alexis Saludjian

ALBA contre ALCA. ¿Hacia una nueva vía para la integración regional?  
Thomas Fritz

Movimientos indígenas en América Latina. Entre rebeliones y poderes
Bernard Duterme

Un análisis del movimiento feminista latino-americano y caribeño en la mundialización  
Jules Falquet

Las reformas agrarias: ¿un desafío actual de las luchas sociales campesinas?  
Hélène Roux   

Segunda parte: Izquierdas latino-americanas y movimientos sociales. Un mosaico de experiencias 
Venezuela y el proceso bolivariano
Pablo Navarrete y Edgardo Lander

La “revolución” de Evo Morales o los caminos sinuosos de la refundación de Bolivia 
Hervé Do Alto

Ecuador frente a la encrucijada
Matthieu Le Quang

Cuba en busca de un socialismo renovado 
Janette Habel

La “mosca azul” del poder y el social-liberalismo. Cinco años de gobierno de Lula en Brasil 
Michael Löwy

La Argentina de los Kirchner: sobre continuidades y dobles discursos 
Maristella Svampa

El Chile de Michelle Bachelet: un país modelo 
Franck Gaudichaud

México. Crisis política, elecciones y resistencias 
Arturo Anguiano

Las piezas del puzzle colombiano 
Jairo Estrada Álvarez 
Elementos de debate. Socialismo del siglo XXI, democracia y Crisis del neoliberalismo en América Latina 
¿Democratizar la democracia? Reinvención democrática, neoliberalismo y movimientos sociales en América Latina
Atilio Borón

América latina y la crisis global 
Claudio Katz

Frente a la crisis del capitalismo mundial: el retorno de las alternativas 
Eric Toussaint

Construyendo la integración desde abajo de los pueblo 
Carta de los Movimientos Sociales de las Américas
* Descargar libro completo en pdf (1,2 Mb)  

La revolución cultural del ‘menos es más’

La revolución cultural del ‘menos es más’



En el decrecimiento se unen apuestas teóricas y prácticas críticas con el crecimiento, pero, sobre todo, afanadas en generar nuevas conductas individuales y colectivas que conjuguen la conciencia del deterioro y los límites del planeta con la justicia social.
“El decrecimiento supone cuestionar las presuntas virtudes del crecimiento económico, entender que hemos dejado muy atrás las posibilidades medioambientales y de recursos del planeta y comprender que, a resultas de ello, tenemos que dar marcha atrás en el Norte opulento, reduciendo nuestros niveles de producción y de consumo, pero que lo anterior en modo alguno implica una reducción paralela de nuestro bienestar y de nuestra felicidad si hacemos las cosas bien”, así habla Carlos Taibo mientras viaja en tren hacia Barcelona, camino de una charla sobre decrecimiento.
Este profesor de Ciencias Políticas suele usar el transporte público en sus desplazamientos y valora en especial las lecturas que ello le ha permitido hacer a lo largo de su vida. Un buen ejemplo de lo que es el decrecimiento: no una renuncia, sino un nuevo enfoque.
Decrecimiento o barbarie
Bajo la consigna “decrecimiento o barbarie” se multiplican y convergen actitudes críticas con el crecimiento. También con las formulaciones que, constatado el cambio climático y ante un inminente, si no ya acontecido, peak oil –el final del petróleo barato–, pretenden hacer frente a la “injusticia climática” con viejas expresiones como “desarrollo sostenible” u otras nuevas en torno al “capitalismo verde”. Para Iñaki Bárcena, profesor en la Universidad del País Vasco y miembro de Ecologistas Martxan, “el concepto de desarrollo sostenible es una falacia que hay que destruir”, pues “sólo podemos parar el curso erróneo de nuestra civilización decreciendo y planteándonos otros parámetros de evolución que no signifiquen agotar los recursos ecosistémicos”.
Así, se propone, en expresión del filósofo vienés y conocido altermundialista André Gorz, “hacer más y mejor con menos”, o lo que Duane Elguin denomina “simplicidad voluntaria”: consumir de forma responsable y examinar nuestras vidas para determinar lo que es importante y lo que no.
Decrecer implica expulsar de nuestras sociedades lo que Serge Latouche, difusor del decrecimiento, denomina “ingredientes de la ronda diabólica del consumo”: la publicidad, que sirve para hacernos desear lo que no tenemos; el crédito, base del capitalismo financiero, y la “obsolescencia programada de los objetos”, que, estropeándose a un ritmo cada vez mayor, exigen ser reemplazados en plazos cada vez más cortos, aumentando la basura planetaria, acumulada a menudo en vertederos del Tercer Mundo.
Bárcena ha trabajado en especial la cuestión del transporte, abundando en la necesidad de plantearse “que hay que moverse menos y de otra manera”. La reducción de las dimensiones de los sistemas de transporte, pareja a la de muchas de las infraestructuras productivas y de las organizaciones administrativas es una de las consignas contenidas en las ‘R’ que configuran el programa del decrecimiento propuesto por Latouche (reevaluar, reconceptualizar, reestructurar, redistribuir, relocalizar, reducir, reutilizar y reciclar).
Un paradigma de este tipo de infraestructura es el Tren de Alta Velocidad, proyecto desarrollista que supone “la maximización de un tipo de movimiento elitista, que aleja las poblaciones, aleja los territorios y sólo sirve para que una parte muy privilegiada de la sociedad pueda moverse”. Frente a esto, el decrecimiento promueve el transporte público y colectivo además de una reducción de la hipermovilidad resumida en la frase “disfrutar de la lentitud, valorar nuestro territorio”.
La clave del retorno a lo local
El empoderamiento de lo local es otro de los puntales decrecentistas. Para Pablo Martínez, militante de CNT Córdoba, que ha publicado recientemente un dossier sobre decrecimiento, “éste cuestiona el tamaño de la propia organización social, colocando otra vez el centro de decisión en una línea muy cercana a la perspectiva libertaria, en el municipio o en la comunidad, frente a organizaciones sociales cada vez más lejanas a la gente como el propio Estado o la Unión Europea”. Y es que el decrecimiento es, ante todo, un nuevo proyecto de organización social, que apela a la autogestión, sustituyendo la energía limitada del planeta por el trabajo comunitario organizado desde la participación.
Además, esto se articula, como ponen de manifiesto los proyectos de cooperativismo o las ciudades en transición, a través de una apuesta por la soberanía alimentaria y energética y por intercambios equilibrados en un comercio esencialmente local, a poder ser con monedas biorregionales. Estás últimas evitan la especulación y permiten que al tiempo que unos se abastecen, otros den salida a sus productos y servicios.
Integrando movimientos
“Tenemos que apostar por el reparto del trabajo. El reparto es decrecentista en sí, de la misma forma que el crecimiento y el desarrollo son antiigualitarios”, señala Chema Berro, sindicalista de CGT, quien ha aportado su visión en la obra colectiva Decrecimientos. Si uno de los pilares del decrecimiento es el cuestionamiento del sistema productivo, la defensa del reparto del trabajo es otra de sus claves. Berro insiste en la necesidad de “incidir en lo social, porque la competitividad del desarrollismo nos lleva siempre a la desigualdad”. Martínez añade a esto la virtualidad del decrecimiento para cuestionar “el trabajo asalariado, la distribución de lo que se considera trabajo asalariado y lo que no se considera trabajo, los trabajos de cuidado, reproducción, etc.”. Taibo completa esta visión con la defensa del ocio frente al trabajo obsesivo que dará paso a un “triunfo de la vida social frente a la lógica de la propiedad y del consumo ilimitado”.
“Empezamos a palpar, al calor de la crisis, la idea de que gente común que no está particularmente concienciada en virtud de su experiencia vital personal llegue a conclusiones similares a las que se defienden desde el decrecimiento”, reflexiona Taibo.
Y es que, como subraya Bárcena, “puede juntar a mucha gente que padece lo mismo, movimientos sociales muy diversos que van encontrando un camino convergente” y destaca la virtualidad de recoger “las reivindicaciones del movimiento feminista, sobre todo en el tema de los cuidados y el papel de las mujeres en la producción y reproducción, y sirve para que muchos movimientos se den cuenta de la reivindicación histórica del ecologismo y para que algunos sindicalistas se planteen que no se puede producir cualquier cosa ni en cualquier sitio, suma también demandas del movimiento indígena, del movimiento antiglobalización, etc.”. Eso sí, para muchos como Martínez es necesario subrayar el “elemento anticapitalista” para evitar un discurso del consumo responsable ‘cojo’, esto es, “que insiste en la cuestión del consumo de los ciudadanos sin analizar el aspecto de la producción en la cual los ciudadanos no tenemos nada que decir”. Por ello, Taibo subraya la necesidad de que esta transformación de la sociedad conforme a reglas distintas implique “todo el acervo de las críticas de siempre al capitalismo, dándolas teóricamente por buenas y agregando la filosofía decrecentista”.

¿Y la derecha peruana?

¿Y la derecha peruana?



En el Perú se exige a la izquierda el reconocimiento de sus errores, que siguiendo ese razonamiento llevaron a desencadenar un fenómeno como Sendero Luminoso; otros, no pocos, aspiran que la izquierda deba arrastrase hasta que el cuerpo le sangre. De hecho la izquierda ha cometido errores en las décadas previas a SL y en las posteriores, pero de ahí a la eterna asociación con este grupo hay un abismo, que puede ser evidenciado con los propios datos de aquellas épocas y con el trabajo posterior de organizaciones y ONG. Pero no es sentido común en el país exigirle a la derecha reconocer su responsabilidad en relación a la violencia política desencadenada por SL. Tengo la impresión de que si bien por un lado la ideología marxista, sus deformaciones stalinistas y maoístas son fuente del extremismo senderista, éste no hubiera podido cuajar sin una derecha tan acomodaticia e intolerante. Para que quede claro, asumo que son las condiciones que la derecha peruana labra a lo largo del siglo XIX y XX, las que permiten que un pensamiento tal vil como el de SL se desarrolle en el país, porque es, en buena medida, respuesta a esas tantas arbitrariedades y exabruptos de los que sobrados antecedentes tenemos en la historia.
Antievolutiva
Si la derecha peruana habría optado por representarse explícitamente y no alquilar generales, valorando la democracia y aspirando a la modernidad, como otras lo hicieron, la posibilidad de una respuesta fundamentalista como interpretación de la realidad peruana habría aminorado. Eso se hace más claro cuando nos comparamos con los países de la región. ¿Por qué un grupo como SL surgió en el Perú y no en otros países donde la izquierda era tan o más fuerte social e ideológicamente? Porque SL es un producto peruano, que encuentra en las contradicciones, postergaciones y en la falta de aprendizaje de la clase política, la matriz para una respuesta violenta a tal grado.
En ese contexto, la principal responsable del atraso social, ideológico y de la crispación política del país en relación a la región, es la derecha peruana. Además su responsabilidad no es subjetiva, sino claramente objetiva en la situación actual, ya que ésta es la que ha gobernado desde 1990 a la fecha (restando los nueve meses de Paniagua), y el ejercicio del poder gubernativo es lo que más decide el rumbo que el país toma. Son veinte años de gobierno, en los que de hecho han cambiado muchas cosas producto de la derrota de SL y de la apertura indiscriminada de la economía, pero que no han permitido lo que supuestamente trae consigo el crecimiento económico: el crecimiento de las libertades y del respeto a la diferencia.
Esta secuencia que puede haber funcionado en otros contextos, entrado el siglo XXI se debilita. China en el orden global acaso sea el ejemplo más claro de que el crecimiento económico no significa el desarrollo de libertades políticas; mientras que en el Perú el crecimiento y sus beneficiados, no aceptan la posibilidad de la renovación en el ejercicio del poder, como lo hemos visto en las recientes elecciones de Lima, en las que si bien no hubo un fraude que varíe el resultado de los votos, ello no se dio no porque no haya habido la intensión latente, sino porque las condiciones no lo permitieron. La sola posibilidad de que no sea la derecha la que gobierne, es para ella sinónimo de destrucción del país, lo que demuestra su grado de desesperación.
Las hoy derechosas
Hoy es la derecha entonces la principal llamada a reconocer sus errores y sus responsabilidades. Pero como es claro, ésta refleja sus temores en sus competidores, trasladando la responsabilidad que sus actos han construido. Es triste que no haya un país hoy en la región, en el que un sector tan peligroso y arrogante se crea predestinado a conducir el país. Se trata de un discurso e ideología elemental pero eficaz para neutralizar a aquellos que por no desentonar prefieren quizá no alinearse, pero sí repetir la retórica desgastada en la que la izquierda es la culpable de todos los males del país y del mundo, y que a pesar de ser legal y no tener los delitos que las más altas representantes de la derecha tienen en la mochila (MecheBagua, CataLourdes, KeikoCutra), es marginada a priori del debate.
Lo expuesto no quiere ni pretende sostener que la izquierda peruana es un dechado de virtudes. No, nuestra izquierda también peca interpretar erróneamente la realidad como con los resultados del 3 de octubre y desde gran parte de su retórica alimenta las sensaciones infundadas de miedo. Lo que quieren expresar estas líneas es que desde hace veinte años (y con una influencia mayúscula en toda la vida republicana) el país está conducido por la derecha y ésta es la que decidió y aplicó, en la mayoría de casos, las medidas y políticas que hoy no nos permiten lograr una sociedad que aspire a la igualdad y el respeto mutuo.
Esa responsabilidad es imborrable, por ello justamente se esfuerzan en borrarla con tanto empeño. Además viene permitiendo la irrupción de grupos y alianzas más intransigentes que las que hasta hoy conocemos, con el surgimiento desembozado del fundamentalismo católico por ejemplo, o la casi anulación de voces alternativas en la televisión abierta o por cable. Cuando un sentido común pretende construirse como hoy se fuerza en el Perú, las respuestas son de lo más inesperadas. Por eso hasta da risa ver a los partidos buscando alianzas tradicionales o forzadas para el 2011, cuando lo natural es que la gente una vez más escapará de ellos encontrando alguien otro por quién votar.
PD: Entiéndase por la derecha a la derecha extrema, al conservadurismo antiliberal, al proto fascismo, al empresariado como el que consolidó a Fujimori, al ala conservadora de la iglesia, a los medios de comunicación que le sirven de caja de resonancia a los anteriores. Queda que la derecha democrática y/o liberal demuestre que existe, porque si ella es el PPC de estas elecciones, también está incorporada en esta categorización.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Lo que no cuentan del PIB

Lo que no cuentan del PIB



Pocas personas sabrán que para el cálculo de esa cifra mágica que tanto reverencian economistas y gobiernos que es el Producto Interior Bruto (PIB) se considera positivo, por ejemplo, un incendio forestal porque permitirá recoger alguna madera y se gastarán recursos en los trabajos de extinción y luego reforestación. O una epidemia sanitaria, porque aumentará la producción de medicamentos y gastos sanitarios. Estos dos casos ayudarán a aumentar el PIB de un país. En cambio, destinar recursos humanos a un programa de alfabetización o de educación sanitaria apenas mejorará la dichosa cifra macroeconómica. El presidente del Instituto Nacional de Estadística español, Jaume García, ha revelado nuevas “prestaciones” del parámetro que nos ocupa. Según señaló en una entrevista al diario económico Cinco Días el 20 de octubre, ahora también el PIB contabilizará la prostitución y el contrabando". Así lo explicaba: “hay algunos ámbitos, como el de la economía ilegal, hablamos de prostitución, contrabando y tráfico de drogas, que de forma explícita a fecha de hoy no forman parte del PIB, aunque en el reglamento están contempladas. Por dificultades metodológicas, ningún país de la UE las incluye, pero está previsto que en un futuro no muy lejano, aprovechando el cambio de base, se puedan incorporar, contabilizándose en el PIB. Son tres sectores no despreciables de ámbito económico, de difícil medición, aunque alguno de ellos parcialmente seguro que está indirectamente recogido en lo que es la información del PIB”.

  • De modo, que cuando leamos que este o aquel país ha mejorado su Producto Interior Bruto, quizás se trate simplemente de que ha aumentado el tráfico de drogas o la prostitución, los incendios han devastado su foresta o ha sufrido una epidemia de malaria. Ahora ya sabemos qué valor debemos darle a las cifras macroeconómicas que gustan tanto de exponernos.

    Www.pascualserrano.net

  • Productos que se comen el mundo

    Productos que se comen el mundo



    El modelo alimentario del Norte está esquilmando las tierras del Sur. Os ofrecemos algunos ejemplos de alimentos que acabarán por consumir las tierras de los países en desarrollo para nutrir las neveras de los países desarrollados. Las alternativas pasan por recurrir al consumo de alimentos locales y de temporada, obtenidos bajo las pautas de la agricultura y la ganadería tradicional, respetuosas con el medio y con el futuro del planeta.

    Aceite de palma
    Esta es la historia de cómo un cultivo de subsistencia, inofensivo y autóctono, puede llegar a convertirse en un agente exterminador en manos de las personas. La palma es un recurso agrícola de origen africano, procedente del golfo de Guinea. Tal y como explica Amigos de la Tierra en su informe Aceite de palma, usos, orígenes e impactos, el aceite se obtiene de la pulpa del fruto de dicho cultivo.
    Este aceite, antes de ser refinado, se considera el alimento con mayor cantidad de vitamina A, de ahí su importancia para regiones con carencias nutricionales y su uso en el continente africano. Sin embargo, una vez refinado, pierde dichas propiedades, y se convierte en un componente esencial de la industria agroalimentaria. El aceite de palma se utiliza en multitud de productos como margarinas, platos precocinados, sopas, patatas fritas, helados, galletas… Por ello, la palma pasó de ser un cultivo tradicional a ser un cultivo industrial orientado a la exportación (el 72% de la producción mundial).
    Con la aparición en escena de los agrocombustibles, el aceite de palma se convirtió en la estrella porque está considerada una de las alternativas para reducir la demanda de petróleo de los países industrializados. Esto incrementó la multiplicación de los cultivos de palma en el Sur, provocando tanto el desplazamiento de poblaciones indígenas como la desaparición de bosques autóctonos y la consecuente degradación del medio natural en países como Indonesia, México o Colombia.
    Un caso paradigmático es el de Indonesia, donde la expansión descontrolada de las plantaciones, que comenzó en 1970 y que, según datos aportados por el Movimiento Mundial por los Bosques tropicales, en agosto de 2009 alcanzaban ya los siete millones de hectáreas, ha acabado con bosques y turberas, y ha producido, igualmente, un saqueo de tierras indígenas en Borneo y Sumatra.
    Alimentos kilométricos
    Nuestra alimentación se basa hoy en día en productos obtenidos más allá de nuestras fronteras. Así, en el Estado español, en los últimos 10 años la importación de alimentos ha crecido un 66% (datos de Aduanas Españolas, Agencia Estatal de Administración Tributaria). Cuando se realiza esta afirmación es fácil pensar en alimentos exóticos o tropicales que no se encuentran a nuestra disposición inmediata, pero nada más lejos de la realidad. En nuestro país consumimos productos importados que también se producen dentro de nuestras fronteras cada vez con más frecuencia.
    Así, como se indica en el informe Petroalimentos Kilométricos, facilitado por la Universidad Complutense de Madrid, cada día se importan 92.000 kilos de patatas de Israel o 21.000 kilos de carne de pollo de Brasil, por poner dos ejemplos. Pero el rey de las importaciones es sin duda la industria ganadera, ya que en el Estado casi el 80% de los alimentos que se importan se destinan a la alimentación animal, vía piensos. Según datos de Veterinarios sin Fronteras, solamente para la soja y el maíz que consume la ganadería intensiva española procedente de Argentina y Brasil, utilizamos 3,5 millones de hectáreas de superficie agraria de estas regiones.
    Las implicaciones de este modelo importador repercuten directamente en el calentamiento global, ya que, según datos de Amigos de la Tierra, se calcula que cada kilómetro que recorre una tonelada de producto aporta una emisión de 0,002 kilos de dióxido de carbono si viaja en barco, de 0,069 kilos si lo hace en ferrocarril, de 0,11 kilos en camión y de hasta 2 kilos cuando el transporte es aéreo. Actualmente, muchos de los alimentos, especialmente los frescos, viajan en avión. Para luchar contra los alimentos viajeros, la mejor solución es consumir productos locales y de temporada, obtenidos bajo las pautas de la agricultura ecológica.
    El salmón
    La acuicultura, ese arte que permite al hombre reproducir peces, es, a día de hoy, una de las industrias más devastadoras. A ella están asociados impactos como la sobrepesca, ya que el uso de peces para la elaboración de harina y aceite de pescado para alimentar a muchas de las especies que se crían y engordan en las granjas acuícolas no disminuye la presión sobre los caladeros, sino más bien la empeora (según denuncia el informe de Greeenpeace La industria acuícola y de engorde: un reto de sostenibilidad).
    Este es el caso del cultivo del salmón, pues, tal y como afirma el informe El impacto ambiental y sobre la pesca artesanal de la industria salmonera (Héctor Kol, Confederación Nacional de Pescadores Artesanales de Chile), para obtener un kilo de este pescado son necesarios entre 5 y 10 kilos de pesca silvestre para fabricar los alimentos que requieren las poblaciones de salmones en piscifactorías. Esto es, para obtener un salmón de 4 kilos, son necesarios entre 20 y 40 kilos de pesca silvestre. Según datos del informe de la Confederación Nacional de Pescadores Artesanales de Chile, en 2003 el 87% de las 21 millones de toneladas de pesca silvestre destinadas a la fabricación de harina y aceite de pescado, correspondieron a anchovetas y sardinas, procedentes del Pacífico Sur: Chile, Perú y Ecuador.
    Por otro lado, el cultivo del salmón también produce otros impactos sobre el medio, como son la contaminación química derivada de la utilización de fármacos para controlar virus en las piscifactorías o la invasión de especies foráneas causada por fugas de especies en un medio del que no son originarias. Para frenar dicha situación, Greenpeace recomienda a las empresas acuícolas utilizar piensos de origen vegetal, minimizar el uso de harinas y aceites de pescado y garantizar la seguridad de las instalaciones para que no se produzcan fugas.
    Soja transgénica
    A lo largo de las tres últimas décadas, el cultivo de semillas oleaginosas ha duplicado su superficie, según datos recogidos en el informe Soja Transgénica y sus impactos en Uruguay de la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina. Entre las semillas oleaginosas, destaca la soja sobre el resto, con más del 57% en cuanto al volumen mundial producido.
    La producción de esta semilla, utilizada para el alimento del ganado, se asocia a un tipo de modelo productivo derivado de la llamada “revolución verde” que, tal y como documenta la campaña No te comas el Mundo en el informe Cuando la ganadería española se come el mundo, se basa en la utilización de semillas modificadas genéticamente, un aumento en la intensidad de utilización de fertilizantes químicos y herbicidas, ocupación de áreas mayores de cultivo y menor fuerza de trabajo por hectárea.
    De nuevo, los países del Sur han actuado como suministradores de este cultivo y sus bosques han experimentado un retroceso en pos de la “sojización del terreno”. Es el caso de Argentina, país que ya en el año 2000 había perdido el 46% de su cubierta boscosa original.
    El Estado español ha incrementado la demanda de soja como consecuencia del modelo ganadero intensivo con una alta necesidad de piensos de soja y derivados fruto de un aumento en la exportación de carne de cerdo. Los principales países que nutren nuestra ganadería son Argentina y Brasil, y esto tiene consecuencias nefastas tanto ambientales como sociales para ambos países, ya que sus sectores agrarios están dejando de suministrar alimentos para la población local, en pos de la soja.
    Es por ello que se recomienda a los consumidores que opten por comprar carne procedente de explotaciones de ganadería extensiva, en donde el animal se alimente de pasto natural, sin necesidad de adulterar su dieta con la soja del Sur.
    Langostinos
    El langostino, un alimento exótico que se ha normalizado en fiestas y celebraciones, se ha abaratado ante los sorprendidos ojos de los consumidores. Esto, que ha convertido a este alimento ocasional en habitual acompañante en nuestras mesas, tiene que ver con un aumento de su producción en las zonas tropicales. Greenpeace, en su informe La huella del consumo español de langostinos de cultivo, alerta: “Si los langostinos que has comido recientemente han sido cultivados en granjas camaroneras, su producción habrá supuesto la desaparición de hectáreas y hectáreas de uno de los ecosistemas más productivos y valiosos que existen en el planeta”.
    Según esta organización, el cultivo de langostinos requiere la destrucción de humedales y bosques tropicales de manglares en zonas pobres para la construcción de piscinas. La desaparición de estas zonas supone la pérdida de uno de los ecosistemas con mayor biodiversidad de las costas y el bloqueo del acceso a algunas de las escasas fuentes de ingresos de la población local, como son la pesca y el marisqueo.
    Países como Tailandia, Ecuador, Indonesia e India han asistido al saqueo de sus costas, con el empleo de una gran cantidad de productos químicos y piensos para alimentar el cultivo de langostinos, así como la introducción de grandes volúmenes de agua limpia que se devuelve a los estuarios con altas concentraciones de materia orgánica y productos químicos.
    Llama la atención el caso de Brasil, que ha aumentado su producción desde las 3.600 toneladas que distribuía en 1997, a las 60.000 toneladas que salieron de sus aguas en 2002. Esto supuso que Brasil aumentara las exportaciones al Estado español en un 130% en 2003, según datos de Greenpeace. Por eso, antes de consumir este alimento, es importante fijarse bien en cuál es su procedencia y, en lo posible, consumir mariscos locales, capturados con métodos tradicionales.
    Nota:
    Información elaborada con datos de la campaña No te comas el mundo.

    Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Productos-que-se-comen-el-mundo.html

    25 octubre 2010

    La cola del perro

    La cola del perro

    Página 12


    Si no fuera tan patético sería hasta gracioso. Estados Unidos en Afganistán dando vueltas y vueltas como un perro tratando de morderse la cola. Otra vez tomamos como referencia al venerable New York Times, decano del periodismo estadounidense. Informa con el tono desapasionado que lo caracteriza sobre negociaciones secretas entre líderes del talibán y el gobierno afgano para terminar la guerra. Dice que estos líderes son llevados en helicóptero por la OTAN desde sus escondites del otro lado de la frontera paquistaní hasta el lugar secreto de las negociaciones, cerca de Kabul. Después deja caer, como al pasar, un dato por demás llamativo.
    Dice que el mullah Omar, jefe máximo del talibán, quedó afuera de las negociaciones “en parte por su cercanía a los servicios secretos paquistaníes”. Dice que no puede revelar el nombre de los líderes talibán que negocian con el gobierno afgano por temor a represalias de parte de ISI, el servicio secreto paquistaní. “El ISI trata de impedir las negociaciones. Si se entera los elimina”, señala un “funcionario afgano” citado por el diario.
    Está bien, hace mucho se sabe que hay agentes paquistaníes que apoyan al talibán. Que el talibán es prácticamente un invento de los servicios paquistaníes, a los cuales Washington financiaba en los ’80 para que formara milicias en Afganistán, como estrategia de resistencia a la invasión soviética.
    Pero nunca había leído que el talibán, y en particular el mullah Omar, fueran rehenes de una agencia del Estado paquistaní. Es decir, el verdadero enemigo en la guerra Afgana es Pakistán. Es decir, Estados Unidos va a la guerra para atrapar vivo o muerto a Bin Laden, autor intelectual del atentado a las torres gemelas. Pero no se trenza con la fantasmal red terrorista que el fantasmal Bin Laden supuestamente dirige, sino con el talibán, un movimiento que supuestamente protege a los terroristas.
    Pero ahora resulta que el talibán tiene líderes razonables que quieren negociar, pero los espías paquistaníes no los dejan. Entonces habría que agarrárselas con Pakistán y sus espías, ¿no? Pero no. Pakistán es el país que más ayuda militar estadounidense recibe en todo el mundo después de Israel.
    ¿Entonces en qué quedamos? Estados Unidos financia a Bin Laden para después hacerle la guerra. Financia a Saddam Hussein para después hacerle la guerra. Financia al talibán para después hacerle la guerra. Financia al servicio secreto paquistaní pero al mismo tiempo dice que es su peor enemigo. Algunos malpensados van a interpretar que algún interés muy poderoso en Estados Unidos, algo que algunos malpensados han dado en llamar “el complejo militar-industrial”, ha llevado a ese país a un estado de guerra permanente.
    No pueden negociar con su enemigo porque un aliado, que en realidad apoya al enemigo, apoya al enemigo sólo si no negocia, porque si el enemigo quiere hacerse amigo, entonces el aliado se convierte en enemigo del que ahora quiere hacerse amigo. Todo esto lo informa el diario decano como si fuera algo lógico, o al menos entendible.
    Para que todo quede más claro, al día siguiente del anuncio de las negociaciones secretas, un general de la OTAN sale a decir que Bin Laden está en Paquistán, en la montaña, cerca de la frontera, pero no escondido. Está en una casa, precisa el general, y cerca de él, en otra casa, vive el número dos de Al Qaida, Ayman al-Zawahiri. “Ningún líder del Al Qaida vive en una cueva”, dijo el general, dando a entender connivencia con autoridades paquistaníes. La respuesta oficial de Islamabad no tardó en llegar: otra vez los rumores infundados, las versiones apócrifas dañando la reputación de un gobierno honorable. Repudio total a los dichos del general.
    Siguen llegando noticias. Gran cumbre gran entre Obama y los jefes del gobierno afgano en Washington. La Casa Blanca anuncia formalmente su apoyo a las negociaciones secretas entre Kabul y el talibán. El comunicado no dice nada malo de los espías paquistaníes, al contrario. Dice que al día siguiente se reunirá el Grupo de Trabajo para Paquistán, para analizar al más alto nivel con su gran aliado el devenir de la guerra en Afganistán.
    Al otro día se reúne el Grupo de Trabajo y al finalizar la reunión la canciller Hillary Clinton convoca a conferencia de prensa para hacer un gran anuncio. Dos mil millones más de ayuda militar para Paquistán y toda una catarata de elogios para “el aliado más firme e inquebrantable” que tenemos en la región. No aclaró cuántos de esos millones irán a los bolsillos de los espías que mantienen rehén al mullah Omar, obligándolo a seguir matando soldados estadounidenses.
    Lo que aparece en los análisis de esta nueva inyección de cash para aceitar el escenario bélico es un pequeño detalle que siempre vale la pena tener en cuenta. Pakistán tiene la bomba. Es el único país islámico con una bomba. Se la fabricaron, claro, los estadounidenses. Paquistán tiene un enemigo histórico, también potencia nuclear, aunque su bomba la hicieron los soviéticos. Estamos hablando de India. Otro “gran aliado” de Washington. India comparte con Pakistán la conflictiva frontera de Cachemira. El principal sostén del ejército paquistaní en esa frontera es la red de jefes tribales Pashtun, la misma red que protege al talibán, según denuncian los funcionarios y los militares que cita el New York Times.
    El mes que viene Obama visitará la India, en el marco de una gira asiática que no incluye Pakistán. Los paquistaníes estaban nerviosos y decepcionados, dicen los analistas. Los dos mil palos verdes sirven para calmar esa ansiedad, explican.
    Hillary hizo el anuncio con el canciller paquistaní Shah Mehmood Qureshi a su lado. El canciller sabe que todos saben que Pakistán juega a dos puntas. Todos los años lanza grandes campañas militares con bombos y platillos supuestamente dirigidas a derrotar al talibán. Llegan informes de grandes batallas desde zonas remotas que se hacen difíciles de comprobar. Pero a los jefes de los clanes guerreros pashtun nadie los toca. Siguen ahí, nunca les pasa nada, nunca cae ninguno. El canciller es consciente de todo esto, entonces le agradece a Hillary la ayuda militar sin escaparle al bulto: “Aún hay comentarios por lo bajo sobre que Pakistán no pone todo su empeño en esta lucha”, dice Qureshi. “No sé qué mayor evidencia se puede ofrecer que la sangre de nuestro pueblo.”
    Las noticias se suceden pero nunca se tocan. Un día los paquistaníes son los villanos que impiden la paz. Al otro día son los héroes que derraman sangre para derrotar a los terroristas. En el medio, dos mil palos verdes más en bombas, tanques, misiles y chiches varios.
    Así que ya lo sabemos. Cuando Estados Unidos empiece a retirarse de Afganistán con la cola entre las piernas, a mediados del año que viene, no será por falta de coraje o convicción, sino por una vil traición de uno de sus grandes aliados. Quizá los paquistaníes nunca entendieron la grandeza de la misión estadounidense, el verdadero sentido de sus generosas donaciones. Quizá confundieron negociaciones sinceras con una mera puesta en escena, armada para que ellos salgan a defender los verdaderos intereses de sus patrones. Por alguna razón deben pensar que Estados Unidos no quiere la paz.
    Estos muchachos del ISI paquistaní que boicotean las negociaciones son espías, espías muy bien pagos. No hay que descartar que algo hayan averiguado, que sepan algo que nosotros todavía ignoramos. Sobre las vueltas que da el perro, digo. Porque la cola nunca se la va a morder.

    Se llama plutocracia

    Se llama plutocracia



    Es la tormenta perfecta. Y no estoy hablando de los peligros inminentes que enfrentan los demócratas. Estoy hablando de los peligros que enfrenta nuestra democracia.
    En primer lugar, los ingresos en Estados Unidos están hoy más concentrados en menos manos de lo que han estado en 80 años. Casi una cuarta parte del ingreso total generado en los Estados Unidos va al primer uno por ciento de los estadounidenses.
    Los individuos al tope de la décima parte del uno por ciento de la población estadounidense ganan tanto como los últimos 120 millones de nosotros.
    ¿Quiénes son estas personas? Con la excepción de unos pocos empresarios como Bill Gates, son los altos ejecutivos de grandes corporaciones y de Wall Street, gerentes de fondos de cobertura, y administradores de capital privado. Entre ellos están los hermanos Koch, cuya riqueza aumentó en miles de millones de dólares el año pasado y que en la actualidad financian a los candidatos del Tea Party en todo el país.
    Lo que nos lleva a la segunda parte de la tormenta perfecta. Relativamente pocos estadounidenses están comprando nuestra democracia como nunca antes. Y lo hacen totalmente en secreto.
    Cientos de millones de dólares son invertidos en publicidad a favor y en contra de candidatos – sin haber huellas de dónde vienen los dólares. El dinero es lavado mediante un puñado de grupos. Fred Maleck, a quien ustedes recordarán como director adjunto en la administración Nixon del famoso Comité para Reelegir al Presidente (llamado CREEP en el escándalo Watergate), encabeza uno de esos grupos. El operativo republicano Karl Rove dirige otro. La Cámara de Comercio de EE.UU., un tercer grupo.
    El juicio Ciudadanos de la Corte Suprema Unidos vs. la Comisión Federal de Elecciones lo hizo posible. La Comisión Federal de Elecciones dice que sólo el 32 por ciento de los grupos que pagan los anuncios electorales divulgan los nombres de sus donantes. En comparación, en la elección intermedia del 2006, el 97 por ciento los divulgaron; en 2008, casi la mitad lo hicieron.
    Hemos vuelto a fines del Siglo XIX, cuando los lacayos de los barones ladrones literalmente depositaban sacos de dinero en efectivo sobre los escritorios de los legisladores amigos. El público nunca supo quién sobornaba a quién.
    Justo antes de entrar en receso, la Cámara de Representantes aprobó un proyecto de ley que requeriría que los nombres de todos los donantes fueran divulgados públicamente. Pero no pudo pasar por el Senado. Todos los republicanos votaron en contra. (Para ver hasta qué punto el Partido Republicano ha llegado, casi diez años atrás la divulgación de fondos de campaña fue apoyada por 48 de los 54 senadores republicanos.)
    Y aquí está la tercera parte de la tormenta perfecta. La mayoría de los estadounidenses están en apuros. Sus puestos de trabajo, ingresos, ahorros y hasta sus hogares están en peligro. Ellos necesitan un gobierno que trabaje para ellos, no para los privilegiados y los poderosos.
    Sin embargo, sus impuestos estatales y locales están aumentando. Y sus servicios son reducidos. Los maestros y los bomberos son despedidos. Las carreteras y puentes que necesitamos se están desmoronando, las tuberías se quiebran, las escuelas están en mal estado, y las bibliotecas públicas son clausuradas.
    Prácticamente no hay ley de empleos. No hay WPA [Work Projects Administration] que contrate a aquellos que no pueden encontrar trabajo en el sector privado. El seguro de desempleo no cubre a la mitad de los desempleados.
    Washington dice que nada se puede hacer. No queda dinero.
    ¿No queda dinero? La tasa de impuesto sobre la renta marginal entre los más ricos es la más baja que ha existido en más de 80 años. Durante la presidencia de Dwight Eisenhower (a quien nadie hubiera acusado de ser un radical) la tasa fue del 91 por ciento. Ahora es de 36 por ciento. El Congreso sigue luchando por poner fin al recorte temporal de impuestos decretado por Bush para los ricos y por devolverlos a la tasa Clinton del 39 por ciento.
    En todo caso, gran parte de los ingresos de los mayores ganadores son tratados como ganancias de capital – sujetas a un impuesto del 15 por ciento. El típico gerente de fondos de cobertura y de capital privado pagó sólo el 17 por ciento el año pasado. Sus ingresos no eran precisamente modestos. Los 15 principales administradores de fondos de inversión ganaron un promedio de mil millones de dólares.
    El Congreso ni siquiera quiere volver al impuesto sobre el patrimonio que existía durante el gobierno de Clinton – que se aplica sólo a aquellos en el primer 2 por ciento de los ingresos.
    No va a limitar las deducciones fiscales de los más ricos, que incluyen pagos de intereses sobre hipotecas de varios millones de dólares. (Sin embargo, Wall Street se niega a permitir que los propietarios de viviendas que no pueden cumplir con los pagos hipotecarios incluyan su residencia principal en solicitudes de bancarrota personal.)
    Hay un montón de dinero para ayudar a los estadounidenses varados, pero no existe la voluntad política para hacerlo disponible. Y en la forma en que el dinero secreto está inundando nuestro sistema político, habrá aún menos voluntad política en el futuro.
    La tormenta perfecta: una concentración sin precedentes de ingresos y riqueza al nivel superior, una cantidad récord de dinero secreto que inunda nuestra democracia, y un público cada vez más airado y cínico ante un gobierno que está aumentando sus impuestos, reduciendo sus servicios, e incapaz de darle trabajo.
    Estamos perdiendo nuestra democracia a un sistema diferente. Se llama plutocracia.

    DATA WEB DE EDUMEDIA TECNOLOGIA EDUCATIVA