¡INAPLICABILIDAD DE LEY Nº29944 LEY DE REFORMA MAGISTERIAL; PAGO INMEDIATO DEL 30% POR PREPARACION DE CLASES Y EVALUACION!

Para tener Presente

"Los Maestros, al ponernos al servicio del Estado, no hemos vendido nuestra conciencia ni hipotecado nuestras opiniones, ni hemos perdido nuestra ciudadanía. El hecho de recibir una suma mensual de dinero significa sólo el pago de nuestros servicios profesionales, pero no el pago de un silencio y de una conformidad que repugna. Quienes pretenden que el maestro debe "callar, obedecer y trabajar", están en un error, y cometen un insulto a la dignidad humana... ". José Antonio Encinas

¿REFORMA EDUCATIVA?

¿Reforma educativa para mejorar la calidad académica? Es posible esto sin atender el rezago educativo en materia de infraestructura en zonas marginales, con estudiantes mal alimentados y desnutridos, sin planes de estudio acorde a las necesidades de la población.

Evaluar a los maestros, ¿Quiénes, las instituciones corruptas del Estado? ¿La Ministra Bachiller que no sabe quien proclamó la independencia del Perú? ¿Los intelectuales “expertos” de la televisión? ¿Los periodistas mercenarios asalariados de la gran empresa?


ley de reforma magisterial y la destitucion por inasistencia y tardanza

02 enero 2010

El profeta desalmado

El profeta desalmado

Alan García no tiene cura. Al final de 2008 predijo que el Perú iba a crecer seis por ciento en 2009 (crecimos CERO por ciento). Ahora dice que pronto seremos un país del primer mundo.

“Quememos el muñeco del pesimismo”, clamó el presidente de la República. Quizás tenía presente lo que, según cronistas, le ocurrió hace poco. Dijo, jubiloso, a su entorno: “He recorrido veinte quioscos de esos que venden muñecos para quemar en Año Nuevo, y nadie tiene uno con mi imagen”.

Alguien le aclaró: “Lo que pasa, señor presidente, es que su efigie ha sido la más vendida de todos los tiempos. Pero los ejemplares se agotaron en noviembre”.

El Centro de Estudios Económicos de la Cámara de Comercio de Lima, instituto ajeno a cualquier izquierdismo, acaba de indicar que las exportaciones agrarias cayeron 9,9% en el período enero-setiembre de 2008. Ese índice es concluyente para todo el año, puesto que las mayores cosechas peruanas, y, por lo tanto, la mayor oferta exportable, se dan en el primer semestre.

En el mismo lapso, el consumo interno se redujo en 14%. Esto significa que los agricultores tuvieron menos mercado y, por consiguiente, menores precios.

¿Cómo pudo reducirse la pobreza en esas condiciones, cuando sabemos que el foco de la pobreza está en el campo, y en momentos en que se encoge el consumo general?

Los análisis más serios de la economía mundial desautorizan, por otra parte, el optimismo ciego de nuestro primer mandatario. Un editorial de The Economist del 19 de diciembre se titula: “La gran estabilización. La recesión fue menos calamitosa que lo que muchos temían. Sus secuelas pueden ser mucho más peligrosas que lo que muchos esperan”.

Algunos datos de la revista londinense empañan el optimismo de García: “Ajustes fiscales ahora podrían matar la recuperación de los países ricos. Y la política monetaria que tiene sentido para la economía doméstica de Estados Unidos se añadirá a los problemas que enfrenta el mundo en emergencia”.

En la misma edición hay un texto de homenaje al recién fallecido Paul Samuelson, Premio Nobel de Economía 1970, decidido adversario de Milton Friedman y de su dogmatismo neoliberal. “Samuelson comprendió”, se lee en el obituario, “que más allá de la torre de marfil rara vez existen las condiciones necesarias para mercados eficientes; éstos necesitan regulación”.

“Los mercados libres no se estabilizan a sí mismos… El libertarianismo es su propio peor enemigo”, había escrito Samuelson.

Y también: los sombríos vaticinios de Friedman, y, antes de Friedman, de von Hayek, acerca de la regulación de los mercados, nos dicen algo sobre ambos más que sobre Gengis Khan o Franklin Roosevelt”.

La crisis y sus secuelas están dando la razón a Samuelson. En materia económica el doctor García tiene nota CERO.



César Lévano
cesar.levano@diariolaprimeraperu.com

fuente:
http://www.diariolaprimeraperu.com/online/columna-del-director_11.do

El periodista Cesar Silva es secuestrado y llevado a cárcel clandestina

Honduras
El periodista Cesar Silva es secuestrado y llevado a cárcel clandestina

Defensores en Línea


El periodista César Silva fue bajado de un taxi por tres hombres armados, que a punta de pistola lo tomaron por la fuerza y posteriormente lo llevaron a una cárcel clandestina este 28 de diciembre, donde lo sometieron por más de 24 horas a intensos interrogatorios para que dijera "dónde tenía las armas y con qué grupos trabajaba". Fue dejado abandonado en un sitio solitario después que sus secuestradores le dijeron que tenía un ángel guardián que abogó por su vida.

Silva es un comprometido comunicador social que ha sido víctima constante de hostigamiento, golpes y encarcelamiento por parte de los cuerpos represivos del Estado desde el propio 28 de junio en que se perpetró el golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya Rosales.

Llegó exhausto a las oficinas del Cofadeh después de caminar desde el barrio El Chile de la capital, donde fue dejado abandonado, después de permanecer más de 24 horas en poder de sus secuestradores que lo mantuvieron en constante interrogatorio, golpes y un reflector en su rostro que lo hizo hasta perder la noción del tiempo.

Me preguntaban por las armas, por grupos que según ellos yo estaba formando, contactos que tengo en el extranjero y qué hago con los videos y fotografías porque según ellos les estoy causando mucho daño.

Eran las ocho y treinta de la mañana, fui capturado en el anillo periférico, cerca de la gasolinera que está a inmediaciones de la Colonia La Cañada, venía de la zona Sur y me bajé a inmediaciones de Loarque, tomé un taxi para trasladarme a mi casa que queda al otro extremo de la ciudad, cuando íbamos ya en el anillo periférico vi un carro color blanco hueso o blanco que viene bien cerca y que le hace señas con las luces al taxista para que se detuviera, pero yo le dije a él no detenga, vamos hacia la gasolinera que allí hay más gente y hay vigilantes.

Pero la acción no se concretó, de los nervios se le apagó el carro y tres hombres sacaron sus armas cortas de 9 milímetros y calibre 38, “yo pensé que iban a dispararme y el taxista paró el vehículo”, dijo Silva.

Según el relato del afectado, los hombres se bajaron con pistola en mano, me sacaron y me metieron a empujones al carro que iban ellos, “solo tuve tiempo de decirle al taxista soy periodista y soy de la resistencia, venía otro carro atrás se medio detuvo, no pude hacer nada, ya me ingresaron y me colocaron en la parte de atrás del mismo en medio de dos de ellos, es una camioneta. Al taxista le dijeron perdete que si no te vamos a matar”.

Agregó que cuando ya iba en el vehículo intentó levantar la cabeza, pero con palabras soeces de amenazaron con matarlo de un balazo si continuaba haciéndolo.

Recordando las escenas de mucho suspenso vividas y de las cuales logró salir con vida expresó que hubo silencio, “en un momento que me sentía cansado porque me llevaban con las manos oprimidas, intenté acomodarme, pero uno de ellos me pegó con el antebrazo y me dijo vos siempre te la tirás de guapo y me volvieron a colocar como iba, yo les pregunté hacia dónde me llevan, qué pasa y no me dijeron nada, yo intentaba verificar hacia qué rumbo me llevaban”.

De acuerdo a la dirección que le llevaron pasaron por la colonia Victor F. Ardón, y después dieron varias vueltas para que perdiera la noción del lugar y por eso no se dio cuenta si lo trasladaron hacia el Oriente del país o podría tratarse de El Hatillo, cerca de El Picacho, en Tegucigalpa, recorrido que duró 45 minutos, durante los cuales el hombre de su derecha habló por teléfono por varias ocasiones pidiendo instrucciones a alguien de las acciones que debía haber con el secuestrado.

Cuando hablaban por celular mencionaron que estaban hablando con El Chacal, quien sabe si era para que el comunicador sintiera mucho miedo porque ya sabemos qué significa un chacal, pero antes le habían colocado una capucha posiblemente de cuero o de lona para que no pudiera ver sus rostros. Dos de los hombres tenían acento como de chilenos.

Cárcel clandestina testigo de torturas Silva no supo dónde lo bajaron, lo cierto es que cuando llegó dos hombres esperaban su ingreso, siendo llevado a un cuarto oscuro donde había un fogón. Un reflector fue puesto hacia su rostro, mientras al otro lado un hombre del cual solo miraba la silueta lo interrogaba, “no supe si se turnaron para interrogarme, lo cierto es que en toda la noche no me dejaron dormir, como una forma de presión, cuando me preguntaron mi nombre dije otro, “no sea pendejo decí quién sos y a qué te dedicás”, le replicaron, pues no podía ocultar su verdadera identidad pues había sido despojado de su billetera con sus documentos personales.

Cuando no les dije nada más uno de ellos salió del cuarto y regresó muy furioso y agarró la silla y me la puso en el cuello y me tiro el agua de una bolsa que me habían dado para que tomara yo no quise hacerlo porque tenía desconfianza tomara, supongo que no tenía órdenes de matarme porque de afuera le decían déjalo no te metás a pedos.

Les solicité me permitieras ir al baño en la madrugada y un hombre brusco me dijo “cagate allí” pero me esperé y vino otro más condescendiente que me sacó hacia el monte porque allí no hay servicio, y allí me hice pero siempre me mantuvieron enfrente un reflector de modo que no viera quién estaba detrás de él.

En la mañana le dijeron “tenés un ángel de la guarda, ellos te protegen, dejate de pendejadas ahora te salvaste” y como a los tres minutos lo sacaron poniéndole de nuevo la capucha para subirlo a otro vehículo , “les pregunté para dónde me llevan, no hablaron nada , había un silencio total, les vuelvo a preguntar y ahora qué pasa para dónde me llevan, eso me puso en una inquietud terrible, hubo un momento que otro carro les quitó el derecho de vía y alegaron, sentí que llegamos a una calle de tierra y dejaron en las cercanías del barrio el Chile.

“Allí el carro lo metieron al fondo a una calle de tierra, allí creí que me iban a matar , uno de ellos abrió la puerta y me dijo “bajate mierda”, me dio una patada en la espalda y me tiró fuera del carro el otro estuvo presto a quitarme la capucha y arrancaron”, detalló aún nervioso ante el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras, COFADEH, donde acudió después de caminar a pie desde el sitio donde fue abandonado.

Aunque nadie sabía de su captura y posterior secuestro, unos minutos después de haber sido liberado, un hombre desconocido llamó a la casa de una de sus hermanas y les manifestó que sabían de la detención de su familiar para después colgar. Coincidiendo con esa llamada, el vocero de las Fuerzas Armadas liberaba de responsabilidad a ese cuerpo armado y negó que haya sido llevado a un batallón en el Sur del país, según informaciones que ya circulaban públicamente.

El secuestro y posterior liberación de César Silva es similar al del defensor de los derechos Humanos, Walter Tróchez, quien el 04 de diciembre fue interceptado por desconocidos quienes lo dejaron escapar, para después ser asesinado de un balazo en el centro de la ciudad el 13 de diciembre.

Llegó exhausto al COFADEH


Bertha Oliva, Coordinadora del COFADEH manifestó ante los medios de comunicación que el COFADEH le está brindando acompañamiento y protección a Silva, a la par de solicitar ante la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, CIDH, medidas cautelares correspondientes, en aras de salvaguardar su vida.

Ante las aseveraciones del vocero militar sobre las amenazas y hechos violentos contra miembros de ese cuerpo militar, como una forma de soslayar la gravedad del hecho ocurrido a Silva, la Coordinadora del COFADEH le refutó diciéndole que el pueblo está desarmado y en total indefensión y que quienes tienen las armas son los cuerpos de seguridad del Estado, entre los que se encuentran las Fuerzas Armadas de Honduras.

Diversas organizaciones internacionales están contactando al COFADEH para saber del caso y brindar apoyo al comunicador social que solamente ha luchado en las calles para lograr revertir el golpe de Estado y lograr que sea reconstruida la institucionalidad del país, acción que comparte junto a miles de ciudadanos y ciudadanas.

Desde el golpe de Estado más de 30 personas han sido asesinadas, otras han sufrido intentos de secuestro, centenares han sido reprimidas con salvajismo y muchas más son en estos momentos objeto de vigilancia y seguimiento, como parte de una estrategia del gobierno usurpador de sembrar el miedo entre la población que se encuentra en resistencia.

Fuente: http://www.piensachile.com/content/view/6491/1/

01 enero 2010

Del capitalismo como "sistema parásito"

Del capitalismo como "sistema parásito"

Clarín/Periodismo.com


Tal como el reciente "tsunami financiero" demostró a millones de personas que creían en los mercados capitalistas y en la banca capitalista como métodos evidentes para la resolución exitosa de problemas, el capitalismo se especializa en la creación de problemas, no en su resolución.

Al igual que los sistemas de los números naturales del famoso teorema de Kurt Gödel, el capitalismo no puede ser al mismo tiempo coherente y completo. Si es coherente con sus propios principios, surgen problemas que no puede abordar; y si trata de resolverlos, no puede hacerlo sin caer en la falta de coherencia con sus propias premisas. Mucho antes de que Gödel escribiera su teorema, Rosa Luxemburgo publicó su estudio sobre la "acumulación capitalista" en el que sugería que el capitalismo no puede sobrevivir sin economías "no capitalistas"; puede proceder según sus principios siempre cuando haya "territorios vírgenes" abiertos a la expansión y la explotación, si bien cuando los conquista con fines de explotación, el capitalismo los priva de su virginidad precapitalista y de esa forma agota las reservas que lo nutren. En buena medida es como una serpiente que se devora la cola: en un primer momento la comida abunda, pero pronto se hace cada vez más difícil de tragar, y poco después no queda nada que comer ni tampoco quien lo coma...

El capitalismo es en esencia un sistema parásito. Como todos los parásitos, puede prosperar un tiempo una vez que encuentra el organismo aún no explotado del que pueda alimentarse, pero no puede hacerlo sin dañar al anfitrión ni sin destruir tarde o temprano las condiciones de su prosperidad o hasta de su propia supervivencia.

Rosa Luxemburgo, que escribió en una era de imperialismo rampante y conquista territorial, no pudo prever que las tierras premodernas de continentes exóticos no eran los únicos posibles "anfitriones" de los que el capitalismo podía alimentarse para prolongar su vida e iniciar sucesivos ciclos de prosperidad. El capitalismo reveló desde entonces su asombroso ingenio para buscar y encontrar nuevas especies de anfitriones cada vez que la especie explotada con anterioridad se debilitaba. Una vez que anexó todas las tierras vírgenes "precapitalistas", el capitalismo inventó la "virginidad secundaria". Millones de hombres y mujeres que se dedicaban a ahorrar en lugar de a vivir del crédito fueron transformados con astucia en uno de esos territorios vírgenes aún no explotados.

La introducción de las tarjetas de crédito fue el indicio de lo que se avecinaba. Las tarjetas de crédito habían hecho irrupción en el mercado con una consigna elocuente y seductora: "elimine la espera para concretar el deseo". ¿Se desea algo pero no se ahorró lo suficiente para pagarlo? Bueno, en los viejos tiempos, que por fortuna ya quedaron atrás, había que postergar las satisfacciones (esa postergación, según Max Weber, uno de los padres de la sociología moderna, era el principio que hizo posible el advenimiento del capitalismo moderno): ajustarse el cinturón, negarse otros placeres, gastar de manera prudente y frugal y ahorrar el dinero que se podía apartar con la esperanza de que con el debido cuidado y paciencia se reuniría lo suficiente para concretar los sueños.

Gracias a Dios y a la benevolencia de los bancos, ya no es así. Con una tarjeta de crédito, ese orden se puede invertir: ¡disfrute ahora, pague después! La tarjeta de crédito nos da la libertad de manejar las propias satisfacciones, de obtener las cosas cuando las queremos, no cuando las ganamos y podemos pagarlas.

A los efectos de evitar reducir el efecto de las tarjetas de crédito y del crédito fácil a sólo una ganancia extraordinaria para quienes prestan, la deuda tenía (¡y lo hizo con gran rapidez!) que transformarse en un activo permanente de generación de ganancia. ¿No puede pagar su deuda? No se preocupe: a diferencia de los viejos prestamistas siniestros, ansiosos de recuperar lo que habían prestado en el plazo fijado de antemano, nosotros, los modernos prestamistas amistosos, no pedimos el reembolso de nuestro dinero sino que le ofrecemos darle aun más crédito para devolver la deuda anterior y quedarse con algún dinero adicional (vale decir, deuda) para pagar nuevos placeres. Somos los bancos a los que les gusta decir "sí". Los bancos amistosos. Los bancos sonrientes, como afirmaba uno de los comerciales más ingeniosos.

La trampa del crédito

Lo que ninguno de los comerciales declaraba abiertamente era que en realidad los bancos no querían que sus deudores reembolsaran los préstamos. Si los deudores devolvieran con puntualidad lo prestado, ya no estarían endeudados. Es su deuda (el interés mensual que se paga sobre la misma) lo que los prestamistas modernos amistosos (y de una notable sagacidad) decidieron y lograron reformular como la fuente principal de su ganancia ininterrumpida. Los clientes que devuelven con rapidez el dinero que pidieron son la pesadilla de los prestamistas. La gente que se niega a gastar dinero que no ganó y se abstiene de pedirlo prestado no resulta útil a los prestamistas, así como tampoco las personas que (motivadas por la prudencia o por un sentido anticuado del honor) se apresuran a pagar sus deudas a tiempo. Para beneficio suyo y de sus accionistas, los bancos y proveedores de tarjetas de crédito dependen ahora de un "servicio" ininterrumpido de deudas y no del rápido reembolso de las mismas. Por lo que a ellos concierne, un "deudor ideal" es el que nunca reembolsa el crédito por completo. Se pagan multas si se quiere reembolsar la totalidad de un crédito hipotecario antes del plazo acordado... Hasta la reciente "crisis del crédito", los bancos y emisores de tarjetas de crédito se mostraban más que dispuestos a ofrecer nuevos préstamos a deudores insolventes para cubrir los intereses impagos de créditos anteriores. Una de las principales compañías de tarjetas de crédito de Gran Bretaña se negó hace poco a renovar las tarjetas de los clientes que pagaban la totalidad de su deuda cada mes y, por lo tanto, no incurrían en interés punitorio alguno.

Para resumir, la "crisis del crédito" no fue resultado del fracaso de los bancos. Al contrario, fue un resultado por completo esperable, si bien inesperado, el fruto de su notable éxito: éxito en lo relativo a transformar a la enorme mayoría de los hombres y mujeres, viejos y jóvenes, en un ejército de deudores. Obtuvieron lo que querían conseguir: un ejército de deudores eternos, la autoperpetuación de la situación de "endeudamiento", mientras que se buscan más deudas como la única instancia realista de ahorro a partir de las deudas en que ya se incurrió.

Ingresar a esa situación se hizo más fácil que nunca en la historia de la humanidad, mientras que salir de la misma nunca fue tan difícil. Ya se tentó, sedujo y endeudó a todos aquellos a los que podía convertirse en deudores, así como a millones de otros a los que no se podía ni debía incitar a pedir prestado.

Como en todas las mutaciones anteriores del capitalismo, también esta vez el Estado asistió al establecimiento de nuevos terrenos fértiles para la explotación capitalista: fue a iniciativa del presidente Clinton que se introdujeron en los Estados Unidos las hipotecas subprime auspiciadas por el gobierno para ofrecer crédito para la compra de casas a personas que no tenían medios para reembolsar esos préstamos, y para transformar así en deudores a sectores de la población que hasta el momento habían sido inaccesibles a la explotación mediante el crédito...

Sin embargo, así como la desaparición de la gente descalza significa problemas para la industria del calzado, la desaparición de la gente no endeudada anuncia un desastre para el sector del crédito. La famosa predicción de Rosa Luxemburgo se cumplió una vez más: otra vez el capitalismo estuvo peligrosamente cerca del suicido al conseguir agotar la reserva de nuevos territorios vírgenes para la explotación...

Hasta ahora, la reacción a la "crisis del crédito", por más impresionante y hasta revolucionaria que pueda parecer una vez procesada en los titulares de los medios y las declaraciones de los políticos, fue "más de lo mismo", con la vana esperanza de que las posibilidades vigorizadoras de ganancia y consumo de esa etapa aún no se hayan agotado por completo: un intento de recapitalizar a los prestadores de dinero y de hacer que sus deudores vuelvan a ser dignos de crédito, de modo tal que el negocio de prestar y tomar prestado, de endeudarse y permanecer así, pueda retornar a lo "habitual".

El Estado benefactor para los ricos (que, a diferencia de su homónimo para los pobres, nunca vio cuestionada su racionalidad, y mucho menos interrumpidas sus operaciones) volvió a los salones de exposición tras abandonar las dependencias de servicio a las que se había relegado sus oficinas de forma temporaria para evitar comparaciones envidiosas.

Lo que los bancos no podían obtener –por medio de sus habituales tácticas de tentación y seducción–, lo hizo el Estado mediante la aplicación de su capacidad coercitiva, al obligar a la población a incurrir de forma colectiva en deudas de proporciones que no tenían precedentes: gravando/hipotecando el nivel de vida de generaciones que aún no habían nacido...

Los músculos del Estado, que hacía mucho tiempo que no se usaban con esos fines, volvieron a flexionarse en público, esta vez en aras de la continuación del juego cuyos participantes hacen que esa flexión se considere indignante, pero inevitable; un juego que, curiosamente, no puede soportar que el Estado ejercite sus músculos pero no puede sobrevivir sin ello.

Ahora, centenares de años después de que Rosa Luxemburgo diera a conocer su pensamiento, sabemos que la fuerza del capitalismo reside en su asombroso ingenio para buscar y encontrar nuevas especies de anfitriones cada vez que la especie que se explotó antes se debilita demasiado o muere, así como en la expedición y la velocidad virulentas con que se adapta a las idiosincrasias de sus nuevas pasturas. En el número de noviembre de 2008 de The New York Review of Books (en el artículo "La crisis y qué hacer al respecto"), el inteligente analista y maestro del arte del marketing George Soros presentó el itinerario de las empresas capitalistas como una sucesión de "burbujas" de dimensiones que excedían en mucho su capacidad y explotaban con rapidez una vez que se alcanzaba el límite de su resistencia.

La "crisis del crédito" no marca el fin del capitalismo; sólo el agotamiento de una de sus sucesivas pasturas... La búsqueda de un nuevo prado comenzará pronto, tal como en el pasado, alentada por el Estado capitalista mediante la movilización compulsiva de recursos públicos (por medio de impuestos en lugar de a través de una seducción de mercado que se encuentra temporariamente fuera de operaciones). Se buscarán nuevas "tierras vírgenes" y se intentará por derecha o por izquierda abrirlas a la explotación hasta que sus posibilidades de aumentar las ganancias de accionistas y las bonificaciones de los directores quede a su vez agotada.

Como siempre (como también aprendimos en el siglo XX a partir de una larga serie de descubrimientos matemáticos desde Henri Poincaré hasta Edward Lorenz) un mínimo paso al costado puede llevar a un precipicio y terminar en una catástrofe. Hasta los más pequeños avances pueden desencadenar inundaciones y terminar en diluvio...

Los anuncios de otro "descubrimiento" de una isla desconocida atraen multitudes de aventureros que exceden en mucho las dimensiones del territorio virgen, multitudes que en un abrir y cerrar de ojos tendrían que volver corriendo a sus embarcaciones para huir del inminente desastre, esperando contra toda esperanza que las embarcaciones sigan ahí, intactas, protegidas...

La gran pregunta es en qué momento la lista de tierras disponibles para una "virginización secundaria" se agotará, y las exploraciones, por más frenéticas e ingeniosas que sean, dejarán de generar respiros temporarios. Los mercados, que están dominados por la "mentalidad cazadora" líquida moderna que reemplazó a la actitud de guardabosques premoderna y a la clásica postura moderna de jardinero, seguramente no se van a molestar en plantear esa pregunta, dado que viven de una alegre escapada de caza a otra como otra oportunidad de posponer, no importa qué tan brevemente ni a qué precio, el momento en que se detecte la verdad.

Todavía no empezamos a pensar con seriedad en la sustentabilidad de nuestra sociedad impulsada a crédito y consumo. "El regreso a la normalidad" pronostica un regreso a vías malas y siempre peligrosas. La intención de hacerlo es alarmante: indica que ni la gente que dirige las instituciones financieras, ni nuestros gobiernos, llegaron al fondo del problema con sus diagnósticos, y mucho menos con sus actos.

Parafraseando a Héctor Sants, el director de la Autoridad de Servicios Financieros, que hace poco confesó la existencia de "modelos empresarios mal equipados para sobrevivir al estrés (...), algo que lamentamos", Simon Jenkins, un analista de The Guardian de extraordinaria agudeza, observó que "fue como si un piloto protestara porque su avión vuela bien a excepción de los motores".

© Zygmunt Bauman y Clarín, 2009. Traducción de Joaquín Ibarburu.


Fuente: http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2009/12/27/_-02107667.htm

27 diciembre 2009

Nosotros que del comunismo hemos conocido sobre todo la rectitud, las luminosas esperanzas y el heroísmo que caracterizaba a nuestros mayores

Introducción a la edición española de "Lenin y la Revolución", de Jean Salem
Nosotros que del comunismo hemos conocido sobre todo la rectitud, las luminosas esperanzas y el heroísmo que caracterizaba a nuestros mayores



Introducción

En cualquier libro, el prefacio o la introducción es a la vez lo primero y lo último: lo mismo sirve de explicación del objetivo de la obra que de justificación y respuesta a las críticas. En el caso presente, nada de esto parece posible. Pues si hoy en día, en historia de las ideas se estableciera un palmarés de “perros muertos”, es sin duda la sombra de Vladimir Illitch Ulianov, llamado Lenin, la que se llevaría la palma.

A Marx, que tomaba prestado el término a Lessing, le gustaba repetir que Hegel llegó a ser tratado en la Alemania culta de finales de 1850 como «perro muerto»1. Y fue, según Lessing, el bueno de Moses Mendelssohn quien en su tiempo había tratado de la misma mala manera a Spinoza. Es verdad que aquí y allá se habla de la «vuelta a Marx». Que se enaltece incluso a los vencidos (Gramsci), a los mártires (el Che, transformado desde hace dos décadas en producto-marketing). Pero Lenin, tal y como señala Domenico Losurdo en su excelente ensayo ¿Huir de la historia?2, es cuidadosamente silenciado.

Hay que decir que, según el pensamiento prêt-à-penser en boga, Lenin es considerado como la encarnación de una historia de la que lo menos que se puede sentir es... vergüenza. Y hay que decir también que a duras penas estamos aún saliendo de un periodo de criminalización del ideal comunista que ha inducido una auténtica colonización de la conciencia histórica de los mismos comunistas, sean viejos, “neos” o recalcitrantes hasta la histeria. A fin de cuentas ¿por qué no alinearse bajo el ejemplo del bueno del canciller Bismarck que, al día siguiente de la derrota de la Comuna de París, equiparaba expresamente a los vencidos con criminales de derecho común? Hay que señalar en fin, que la izquierda hoy parece deducir todo de la ideología dominante: sus categorías, valoraciones y hasta sus tics, sus referencias más hirientes; en una palabra, sus reflejos. La «autofobia», prosigue Losurdo, brilla particularmente en las filas de aquellos que, declarándose más o menos entusiastas de la justicia social, se muestran obsesionados por el cuidado de reafirmarse totalmente ajenos a «un pasado que, para ellos como para sus adversarios políticos, es sinónimo de abyección»3.

En resumen, que presentar una obra sobre la idea de revolución en Lenin puede parecer como adoptar la postura de Diógenes; la postura de Diógenes el Cínico que, cuando le preguntaban por qué entraba siempre al teatro por la puerta de atrás, respondía que era precisamente porque todo el mundo acostumbraba a entrar por el otro lado...4

A fin de ganarme la indulgencia del lector, desearía en primer lugar recordar cómo Vladimir Illitch entró en mi propia vida; es decir, mis primeros encuentros con él. Después, componer un florilegio muy sumario, con la ayuda de algunas ideas recogidas posteriormente, es decir, con la ayuda de algunas de las barbaridades que, tocante al leninismo, a la ex-Unión Soviética y al conjunto del difunto movimiento comunista, todo ciudadano parece que debe dar por sentadas. En una tercera y última parte, intentaría hacer percibir la actualidad de las seis tesis de Lenin que he recopilado y que comento brevemente en el estudio que sigue.

1. Cómo Vladimir Illitch entró en mi vida

Durante mucho tiempo, siguiendo el ejemplo de un gran autor, solía acostarme temprano. También desde hacía mucho tiempo me venían intrigando esas conversaciones en voz baja de las que Neruda escribía que separan más que un río el mundo de los niños del mundo de los adultos5. Aquella tarde, era en 1961, cenaba con la abuela y la tía que me cuidaban. Tenía entonces nueve años. Ellas habían preferido guardar el secreto y me hablaban de vez en cuando de un padre bastante fantasmal que supuestamente estaba de maestro en Argelia y que, a causa de la guerra, no podía volver a Francia. Ni una ni otra sabían que mi madre, sin decirme mucho más, en una de nuestras rarísimas entrevistas me había confiado que ese padre escribía también algunos artículos en la prensa bajo un seudónimo muy concreto.

Aquella tarde, como de costumbre, los tres escuchábamos el diario hablado de las ocho que emitía el enorme aparato de radio a unos pasos de allí, casi al centro de la gran pared del comedor. De pronto oí que Henri Alleg se había escapado de la prisión de Rennes y que la policía lo buscaba intensamente. «¿Es papá?» -pregunté de inmediato como si fuera algo evidente. Mi abuela por toda repuesta rompió a llorar, mientras mi tía me conducía hasta mi habitación y se deshacía explicándome más de media docena de veces lo que yo había comprendido ya desde la primera vez, a saber, que es posible estar en la cárcel sin por ello ser un criminal o un ladrón. Y que en el caso de mi padre, se trataba de un hombre de bien, de un valiente militante comunista. Pero de la tortura, aquella tarde no me dijo lo más mínimo. Semanas más tarde, mi madre, mi hermano (que había vivido con ella en París) y yo mismo, nos encontramos con mi padre en el andén de una estación de Praga. Después fueron la escuela soviética de Praga y el principio de una nueva vida. Las frecuentes menciones a Lenin en aquel país que nos acogía; las referencias de mis padres y de sus amigos a su clarividencia en la acción o a algunos de sus discursos; las inevitables bromas (dos aparatichs se preguntan por qué determinado cabaret de Moscú, aun imitando en todo a los de Occidente, no hace taquilla; y uno de ellos dice al otro que, en cualquier caso, la striptease era “políticamente segura” pues... había conocido muy bien a Lenin); algunas estatuas, por supuesto, así como su efigie en las insignias de aquellos «pioneros» que, tanto mi hermano como yo, habíamos llegado a ser. Después, durante el verano siguiente, Artek, en Crimea; Artek, «república de los pioneros»; Artek y las largas discusiones que avivaba a orillas del mar Negro el monitor encargado de nuestro «destacamento». Y más tarde, Ivanovo, la Casa Internacional de la Infancia, aquel internado tan soviético, a trescientos kilómetros al noreste de Moscú, en el que se acogía a los hijos de los griegos, iraníes y de otros países que habían sido más o menos martirizados por los defensores del «mundo libre». Fue en aquella época, indiscutiblemente, cuando Vladimir Illitch se impuso vivamente a mi atención.

  1. Una curiosa historia: sobre algunas de las razones que han hecho el nombre de Lenin perfectamente impronunciable.

Desde luego que nuestros padres habían creído equivocadamente que llegarían a ver la victoria, la victoria por la que toda lucha, o casi, desembocaría en lo que Marx había llamado el “último desenlace”6. Sin duda que hubieran preferido comprender la historia como si estuviera escrita en futuro perfecto. Sus combates, su entrega, su coraje, de buena gana se los hubieran imaginado como los de los cuatro evangelistas de una famosa vidriera de Chartres cabalgando a lomos de cuatro profetas del Antiguo Testamento. La II Internacional había traicionado y desnaturalizado la promesa, la muy profana promesa de la lucha contra la guerra y de la revolución obrera; la Internacional de Lenin aportaba, al contrario, por la vía más recta, la paz y la justicia a las naciones. Después concedieron generosamente a Stalin el rol de un Katagarama, es decir, de ese dios de Sri Lanka, de ese hijo de Siva que según la leyenda llegó a ser generalísimo de trescientos millones de dioses, después de su victoria contra los Asura, los Titanes. ¿Nos habríamos comportado nosotros mismos de otro modo si hubiésemos tenido veinte o treinta años al día siguiente de la derrota del nazismo? Una derrota que había costado unos treinta millones de muertos a la Unión Soviética. Una derrota que sólo pareció posible e inevitable después del vuelco de la guerra: Stalingrado.

Pensando en mis colegas y en esos jóvenes estudiantes que me acogieron de manera tan sincera y calurosa durante la primavera de 2005, recordando Volgograd7 y su emocionante Universidad, esa ciudad en la que un millón de vivos camina sobre dos millones de muertos, yo quisiera decir una palabra sobre esa curiosa historia, sobre esa disparatada historia que los vencedores de hoy han tan rigurosamente balizado. Sobre esa curiosa historia que hace que el nombre de Lenin resulte hoy tan difícil de pronunciar. Lo que en 2006 se dice por ahí de la URSS de antes y durante la segunda guerra mundial; lo que se dice de los setenta años soviéticos, que unánimemente todo el mundo estaliniza; lo que se dice del “totalitarismo”, un concepto comodín donde los haya; y en cuarto lugar, lo que se dice del fin de la Unión Soviética. Es a propósito de esos cuatro “se dice” que yo quisiera ahora ... decir a mi vez unas palabras.

* Porque la historia siempre la escriben, o más bien la re-escriben, los vencedores. Marx, señala Lenin, ya en su tiempo subrayaba cómo la reacción había logrado en Alemania «eliminar casi completamente de la conciencia popular el recuerdo y las tradiciones de la época revolucionaria de 1848»8. No es mucho decir que tales consideraciones podrían, mutatis mutandis, ser aplicadas fácilmente a los quince o veinte últimos años del siglo XX y a la violencia que se hizo a la historia real de este siglo.

Usando y abusando del adagio en virtud del cual los objetos no aparentes y los objetos no existentes se guían por la misma lógica, periodistas, fast thinkers e investigadores de ocasión han conjugado sus esfuerzos tan bien, que parece como que hubieran hecho desaparecer la URSS. De non aparentibus et de non existentibus eadem lex est. Los sondeos valen lo que valen, es decir, muy poco; o algo peor9. Pero no está de más destacar que, según un estudio del IFOP, solamente el 20% de los franceses pensaba en 2004 que la participación de la URSS fue determinante en la victoria sobre el nazismo (contra, según parece, el 57% en 1945)10. Hay que reconocer también que la ignorancia es a tal punto gigantesca que una mayoría de jóvenes franceses encuestados para otro «sondeo», consideraba que la URSS había sido aliada de ... la Alemania hitleriana durante la segunda guerra mundial11. Eco lejano, sin duda alguna, en mentes devotas de la publicidad y de la aculturación, del principal acto de acusación formulado en materia internacional contra la Unión Soviética de entre-guerras: la firma, el 2 de agosto de 1939, del pacto germano-soviético. Retomando la tesis de los historiadores Lewis B. Namier y Alan John Percival Taylor12, los nuevos trabajos de historiadores anglófonos aclaran sin embargo las condiciones en las que la URSS llegó a esta decisión. Muestran cómo la terquedad de Francia y de Gran Bretaña en su política de «apaciguamiento», dicho de otra manera, de capitulación ante las potencias fascistas, arruinó el proyecto soviético, proyecto que apuntaba a la «seguridad colectiva» de los países amenazados por el Reich. De aquí los acuerdos de Munich (29 de septiembre 1938), según los cuales París, Londres y Roma permitieron a Berlín anexionarse, dos días más tarde, los Sudetes. Aislada ante un III Reich que tenía en adelante las manos libres en el Este, Moscú firmó con Berlín (insisto, en agosto de 1939) el pacto de no agresión que la protegía provisionalmente13. «La oposición de Chamberlain a una alianza con los soviéticos», así escribe Michael J. Carley, y sobre todo el «anticomunismo» (decisivo a cada fase clave desde 1934-1935), el «miedo a la victoria sobre el fascismo» que latía en los gobiernos británico y francés, asustados de que el rol dirigente que se prometía a la URSS en una guerra contra Alemania extendiese su sistema a todos los beligerantes, las múltiples prórrogas tendentes a la postre a dejar a Hitler las «manos libres en el Este», todo esto fue, «no solamente determinante para el fracaso de las negociaciones trilaterales del verano de 1939», sino que constituyó también «una de las causas mayores del desencadenamiento de la Segunda Guerra mundial»14. En cuanto al hecho de que Stalin hubiera reclamado a los occidentales, desde agosto-septiembre de 1941, la apertura de un «segundo frente» al Oeste (envío de divisiones aliadas a la URSS o desembarco en las costas francesas) y que tuviera que esperar por este segundo frente hasta junio de 1944, parece que sólo algunos antiguos dirigentes del Partido Comunista Francés, al menos en nuestras latitudes, lo cuentan aún en sus memorias15.

A finales de marzo de 1945, quedaban 26 divisiones alemanas en el frente occidental contra 170 divisiones en el frente Este, donde los combates se encarnizaron al extremo16. Pero antes de esto, como lo recuerda en detalle el Livre noir de Ilya Ehrenburg et Vassili Grossman, judíos y eslavos (cuyo exterminio planificado por el III Reich llegó a alcanzar de 30 a 40 millones de individuos) perecieron por millares en Oradour-sur-Glane. Los novecientos días de asedio de Leningrado (julio 1941-enero 1943) acabaron con un millón de habitantes de los dos millones y medio que contaba la ciudad; de ellos más de 600.000 durante la hambruna del invierno de 1941-1942. En total, 1700 ciudades, 70.000 pueblos y 32.000 industrias fueron arrasados.

* Por lo demás, dos imposturas interesadas no han dejado de enturbiar las investigaciones sobre la Unión Soviética durante los últimos treinta años. 1º/ La primera consiste en presentar el anticomunismo como un análisis de la URSS. La sovietología fue muy a menudo la aventura del Pourquoi-Pas? «El problema del experto en asuntos soviéticos, escribía en este sentido Alain Besançon, no es primordialmente, como ocurre en otros dominios, poner al día sus conocimientos. Su mayor dificultad es dar por verdadero lo que algunos tienen por inverosímil, creer lo increíble»17. 2º/ La segunda de estas imposturas consiste, según la expresión de Moshe Lewin, en «estalinizar» el conjunto del fenómeno, el cual, del principio al fin, nunca habría sido más que un inmenso «gulag» uniforme y persistente18.

Ahora bien, y por empezar por el fin, estaríamos seguramente mejor informados si, a la vista de las diferentes fases, de los cambios de dirección, de las profundas transformaciones que han marcado la historia del socialismo real, habláramos no de un régimen sino más bien de regímenes soviéticos. ¿O es que no basta la eliminación del estalinismo en Rusia y del maoísmo en China para probar que la forma más despótica del ejercicio del poder no constituía ni un parámetro independiente de las circunstancias del momento (y de las tradiciones históricas) ni una patología incurable? A menos que se quiera comparar no sólo a Stalin con Hitler, sino también a Lenin con Hitler, a Kruchev con Hitler, a Brejnev con Hitler, etc. Después de todo, la prensa de nuestra chusca izquierda no tuvo empacho, a principios de los años ochenta, en recalcar el tema de un «nacional-socialismo pintado de rojo» a propósito de la Polonia del general Jaruzelski19. Sin embargo nos parece más serio y mucho más conforme a la verdad admitir, con Moshe Lewin, que el sistema soviético ha existido «en dos o tres versiones» por lo menos20. ¿La misma Hannah Arendt (una vez no hace costumbre) no ha intentado precisar su concepto fetiche, el del «totalitarismo», cuando escribió en su día que «Rusia no llegó a ser plenamente totalitaria sino después del proceso de Moscú, es decir, un poco antes de la guerra»21? Esta tentativa de seriación merece ser destacada con cuidado, con emoción incluso, en una autora que no temió comparar el comunismo a un «dragón»22, ni presentar como perfectamente simétricas «ideología racista» e «ideología comunista»23; en una autora que, en la más pura línea de la guerra fría, opinaba sin el menor comedimiento sobre el «mundo libre» y su «combate contra el totalitarismo»24, poniendo en práctica esa «difamación lingüística a priori», esos trucos del lenguaje que, como escribía muy acertadamente H. Marcuse, lejos de limitarse a definir al Enemigo, lo constituyen; y el Enemigo así creado no se muestra ya tal como es en realidad, sino tal y como hace falta que se presente para cumplir la función que le atribuye el orden establecido. Mientras que para quien se opone a este enemigo, añadía Marcuse, al revés, «el fin justifica los medios». Los crímenes (sobre todo los que el ejército USA cometió en Vietnam) «dejan de ser crímenes si sirven a la protección y a la extensión del “Mundo libre”»25.

* Tampoco podemos abordar aquí más que de pasada la gran pregunta cuyo solo planteamiento pasaría poco menos que por una duda sacrílega: ¿Es realmente serio declarar como lo hace Hannah Arendt (cuyo discurso, hasta una moda muy reciente, apenas si tuvo aceptación en Europa) que «los sistemas nazi y bolchevique» no son sino «dos variantes de un mismo modelo»?26 En un libro que hizo mucho ruido en el momento de su aparición, se manejaba con raro brío esta forma más que expeditiva de unidad dialéctica de los contrarios. El prologuista de la obra citada, en absoluto se planteaba poner en cuestión la «singularidad de Auschwitz», para afirmar apenas unas páginas más adelante, nada menos que los regímenes comunistas habrían «cometido crímenes que alcanzaban alrededor de cien millones de personas, contra alrededor 25 millones al (sic) nazismo»27. Y como una contradicción de más o de menos no tiene importancia, el mismo escribía un poco antes: «no es nuestra intención aquí establecer una macabra aritmética comparativa cualquiera, [una] contabilidad por partida doble del horror, [una] jerarquía de la crueldad»28. Al fin y al cabo, como escribió otro, sin sentido del ridículo, «¡qué pesa un cero cuando se calcula en mega-muertos!»29.

La verdad menos controvertible es que la evaluación del número de víctimas de la represión en la URSS llegó a ser en Occidente, a partir de 1975, un circo especialmente destinado a ejercitar las fuerzas de los luchadores. A este propósito se adujo un cortejo de hechos tan inverosímiles que la realidad difícilmente ha podido verificar. Una cifra contradice a la otra, destruyendo así su pretensión de pertinencia científica. Ateniéndonos sólo a la literatura franco-francesa y a los libros que han podido impresionar a espíritus de más allá del muy restringido campo del Landerneau universitario, señalaré que Jean Ellenstein, en una Historia de la URSS publicada en 1973, estimaba en unos millones el número de deportaciones que tuvieron lugar en la Unión soviética30. Unos años más tarde, Charles Bettelheim, mencionaba por su parte las estimaciones de Wiles, que había fijado la cifra de 1,62 millones para los años 1931 a 1937 y de 4,32 millones para 1938, añadiendo que esta cifra le parecía «elevada»31. En 1977, los autores eurocomunistas de La URSS y nosotros avanzaban «una suma mínima de diez millones de soviéticos muertos a consecuencia de las dos grandes oleadas de represión de los años treinta»; dicho de otra manera, de los años 1930-33 y 1935-3832. André Glucksmann (ex-maoísta que, veinte años más tarde, saludaría con entusiasmo cada una de las operaciones que el Pentágono anuncia para pasado mañana), pasaba, en el espacio de dos años, de «15 millones de muertos probables» a 40 millones de muertos «probablemente»33. Y para terminar con este alucinante y lúgubre recuento, citaré las cifras que avanzan dos autores que, sin ser franceses, fueron, tanto en Francia como en otros sitios, considerados más allá de cualquier límite: primero Solzhenitsyn, (900.000 ejemplares del tomo primero de El Archipélago del Gulag vendidos en Francia desde 1983, es decir, diez años más tarde de la salida del libro). Alexandr Solzhenitsyn, que aseguraba que en la URSS... 66 millones de hombres habían perecido por el régimen comunista; y, last but not least, Michael Volensky, el autor de La Nomenclatura (400.000 ejemplares vendidos en Francia), que anunciaba que el tributo pagado por los pueblos soviéticos a la dictadura entre 1917 y 1959, se elevaba a 110 millones vidas humanas34.

¿Quiere decirse que no pasó nada? ¿que no se cometió ningún crimen? ¿que Evguenia Guinzbourg no ha descrito en páginas punzantes la locura de una vida en régimen de concentración que no le hizo cambiar de ideal?35 ¿que el terror no pesó sobre el país, durante largos años al menos, como una aplastante chapa de plomo? De ninguna manera. Yo solamente pregunto si, a fuerza de pretender que es indecente dedicarse a hacer las cuentas del Gran Capitán en materia de horror, se tiene fundamento para proferir acusaciones más desmedidas que cualquier cifra asignable. Y a hacer pasar por la gatera los montones de dientes de oro, las cabezas reducidas de prisioneros utilizadas de pisapapeles, las pantallas de piel humana, las experiencias diabólicas de médicos venidos del infierno, etc. Yo pregunto, antes de entregarme sin más a la autoflagelación de los vencidos, nos preguntamos sencillamente, nosotros que del comunismo hemos conocido sobre todo la rectitud, las luminosas esperanzas y el heroísmo que caracterizaba a nuestros mayores, que se nos diga más precisamente, de qué nos están hablando, cuál fue la escala de los crímenes en cuestión.

El fondo de la cuestión habrá consistido, a fin de cuentas, en poner bajo el mismo rasero estalinismo y nazismo. En colar por la misma trampilla los más generosos sueños de decenas y decenas de millones de hombres y de mujeres a través del planeta; sueños que, durante decenios, han acompañado la existencia del «socialismo real». En reducirlos al mismo nivel que las obscenas pasiones de aquellas multitudes que los fascistas nunca galvanizaron más que a base de llamadas al odio e incitaciones a carnicerías. En este mismo movimiento se llegó al fin a lo esencial de lo que se había propuesto, es decir, a la identificación definitiva del verdadero y único Belcebú, del Mal auténtico y original. Jean Michel Chaumont ya reprochaba con razón a H. Arendt su asimilación del «Gulag» con «Auschwitz», considerados como dos esencias platónicas, como dos “isolats” comparables a Ideas situadas en las nubes36. «“El asesinato por pertenencia de clase” perpetrado por los bolcheviques ¿no es el precedente lógico y factual del “asesinato por pertenencia de raza” perpetrado por los nazis?»: esta frase del historiador alemán Ernest Nolte37, podría encontrase también en H. Arendt38. ¿No hay un «nexo de causalidad», llegó a escribir Nolte39, entre “el asesinato por pertenencia de clase” y “el asesinato por pertenencia racial”, del cual, según él, no es sino una réplica? ¡ Post hoc, ergo propter hoc! 40 Auschwitz sería , al fin y al cabo, según este historiador, una «copia» del Gulag, pero una «copia deformada», una copia «más horrible que el original». “Auschwitz” se correspondería con “Gulag” como una consecuencia directa.41 Porque “Auschwitz” sería el resultado «principalmente [...] de una reacción, fruto ella misma de la angustia suscitada por los actos de exterminio cometidos por la revolución rusa»42. Después vendrán, como es lógico, las contorsiones destinadas a negar que así se llega a «banalizar» las atrocidades nazis, etc. ¡Claro, «ningún asesinato”, y menos aun un asesinato masivo, puede “justificar” otro», prosigue Nolte!43 Pero al final, a pesar de la evidencia de la documentación histórica y a pesar de la cronología, fascismo y nazismo habrían constituido «la respuesta radical», la «contraparte» y la «imagen» del estalinismo44.

El hecho de que tales tesis hayan sido divulgadas y tomadas en serio por los universitarios franceses (a menudo ex-comunistas), constituye ya de por sí un síntoma de lo que ha pasado en el campo histórico-mediático desde los años 1975-8045. Pero que eso haya llegado a ser la doxa, una de las “evidencias” para el occidental medio, parece evidentemente espantoso. Un ejemplo entre mil: en Budapest, en el número 60 de la avenida Andrassy, en una Hungría donde en el espacio de unos meses medio millón de judíos fueron forzados a partir hacia los campos de exterminio nazis, el turista puede visitar una «Casa del Terror» con muchas más salas dedicadas a los horrores del periodo de dominación comunista que al terror nacional-socialista. En medio de un diluvio de mensajes que afectan a todos los sentidos al mismo tiempo (música ensordecedora, televisiones gigantes o no, carteles, cascos audiovisuales encarecidamente recomendados por el personal del “museo”), se ha practicado la amalgama hasta el ridículo: aquí un uniforme de soldado soviético junto a un uniforme nazi, allí se confunde la deportación (deportation) hacia los campos de exterminio con el desplazamiento forzoso (resettlement) de decenas de miles de húngaros el día siguiente de una guerra durante la cual las autoridades del país no habían, es lo menos que se puede decir, elegido el mejor partido. Una sorprendente imitación de Yad Vashem, con luces del peor gusto, completa el conjunto y remata la puesta en escena.

¡Ya está bien! Ya es hora de volver a leer con un poco de lucidez y de preocupación por la verdad esas declaraciones tajantes que han deslumbrado París durante treinta años y cuyos autores siempre fueron citados con extrema seriedad. Por ejemplo, ésta: el totalitarismo, «en la Unión Soviética, durante el régimen ligado al nombre de Stalin, alcanzó un grado que ni de lejos fue igualado por el fascismo ni por el nazismo»46. Juntémoslas, pues no pueden por menos que ir juntas, con las campañas algo más recientes a favor de un “Nuremberg del comunismo”, con la completa deslegitimación de todo discurso que se refiera de cerca o de lejos al marxismo en la Universidad francesa, y preguntémonos cuáles pueden ser los efectos inmediatos en un país en cuyo seno se observan cada vez más frecuentemente comportamientos y actos que nos devuelven a los años treinta. «Y es así, se dice en La Noche de los Reyes de Shakespeare, como el torniquete del tiempo ajusta sus venganzas»47.

* Por cierto, The Fall of the Soviet Empire48, The Disintegration of the Soviet Union 49 , The Causes of the Soviet Collapse 50 , L”Énigme de la désagrégation communiste 51 , etc., así como la lista de expresiones y declaraciones de esta especie sobre el fin de la Unión Soviética en 1989-91, podrían dar lugar a una interminable letanía de calificaciones convergentes todas en esto: la URSS «se desmoronó en unos meses como un castillo de naipes»; el sistema «se hundió por sí mismo»52; etc. El breakdown (es decir, la avería, la descomposición, más aun, el estallido de la Unión soviética) como escribe Nick Besley, sería debido a cuatro causas, en última instancia todas ellas internas: el ascenso de los nacionalismos que el fin de la Guerra fría había hecho posible; los malos resultados del sistema económico; la «fragmentación de la elite»; y la caída de la instituciones del Estado53. Por su parte Moshe Lewin, de ordinario bastante más circunspecto, afirma que «no es la carrera armamentística [...] la que causó la muerte de la URSS, aunque haya tenido su influencia». El «factor decisivo» habría que buscarlo según él, «en los “mecanismos” propios del sistema soviético»54.

A Albert Soboul sin embargo, le gustaba repetir en sus cursos dedicados a la Revolución francesa, que el 10 de agosto de 1792 (día de la insurrección popular que obligó a la Asamblea legislativa a pronunciarse por la suspensión del monarca) no había habido “caída” sino derrocamiento de la monarquía. “Porque, añadía con cierta sonrisa, ésta no había caído ella sola”. Pues bien, en 1991 la URSS tampoco “cayó ella sola”. El principio de la “guerra fría” y el final de su resurgimiento, después del intermedio de la tregua de la “distensión” de los años 72-80, ¿acaso no habían estado señalados por dos advertencias militares de lo más explícito? Fueron amenazas no sólo de guerra, sino de guerra total o de aniquilamiento: la destrucción de Hiroshima y Nagasaki decidida por Harry Truman y el programa de «guerra de las estrellas» lanzado por Ronald Reagan55. Nadie, o casi nadie, de aquellos que han descrito el reciente fin de la URSS, habrá dado cuenta de que uno de los objetivos explícitos de la Iniciativa de Defensa Estratégica (IDS), lanzada en 1983 por el equipo de Reagan, era «poner de rodillas a la potencia soviética», quebrantarla para después arruinarla por medio de un relanzamiento desenfrenado de la carrera armamentística. Por eso nos parece absolutamente evidente el carácter mistificador de categorías que pretenden definir como un proceso puramente espontáneo e interno una crisis que no se puede separar de la formidable presión ejercida por el campo contrario. Y la categoría de «implosión» o de «colapso», así como todos sus sucedáneos enumerados más arriba, podría por tanto participar perfectamente de una mitología apologética del capitalismo y del imperialismo. Como escribe Losurdo, ya no sirve más que para «coronar a los vencedores»56.

Concluyamos. Nada hemos dicho hasta ahora, tal vez se habrá notado, de una población cada vez más empobrecida, humillada, forzada a recurrir al sistema D para sobrevivir. Ni del descenso de la esperanza de vida en Rusia. Ni del hecho de que la pequeña pantalla haya llegado a ser ocio predominante. Nada tampoco del nivel de vida de la población rusa y de su cobertura social que no han cesado de degradarse desde principio de los años 90. Nada hemos dicho de esa innegable nostalgia que sienten muchos de entre los menos jóvenes por los tiempos pasados. Nos hemos limitado a sugerir que el régimen salido de la Revolución de Octubre 1917 fue capaz de salvar al país de una descomposición que ya estaba iniciada, de levantar un sistema industrial por medio de los primeros planes quinquenales de antes de la guerra, de acabar con la misma guerra, de gestionar su inmenso territorio practicando una especie de “internacionalismo interno” del que ninguna otra potencia ha dado pruebas con sus antiguas colonias, de dar una educación escolar y universitaria a su población y de reformarse llegado el caso. Tantos factores que atestiguan avances muy considerables respecto a la vieja Rusia57. Quiere decirse que la cuestión del balance del periodo histórico iniciado con la revolución soviética y con la llegada de Lenin al poder queda abierta. Quiere decirse que una cuestión tan extensa merece algo más que panfletos, que aproximaciones de la peor laya o escritos de circunstancia.
  1. Actualidad de Lenin

Y ahora, he aquí en su más pura aridez y en su formulación más lapidaria, la seis tesis que creo se pueden sacar de lo que Lenin escribió acerca de la idea de revolución:

1º/ La revolución es una guerra; y la política es, de manera general, comparable al arte militar.

2º/ Una revolución política es también y sobre todo una revolución social, un cambio en la situación de las clases en que está dividida una sociedad.

3º/ Una revolución está hecha de una serie de batallas; corresponde al partido de vanguardia a facilitar en cada etapa una consigna adaptada a la situación objetiva; a él incumbe reconocer el momento oportuno de la insurrección.

4º/ Los grandes problemas de la vida de los pueblos se resuelven solamente por la fuerza.

5º/ Los revolucionarios no deben renunciar a la lucha en favor de las reformas.

6º/ En la era de las masas, la política empieza allí donde se encuentran millones de hombres, decenas incluso de millones. Hay que señalar además, el desplazamiento tendencial de los focos de la revolución hacia los países dominados.

Quisiera hacer constatar la actualidad de estas tesis, de los hechos que su autor invocaba y de las consideraciones que las han fundamentado, en esta época en que el orden mundial parece haber regresado a los tiempos de las conquistas de América, de Asia, de África y de Oceanía. Vastos territorios, riquezas y, sobre todo, una inmensa fuerza de trabajo disponible, espera a los nuevos señores. En esta guerra, la política en tanto que motor del Estado-nación parece haber casi desparecido: durante los últimos quince años no ha servido más que para «gestionar» la hegemonía del business, y los políticos apenas son más que comparsas encargados de secundar las voluntades del mundo de los negocios. Destruida su base material, su soberanía e independencia anuladas, anulada su clase política, el Estado-nación ha venido a dar en simple aparato de seguridad al servicio de las grandes empresas58. La teoría del comercio internacional nos dice lo ventajoso que es para cualquier país pasar del estrecho mercado nacional al libre cambio globalizado. Y se acepta por supuesto, que en el nuevo supermercado planetario, la apertura de los cambios origina perdedores en gran número y sólo algunos ganadores.

El liberalismo, la teología neoliberal, ha comido los cerebros. Gracias a una asombrosa inversión de papeles, en adelante su discurso perito va a tachar las reivindicaciones populares de “conservadurismo” pretendiendo ver el “progreso”, la “reforma”, en la regresión social, en la desregulación generalizada. Lo mismo que cuando, en los últimos tiempos de la Unión soviética, a Boris Yeltsein (otra curiosa inversión semántica) se le consideraba de “izquierdas”, a Mikael Gorbachov de “centro” y la “derecha” reagrupaba, claro está, a todos aquellos que no suspiraban por la restauración del “libre mercado” y el pillaje de los bienes del Estado... Como escribían muy acertadamente Pierre Bourdieu y Loïc Wacquant, para desdibujar las transformaciones contemporáneas de las sociedades avanzadas, la nueva Vulgata planetaria se apoya en una serie de oposiciones y equivalencias que se sostienen y corresponden mutuamente: desentendimiento económico del Estado y reforzamiento de los componentes policiales y penales, desregulación de los flujos financieros y desencuadramiento del mercado de trabajo, reducción de la protección social y exaltación moralizante de la «responsabilidad individual».

Y seguían con una lista de las más trilladas de entre las antinomias tanto sumarias como binarias:

Mercado

Estado

libertad

abierto

flexible

dinámico, móvil

futuro, novedad

crecimiento

individuo, individualismo

diversidad, autenticidad

democrático

coerción

cerrado

rígido inmóvil

paralizado

pasado, atrasado

inmovilismo, arcaísmo

grupo, colectivismo

uniformidad, artificialidad

autocrático (“totalitario”)59

Consecuentemente, el diferencial de ingresos entre los países más ricos y los países más pobres, según el informe anual del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PDNU) para 1999, pasó del 30 por 1 al 60 por 1 en 1990 y al 74 por 1 en 1997. Y las desigualdades no paran de crecer en el seno de las naciones provocando tensiones sociales, revueltas raciales y otras guerras civiles más o menos larvadas. Porque una mundialización de este tipo, un sistema tal, que multiplica paradójicamente las fronteras pulverizando los estados, ofrece el mejor porvenir a la guerra.

Nuevas formas de organización; un mínimo de disciplina sin la cual ninguna acción colectiva es posible; un nuevo universalismo, una doctrina y, de paso, una doctrina de combate, eso es lo que nos traerá inevitablemente este siglo que viene, y ello tan seguro como la sorpresa y el descoloque en que nos puso la Restauración en curso. Tal vez, de las seis tesis que vamos a estudiar más de cerca, podamos sacar algunas enseñanza muy útiles en un porvenir no tan lejano como se cree.

NOTAS:

1 Véase, por ejemplo, MARX, K. Epílogo a la 2ª edición alemana de El Capital, libro 1º, t. I, Akal, Madrid, 2000, p. 30. Véase asimismo, en el mismo Hegel: Enciclopedia, Prefacio de la 2ª edición, París, Vrin, 1970, p.19.

2 LOSURDO, D. Fuir l’histoire? Essais sur l’autophobie des comunistes. Paris, Le Temps des cerises, 2000, pág. 18-19

3 Ibid, p.9; ver igualmente, pp 45-46 y 65

4 DIÓGENES LAERCIO, VI, 64

5 NERUDA, P. Confieso que he vivido: memorias [1974], Barcelona, Seix Barral, 1976

6 MARX, K. Miseria de la filosofía [1847] Madrid, Ediciones Orbis S.A, 1984

7 Como es sabido, es el nombre que se le dio a la antigua Stalingrado en 1961, durante el proceso de desestalinización. [Este hecho hace que apenas se relacione a Volgogrado con la famosa ciudad de la guerra. (N. Del T.)]

8 “Contra el boicot” V [julio 1907], p.32. Se trata del boicot de la IIIª Duma, que proclamaban sobre todo los socialistas revolucionarios; Lenin no pensaba, a la ocasión, que la consigna “boicot” (consigna que él había defendido con ardor en periodo de ascenso revolucionario, es decir, hasta febrero-marzo de 1906, fecha de las elecciones a la Iª Duma de Estado) fuese tan oportuna en 1907.- Cf. la carta de K. Marx a L. Kugelmann fechada el 3 de marzo de 1869, en Cartas a Kugelmann, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1975.

9 Ver más adelante en el epílogo.

10 Estudio del IFOP, cuyos resultados se pueden consultar en la siguiente dirección: www.ifop.com/europe/sondage/opinion/60ansdday.asp

11 Sondeo realizado en junio 1984, unos días antes de una “conmemoración” muy marcadamente atlantista del desembarco aliado en las playas de Normandía.

12 Cf. NAMIER, L.B., Diplomatic Prelude , 1938-1939, Londres, Mcmillan & Co. Ltd, 1948; y/ TAYLOR, A.J.P., Los orígenes de la Segunda Guerra Mundial, Barcelona : Luis de Caralt, 1963. (“Por más vueltas que demos –escribe–a la bola de cristal para intentar adivinar el porvenir situándonos en el punto de vista del 23 de agosto de 1939, es difícil ver otro camino que los rusos pudieran seguir “)

13 Véase la notable puesta a punto que hizo a este propósito Annie LACROIX-RIZ, profesora de historia contemporánea en la Universidad de París VII, en Le Monde Diplomatique de mayo 2005: “El papel "olvidado" de la Unión Soviética” ; así como su ensayo: L’Histoire contemporaine sous influence, París, Le Temps des cerises, 2004.

14 CARLEY, M.J., 1939 The Alliance that Never Was and the Coming of World War 2, Chicago, Ivan R. Dee, 2000.

15 Véase THOREZ-VEERMEERSCH,J. La vie en rouge, Mémoires, París, Belfond, 1998, pp. 84-88 (un libro del que el ex-maoísta Stéphane Courtois -convertido ahora en Gran Inquisidor- me atribuye la redacción, según me dicen, bajo pretexto de que yo he añadido un epílogo, una afirmación digna de la seriedad de su autor)

16 Cf. KOLKO, G., The Politics of war . Allied Diplomacy and the World Crisis of 1943-1945, Londres, Weidenfeld and Nicolson, 1969, p.372

17 BESANÇON, A., Breve tratado de sovietología; prólogo de Raymond Aron ; [trad. del francés por Jaime Jerez,] Madrid : Rialp, 1977. El subrayado es nuestro.

18 Cf. LEWIN, M., “Diez años después del fin del comunismo. Rusia frente a su pasado soviético”. En Le Monde Diplomatique, diciembre 2001.

19 Véase, entre otros muchos ejemplos, Le matin de Paris, 2-3 de enero de 1982

20 Cf. LEWIN, M., “Diez años después del fin del comunismo. Rusia frente a su pasado soviético”. loc. cit.

21 ARENDT, H., La nature du totalitarisme [1954], trad. al francés por M.-I. B. De Launay, Paris, Payot, 1990, p. 114

22 ARENDT, H., “Les ex-comunistes”, retomado en Penser l’événement, Paris, Belin, 1989, p. 174

23 ARENDT, H., La nature du totalitarisme, op. cit., pp 115-116. –Del mismo modo la “burguesía”, en cuanto que enemigo a abatir, jugaría, en la ideología comunista, un papel exactamente análogo al de los “Judíos” en la ideología nazi, etc.

24 ARENDT, H., “Les excomunistes”[1953] retomado en Penser l’événement, op. cit., p. 165

25 MARCUSE, H., Vers la libération, París, Denoël/Gonthier, 1969, pp. 139-141

26 Cita sacada de Los orígenes del totalitarismo [1951]. III. El sistema totalitario, (Trad. de G. Solana) Madrid, Alianza, 1998

27 Cf. COURTOIS, S., Prefacio al Libro negro del comunismo, Madrid, Espasa Calpe, 1998

28 Ibid., p.25- Los corchetes significan que he tenido que corregir la sintaxis que tampoco es correcta

29 Cita tomada de otro historiador puntilloso: LEVY, B.-H., La Barbarie con rostro humano, [1977] Buenos Aires, Prometeo,1978

30 ELLENSTEIN, J., Histoire de l’URSS, París,Ëditions Sociales, 1973, t. II, pp. 170 sg,y 224sg

31 BETTELHEIM, Ch., Las luchas de clases en la URSS Madrid. Siglo XXI de España Editores, S.A., 1976 [publicado en 1974]; así como WILES, P.J.D., “The number of Soviet Prisoners” artículo dactilografiado en la Biblioteca del Congreso, Washington, 1953

32 ADLER,A. et al., L’URSS et nous, París Ëditions Sociales, 1978, pp. 60 y sg.

33 Cf. Respectivamente, GLUCKSMANN, A., La Cuisinière et le mangeur d’hommes, París, Seuil, 1975, p. 121, e Id., Los maestros pensadores, Barcelona, Anagrama, 1978

34 Véase por ej. SOLZHENITSYN, A., Carta a la Conferencia de los pueblos oprimidos por el comunismo, de Estrasburgo el 5 de octubre de 1975, y VOSLENSKY, M., La Nomenclatura, París, Belfond, 1980, pp. 503-504.

35 Cf. GINZBURG, E.S., El vértigo, Barcelona. Galaxia Gutenberg, 2005 y El Cielo de Siberia, Barcelona, Argos Vergara, 1980

36 Cf. CHAUMONT, J.-M., “La singularité de l’univers concentrationnaire selon Hannah Arendt” en ROVIELLO, A.-M. y WEYEMBERGH, M., Hannah Arendt et la modernité, París, Vrin, 1992: “Desde el momento en que ella tomó partido poniendo en el mismo plano el judeocidio y la exterminación (sic) de los Kulajs, [H. Arendt] se quedaba desautorizada para otorgar a la política nazi de exterminación ninguna singularidad”.

37 NOLTE, E., “Un pasado que no quiere pasar” en: Historikerstreit, München, 1987; trad. al francés Devant l’historie. Les documents de la controverse sur la singularité de l’extermination des Juifs par le régime nazi, Paris, Éditions du Cerf, 1988, p. 34.

38 Ver por ejemplo, el texto de las pp. 115-116 de La nature du totalitarisme que hemos evocado más arriba, (p. 9 nota 4)

39 NOLTE, E., “Un pasado que no quiere pasar”, en: Devant l’histoire, op. cit. p. 34.

40 “después de esto, luego a consecuencia de esto” (fórmula tradicional latina para designar la confusión de la causa con el antecedente en el tiempo)

41 NOLTE, E., «Légende historique ou révisionisme. Comment voit--on le III Reich en 1980», Conferencia pronunciada en 1980 y publicada en las pp. 8-23 de Devant l’histoire

42 ibd., p. 21

43 NOLTE, E., “Un pasado que no quiere pasar”, en Devant l’histoire op. Cit. p.34

44 NOLTE, E., Die Faschistischen Bewegungen [München, 1966], trad. francesa de Rémi Laureillard, prefacio de Alain Renaud, Les mouvements fascistes, Paris, Calman-Lévy, 1969 e 1991, p. 341.

45 Ver a este propósito la edificante correspondencia de Francois Furet con Ernest Nolte, editada bajo l título Fascisme et communisme, Paris, Hachette, “Pluriel”, 2000

46 Cita de Claude LEFORT, Un homme de trop. Réflxions sur “L’Archipiel du Goulag ”, París, Seuil, 1976, p.51

47 SHAKESPEARE,W., La noche de los Reyes, acto V, escena 3ª: And thus the whirligig of times brings in his revenges

48 J. B. DUNLOP, The Rise of Russia and the Fall of the Soviet Empire , Princeton University Press, Princeton (New Jersey), 1993.

49 Cf. B. FOWKES, The Disintegration of the Soviet Union, Basingstoke , Macmillan Press Ltd, 1997; também J. Williamson ed., Economic Consequences of Soviet Disintegration , Washington, D. C., Institute for International Economics, 1993.

50 Cf. N. BESLEY, The End of the Cold War and the Causes of the Soviet Collapse , Basingstoke, Palgrave Macmillan, 2004.

51 Título de un trabajo editado por la Fundación Saint-Simon; cf. a este propósito: V. Laurent, «Enquête sur la Fondation Saint-Simon. Les architectes du social-libéralisme», Le Monde diplomatique, Septiembre de 1998.

52 TINGUY A. de, dir., L’Effondrement de l’empire soviétique, Bruxelas, Établissements Émile Bruylant, 1998, pp. 3 e 6.

53 BESLEY, N., The End of the Cold War and the Causes of the Soviet Collapse , pp. 109 y 120-121.

54 LEWIN M., “Quatre-vingt ans après la Révolution d’Octobre. Pourquoi l’Union soviétique a fasciné le monde», Le Monde diplomatique, Noviembre de 1997.

55 Cf. LOSURDO D., Fuir l’histoire?, op. cit., p. 37.

56 Ibid., p. 37.

57 Cf. LEWIN M., «Quatre-vingt ans après la Révolution d’Octobre. Pourquoi l’Union Soviétique a fasciné le monde», Le Monde diplomatique, Noviembre 1997.

58 Cf. a propósito, Marcos (sub-comandante), «“Pourquoi nous combattons” — La quatrième guerre mondiale a commencé», Le Monde diplomatique, Agosto 1997.

59 BOURDIEU y L. WACQUANT, «La nouvelle vulgate planétaire», Le Monde diplomatique, Mayo 2000.


Introducción a "Lenin y la Revolución", de Jean Salem, traducido por José María Fernández Criado, Ediciones Península, Barcelona 2010

Una crisis con responsables

El mundo con más y más hambre
Una crisis con responsables

APM

Nunca fue tan abultado el número de personas que sufre hambre. Por primera vez en la historia afecta a más de 1.000 millones. ¿Entonces? Las consideraciones de Antonio Onorati, miembro del Comité Organizador de los Foros Paralelos a las Cumbres Mundiales sobre alimentación.


Nunca hubo en el mundo tantas personas con hambre, por primera vez en la historia afecta a más de 1.000 millones. En 2009, Jacques Diouf, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), reconoció que el combate contra ese flagelo aún no ha sido prioritario, tal cual merece serlo. Ello quedó demostrado con la ausencia de los Jefes de Estado de los países del G8 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Japón, Reino Unido y Rusia) durante la Cumbre Mundial de Seguridad Alimentaria, organizada por la FAO el pasado mes de noviembre en Roma. Esas ausencias fueron causa del fracaso del cónclave.

Para profundizar en torno a la crisis del hambre, APM entrevistó a Antonio Onorati, integrante de la Organización No Gubernamental (ONG) italiana Crocevia y del Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria (CIP), que organiza los foros de ONGs/Organizaciones de la Sociedad Civil (OSCs) paralelos a las cumbres mundiales sobre alimentación convocadas por la FAO.

El CIP promueve junto a Vía Campesina (movimiento internacional integrado por 148 organizaciones de campesinos, pequeños y medianos productores, mujeres rurales, comunidades indígenas, gente sin tierra, jóvenes rurales y trabajadores agrícolas migrantes de 69 países) la incorporación del concepto de Soberanía Alimentaria en las políticas de la FAO y señala la responsabilidad de gobiernos, instituciones internacionales y empresas transnacionales en la crisis alimentaria actual.

¿Se puede reformar la FAO?

No en un día. Se trata de una confrontación constante. Durante 10 o 15 años se repitió que la agricultura no era un problema, que no era una parte importante de la economía, que socialmente se resolvía con la eliminación natural de los pequeños, de los más pobres, de los marginales; hacia un modelo industrial de fuerte capitalización, que iba a funcionar solo con la liberalización del mercado mundial. Se equivocaron. Se daban elementos ideológicos, ligados al conservadorismo, al neoliberalismo y también a las elites académicas urbanas que no comprendían nada. Los únicos movimientos sociales que se opusieron al neoliberalismo fueron los campesinos organizados, no el sindicato obrero, no los radicales de la ciudad; los movimientos que se dieron cita en el Foro Social Mundial de Porto Alegre llegaron después. Sólo los movimientos campesinos han tenido más o menos la lucidez de ver como el liberalismo y el ajuste estructural es un problema total: social, económico y ambiental no sustentable.

Durante la Cumbre Mundial de la Alimentación del año 1996, en Roma, lo dijimos. Hablamos con años de anticipación sobre la crisis de intensificación agraria, sobre la inseguridad alimentaria que sería el resultado para cualquier país, también para los grandes exportadores como Argentina. El hambre en Argentina nadie lo puede explicar; o en Uruguay, el hambre en Montevideo, ¿quién lo puede explicar?, o en Brasil.

Con la gran crisis del 2008, que es una crisis alimentaria resultante de la especulación financiera, fue claro que los gobiernos dominantes no pueden controlar lo que han lanzado; no tienen instrumentos para arreglar el desastre que provocaron. La crisis financiera lo probó, no hay un instrumento para tomar decisiones, no para tomar decisiones conjuntas, sino para sentarse a tomar simples decisiones. Ni siquiera el Fondo Monetario Internacional (FMI) fue capaz de identificar la trayectoria de la crisis financiera que encabezó.

En la declaración de la Conferencia de Alto Nivel sobre la Seguridad Alimentaria Mundial que se hizo en Roma, en el 2008, es muy importante ver como los documentos técnicos de los burócratas de la FAO fueron cambiados. En septiembre de 2007, la FAO escribe que se daba un movimiento hacia una crisis de precios en la agricultura, causada por la liberación de los mercados y los instrumentos financieros especulativos. Cuando en el mes de junio de 2008 sale la declaración final de los Jefes de Estado, la palabra “financiera” no se nombra. Todo se resumía a que había un problema de manejo de mercado. No hay en la declaración final referencia a nada de lo que estaba escrito seis u ocho meses antes en los documentos mismos de la FAO.

En ese momento, se acusó duramente a la Argentina porque bloqueó exportaciones con criterio de control. En Bolivia, a Evo Morales le intentaron armar una guerra civil para desbloquear a los cinco grandes productores de soja, que estaban exportando al mercado mundial, intentando condicionar el ámbito interno al proceso del mercado global especulativo. La idea de los ultraliberales estadounidenses y europeos consistía en destruir el poco poder político que permanecía en la FAO, para imponer de manera no transparente un liderazgo global ligado a los organismos con sede en Nueva York. A ello se opusieron con lucidez los latinoamericanos, especialmente Lula da Silva, quién en una intervención muy fuerte afirmó: “este es un lugar en donde se discuten asuntos que son fundamentales para la humanidad, por eso hay gente especializada para la agricultura y la alimentación, la línea debe ser multilateral, y es el lugar en donde discutimos”.

Finalmente se planteó aumentar el poder político de la FAO, asumiendo la idea de reformar el Comité de Seguridad Alimentaria (CFS). Eso lo propusieron el año pasado. En eso, el trabajo de la representante permanente de Argentina, María del Carmen Squeff, fue excepcional, al abrir la participación a la Sociedad Civil: al CIP, a Vía Campesina y a otras ONGs internacionales. Nosotros apoyamos firmemente el reformado CFS, ya que contrariamente a otros mecanismos establecidos al exterior del sistema de las Naciones Unidas, es un espacio que respeta la regla básica de la democracia “un país, un voto”. Todos los fondos que se dispongan para apoyar soluciones a la crisis alimentaria deben ser puestos bajo la responsabilidad del renovado CFS.

Sin embrago, en lugar de demostrar su apoyo pleno al CFS, los países del G8 han optado por establecer un fondo fiduciario bajo el control del Banco Mundial (BM). Una propuesta proveniente de esa institución sugiere que el uso de esos fondos debe ser decidido por un comité compuesto por los mismos países donantes, por el coordinador del equipo técnico denominado Grupo de Tareas de Alto Nivel -designado por Ban Ki-moon, secretario general de las Naciones Unidas- y por el director de gestión del BM. En la práctica, eso significaría que dos burócratas junto con los países donantes serían los encargados de decidir donde debe ir el dinero.

Seguramente hacia el agronegocio…

Sí, pero tenemos esperanzas. El panorama muestra que Europa es la más grande y poderosa economía agraria del mundo, el más grande exportador de alimentos, el mercado más grande de consumo alimentario; tres veces más que Estados Unidos. Claro, eso no se ve, la gente piensa que los malos son los estadounidenses, pero no son sólo ellos. Las multinacionales europeas de agronegocios tienen un poder demasiado grande, una responsabilidad importante en torno la especulación de precios la tienen Londres y París, además de Chicago y Nueva York. A pesar de ello, en 10 o 15 años de trabajo hemos logrado interesar hasta la academia, esto quiere decir que aún siendo totalmente minoritarios se puede lograr un lugar hegemónico en la construcción de conocimiento.

¿Cuál debería ser el papel de los académicos?

Se necesita estudiar y profundizar en temas como la compra de contratos de producción por parte de bancos y de fondos financieros, que es un fenómeno muy complicado, pues se trata de actores nacionales y globales al mismo tiempo, porque el capital financiero no tiene patria. Serían estudios fundamentales, así como toda la temática sobre el uso y concentración de la tierra por parte de estos capitales. En un mismo sentido, hay que comprender que la cuestión agraria no es una cuestión de los campesinos, es una cuestión de la sociedad. Existen productores de alimentos que no son campesinos en sentido estricto, como los pueblos indígenas, los pescadores artesanales, los pastores. Una parte de esos productores de alimentos son pobres, muy pobres, con hambre. También nos encontramos con un conflicto fundamental, el que se registra entre la producción agraria y el consumidor pobre, la cuestión del precio, el valor. Por eso hay que construir alianzas, y ello lleva tiempo. Y para construir alianzas hay que conocer cómo funcionan. Porque sino todo termina en que Walmart o Carrefour abre otro hipermercado en Buenos Aires y los pobres compran la alimentación global. Son temas muy complejos. Es allí en donde la academia puede jugar un rol importante.

(*) Entrevista realizada con Leda Giannuzzi, coordinadora de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina.

Fuente: http://www.prensamercosur.com.ar/apm/nota_completa.php?idnota=4563

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