¡INAPLICABILIDAD DE LEY Nº29944 LEY DE REFORMA MAGISTERIAL; PAGO INMEDIATO DEL 30% POR PREPARACION DE CLASES Y EVALUACION!

Para tener Presente

"Los Maestros, al ponernos al servicio del Estado, no hemos vendido nuestra conciencia ni hipotecado nuestras opiniones, ni hemos perdido nuestra ciudadanía. El hecho de recibir una suma mensual de dinero significa sólo el pago de nuestros servicios profesionales, pero no el pago de un silencio y de una conformidad que repugna. Quienes pretenden que el maestro debe "callar, obedecer y trabajar", están en un error, y cometen un insulto a la dignidad humana... ". José Antonio Encinas

¿REFORMA EDUCATIVA?

¿Reforma educativa para mejorar la calidad académica? Es posible esto sin atender el rezago educativo en materia de infraestructura en zonas marginales, con estudiantes mal alimentados y desnutridos, sin planes de estudio acorde a las necesidades de la población.

Evaluar a los maestros, ¿Quiénes, las instituciones corruptas del Estado? ¿La Ministra Bachiller que no sabe quien proclamó la independencia del Perú? ¿Los intelectuales “expertos” de la televisión? ¿Los periodistas mercenarios asalariados de la gran empresa?


ley de reforma magisterial y la destitucion por inasistencia y tardanza

12 agosto 2009

Lucha y resistencia de los pueblos originarios
Pachamama: el grito de la tierra desde los barrios

Prensa De Frente


El problema de los pueblos originarios y el problema de la tierra aparecen emparentados porque el problema de la tierra es la esencia del problema indígena, ya Mariátegui señalaba que "el problema del indio es, en último análisis, el problema de la tierra". La tierra fue y será el principal reclamo de los pueblos originarios y los movimientos campesinos. La tierra entendida como entidad colectiva, propiedad cultural, desprendida de la lógica individual y extractiva.

“Afirmar nuestra conciencia étnica no implica desconocer la conciencia de clase. Creemos que las dos son necesarias. La primera nos hará progresar en cuanto pueblo históricamente diferenciado, y la segunda nos permitirá identificar y combatir a nuestros enemigos internos, como los caciques y otros explotadores, a la vez que nos da un punto de unión con el resto de los explotados del país y del mundo” - Declaración Indígena de Temoya. México. 4 de julio de 1974.

Pero también este reclamo por la tierra se convierte en territorialización de los movimientos contestatarios, dando muestra de “unidad en la diversidad”, que no se realiza sólo entre indígenas, sino también con campesinos y distintos sectores populares: desocupados, vecinos autoorganizados, estudiantes, luchadores del medio ambiente, entre otros, los nuevos-viejos actores sociales.

Dicen los zapatistas: La lucha por la tierra y el territorio es por la vida y la dignidad todos los pueblos y las culturas se relacionan con la tierra, de ella se sustentan y construyen.

“La tierra es más que ‘fuentes de trabajo y alimento’; es cultura, comunidad, historia, ancestros, sueños, futuro, vida y madre. Vivimos una ofensiva que pretende convertir la tierra y los recursos naturales en mercancías contra la vida misma de los pueblos. Aguas, bosques, tierras, paisajes van perdiendo su carácter de patrimonio colectivo, confiscados por intereses privados que los agotan o contaminan con la complicidad de los gobernantes.”

La tierra para los tobas, ALWA- LA -TEE’, tiene el mismo significado que una madre; la tierra es todo, uno de sus integrantes nos explica: “sin la tierra no somos nada, porque en la tierra es donde el padre comienza a cultivar, y del producto de eso cría a sus hijos como allá hacíamos en el monte, en el gran Chaco, el gualamba. En la tierra es donde el paisano y el criollo pobre pone toda la esperanza. Es como decir que si a nosotros nos sacan la tierra, nos sacan nuestras raíces, la cultura, todo está insertado dentro de la tierra; nuestras costumbres de cientos de años, nuestra forma de trabajar. Y el sentir vivir libremente sobre la tierra. Como dicen los compañeros, la tierra es soberanía.

Dicen los campesinos organizados en el MOCASE-VC: “Este modelo nos quitó nuestra cultura, hoy tenemos que aprender lo desaprendido, lo tradicional de nuestros abuelos como sembrar sin agroquímicos, cuidar los bosques, respetar los ríos, la Pachamama, creer en la sabiduría del monte, en nuestros dioses y leyendas propias. El lugar donde estamos y los recuerdos son parte de la identidad. En cambio el terrateniente viene y tira todo, hoy está viviendo aquí, mañana allá, y le importa tres pepinos, no tiene recuerdos de nada. Nosotros tenemos otra cultura, los campesinos tenemos también en los campos la medicina para nuestra salud, eso se nos está perdiendo, hoy es más fácil tomar una pastilla que buscar un yuyo y hacer un té”. “Esto no es casual, estas son grandes empresas que no quieren que nos independicemos de eso, si nosotros no consumimos lo que ellos transforman tampoco vamos a poder vivir, ese el capitalismo”, definen en pocas palabras el profundo sentido de la lucha, por la defensa de la vida.

Hijos de la Tierra en los barrios: criminalizados y perseguidos, los pobres de la gran ciudad se organizan territorialmente. Los espacios ocupados en barrios por tantos migrantes indígenas y campesinos expulsados de sus tierras son resignificados en términos de nuevas alianzas y solidaridades. La cultura de la reciprocidad y la ayuda mutua, la minka, se expresa en los barrios en la construcción de las viviendas, los merenderos, los cortes de ruta, en el relleno de los predios y en las festividades comunitarias. En estas expresiones se entrecruzan relaciones culturales de clase, historias y proyectos conjugados por la pertenencia a la tierra.

La Pacha es Unidad y diversidad

Buscar el principio de constitución que nuclea estos movimientos implica llegar a una trama de diferencias, diversidades y pluralismos que se procesan bajo una misma idea: la autodefensa de un territorio, la subsistencia y la mejora en las condiciones de vida, la apropiación de un espacio que ayude a la construcción de acuerdos horizontales frente al atropello constante de los procesos económicos capitalistas.

De todas las articulaciones posibles, los nuevos territorios como categoría política son el rasgo diferenciador más importante que lo inscribe dentro de los movimientos sociales latinoamericanos, y lo que les está dando la posibilidad de revertir las políticas neoconservadoras y represivas. A diferencia del viejo movimiento obrero y campesino (en el que estaban subsumidas muchas organizaciones originarias), los actuales movimientos están promoviendo un nuevo patrón de organización del espacio geográfico, donde surgen nuevas prácticas y relaciones sociales. La tierra no sólo es un medio de producción, superando una concepción estrechamente economicista, el territorio es el espacio en el que se construye colectivamente una nueva organización social, donde los nuevos sujetos se construyen subjetivamente, instituyendo su espacio, apropiándoselo material y simbólicamente.

Cabe destacar que los movimientos más significativos de los últimos años en América Latina (Sin Tierra en Brasil, indígenas ecuatorianos, zapatistas de Lacandona, guerreros del agua y cocaleros bolivianos y desocupados argentinos), pese a las diferencias espaciales y temporales que caracterizan su desarrollo, poseen rasgos comunes, ya que responden a problemáticas que atraviesan a todos los actores sociales del continente. De hecho, forman parte de una misma familia de movimientos sociales y populares. Estas características comunes derivan de la territorialización de los movimientos, o sea de su arraigo en espacios físicos recuperados o conquistados a través de largas luchas, abierta o subterráneas. Es la respuesta estratégica de los actores pauperizados a la crisis de la vieja territorialidad de la fábrica y la hacienda, y a la reformulación por parte del capital de los viejos modos de dominación.

La desterritorialización productiva (de la mano de dictaduras y contrarreformas neoliberales) hizo entrar en crisis a los viejos movimientos, fragilizando sujetos que vieron evaporarse las territorialidades en las que habían ganado poder y sentido. La derrota abrió un período de reacomodos que se plasmaron, entre otros, en la reconfiguración del espacio físico. El resultado, en todos los países aunque con diferentes intensidades, características y ritmos, es la reubicación activa de los sectores populares en nuevos territorios ubicados en los márgenes de las ciudades y en las zonas de producción rural.

La ocupación y el asentamiento como estrategia, originada en el medio rural, comenzó a imponerse en las franjas urbanas: los excluidos crearon asentamientos en las periferias de las grandes ciudades, mediante la toma y ocupación de predios, En todo nuestro continente, varios millones de hectáreas han sido recuperadas o conquistadas por los más pobres, haciendo entrar en crisis las territorialidades instituidas y reformulando los espacios geográficos de la resistencia.

Es en este marco, donde las organizaciones territoriales se enfrentan a un desafío: la mejora en las condiciones de vida de quienes no pueden acceder al mercado de trabajo, sólo puede encontrar una salida de largo plazo con la participación y articulación con otros sectores de la sociedad que, desde su particularidad, también expresan los efectos devastadores del capitalismo. La irrupción de la lucha indígena y campesina encierra en sí mismo la posibilidad de mejorar las condiciones generales de vida del conjunto de los pobladores, difícilmente se volverá a la situación de aislamiento y atomización de las comunidades, por el contrario, hasta los más aislados y pequeños grupos han irrumpido en los últimos años; la creciente politización de sus demandas y el fortalecimiento de las configuraciones comunitarias aumentará el nivel de las tensiones entre los pueblos y los Estados nacionales, entre las comunidades y las grandes corporaciones extractivas internaciones.

En los barrios esta posibilidad se realiza al presionar para mejorar las propias condiciones de vida, al luchar por su subsistencia inmediata, al exigir el aumento en el número de “microemprendimientos” productivos que ayuden a la supervivencia –tanto familiar, de la organización y del barrio-, trabajo, salario digno, puestos de salud y otros reclamos, presiona por el mejoramiento de las condiciones de vida en su conjunto, elevando el piso mínimo de tolerancia frente al Estado.

Tanto las comunidades indígenas y campesinas como las organizaciones barriales comparten un mismo aspecto en lo que respecta a esta percepción del futuro y la posibilidad de que éste se modifique. En ningún caso se deposita en la política ni en sus instituciones tradicionales la responsabilidad de mejorar sus condiciones de vida, y de los demás. En todo caso, las expectativas, si las hay, residen en las futuras acciones y evolución de la organización a la que pertenecen y aquello que desde éstas puedan lograr.

Se abren de esta forma escenarios de lucha que revitalizan la política de los sectores populares tanto en el campo como en la gran ciudad, el objetivo es poner freno a los proyectos mediáticos y usurpadores de las solidaridades; recuperar la fuerza de la autogestión y la resistencia frente al desamparo político de las instituciones, hacer frente a la arremetida política de los poderes económicos que, como vimos en el conflicto entre el gobierno y la patronal rural, se alinearon detrás de los nuevos rostros de la vieja alianza liberal—conservadora dispuesta a no cedernos nada.

Dani Tatú. Docente de la Cátedra Americanista FFYL - UBA. Integrante del Encuentro de la Resistencia.

http://www.prensadefrente.org/pdfb2/index.php/a/2009/08/10/pachamama_el_grito_de_la_tierra_desde_lo

No es posible seguir pagando una deuda ilegítima

Un activista contra el Banco Mundial: entrevista a Eric Toussaint
No es posible seguir pagando una deuda ilegítima

voltairenet.org



Banco Mundial: pobreza y hegemonía

Pertenece a la tropa de pensadores y activistas sociales convencidos de que otro mundo es posible. Eric Toussaint es una de las caras más visibles de esa corriente de pensamiento y energía, con diversos colores y texturas según la región, al que los estudiosos llaman movimiento altermundialista.

Toussaint va por el mundo recogiendo y procesando datos y argumentos para llevar al banquillo de los acusados a los organismos internacionales causantes de la deuda de los países del Tercer Mundo, especialmente al Banco Mundial. Todavía no lo logra, pero habla de ello con la certeza y la serenidad de quien está convencido de que solo es cuestión de tiempo y de constancia en el empeño.

Al parecer, el oficio de profesor de secundaria, que ejerció por varios años en su juventud, ha dotado a este pensador belga de una capacidad asombrosa para recordar fechas y acontecimientos ligados al tema de la deuda de los países pobres. Un asunto sobre el que hay que tener memoria, pero también método para ordenar la información. Y la combinación de todo eso son sus libros. Entre los más conocidos están “50 preguntas y 50 respuestas sobre la deuda, el FMI y el Banco Mundial”, así como “La bolsa o la vida, las finanzas contra los pueblos”, que circulan en cuanto foro o seminario aparece Toussaint.

“Tengo una formación política marxista desde muy joven. Puede parecer extraño, yo leí el Manifiesto Comunista a los 13”

Con 55 años de edad y cerca de 40 dedicados al activismo político, Toussaint es presidente del Comité por la Anulación de las Deudas del Tercer Mundo (CADTM), una organización que nació en Bélgica, pero tiene filiales en 26 países, incluido Ecuador. A inicios de esta semana estuvo en Quito como invitado al Seminario Internacional Comunicación y Poderes, donde, entre otras cosas, dijo que los movimientos de izquierda, especialmente en América Latina, cuando ganan las elecciones llegan al gobierno pero no al poder.

Después, deja que lo saquemos del paraninfo de la Universidad Andina y accede a conversar sobre el tema que marca la vida de millones de personas, las deudas del Tercer Mundo. Cuenta de entrada que está armando equipaje para salir esa misma tarde hacia Medellín, a participar en una cumbre alternativa, de protesta contra la reunión anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en un ambiente caldeado por amenazas de grupos paramilitares contra los organizadores de la protesta. Y por ahí comenzamos.

Anticumbre de Medellín, anticumbre de Davos… ¿no hay un riesgo de que los movimientos alternativos terminen actuando en función de la agenda del poder?

No, porque son muy importantes las anticumbres. Lo importante es definir nuestra propia agenda y que esta no dependa de las citas de nuestros enemigos. Si tomas en cuenta, entre 1999 y 2000 surgió a nivel mundial lo que se ha llamado el movimiento altermundialista con las manifestaciones de Seattle contra la Organización Mundial de Comercio (OMC), en noviembre de 1999; la de abril de 2000 contra el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), en Washington; así como la de septiembre de 2000 en Praga contra el BM y el FMI, lo que los obligó a recortar la cita de cuatro días a dos, porque no había manera de moverse. Esa fase tuvo, de algún modo, su momento principal y dramático en las manifestaciones de Génova, en julio de 2001, contra el G-8, cuando la policía de (Silvio) Berlusconi mató a un joven de 23 años, Carlo Giuliani. Desde entonces, no ha habido reunión de la OMC, del BM, del FMI ni del G-8 en grandes ciudades, porque eso los molesta mucho.

¿Es la mejor manera de poner a la defensiva a los que siempre han jugado a la ofensiva?

El próximo G-8 se reunirá en una isla llamada La Magdalena, cerca de Cerdeña (Italia), que sirve como base de submarinos nucleares estadounidenses. Este año, el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza) fue una reunión de duelo por la crisis del capitalismo mundial. En cambio, este mismo año nos reunimos (el Foro Social Mundial) en Belem (Brasil) cerca de 140.000 personas, el 85% de jóvenes, y fue una reunión de fiesta, de creatividad y de encuentro entre pueblos indígenas y movimientos.

¿Cuál ha sido su proceso de acercamiento a los problemas del Tercer Mundo, su escuela o corriente formación?

Tengo una formación política marxista desde muy joven. Puedo parecer extraño, pero yo leí el Manifiesto Comunista cuando tenía 13 años, en 1967. Como adolescente, me sentí parte del Mayo del 68 y participé en marchas, aunque no vivía en París, sino a 400 kilómetros, en Liege (Bélgica) una ciudad industrial, donde sigo viviendo. Entré a la militancia política como colegial y después como estudiante universitario. Pero dejé la universidad para seguir una formación de profesor de secundaria y después me desempeñé como dirigente sindical de ese gremio. Mucho más tarde hice una maestría y un doctorado en Ciencias Políticas en la Universidad de Liege y en la de Paris 8.

Entonces se interesó sobre las deudas de los países pobres…

Mi interés inicial por las deudas del Tercer Mundo viene del año 1982, cuando explotó la crisis de la deuda en México, como consecuencia del alza de la tasa de interés internacional y del precio del petróleo. Al mismo tiempo, mi ciudad vivía una crisis de la deuda porque debía 2.000 millones de dólares y tenía una población de 200.000 habitantes. El poder municipal aplicó un plan de despidos, privatización y reducción de salarios para pagar la deuda. Así es que no me costó mucho esfuerzo entender que había una globalización financiera que el capitalismo mundial trataba de imponer.

¿A quién le debía su ciudad?

A bancos privados belgas. Yo fui uno de los dirigentes de una huelga de cuatro meses de los 17.000 empleados públicos, dentro de los que estábamos los profesores de secundaria de Liege. A partir de ahí me involucré mucho con el trabajo de solidaridad con los procesos sociales en América Latina. Organizaba brigadas de solidaridad con la revolución sandinista en Nicaragua. Eso fue entre 1984 y 1989. En Bélgica había obreros, profesores, que se organizaban y pagaban su pasaje para ir a trabajar con los campesinos en Nicaragua, durante un mes, usando sus vacaciones para apoyar la revolución sandinista.

¿Cómo se involucró con el proceso político ecuatoriano?

Fue en enero del año 2000, cuando me invitaron, una semana después de la toma del Palacio (derrocamiento del gobierno de Jamil Mahuad) para hablar de la deuda. Volví en julio de 2004 para el Foro Social Américas. En estos años desempeñé todo un diálogo y colaboración con Alberto Acosta, quien trabaja en el tema de la deuda, así como con el grupo Jubileo 2000 Guayaquil. En abril de 2007, el grupo me invitó a un seminario sobre la deuda ilegítima, con el entonces ministro de Economía, Ricardo Patiño, quien me invitó a colaborar con la propuesta de Ecuador sobre la creación del Banco del Sur. A partir de julio de 2007, me designaron miembro de la Comisión de Auditoría Integral del Crédito Público (CAIC).

¿Cuál era su función y cuánto tiempo trabajó en eso?

Yo estudié una parte de los préstamos del Banco Mundial. Trabajé sin cobrar nada, con el fin de identificar las deudas ilegítimas que se reclamaban a este país. Todos los integrantes de la CAIC trabajaron muy duro.

Creo que en los 14 meses de vida de la comisión estuve en el Ecuador tres meses y, por supuesto, el resto trabajaba en Bélgica estudiando documentación que luego intercambiaba por Internet con los colegas.

¿Cree que el Gobierno ecuatoriano está haciendo buen uso de ese informe?

Mi respuesta es matizada. Primero, es claro que nuestra misión era auditar deudas y hacer recomendaciones, pero no teníamos poder de decisión sobre lo que había que hacer. Yo diría que las recomendaciones que yo apoyaba dentro de la comisión no fueron seguidas por el Gobierno. Mi posición era abogar por un acto soberano de declaración de nulidad de las deudas identificadas como nulas. Un acto soberano existe en el derecho internacional y no pasa por una negociación, sino por un acto unilateral.

Una acción más radical…

Sí, y combinar eso con enjuiciar en el país a los responsables, extranjeros o nacionales, del endeudamiento fraudulento, ilegítimo. El Gobierno decidió suspender el pago de una parte de la deuda comercial, los bonos (Global 2012 y 2030) y, bueno, para mí es un paso, ya es algo.

¿No es el acto soberano que usted esperaba?

No puedo hablar en nombre de toda la comisión ni de cómo los demás miembros evalúan la posición del Gobierno. De todas maneras se ha dado un paso y yo lo apoyo. Pienso que habría que dar otros pasos con respecto a la deuda reclamada por el Banco Mundial, que debe ser repudiada.

Esa es una de sus tesis más fuertes, enjuiciar al Banco Mundial…

Claro, ese es un combate. Yo dije claramente que el Gobierno del Ecuador no está en la posición de enjuiciar o demandar ante la justicia al Banco Mundial por razones jurídicas. Al ser un país miembro de ese banco, no puede demandarlo ante tribunales. Pero las víctimas de este banco sí pueden hacerlo. Por ejemplo, un pueblo desplazado o un pueblo que no ha sido indemnizado de manera adecuada y que ha sido perjudicado en su condición de vida por responsabilidad directa del Banco Mundial, por decir un caso. Eso es perfectamente posible.

¿Su organización maneja un caso en el que se pudiera enjuiciar al Banco Mundial?

Trabajamos desde hace un año y medio con organizaciones de pigmeos de la República Democrática del Congo. Son poblaciones que han sido directamente afectadas por un proyecto forestal del Banco Mundial, que destruyó de manera importante los bosques de los cuales viven los pigmeos, que son cazadores y recolectores. Allí podemos demostrar una relación absolutamente directa de un proyecto de ese banco y sus consecuencias a nivel de violación grave de los derechos humanos. La destrucción del medio ambiente de un pueblo nativo es considerada para la justicia internacional un crimen contra la humanidad. Estamos en la fase previa a empezar un juicio ante tribunales. Esa sería la primera experiencia.

En el Ecuador varios pueblos de la Amazonía mantienen un juicio contra la Texaco por daños ambientales. Paradójicamente, en un inicio, el mismo Estado ecuatoriano estuvo en contra de las víctimas…

Claro, entonces lo que existe a nivel de jurisprudencia es la figura de las víctimas de las transnacionales. Por ejemplo, petroleras, a las que se puede demandar en tribunales internacionales.

Ahí entra el tema del poder. Usted decía que cuando los movimientos de izquierda llegan al gobierno solo llegan al gobierno pero no al poder ¿es el caso ecuatoriano?

Sí, es el caso ecuatoriano, como también lo fue el de Allende en el Chile de los 70, el de Hugo Chávez en Venezuela, es el caso de cualquier gobierno de izquierda, en Francia, en Bélgica o en el Ecuador. Yo hice ayer una comparación histórica. Un gobierno de izquierda llega al gobierno, pero no al poder, porque el poder económico, está compuesto por grupos financieros, industriales, agrupaciones de bancos, medios de comunicación, de comercio, etc. Ellos tienen el poder. Además tienen el Estado, el aparato de la justicia, los ministerios de Economía y finanzas. En el Ecuador, si el gobierno quiere realmente cambios estructurales, tiene que entrar, en un momento dado, en conflicto con el poder económico. Las tensiones están dadas, pero los cambios estructurales no se han dado a nivel económico.

¿Cree que existe coherencia entre la propuesta de no explotar el petróleo del Yasuní, por un lado, y apoyar la minería, por otro?

Creo que hay que explotar los recursos naturales bajo la responsabilidad del Estado. Es muy difícil para un país dejar de hacerlo, pero tiene que hacerlo respetando los pueblos nativos, el medio ambiente y no explotando a un ritmo demasiado acelerado. Hay que llegar a acuerdos, si es necesario, con transnacionales extranjeras, dentro del marco de empresa mixta y exigir transferencia de tecnología para que el sector público, después de años, sea responsable de la explotación minera.

Eso es lo que critican organizaciones como Acción Ecológica. A propósito, usted envió una carta al presidente Correa en la que le pide revocar la medida que eliminó temporalmente la personería jurídica de esa organización…

Yo sostengo que organizaciones como Acción Ecológica juegan un papel muy positivo aunque sea en discrepancia con el gobierno. Un gobierno de izquierda, a la cabeza de una revolución ciudadana, tiene que respetar esas organizaciones y reconocer su aporte. Correa no hubiera sido electo presidente en el Ecuador ni Evo Morales en Bolivia ni Chávez en Venezuela sin las grandes movilizaciones. Ahí no hablo solamente de organizaciones sino del pueblo de cada país. Correa no hubiera sido elegido sin esos años de lucha contra el neoliberalismo.

Que creó una atmósfera favorable, capitalizada por el movimiento en el poder…

Para mí eso es fundamental dentro de una sociedad en transición al socialismo. Yo abogo por el del siglo XXI, que es totalmente diferente de las experiencias del siglo XX, porque no significa estatización generalizada, sino coexistencia entre varias formas de propiedad: pequeña empresa privada familiar, cooperativa, pública, tradicional de los pueblos indígenas. Lo que no puedo imaginar es una sociedad socialista con un sector de la economía en manos del sector capitalista. Hace falta acabar con el sector capitalista porque se sustenta en la explotación de los trabajadores. El otro aspecto es lograr el máximo de libertad de organización, de respeto a los derechos humanos, colectivos, económicos, sociales, culturales civiles y políticos.


Nota: Entrevista realizada por Gustavo Abad (gabad@telegrafo.com.ec), periodista e investigador de temas sociales. Magíster en Estudios de la Cultura.

Version corregida por Eric Toussaint de la entrevista concedida al diario ecuatoriano El Telegrafo que fue publicada en la edición on line el 29 de marzo del 2009 (http://www.telegrafo.com.ec/septimo...).

¡Feliz, feliz cumpleaños Unix!

¡Feliz, feliz cumpleaños Unix!

www.tabascohoy.com.mx

En agosto de 1969 un singular equipo de programadores creó el legendario sistema operativo, antecesor de Linux


Unix nació en 1969 en las oficinas de los laboratorios Bell de AT&T. Su antecesor, que conoció un éxito muy limitado, fue un sistema operativo semi-experimental llamado Multics.

Para entender qué es lo que los desarrolladores de los Laboratorios Bell se proponían, es necesario recordar los líos de compatibilidad que venían incluidos con las computadoras de aquel tiempo. Aunque actualmente hay formas de ejecutar programas de Windows bajo Linux o hacer que una Mac corra Vista, las máquinas de aquel entonces no se hablaban entre sí; cuando una empresa necesitaba cambiar de computadora, por ejemplo para adquirir un modelo con más capacidad, era muy probable que se encontrara con que la máquina nueva necesitaba un sistema operativo completamente diferente al de la anterior, y con que no había ninguna forma de pasar la información entre máquinas como no fuera capturándola a mano.

En 1965, los laboratorios Bell, GE y el MIT unieron fuerzas para crear a Multics, un sistema operativo multiusuario para las mainframes, las enormes computadoras corporativas que eran entonces casi la única opción para la ejecución de trabajos computacionales pesados. En 1969 Bell Labs concluyó que el proyecto no era económicamente viable y emprendió la retirada, pero, según explica hoy el sitio del laboratorio, “una pequeña banda de usuarios del centro de investigación en ciencias computacionales de Bell Labs en Murray Hill siguió buscando el Santo Grial”. Ellos eran Ken Thompson, Dennis Ritchie, Doug McIlroy, and J. F. Ossanna.

EL PRINCPIO

Un buen día de 1969, los investigadores se sentaron a platicar sobre qué es lo que habría en su sistema operativo ideal, y sus notas del día se convirtieron en la base de el sistema operativo que se sigue usando hoy y que recibió el nombre de Unix en honor a su antecesor Multics.

Ya que después de los problemas con el sistema operativo Multics la compañía no estaba dispuesta a hacer una gran inversión en el desarrollo de un sistema nuevo, el equipo Unix tuvo que conformarse con una computadora PDP-7, una máquina con capacidades muy limitadas para la época. Esto terminó convirtiéndose en una bendición disfrazada, ya que motivó a los desarrolladores para crear un sistema con muy bajas demandas.

La segunda bendición disfrazada llegó cuando el equipo tuvo que aceptar que, pese a sus esfuerzos, la PDP-7 se estaba quedando obsoleta y decidieron pasar a una flamante PDP-11. El primer Unix fue escrito en lenguaje ensamblador, pero este lenguaje es apenas un poco mejor que programar directamente en unos y ceros, y hacer un sistema operativo completo con él es el equivalente computacional a excavar el Gran Cañón con una cuchara. Ante la tarea de volver a programar Unix para una segunda computadora, el equipo encontró la motivación para crear una herramienta más poderosa, el lenguaje de programación C, que es aún en estos días una de las herramientas indispensables en el desarrollo de software.

Para 1972, Dennis Ritchie ya había perfeccionado a C, y Thompson inició la tarea de reescribir al Unix en este lenguaje. Años más tarde, cuando C se convirtió en una herramienta indispensable para todo tipo de computadoras, esto hizo que adaptar el sistema operativo para que funcionara con cualquier modelo nuevo de computadora se simplificara enormemente.
McIlroy, el tercer integrante del equipo, tuvo quizá su aportación mas importante en el área de los manuales. Incluso actualmente es común ver que el manual, sea el de un proyecto de software o el de un televisor nuevo, es algo que se deja para el final y que se hace de prisa y de mala gana. En Unix, los manuales son exhaustivos, explicando no solamente el funcionamiento y los posibles usos de cada componente, sino también las áreas donde podía llegara fallar (ya que las ciencias computacionales no eran ni son perfectas).

Pero además hacer el manual se convirtió en una especie de método de control de calidad. Si al estar documentando una función se encontraba que algo era difícil de explicar, o simplemente feo, a menudo los desarrolladores terminaban mejor arreglando el software.

“Cada vez que salía una nueva edición del manual, había una ráfaga de actividades”, recuerda McIlroy. "Cuando estabas escribiendo sobre las partes feas, terminabas diciendo ‘No podemos imprimir esto así’, y terminabas quitando funciones o poniendo funciones específicamente para que fueran más fáciles de describir”.

Es en buena parte debido a esto es que Unix tiene la reputación de ser un sistema elegante: Para los que trabajan en sistemas, la elegancia consiste en hacer lo que haces de una forma directa, eficiente y sobre todo comprensible.

Entre 1969 y 1974, Unix sólo era conocido por un puñado de usuarios en los laboratorios Bell. En 1974, el mundo supo sobre el nuevo sistema con la publicación del artículo “El sistema de tiempo compartido UNÍS”, publicado por la ACM (Asociación de Máquinas Computacionales). Pero el verdadero poder de Unix no podía manifestarse si no era llegando al mundo real, y el camino hacia éste pasó por la universidad de Berkeley, en California: Thompson tomó un sabático de seis meses para enseñarle a los universitarios las virtudes de sus sistema operativo. (Aunque cabe decir que la decisión no fue meramente comercial: Unix es, efectivamente, un excelente sistema operativo para mostrar a los estudiantes principios clave de la ciencia computacional).
La comunidad académica se enamoró rápidamente de Unix, Berkeley lanzó su propia versión corregida y aumentada que existe todavía con el nombre BSD (Berkeley Software Distribution), y los estudiantes, al graduarse, llevaron hacia las empresas la buena nueva del entonces joven sistema operativo.

Fue en este momento, cuando el potencial comercial del sistema quedó claro, que se dieron las circunstancias que propiciaron la aparición de innumerables competidores de Unix. Los abogados de AT&T decidieron proteger su propiedad, y prohibieron a las universidades el uso del código fuente de Unix, que antes podían estudiar libremente. Esto llevó a que Richard Stallman creara una versión libre de las aplicaciones de Unix, llamada GNU, y a que Andrew Tanenbaum creara un clon de Unix llamado Minix en 1987.
En 1991 Linus Torvalds perfeccionó al kernel de Tanenbaum, lo complementó con las herramientas de Stallman, y lanzó al sistema operativo de código abierto Linux.

Aunque Linux, con sus múltiples variantes, acapara casi toda la atención, Unix todavía viene en una amplísima gama de sabores y está entre los sistemas operativos favoritos para las operaciones que no requieren tanto glamour pero sí de mucha solidez. HP-UX, AIX, Solaris, y hasta el Mac OS están entre los integrantes oficiales de la familia Unix.

http://www.tabascohoy.com.mx/interfase/nota.php?id_nota=178465

11 agosto 2009

LIBROS LIBRES

LIBROS LIBRES

14º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
Estrategia y táctica (1973, 20 páginas)
Marta Harnecker (11-08-2009)

13º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
Dirigentes y masas (1973, 21 páginas)
Marta Harnecker (08-08-2009)

12º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
Alianzas y frente político (1973, 23 páginas)
Marta Harnecker (05-08-2009)

11º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
Socialismo y comunismo (1972, 24 páginas)
Marta Harnecker (02-08-2009)

(3,30MB)
Estetización y falsificación de la vida en el sistema publicitario
Jon Juanma (02-08-2009)

10º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
Monopolios y miseria (1972, 30 páginas)
Marta Harnecker (30-07-2009)

9º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
Imperialismo y dependencia (1972, 30 páginas)
Marta Harnecker (27-07-2009)

(911KB)
La Seguridad Interior Argentina y sus Ausencias
Daniel Garibaldi (24-07-2009)

8º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
El partido: vanguardia del proletariado (1972, 17 páginas)
Marta Harnecker (24-07-2009)

(856KB)
Tercera Piel, Sociedad de la Imagen y conquista del alma
Ramón Fernández Durán (21-07-2009)

7º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
El partido: su organización (1972, 19 páginas)
Marta Harnecker (21-07-2009)

(948KB)
Tal como éramos
Salvador López Arnal (20-07-2009)

6º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
Capitalismo y socialismo (1972, 21 páginas)
Marta Harnecker (18-07-2009)

5º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
Clases sociales y lucha de clases (1972, 35 páginas)
Marta Harnecker (15-07-2009)

4º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
Explotación capitalista (1971, 48 páginas)
Marta Harnecker (12-07-2009)

3º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
"El Capital": conceptos fundamentales (1971, 119 páginas)
Marta Harnecker (09-07-2009)

Cultura
Biblioteca del MLRS (XLVI) Prácticas comunistas y libertarias de la poesía y la literatura
Un nuevo libro: "Doce poemas apátridas" de Juan Antonio Bermúdez
(08-07-2009)

2º libro de sus Obras Completas, que Rebelión publica desde el 3 de julio - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
Explotados y explotadores (1971, 34 páginas)
Marta Harnecker (06-07-2009)

Rebelión publica desde hoy sus obras completas (82 libros que suman más de once mil páginas) - Bibliografía íntegra en el especial de la sección
Los conceptos elementales del materialismo histórico (versión revisada en 1985)
Marta Harnecker (03-07-2009)

Al cumplirse 40 años de la primera edición de "Los conceptos elementales del materialismo histórico"
Rebelión publica las obras completas de Marta Harnecker: 82 libros que suman más de once mil páginas - BIBLIOGRAFÍA ÍNTEGRA AQUÍ
Mario Amorós (02-07-2009)

Recopilación de todas las intervenciones de las Jornadas (I y II) de las Universidades Públicas madrileñas sobre el Sahara Occidental (años 2007 y 2008)
Universidad y Sahara Occidental. Reflexiones para la solución de un conflicto
Pedro Martínez Lillo, Silvia Arias Careaga, Carlos Tanarro Alonso y Julia Weingärtner (Coords.) (29-06-2009)

(.pdf 225 kb)
El supremacismo lingüístico
Manuel Muñoz Navarrete (28-06-2009)

Cultura
Un examen sobre la condición revolucionaria, libro de Julio César Guanche, a libre disposición en Ruth/Libros Libres
El continente de lo posible
(26-06-2009)

Pdf, 1 mb - Un singular libro-entrevista a Salvador Allende
Salvador del más allá. ¡Hasta siempre Presidente!
José A. Buergo Rodríguez (26-06-2009)

Chile
Libro de historia del Movimiento obrero chileno
Nuevos enfoques para una historia social de las textiles de Tomé
Aníbal Navarrete Carrasco y Gina Hinostroza Retamal (22-06-2009)
En formato PDF

(725Kb)
(22-06-2009)

(380Kb)
José López (17-06-2009)

(.pdf 200kb)
Marta Harnecker (11-06-2009)

(4,05Mb)
Frente Popular Darío Santillán (07-06-2009)
El gobierno de Duhalde y la planificación criminal de la masacre del 26 de junio en Avellaneda

(165Kb)
Alberto Moncada (05-06-2009)

(365Kb)
Comité Invisible (03-06-2009)

(.pdf 2,4 Mb)
Andrés Mourenza (01-06-2009)

(536Kb)
José Ramón Mendoza (28-05-2009)

(1,02Mb)
Teresa Forcades i Vila (22-05-2009)

(826Kb)
Endika Alabort, Luis Buendía, Gaspar Fuster, Mario Obispo, Lluís Rodríguez (21-05-2009)

(pdf, 177Kb)
Susana Narotzky (18-05-2009)

Incluye el anexo "Intendencia de Montevideo: descentralización y participación ciudadana" (1995)
Marta Harnecker (coord.) (17-05-2009)
(16-05-2009)

PDF 693 kb
Marta Harnecker y Camila Piñeiro (09-05-2009)

Pdf 338 kb
Richard W. Franke, Marta Harnecker, Andrés Sanz Mulas y Carmen Pineda Nebot (06-05-2009)

Pdf 338 kb
Richard W. Franke, Marta Harnecker, Andrés Sanz Mulas y Carmen Pineda Nebot (06-05-2009)

Una contribución a la lucha contra el neofranquismo
Manuel Muñoz Navarrete (05-05-2009)

(pdf, 1,29Mb)
Jon Juanma (04-05-2009)
(28-04-2009)

(pdf, 764Kb)
Iñaki Gil de San Vicente (27-04-2009)
Florent Marcellesi (27-04-2009)

(pdf, 367Kb)
Delia Polanco-Loaiza (23-04-2009)

(1,66MB)
José López (21-04-2009)

(pdf, 1,27MB)
Miguel Angel Pérez Pirela (21-04-2009)
Poesía en la Biblioteca del MLRS -Novedad-
(16-04-2009)


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Productividad y eficiencia: ¿mito o realidad?

Productividad y eficiencia: ¿mito o realidad?



"El trabajo es cosa buena, es lo mejor de la vida;

pero la vida es perdida trabajando en campo ajeno.

Unos cinchan como trueno y es de otros la llovida" .

Atahualpa Yupanqui

“El ojo del amo engorda el ganado”, suele decirse desde una posición conservadora, de derecha, pensando sólo en la ganancia empresarial. Solidaria con ello marcha la creencia respecto a que la empresa privada es eficiente, tiene una relación costo/beneficio positiva, jamás dilapida ni “pierde tiempo” (el tiempo es oro, puede llegar a afirmar esta lógica del capital), en tanto los emprendimientos públicos son siempre deficitarios, paquidérmicos e ineficientes, intrínsecamente corruptos y torpes.

Todos estos no son temas económicos. O, al menos, no deben ser temas solamente económicos, sino que deben abordarse con la complejidad del caso como cuestiones políticas y sociales donde todos estamos convocados a participar, opinar e incidir. Es decir: no son temas del dominio exclusivo de los economistas profesionales. Para un planteo socialista puede decirse que es uno de sus temas claves, porque de ello depende la posibilidad de construir la ansiada sociedad nueva. En ese sentido, es una cuestión de la más relevante importancia a la que todos los sectores están convocados a aportar. En otros términos, la pregunta de fondo es: ¿cómo trabajamos?, ¿es cierto que estamos condenados a que el “ojo del amo” sea el garante de la productividad? ¿Qué significa parir el “hombre nuevo”, responsable y dueño de sus actos? Contrariamente a lo que hoy podemos sentir en muy buena medida respecto al trabajo: un peso, una carga, una maldición, ¿cómo llegar a hacer evidente que él es nuestra realización como humanos? ¿Cómo lograr que el trabajo sea nuestra fuente de felicidad y no una atadura?

Estas breves palabras introductorias pretenden mostrar que lo que está en juego es algo más –mucho más– que una cuestión puramente econométrica. Es una cuestión ética, por tanto política. Se trata del proyecto social (filosófico, en última instancia) que está detrás de todo esto: ¿qué somos? ¿Cómo queremos ser?

Definitivamente es un mito mantenido desde interesadas posiciones ideológicas aquello de la eficiencia de la empresa privada. La misma es eficiente en su misión última, es decir: lucrar. En eso no falla. No importa el costo a que lo logre, la obtención de ganancia la mueve con fuerza ciclónica, lo cual le permite justificar cualquier cosa: explotación inmisericorde del recurso humano que maneja, trabajo infantil, degradación ambiental, espionaje industrial, creación de necesidades superfluas para vender y vender sin límites, obsolescencia programada de los productos que ofrece para no detener el ciclo de la ganancia, guerras por materias primas y mercados, invasiones, muerte y dolor de las mayorías para no mermar el beneficio de los propietarios… La lista es tan larga como patética y sangrienta, todo lo cual lleva a pensar que es muy discutible llamar a eso “eficiencia”. Descaro, en todo caso; impunidad, manipulación, tergiversación de los hechos…., pero ¿por qué eficiencia? Si por la misma entendemos la “capacidad para conseguir un efecto determinado”, sin dudas es eficiente. Pero la definición en abstracto sin considerar las circunstancias del caso (explotación del hombre por el hombre, desastre ecológico concomitante…) pone en duda la definición misma. Si no, estaríamos asintiendo que el fin justifica los medios. Y no es ese el caso, definitivamente. Si por eficiencia entendemos la exclusión de buena parte de los interesados, hay algún error en la concepción.

Incluso si medimos el comportamiento de la empresa privada con estos parámetros del éxito, de la eficiencia y el triunfalismo tan típicos de la cultura capitalista, dista mucho de ser eficiente. En infinidad de casos ofrece bienes y servicios altamente deficientes, perniciosos, contrarios a la salud y la ética de los consumidores, desproporcionadamente caros y en muchos casos inservibles, pero no hay mayor espacio para adversarle. El mito en juego, repetido hasta el hartazgo a punto que ya pareciera algo natural, es que la empresa privada produce sin desmayo y logra sus metas, en tanto el ámbito público es lento, perezoso, holgazán. Lo privado “gana dinero” sin cesar mientras que lo público “no es rentable”.

Por supuesto, todas estas son patrañas ideológicas; puros mitos y no realidades. Aunque si consideramos el rendimiento de uno y otro modelo, vemos que hay fenómenos que debemos considerar: ¿por qué en el Estado suceden ciertas acomodaciones y constatamos, como generalidad, una actitud laboral complaciente, relajada, suavecita? Ahí está la necesidad de abrir la crítica al respecto, crítica con conceptos socialistas, crítica implacable en búsqueda de la verdad para proponer alternativas superadoras. Con esto, que puede sonar a abogado del diablo, no queremos sino descartar el mito capitalista de la eficiencia para abrir un debate serio sobre la alternativa a la que aspiramos: un mundo de “productores libres asociados” donde el trabajo es la fuente de dicha y no una carga.

La empresa privada produce incansablemente ganancias, sólo ganancias. Ganancias, lo sabemos, que son propiedad privada de sus propietarios. No hay idea de bien colectivo. Para mantener y reproducir eso afina su eficiencia logrando grados increíblemente sutiles (o despiadados) de explotación: se controla a nivel de segundos cuánto demora cada trabajador en la línea de montaje, se piensa hasta en el más mínimo detalle que pueda favorecer la loca carrera por la acumulación buscando reducir costos de producción, se despliegan las más refinadas políticas de mercadeo auxiliándose de todas las tecnologías disponibles. En definitiva: se explota, se enajena la vida de inmensas masas, se fuerza a grandes mayorías a trabajar en condiciones alienadas y a consumir vorazmente cosas prescindibles. En este circuito la empresa privada se asegura no perder; si pierde, quiebra, por lo que su hambre voraz de lucro es inherente a su sobrevivencia misma. El sistema capitalista, en definitiva, se sostiene de esa irracionalidad: no se produce para llenar necesidades sino para ganar dinero. Círculo vicioso que no tiene salida. Si se rompe, se detiene todo el sistema. Patéticamente, sus crisis periódicas lo dejan ver con claridad: no es la escasez lo que lo traba sino su sobreproducción. Por todo eso es absolutamente conservador: la empresa privada no puede ser solidaria por principios. En función de ello eficientiza sus procedimientos para seguir reproduciéndose y abomina (con sangre si es preciso) cualquier intento de transformación, de repartir ganancias, de horizontalizarse. Es en esa lógica que fuerza a los trabajadores a trabajar sin desmayo, siempre, continuamente, porque si no, se niega a sí misma como empresa lucrativa. Quien no cumple con los requerimientos de la empresa, va a la calle. La cuestión es: ¿por qué llamar a eso eficiencia?

Ahora bien: desde la ideología dominante se ha construido el mito que alimenta esa pretendida “super eficiencia” a prueba de todo de la libre empresa y la ineficiencia como consustancial al sector público. Mito, solamente mito ideológico-cultural mantenido desde una situación de poder. Lo público, lo estatal, puede ser tan eficiente como lo privado. Es sólo cuestión de voluntad política, del proyecto en juego. Cuando la empresa privada hace agua, más allá de su tradicional prédica neoliberal antiestatista, es el Estado el que sale a rescatarla. La crisis financiera que estamos viviendo lo evidencia: ante la caída de los grandes bancos privados o de la General Motors, por ejemplo, es el “ineficiente, burocrático y corrupto” Estado el que se hace cargo de su salvataje. ¿Dónde queda entonces la cantinela de la ineficiencia estatal? Lo público estatal puede ser tan eficiente como la más privada de las corporaciones; el asunto radica en el proyecto político que lo alienta. El punto máximo del desarrollo científico-técnico de la super potencia dominante del mundo en este inicio de milenio, encargada de la investigación más avanzada, a la vanguardia en infinidad de sectores, es un emprendimiento público: la NASA. Y nadie, absolutamente nadie osaría decir que la NASA es ineficiente. ¿Por qué y desde dónde se mantiene el mito entonces?

Pero aún sabiendo que el mito en juego es producto de una ideología que necesita ensalzar el individualismo como valor supremo en detrimento de lo colectivo, el ámbito de lo público no deja de plantearnos interrogantes, a veces inquietantes, que deben ser abordados con honestidad. La Unión Soviética no cayó sólo por la Guerra Fría que la sometió a una carrera sin salida donde se dilapidaban recursos; también había un atraso comparativo en la productividad de su población trabajadora. ¿De dónde surge el prejuicio de que “el ojo del amo engorda el ganado”? ¿Qué anclaje con la realidad tiene? ¿Es puro mito, o debe ser repensado críticamente? Lo cual no quiere decir justificarlo; quiere decir, en todo caso, entender la dinámica real que se juega ahí, porque no es mentira que no se trabaja de la misma manera en una empresa privada que en un puesto estatal.

No es ninguna novedad para nadie que en los puestos públicos es bastante común trabajar “suavecito”. Ahora bien: ¿en qué medida es eso un “error” del sistema? ¿Acaso el hecho de no tener encima un ojo controlador del amo que supervisa casi militarmente el proceso de trabajo fomenta esa “suavidad”, esa cierta tranquilidad excesiva? ¿Hasta qué punto es fatalmente cierto que sólo esa dialéctica de amo controlador, látigo en mano, sobre el esclavo encadenado, permite una alta productividad? ¿Estamos condenados a ese ciclo? La invocación a una nueva ética, y por tanto, nueva productividad socialista: ¿dónde quedan entonces? ¿En qué medida y de qué manera son posibles crear el “hombre nuevo” que pueda saltar sobre esos moldes del trabajo esclavizado que se realiza porque no queda otra alternativa, siempre pesado, molesto, fatigoso? Ahí se inscriben los planteamientos de incentivos materiales que surgen en la economía socialista, los que diseñó la Perestroika soviética, los que actualmente se diagraman en Cuba. ¿Es un límite infranqueable esto de la necesidad de estímulos materiales, más allá de una vocación militante, de una mística que pareciera no surgir tan espontáneamente como quisiéramos? ¿Tiene eso que ver con el peso de una historia milenaria basada en la propiedad privada y el individualismo que nos marca un camino muy difícil de torcer? (“es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”).

Dentro de los estrechos moldes del capitalismo no podemos esperar un cambio de actitudes realmente genuino: se trabaja en el marco de la esclavitud asalariada, y ello, por principios, no puede ser edificante. El trabajador (manual o intelectual, no calificado o altamente calificado, para el caso es lo mismo) es un engranaje más de la cadena productiva, y el producto que elabora no le pertenece. Por tanto, más allá de las engañosas técnicas motivacionales que intentan hacerlo sentir parte de “una gran familia” que sería la empresa privada a la que pertenece, jamás puede tomar como propio lo producido, aunque lo llenen de halagos y lo nombren “empleado del mes”. Cuando la empresa empieza a hacer agua, no duda en despedirlo si la situación económica no le es favorable. En ese marco, entonces, con esos condicionantes, se explica y es absolutamente funcional aquello del ojo del amo como garantía de la productividad. En esa lógica, igualmente, dentro del ámbito público donde ese ojo del amo está más relajado, cobra sentido aquella suavidad, aquella cierta indolencia que podemos ver en los puestos públicos; allí no hay patrón, por tanto, nadie controla. Y nadie puede negar que, hoy por hoy, las empresas públicas muestran una actitud laboral en sus trabajadores que muchas veces está reñida con una ética de la productividad a prueba de balas. Se saca la tarea…, pero de ahí a dar la vida por el trabajo, un mundo.

Ese es el reto abierto para concebir una nueva sociedad: ¿cómo generar una nueva ética del trabajo? ¿Cómo trabajar en función de un proyecto superior de índole colectiva y no desde la mezquina perspectiva que “si me supervisan, lo hago; si no, me hago el loco”? Las experiencias socialistas habidas hasta la fecha son un punto de partida. Todo demuestra que construir –y realmente solidificar– esa nueva ética no es en absoluto fácil. Los trabajadores que podríamos hacer parte de una nueva experiencia de sociedad, de un nuevo proyecto socialista, venimos arrastrando una cultura ancestral en la que el trabajo es carga pesada, y no más que eso (trabajo alienado, trabajo para la propia sobrevivencia y para engordar al patrón). Romper ese ciclo es durísimo. Cambiar moldes culturales, cambiar por dentro cada uno de los sujetos que mantienen la sociedad es más duro, más difícil, más cuesta arriba que el cambio político de una administración. Lejos de ser un marxista convencido, el financista multimillonario George Soros lo expresó con agudeza entendiendo a cabalidad el fenómeno en juego: [no importa el candidato de turno porque] “a la larga gobiernan los mercados, que son quienes votan todos los días”. Lamentablemente: sabias palabras. El mercado capitalista manda, y crea modelos culturales que repetimos día a día. Los moldes culturales que portamos nos tienen absolutamente condicionados, y el ojo del amo que nos controla ya está incorporado como modo de vida. Si falta, si no está presente, cobra sentido y se hace evidente el refrán: “cuando el gato no está, los ratones hacen fiesta”.

¿Pero quién dijo que estamos inexorablemente condenados a repetir ese ciclo? ¿O acaso está en nuestra genética esta “necesidad” de amo controlador? Observando una oficina pública de cualquier país latinoamericano podríamos estar tentados de decir que sí, entre ritmos excesivamente suaves de trabajo, empleadas que se pintan las uñas en horas laborales y aprovechados de toda laya que hacen “trabajitos extras” en horario oficial de atención al público. ¿Se soluciona esto colocando un capataz con cara de perro? ¿Es connatural a la empresa pública esta laxitud y, por el contrario, connatural a la empresa privada su alto rendimiento, su productividad casi de robot? Repitámoslo una vez más: todo depende del proyecto político en juego. Y proyecto político significa, en definitiva, proyecto de vida. Trabajar bajo un látigo (hoy día los látigos son mucho más sutiles que aquellos esgrimidos por los caporales: la precariedad laboral es quizá el más evidente y efectivo de esos látigos) no significa eficiencia; significa simplemente lo que es: explotación. La contracara de eso es el puesto público, mal necesario para la lógica del capital. Desde esta cultura de la eficiencia desarrollada por la empresa privada, el Estado, en tanto mal necesario según esa cosmovisión, no apunta a la eficiencia ni a la calidad, por lo que se permite su característica “flojedad”. Pero cuando los emprendimientos públicos tienen que ser eficientes –las fuerzas armadas, por ejemplo– lo son. Latinoamérica tristemente lo pudo constatar en las pasadas décadas. ¿O alguien en su sano juicio podría negarlo?

El desafío que se abre es ver cómo en las nuevas sociedades que se aspira construir, en las utopías posibles, podremos ir edificando una nueva ética del trabajo. Si hasta ahora las experiencias socialistas lograron resultados parciales en ello (porque todavía persisten ineficiencias reales, derroche de recursos, falta de compromiso y actitudes perezosas y acomodaticias entre otras cosas, y esto hay que afrontarlo con actitud crítica), eso no es resultado directo de la práctica estatal y del ideario socialista: es herencia de una cultura de la pura sobrevivencia en un mundo de clases sociales tajantemente diferenciadas donde se trabaja sólo para ganar un salario. De momento, la idea de que “el trabajo nos hace libres” (Arbeit macht frei) no pasó de ser un morboso chiste de humor negro colocado por los nazis en el campo de concentración de Auschwitz. El desafío es ver cómo eso se puede tornar realidad.

Contra las patronales, el “campo” popular

Soberanía Alimentaria y mundo global
Contra las patronales, el “campo” popular

Agencia Periodística del Mercosur

La crisis financiera internacional vista por los movimientos sociales. Crónica de un encuentro realizado en el Chaco argentino por la Unión de Campesinos Poriajhú.


Integrante de la Vía Campesina y de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC), la Unión de Campesinos Poriajhú –movimiento que nace como continuación de las luchas políticas y sociales de los años `30 y `40 y de las Ligas Agrarias en la provincia de Chaco-, organizó su tradicional encuentro anual durante los días 24 y 25 de julio pasados, durante el cual se analizó la crisis financiera internacional y se delinearon propuestas de acción.

El IV Encuentro Nacional de Organizaciones Campesinas y del Campo Popular “Por la Soberanía Política y del Campo Popular”, realizado en la localidad Presidencia Roque Sáenz Peña –alguna vez corazón algodonero de la Argentina, hoy devenido en periferia sojera-, expresó que las minorías poderosas continuarán trasladando las consecuencias de la crisis financiera hacia las mayorías empobrecidas del mundo, prolongando la misma fórmula neoliberal impuesta desde hace más de dos décadas, remarcando que la situación de indigencia y hambre se profundizará.

Las organizaciones participantes propusieron como respuesta a ese escenario una fuerte articulación entre los trabajadores del campo y la ciudad en la construcción de Soberanía Alimentaria, para una justa y equitativa distribución de alimentos genuinos, mediante una reforma agraria integral, promoviendo la agricultura familiar y campesina, y fomentando el sistema cooperativo en la producción y comercialización.

La Declaración Final fue elaborada por la Unión de Campesinos Poriajhú, junto al Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil, la Unión de Trabajadores Rurales (UTR), los Productores Unidos de Santiago de Liniers (PUSALI), los Productores Independientes de Piray (PIP), los Trabajadores Motosierristas (Neyke), la Organización de Pequeños Productores El Soberbio (OPPES), de la provincia de Misiones, la Asociación Productores del Chaco (APROCHA), el Frente Popular Darío Santillán (FPDS), la Fundación de Investigación Sociales y Políticas (FISyP), la Cooperativa de Educadores e Investigadores Populares (CEIP), la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), los Pequeños Productores de El Nochero y Villa Minetti, de la provincia de Santa Fe, y la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) de Argentina.

Ese documento sostiene que “la profundización de la actual crisis del capitalismo global supone gravísimas consecuencias para todos los pueblos del planeta. Es de esperar que en cuanto avanza la crisis, las minorías poderosas continuarán trasladando las consecuencias hacia las mayorías empobrecidas del mundo, aumentando todavía más el desempleo, la exclusión, la pobreza y la indigencia, una situación que resulta inmoral como parte del malestar mundial e históricamente provocado por el sistema capitalista.”

“Esta crisis no tiene antecedentes en la historia, y por su carácter integral afecta a todo el sistema económico, político, ecológico y social a escala global; difícilmente se superará en el corto plazo, mucho menos con las medidas que han venido siendo aplicadas. Hay que advertir que las salidas que se plantean sólo seguirán empeorando la situación, pues las potencias hegemónicas aliadas con los organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial, con el único objetivo de mantener sus intereses, insisten en prolongar la misma fórmula neoliberal impuesta desde hace más de dos décadas. Así, seguirán traspasándonos lo peor del problema hacia los países pobres y, principalmente, a los pobres de todas las naciones. Con esto, una vez más se demuestra que el capitalismo no resuelve los problemas de los pueblos ni aquellos de las gentes del común de todas partes, sino que existe para favorecer exclusivamente a unos pocos”, destacaron los movimientos congregados en el Chaco.

“En consecuencia, la situación de indigencia y hambre continuará profundizándose. Por ejemplo Argentina, que tendría el potencial para producir alimentos suficientes para cubrir las necesidades alimentarias de su población con base en modelos alternativos como la agricultura campesina, hoy registra niveles alarmantes de pobreza y desnutrición. Una situación similar la comparten los pueblos de Nuestra América Latina y el Caribe”, añadió el documento.

También sostuvo que “vale la pena resaltar las problemáticas específicas, rurales y urbanas, planteadas por nuestras organizaciones, como ser: el avance de los monocultivos destinados predominantemente hacia la producción de agro-combustibles y forrajes; serias afecciones a la salud de los pobladores, fruto del uso masivo e inescrupuloso de agro-tóxicos; desplazamiento de los pueblos originarios y expulsión de campesinos; la destrucción del medio ambiente y la biodiversidad; extinción de la pequeña agricultura y desvalorización de sus prácticas culturales, producto de la concentración de la tierra y del capital en pocas manos. De continuar el rumbo de esta crisis, será irreversible el agravamiento de las condiciones socioeconómicas de nuestros pueblos y de la región”.

Ante esas perspectivas los movimientos sociales propusieron: “promover la fuerte articulación entre los trabajadores del campo y la ciudad; consolidar los esfuerzos organizativos en el campo popular y avanzar en las luchas por las reivindicaciones de los/as trabajadoras y de los pueblos en general. Construir la Soberanía Alimentaria –derecho inalienable de los pueblos- para una justa y equitativa distribución de los alimentos mediante una reforma agraria integral, promoviendo la agricultura familiar y fomentando el sistema cooperativo en la producción y comercialización.”

“En este sentido, el papel de las organizaciones del campo popular y de la sociedad en general para lograr alternativas reales al modelo de desarrollo hegemónico, es fundamental y urgente. Resulta entonces necesaria la unidad en la lucha de la clase trabajadora por el camino de transformación profunda, bajo un horizonte anticapitalista de soberanía política con propuestas que respondan definitivamente a los intereses populares y posibiliten auténticas salidas a la crisis”, puntualizó el documento de Presidente Roque Sáenz Peña.


Bagua: banquillo incompleto

Bagua: banquillo incompleto

Digna de aplauso es la decisión de la fiscal Marleny Rojas de denunciar ante el Poder Judicial a dos generales y otros oficiales de la Policía Nacional por delitos contra la vida, el cuerpo y la salud cometidos el 5 de junio en la Curva del Diablo de Bagua.

La magistrada ejerce en la Primera Fiscalía Mixta de Utcubamba. Reside, pues, en la zona de la tragedia y la ha investigado de cerca.

Hay, sin embargo, un vacío en la acusación. Faltan los grandes culpables: los que dieron las órdenes para que los jefes policiales ordenaran a su vez apretar el gatillo de armas de fuego contra nativos que sólo contaban con lanzas, palos y piedras.

Mercedes Cabanillas era ministra del Interior y es, por lo tanto, políticamente responsable del operativo. Después de la matanza de nativos que originó el cruel asesinato de 24 policías, la ministra dijo que no fue ella quien dio la orden de tirar a matar. Su postura equivalía a decir: “Yo soy la ministra, pero no sé nada”.

El entonces presidente del Consejo de Ministros, Yehude Simon, también se lavó las manos.

Los jefes policiales han declarado, a su vez, que ellos sólo cumplieron órdenes.

Resulta claro que la única persona con autoridad y autoritarismo suficiente para dar la orden represiva es Alan García, presidente de la República. Es, además, el único personaje a quien Cabanillas y Simon tienen que defender a capa y espada. Recae sobre García una responsabilidad que no podrá borrar de su prontuario histórico.

No es que en este caso la pita se rompa por lo más delgado. Los jefes policiales incriminados cargan su propia parte de culpa: obedecer órdenes asesinas.

El pretexto de la “obediencia debida” fue recusado por la justicia internacional en los días del juicio de Nuremberg contra los jefes nazis. En nuestra América, más de un caso de masacres bajo los gorilatos ha servido para que la justicia señale que el militar o el policía no están obligados a obedecer órdenes criminales.

Hay en esto, más allá de códigos y reglamentos, una cuestión de ética.

Se habla mucho de que los miembros de la fuerza pública están rigurosamente aleccionados sobre derechos humanos. ¿Son alumnos desaprobados los jefes policiales que actuaron en Bagua? Que los jalen, entonces. Que los jalen a la cárcel.

El desarrollo del proceso judicial puede -debe- llevar a incluir a los responsables políticos de la tragedia.

En la causa debe quedar en evidencia hasta qué punto de cinismo y maldad llegaron nuestros gobernantes y sus vasallos mediáticos, cuando afirmaron que detrás del pueblo amazónico había una mano extranjera.

La ex ministra Cabanillas debiera aprovechar para pedir disculpas a las etnias amazónicas a las que calificó de cobardes.

Cobardes son, en todo caso, los que ordenan la bala y esconden la mano.

César Lévano
cesar.levano@diariolaprimeraperu.com

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