Movimiento magisterial: ante una situación límite
Jesús Martín del Campo
Domingo 8 de septiembre de 2013
OPINIÓN
En relación con el movimiento magisterial los últimos acontecimientos
ponen de manifiesto que nos encontramos ante una situación límite.
Mientras los maestros de la CNTE piden diálogo y acuden con los
diputados y senadores para que sus propuestas sean escuchadas, tanto el
gobierno como los legisladores arrecian la campaña de estigmatización
que contra ellos se ha desatado de tiempo atrás.
Muy airados,
funcionarios y representantes de las bancadas que firmaron el Pacto por
México, dicen: no nos dejaremos presionar y pidieron garantías para
poder votar las leyes secundarias en materia educativa sin atender ni
una sola de las propuestas y preocupaciones de los maestros, quienes se
movilizan en defensa legítima de su fuente de trabajo y de la educación
pública. Avasallar es la consigna y hacerlo con despliegue mediático es
lo que observamos.
Lo anterior me lleva a recordar a un
personaje referido por Henry Giroux en su libro La escuela y la lucha
por la ciudadanía; se trata de Joe Clark, director de la East Side
School de Nueva Jersey, quien puso en la puerta de su oficina: sólo hay
una forma-la mía y “perfectamente coherente con esta actitud, Clark
andaba por los corredores de su escuela, altavoz en mano, asaltando
verbalmente a los alumnos, diciéndoles: ‘Estoy harto de parásitos
sanguijuelas y mutantes que nada quieren hacer por su propio
mejoramiento’” . Y lo mismo hacía con el personal docente amenazando con
deshacerse de cualquier maestro que esté en desacuerdo con sus
políticas. Ese señor tuvo muchos conflictos con los representantes de
los profesores, pero era apoyado y puesto como ejemplo por el propio
Reagan, quien durante su gestión impulsaba una reforma echando la culpa
de los males del sistema educativo de EU a los maestros y los alumnos
pobres de las escuelas públicas. Proliferaron entonces los demagogos
educativos, locutores, columnistas, encuestadores y legisladores, a
quienes los medios daban vuelo para estigmatizar al magisterio y a los
alumnos con descalificaciones clasistas y racistas.
El espíritu
de Reagan y de Clark aparece ahora en los funcionarios del gobierno
mexicano y muchos legisladores. Como complemento, la campaña de medios
exigiendo a las autoridades que repriman a los maestros es exagerada y
peligrosa. Para colmo, aparece el titular de la CNDH pidiendo castigo a
los maestros por defender sus derechos.
Hay una situación
límite. Mientras los maestros de la CNTE piden diálogo fructífero sin
trampas ni engaños, y que sus propuestas sean atendidas, las autoridades
y los jefes de algunas bancadas simulan el diálogo, hacen votación
rápida, claramente un madruguete, y lanzan el mensaje a los profesores
de que se sometan o serán reprimidos.
Con la campaña
denigratoria se tiende una cortina de humo para no hablar de que con las
leyes secundarias aprobadas por los diputados se afina y detalla la
cancelación de la estabilidad en el empleo y de la bilateralidad
laboral. También, que la evaluación tiene un carácter punitivo, pues
está asociada a la pérdida del empleo. La idoneidad para la docencia
será medida y decidida por medio de cuestionarios. ¿Dónde queda la
experiencia de los docentes que trabajan en distintos contextos? ¿Qué
cuestionario estandarizado puede dar cuenta de eso?
Además, la
afirmación de que los maestros se niegan a ser evaluados es falsa,
también la de que se quieren autoevaluar y que no se preocupan por la
educación. Al contrario, impulsan que sus proyectos y experiencias sean
considerados a la hora de hacer cambios a planes y programas. Son los
maestros en activo los que tienen el pulso de la situación cotidiana en
las escuelas públicas del país. Ante las carencias, que son muchas,
buscan y encuentran soluciones para que sus alumnos no abandonen la
escuela, especialmente en las zonas de extrema pobreza.
En lugar
de avasallar, el gobierno y los legisladores, en coordinación con la
CNTE deberían convocar a un congreso para abordar de manera integral
asuntos como la calidad y la evaluación de la educación que necesitamos.
Los maestros no son culpables del deterioro del sistema educativo. Son
las políticas seguidas en México por los gobiernos neoliberales las que
han profundizado las desigualdades en grado extremo. Hay un claro
retroceso en materia presupuestal. Los salarios de los maestros no han
recuperado su poder adquisitivo. Ninguna de las reformas a planes y
programas ha sido consultada, ni mucho menos evaluada, los programas de
mejoramiento de escuelas han sido remiendos temporales, las becas para
los alumnos de educación básica son magras y escasas, las universidades
públicas se ahogan en sus problemas por la falta de recursos.
Con su lucha, los maestros impulsan lo que es una demanda social, la
defensa irrestricta de la educación pública laica y gratuita. Con
contenidos que fortalezcan el compromiso con la soberanía nacional.
Las declaraciones de funcionarios y de algunos legisladores de que ya
se agotó el diálogo con la CNTE y de que es la hora de la acción
represiva, nos remite a lo que dijo e hizo Díaz Ordaz en 1968. Los
maestros de lucha, mientras, continuarán con sus movilizaciones
pacíficas hasta hacerse escuchar. El diálogo debe prevalecer sobre la
represión.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=173710
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