Todos los peritajes exculpan a dos de los indígenas acusados del asesinato de 12 policías, durante los enfrentamientos ocurridos entre pobladores y fuerzas de seguridad en junio en Bagua, en la nororiental selva amazónica peruana. Pero siguen presos.
Feliciano Cahuasa  Rolín y Danny López Shawit permanecen en prisión desde hace más de ocho  meses, pese a que un peritaje técnico demostró que ninguno de los dos  disparó un solo tiro y, por tanto, son inocentes en la muerte, el 6 de  junio, de los efectivos.
En cambio, no hay ningún policía  detenido por el crimen, ese mismo día, de 10 nativos y mestizos, durante  el "baguazo", como se denomina en este país al trágico enfrentamiento  que estalló cuando un operativo policial intentó reprimir una protesta  de miles de pobladores de la zona.
Las manifestaciones en Bagua,  una de las siete provincias del departamento de Amazonas, eran contra  un conjunto de decretos-leyes que el gobierno de Alan García aprobó para  alentar la inversión privada en la selva, sin la obligada consulta a  las comunidades nativas.
Hace poco, los tribunales de Bagua  cerraron el plazo de investigación judicial por los casos "Curva del  Diablo" y "Estación 6", abiertos contra 96 nativos y mestizos a los que  se atribuye haber intervenido en el homicidio de 23 policías y en la  desaparición de otro durante los enfrentamientos.
Juan José  Quispe y Gustavo Campos, los abogados defensores de los nativos y  mestizos encausados por el homicidio de los policías en el "baguazo",  interpusieron recursos legales en demanda de la ampliación del plazo de  investigación.
La razón es que los magistrados no cumplieron con  llevar a cabo 74 diligencias consideradas trascendentales para  esclarecer la situación de los 96 enjuiciados, entre ellos Cahuasa y  López.
"No hay pruebas contra Cahuasa y López, como tampoco las  hay contra los otros acusados", dijo a IPS el abogado Quispe, de la no  gubernamental Comisión de Derechos Humanos (Comisedh) "Por supuesto que  se debe castigar a quienes mataron a los policías, pero ellos no han  sido los autores de los asesinatos", precisó.
El abogado aseguró  que "todo el caso está plagado de irregularidades" y citó entre ellas  que" no se ha recogido el testimonio de importantes testigos de los  hechos para acreditar que los denunciados son inocentes".
"Los  que están enjuiciados son personas arbitrariamente detenidas por la  policía el día de los hechos. No los arrestaron como resultado de una  investigación", apuntó Quispe.
El alcalde de la provincia de  Condorcanqui y líder del pueblo aguaruna, Héctor Requejo, y el también  indígena Merino Trigoso, son acusados de la autoría intelectual de la  masacre de policías en Curva del Diablo, un tramo de la principal  carretera de la selva, tomado aquel día por los manifestantes.
Requejo  y Trigoso fueron señalados por dos adolescentes detenidos por efectivos  del ejército durante el "baguazo". Sin embargo, la declaración de los  jóvenes no está incluida en el expediente judicial.
"Las propias  autoridades judiciales confirmaron que las declaraciones de los jóvenes  no obran en el expediente, sin embargo subsiste la persecución contra  Requejo y Trigoso", manifestó Gustavo Campos, del no gubernamental  Instituto de Defensa Legal (IDL).
"Es más, los adolescentes han  dicho que no han acusado a ninguno de los dos", adujo.
Campos  detalló que "hemos planteado a los juzgados que el caso sea declarado  complejo, con la finalidad de continuar con las investigaciones antes  del juicio oral, y así establecer que no hay evidencias contra los 96  procesados"
Pero el pedido fue rechazado, "así que hemos  apelado", añadió Campos, antes de explicar que "estamos muy preocupados  por la cadena de irregularidades que afecta el debido proceso".
La  fiscalía (acusación) penal de la provincia de Utcubamba, en cuya  jurisdicción se produjo el "baguazo", denunció como autores mediatos (a  través de otros) del homicidio de cuatro indígenas a dos generales, y  como presuntos autores materiales a dos policías.
Los generales  son el ex jefe de la Dirección de Operaciones Especiales, Luis Muguruza,  y al ex jefe policial de Bagua, Javier Uribe.
La defensa de los  indígenas y mestizos sostiene que la denuncia fiscal contiene graves  errores, como considerar autores mediatos de los hechos a los dos  generales, quienes se limitaron a cumplir órdenes.
"Muguruza y  Uribe eran parte de una cadena de mando que alcanzaba al entonces  director de la Policía Nacional, teniente general José Sánchez Farfán, y  a su jefa inmediata, la entonces ministra del Interior, Mercedes  Cabanillas, quien a su vez estaba a la orden del presidente del Consejo  de Ministros, Yehude Simon", señaló Quispe.
Sin embargo, "ni  siquiera se han tomado las declaraciones de Cabanillas y Simon, que son  muy importantes para establecer en dónde se originó la orden para  reprimir a los manifestantes ubicados en Curva del Diablo y la Estación  6, donde se produjeron las masacres de ambos lados", afirmó.
A  juicio de Quispe, "esta denuncia de la fiscalía está construida para  garantizar la impunidad a las autoridades del (Poder) Ejecutivo".
Pero,  además, hay otro intento para sustraer de la acción de la justicia a  los que desde el gobierno nacional adoptaron la decisión de ejercer la  violencia sobre los nativos, que protestaban contra leyes que los  afectaban.
El presidente del Consejo Supremo de Justicia  Militar, el vicealmirante en retiro Carlos Mesa, anunció que formulará  un reclamo de competencia a la justicia común para que sean los  tribunales castrenses quienes procesen a los dos generales denunciados.
Mesa  argumentó que corresponde a la justicia militar procesar a los  policías, por presuntos delitos cometidos en el ejercicio de sus  funciones.
"Los generales de la policía han sido denunciados por  los delitos comunes de homicidio y lesiones graves, que no son delitos  de función aquí ni en ninguna otra parte", arguyó el director de la no  gubernamental Asociación Pro Derechos Humanos (Aprodeh), Miguel Jugo.
Esta  organización se encarga de la defensa de los 96 indígenas y mestizos  acusados por la violencia en Bagua, junto con Comisedh, IDL y la  católica Comisión Episcopal de Acción Social.
"Se trata de una  maniobra de la justicia militar para asegurar impunidad a los generales  de la policía a cambio de que no declaren que ellos ejecutaron la  operación en Bagua por órdenes directas del ex primer ministro Yehude  Simon y la ex ministra del Interior Mercedes Cabanillas", aseguró Jugo.
Planteó  que el estamento militar y los propios generales acusados saben bien  que las penas por un delito en el ejercicio de su función son mucho  menores que la de homicidio calificado en la justicia penal, que llega  hasta los 35 años de cárcel.
Para protestar por las  irregularidades en las causas de los 96 nativos y mestizos acusados, la  Organización Regional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Norte,  convocó una movilización para el lunes 22.
La convocatoria  también busca denunciar el incumplimiento de la derogatoria de los  decretos-ley que encendieron la ira de las comunidades nativas y  desembocó en el "baguazo".
La comisión multipartidaria del  Congreso legislativo, encargada de la desactivación de las normas  legales que provocaron el levantamiento indígena, informó a IPS que ya  fueron derogadas cuatro de las diez "leyes de la selva".
Esta  comisión emitió un informe que concluye que los 10 decretos vulneran el  Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que obliga a  la consulta previa a las comunidades nativas cuando se trate de normas  que afecten su hábitat y forma de vida.
Pero la derogación de la  totalidad de las "leyes de la selva" todavía no se ha ejecutado, que es  lo que demandan los pueblos de la Amazonia peruana.

 
 
 
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