1. El maestro no es cualquier trabajador y eso el Presidente Ollanta debería saberlo mejor que nadie, el maestro es un trabajador de la enseñanza, un transmisor de la
cultura y de comportamientos. Sí es (con mucha dignidad) un obrero, un
asalariado, un servidor del Estado, un explotado, pero al fin un
trabajador especial porque está en contacto directo con niños,
adolescentes y jóvenes, además de sus padres. ¿Puede o debe el Estado
sobajarlo, tratarlo con la punta del pie, como si fuera un simple
trabajador asalariado que no se le hace caso a pesar de ser el creador
de la riqueza que otros -la extrema minoría- disfruta injustamente a
manos llenas?
2. El presidente de turno afirma con todas sus letras, “el carácter laico y gratuito de
la educación que imparte el Estado”; también dice: “Que nadie pretenda
confundir: la educación no se privatiza ni se concesiona, porque es una
función obligatoria del Estado peruano”. Sólo le falta subrayar que
además la educación debe ser pública, obligatoria y conservar su
carácter popular; sin embargo, desafortunadamente, no le creemos porque todos los presidentes de la República han repetido ese
lenguaje y han hecho lo contrario: abandonarla, privatizarla,
adoctrinarla.
3. La gratuidad de la educación es esencial porque –como reconoció
Ollanta- “es función obligatoria del Estado”. El Estado no puede dejar a los particulares
la formación de la conciencia ciudadana; debe garantizar que todos los
habitantes tengan el derecho a la educación sin tomar en cuenta sus
condiciones de vida.
4. La batalla por la gratuidad respaldada en el presupuesto público
debe ser el arma para enfrentar a la rampante privatización apuntalada
por los empresarios, la derecha, la iglesia y los medios de información.
5. No sólo se han fundado o abierto más escuelas privadas para hacer
negocios; también en las escuelas públicas se han impuestos planes y
programas privatizadores. No se necesita revisar datos estadísticos para
probarlo: basta con levantar la cabeza para ver que son cientos de
miles las escuelas privadas que hoy se anuncian en los medios de
información y, también basta con ver que en planes y programas se han
eliminado o recortados materias y carreras sociales y humanísticas para
introducir orientaciones técnicas e ingenieriles. Se ha puesto en los
objetivos educativos la creación de estudiantes y profesionales que
puedan competir entre sí, que puedan enfrentarse, sin preocuparse en lo
colectivo.
6. El 30 de mayo saldran a marchar cientos de miles de maestros en todo Lima - Callao y las 24 regiones del país. Es claro que el
movimiento magisterial de protesta contra la imposición de la llamada
reforma educativa está creciendo rápidamente. Entre tanto la
ultraderecha empresarial y de los medios de información,
presiona a Ollanta para que reprima a los maestros. El gobierno
quiere desbaratar las protestas pero no se atreve porque teme que se
hagan más grandes y compliquen más la situación del país. La
coordinación del movimiento debe entender mejor la situación para evitar
el oportunismo.
7. Debemos estar claros que la educación no puede continuar en manos
de políticos y empresarios. Es indispensable que los maestros, los
alumnos, los padres de familia la tomen en sus manos construyendo
mecanismo de participación que garanticen que sus propuestas sean
llevadas a la práctica. ¿Quién más que ellos pueden conocen mejor la
situación en que se desenvuelven? Qué maravilloso que las bases del SUTEP, después
de 30 años –como lo hizo en 1982- ahora esté demostrando nuevamente su
fuerza y su crecimiento en por lo menos 20 regiones más. Los comechados incondicionales del CEN PATRIA ROJA no parecen dispuestos a plantear
nada; su misión es obedecer.
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