Hoy, día de la patria, cabe esperar un mensaje presidencial nutrido de promesas que no se van a cumplir, de mentiras estadísticas y de silencios de peso: sobre la matanza de Bagua, sobre la realidad de la salud y la Educación (incluida la crisis universitaria), sobre el Desempleo, los salarios de hambre, el desamparo de los niños de Puno y de todo el sur frente a las heladas, la corrupción, el despojo en la selva, la venta del gas de Camisea a Chile.
Jorge Basadre es uno de los hombres que mejor estudió al Perú y que, como José Carlos Mariátegui, propuso soluciones de fondo para nuestros males.
Basadre ubicó los grandes males del Perú: el Estado empírico y el abismo social.
Aludió también a las tres dimensiones históricas de nuestro país: la etapa prehispánica, la colonial y la del futuro. Las más breves, dijo, son las dos primeras. La más prolongada es la del futuro. El filósofo alemán Martin Heidegger, de inclinación nazi por desgracia, escribió que el hombre es “un ser de lejanías”. Tiene un pasado extenso e inspirador, un breve presente y un futuro abierto. Basadre nos convoca a trabajar en esta dimensión esperanzada, para construir un país con justicia e igualdad.
En el número 7 de su revista Historia, en 1944, escribió Basadre: “Hemos gritado ‘¡Perú!’ como muchos otros, si bien aquí ese grito no es como el de aquellos capitalistas que cuando dicen ‘Dios’ están pensando ‘algodón’. Cuando gritamos ‘¡Perú! ¡Perú!’ no queremos decir ‘nuestros privilegios injustos’, así como tampoco ‘nuestros apetitos’ o ‘nuestros resentimientos’. Entendemos al Perú como raíz y como floración, como convivencia pero también como ‘promesa’. Insistimos en que no se le ve, si no se le ve como problema y posibilidad”.
El gran historiador, que fue uno de los más infatigables y severos trabajadores intelectuales que haya tenido el Perú, habló de “la promesa incumplida de la vida peruana”.
¿Cuál era esa promesa?
Para él, la promesa fundacional hablaba de desarrollo económico y creación de un mínimo de bienestar para cada ciudadano y de oportunidades para todos. Hubo lágrimas de gozo, rememora, el 28 de Julio de 1821, en la Plaza de Armas de Lima, cuando se juró la independencia.
Pero pronto se escucharon quejas y protestas, “voces de ira y desengaños, recitaciones vacías, loas serviles, alardes mentidos; y se ven, al mismo tiempo, encumbramientos injustos, pecados impunes, arbitrariedades cínicas y oportunidades malgastadas”.
Esta frase última puede parecer escrita para hoy, para fustigar al régimen de Alan García. Nada de eso. Figura en el libro de Basadre Meditaciones sobre el destino histórico del Perú, publicado en 1947, hace 63 años. Lo cual demuestra la penetrante visión del maestro.
Sigue incumplida la promesa de la vida peruana.
Jorge Basadre es uno de los hombres que mejor estudió al Perú y que, como José Carlos Mariátegui, propuso soluciones de fondo para nuestros males.
Basadre ubicó los grandes males del Perú: el Estado empírico y el abismo social.
Aludió también a las tres dimensiones históricas de nuestro país: la etapa prehispánica, la colonial y la del futuro. Las más breves, dijo, son las dos primeras. La más prolongada es la del futuro. El filósofo alemán Martin Heidegger, de inclinación nazi por desgracia, escribió que el hombre es “un ser de lejanías”. Tiene un pasado extenso e inspirador, un breve presente y un futuro abierto. Basadre nos convoca a trabajar en esta dimensión esperanzada, para construir un país con justicia e igualdad.
En el número 7 de su revista Historia, en 1944, escribió Basadre: “Hemos gritado ‘¡Perú!’ como muchos otros, si bien aquí ese grito no es como el de aquellos capitalistas que cuando dicen ‘Dios’ están pensando ‘algodón’. Cuando gritamos ‘¡Perú! ¡Perú!’ no queremos decir ‘nuestros privilegios injustos’, así como tampoco ‘nuestros apetitos’ o ‘nuestros resentimientos’. Entendemos al Perú como raíz y como floración, como convivencia pero también como ‘promesa’. Insistimos en que no se le ve, si no se le ve como problema y posibilidad”.
El gran historiador, que fue uno de los más infatigables y severos trabajadores intelectuales que haya tenido el Perú, habló de “la promesa incumplida de la vida peruana”.
¿Cuál era esa promesa?
Para él, la promesa fundacional hablaba de desarrollo económico y creación de un mínimo de bienestar para cada ciudadano y de oportunidades para todos. Hubo lágrimas de gozo, rememora, el 28 de Julio de 1821, en la Plaza de Armas de Lima, cuando se juró la independencia.
Pero pronto se escucharon quejas y protestas, “voces de ira y desengaños, recitaciones vacías, loas serviles, alardes mentidos; y se ven, al mismo tiempo, encumbramientos injustos, pecados impunes, arbitrariedades cínicas y oportunidades malgastadas”.
Esta frase última puede parecer escrita para hoy, para fustigar al régimen de Alan García. Nada de eso. Figura en el libro de Basadre Meditaciones sobre el destino histórico del Perú, publicado en 1947, hace 63 años. Lo cual demuestra la penetrante visión del maestro.
Sigue incumplida la promesa de la vida peruana.
Columna del Director
César Lévano
Razón Social
cesar.levano@diariolaprimeraperu.com
Razón Social
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Publicado: Hoy 28 de julio del 2010
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