El cerco como estrategia contrainsurgente de quebrantamiento y balcanización de las naciones
Este escrito se hace partiendo de la idea de que estamos viviendo en estos momentos una fase intermedia y determinante del cerco estratégico que se viene armando sobre nuestras comunidades y territorios nacionales, contando con fuerzas apadrinadas internamente por el Estado y fuerzas foráneas. Constituyen un arco final en el proceso paulatino de desmantelamiento de la revolución bolivariana.
Cerco estratégico quiere decir, rodeo de fuerzas sobre un territorio dispuestas en cualquier momento a dejarlas sin respiro y a dar la ofensiva final sobre el valle enemigo. La batalla de Dien Vien Pu en Vietman del Norte donde fueron destrozadas las tropas francesas por parte del frente del Liberación en 1953 es un clásico de estas estrategias. Ningún cerco se ejecuta en poco tiempo. Necesita semanas, meses o años. Tampoco estamos hablando de cercos donde solo se confrontan fuerzas homólogas –o de territorios donde solo hay dos ejércitos-, dentro de esos territorios además de ejércitos como el caso del Vietnam, hay sociedades y comunidades que necesitan se neutralizadas o absorbidas, o al revés, estimuladas por la fuerza del cerco. El cerco táctico o la ruptura de un cerco enemigo contra una tropa es el pan diario de toda guerra de guerrillas. Pero ya hoy en día la acción de cerco estratégico adopta un criterio mucho mas complejo en la medida en que se funde lo militar con lo político y a su vez las poblaciones son vistas como multitudes a ser ganadas (en el caso de fuerzas progresistas) o a ser atrapadas y compradas (en el caso de fuerzas regresivas y reaccionarias) por las fuerzas que planifican el cerco. Son absorbidas desde su propia energía y composición dentro del progresivo cerco que ejércitos rara vez regulares y por lo general guerrilleros, milicianos, mercenarios o paramilitares, o simples bandas armadas, despliegan su protagonismo en la guerra global. En una guerra como la que se libra en el Kurdistan vemos como las milicias revolucionarias avanzan contando con la energía y voluntad libertaria de las poblaciones árabes-turcas-kurdas-persas, dentro del territorio en guerra, mientras las fuerzas mercenarias como el ISIS, o el ejército turco en el caso de fuerzas regulares, las atrapan gracias a su terror y el chantaje nacionalista o religioso.
Sobre Venezuela desde hace años ha comenzado a fabricarse un complejo cerco estratégico que ni las fuerzas gubernamentales regulares ni las fuerzas milicianas populares han sido capaces de romper, y posiblemente de comprender, ya que no se trata de un cerco evidente que suponga una guerra abierta, sino una actividad multidimensional (planos sociales, gubernamentales, territoriales, comerciales, militares, comunicacionales en juego) y compleja (actúa contando con actores de identidades múltiples que no necesariamente poseen una identidad única en estos momentos, pero aún así la propia dinámica del cerco las va unificando y superando su caos aparente) que va poco a poco creando una gran costra sobre nuestras ciudades y fronteras terrestres principalmente. No es solo el caso venezolano el que está en juego, probablemente sean todas las sociedades y pueblos nuestramericanos, (México, Centroamérica, Colombia ya los sufren directamente), pero es obvio el empeño que existe sobre nuestro país por las riquezas estratégicas claves con las que cuenta y una rebeldía popular que necesita ser ahogada. Se trata de un cerco con matices profundamente violentos y retrógrados, que va desde sus múltiples actores y dimensiones dirigido a un mismo objetivo estratégico: la fragmentación y la balcanización de los pueblos. Son cercos de quebrantamiento contrainsugente, siendo de hecho la estrategia más usada por los imperios en dentro de la guerra global de hoy, ejecutada de manera bárbara en el medio oriente luego de la “primavera árabe” convertida en un invierno infernal.
¿Quiénes hacen el cerco?
Lo que nos cerca en este caso, nos son ejércitos enemigos explícitos, sino fibras sociales que tienen su origen en la resistencia social al orden constituido, que ha ido componiendo elementos necesarios para defenderse en esta etapa de la acumulación capitalista de las consecuencias de regreso a la acumulación salvaje de capital que se están propiciando en el mundo entero: Africa, Medio Oriente, sur de Asia y ahora nosotros. El ejercicio de cerco estratégico tiene nuevos elementos: sus instrumentos, una vez superada la etapa de la simple invasión militar o de los ejercicios periódicos de utilización de las respectivas FFAA en función de las políticas contrainsurgentes de Seguridad Nacional, es la propia energía contestataria que se anida en la sociedad a partir del hambre del pobre y el odio a las fuerzas represivas. Canalizan esta rabia ancestral y sobre necesidades creadas por la desigualdad creciente y la marginalidad social, las ponen a funcionar a su favor, redistribuyendo armas y protecciones de manera de convertirlos de simples marginales, en poderosos ilusos en sus localidades, siendo piezas conscientes o no de una maquinaria superior que los gobierna. Es la operación de empoderar toda la potencia rebelde, imposible de disciplinar hacia el esquema del buen ciudadano, pero poniéndola a funcionar en contra de ella misma.
Vieja sabia de Sun Zu de utilizar las energías de la fuerzas enemigas a favor propio, ahora recanalizada hacia la constitución de verdaderos ejércitos paramilitares y parapoliciales con amplio control territorial, pero siempre monitoreados por fuerzas orgánicas tanto al capital mafioso, como a los agentes de los respectivos Estados Nacionales que conspiran contra la unidad formal del Estado –le devuelven su papel originario de Leviatan del terror- y los ponen a jugar su papel como retaguardia estratégica de esta paraejércitos. Sobre ellos se imponen personajes, partidos, elementos de poder e incluso gobiernos, y segmentos de todos ellos (jueces, policías, directores burocráticos) , que en este caso se parecen al motor inmóvil que lo mueve todo desde la quietud divina. El Dios de Aristóteles, con una mano en la discursiva hipócrita y consular de toda institucionalidad burocrática inscrita en el orden internacional, y con la otra juegan su verdadero papel opresor con nuevos métodos.
Las burguesías calladas se quedan observando el espectáculo y en la medida en que se van entrelazado en sus ruedas de negocios con todas las membranas del capital mafioso y financiero finalmente se convierten en agentes indirectos del financiamiento de esta vasta operación contrainsurgente. Como siempre dan todo su respaldo a operaciones mayores de violencia y chantaje sobre comunidades y movimientos de resistencia, y en caso de verse reducidos por la magnitud de las fuerzas rebeldes apelan a las fuerzas directamente terroristas del mercenarismo de oficio, en incluso a ejércitos nacionales respaldados por los aparatos militares, principalmente la OTAN y los EEUU, para consagrar posiciones. Caso del Plan Colombia o de la barbarie creada en Irak y Siria, respaldada desde dentro y desde fuera por estas fuerzas.
La huida vergonzosa para cualquier gobierno del Chato Guzmán de la cárcel de máxima seguridad nos demuestra de manera palpable que las circunstancias que comienzan a vivirse en todo el contexto caribeño y nuestramericano, es de una ofensiva sin compasión del eje más agresivo del imperialismo hoy en día, con la complacencia pasiva y a la vez activa de agentes nacionales y regionales de Estado que a su vez ganan en sus negocios o inventan los propios de manera que estas barbaries les cuiden sus intereses. Desde México, pasando por centro América, Colombia, Venezuela, se va vertebrando un capitalismo mafioso que junto al capitalismo financiero y de extracción componen el suelo orgánico desde el cual construyendo una nueva correlación de fuerzas entre Estados y paraestados a favor de estos últimos, siendo estos modelos salvajes de acumulación de capital pero que necesitan de ordenar todas sus fuerzas no solo en función de la explotación en sí, sino principalmente destrozar las fuerzas populares resistentes y autogobernantes.
Por ello los hechos que se viven dentro de Venezuela desde hace ya varios años, pero que se intensifican cada vez más, nos obliga a ver todo esto, no solo desde el argumento sin fondo de la penetración de fuerzas paramilitares y el conspirativismo de Uribe entre otros junto a fuerzas derechistas nacionales. Eso no es más que una estrategia argumentativa para conservar las bipolaridades convenientes y convertir lo que es un fenómeno realmente inquietante, en parte de la sociedad espectáculo, propaganda y mas propaganda, imprescindibles para la reproducción en el mando del grupo chavista actualmente instalado en el poder. Por el contrario, nos obliga verlo desde todas las aristas que se van componiendo en un gran cerco estratégico, cuyas fuerzas intentaron darle homogeneidad e identidad política el año pasado con las guarimbas pero fracasaron, y aún así estas siguen su camino, buscando nuevas formas de homogeneización e identidad que podrían derivar mas pronto que tarde en la constitución de una fuerza armada reaccionaria, o un tejido militar bárbaro, reaccionario y sangriento, con profundos lazos en las clases populares creados por medio del odio que entre ellas se va creando por la represión, la total desvalorización salarial, la condena al bachaquerismo, en medio de un desmantelamiento total de los recursos productivos de una sociedad y un aumento permanente del evangelismo fundamentalista que prepara las condiciones subjetivas a estas barbaries. Ellas van destrozando todas las formas de resistencia y organización tanto institucionales como derivadas del poder popular que les hacen frente, las confrontan directamente cuando es necesario tiro a tiro, pero sobretodo las corrompen y ponen a jugar a su favor, como es el caso desde centenares de oficiales militares y policiales hasta “colectivos”, “sindicatos”, que terminan siendo unos verdaderos chulos en sus comunidades.
Los modelos represivos como piezas fundamentales del cerco
Entendida la situación desde el punto de vista del cerco estratégico en construcción y no del simple conspirativismo y el juego mediático que le corresponde, podemos deducir desde ya que todas estas iniciativas llamadas OLP, cierre de fronteras, detenciones, no solo están condenadas al fracaso sino que son las matrices más convenientes para fortalecer el cerco. ¿Por qué?, por la simple razón de que ponen al elemento militar y represivo como modelo estratégico de respuesta, estando plagados ellos mismos de agentes concretos, políticos y militares que están profundamente involucrados en el delito que dicen enfrentar; quien enfrenta es en muchos casos su propio actor. En otras palabras, refuerzan política y militarmente los candidatos futuros a dirigir la barbarie que supone la estructuración y sincronía del cerco que se refuerza. El modelo simplemente represivo es en sí mismo regresivo y siempre denota una violencia que se carga contra el más pobre, el que siempre queda como “el sospechoso” de los actos; se dirá que “el pobre es un delincuente por esencia”, y si es un rebelde mucho mas.
Desde las comunidades colombianas desplazadas de la manera más despótica, hasta nuestras propias comunidades que ya empiezan a ser víctimas del modelo represivo, a la final no son más que eso: pobredumbre reprimida evitando su insurgencia, un momento clave del cerco estratégico. Y valga que todas estas medidas empiecen a bajar su utilidad política y mediática y por tanto se “enfríen” en la agenda policial, mientras que la agenda diplomática recupere los amores entre los mandatarios venezolanos y colombianos, para que vuelva de nuevo a presentarse la situación precedente y se sigan afinado los pasos del cerco. Barrios y mas barrios tomados por el bandolerismo armado, surcos por todo el sur del país llenos de estos agentes, espacios fronterizos cada vez mas intervenidos por ellos, hasta que logran colocar sus actores dentro de las estructuras estatales necesarias. Unidades que van tomando una beligerancia e incluso “liderazgo” en algunos contextos que van rompiendo cualquier posibilidad de crear una sociedad nueva, y por el contrario preparan las condiciones de miedo para que cualquier solución sea aceptada por el colectivo social. Situación que estamos a punto de caer falta que se exacerbe su violencia para concretarla.
Si vale todavía el término de “gobierno revolucionario” podríamos decir que el único momento en que los gobiernos chavistas se han comportado como tal en cuanto a este problema de las violencias contrainsurgentes, fueron esos años de ensayo de operaciones conjuntas y teatros militares entre comunidades y fuerzas armadas. Acoplamientos donde estuvimos en el camino de sentirnos una sociedad libre en construcción con verdadera capacidad de autodefensa, donde se van borrando las distancias entre pueblo y Fuerza Armada, y con ello la figura clásica del Estado, siempre tan burgués y represivo. Independientemente de juicios posteriores, sigo reivindicando la figura del general Baduel como fomentador hacia mitad de los años 2000 de este cambio profundo de actitud e integración entre las FFAA y comunidades, que cambiaban totalmente la clásica condición contrainsurgente de las fuerzas policiales y militares y les colocan su papel como vanguardias del pueblo en armas. En esencia, solo que bajo una situación mucho más deteriorada, ese camino emprendido y una razia total de todos los mandos policiales y militares con el fin de reconstituirlas por completo desde sus estructuras hasta su función, es la única salida todavía dentro del cuadro institucional. Para que no solo reaparezca el estado represivo que ya desborda con una impunidad casi absoluta, sino que este a su vez no se nos convierta en el “padre bárbaro” que termina de acoplar bajo una cualquiera identidad terriblemente reaccionaria (que hasta chavista pudiera ser), los agentes aún caóticos del cerco estratégico que se ha ido carcomiendo nuestras fronteras y comunidades. Ya sabemos que no es este cuadro de gobierno quien tome esta iniciativa. Ni oye ni está dispuesto a valentía de fondo de ningún tipo. Dejo esto simplemente como premisas de reflexión a la tarea histórica de construcción Gobierno Popular que tenemos por delante antes de que nos coma el “coma el coco”.
Este escrito se hace partiendo de la idea de que estamos viviendo en estos momentos una fase intermedia y determinante del cerco estratégico que se viene armando sobre nuestras comunidades y territorios nacionales, contando con fuerzas apadrinadas internamente por el Estado y fuerzas foráneas. Constituyen un arco final en el proceso paulatino de desmantelamiento de la revolución bolivariana.
Cerco estratégico quiere decir, rodeo de fuerzas sobre un territorio dispuestas en cualquier momento a dejarlas sin respiro y a dar la ofensiva final sobre el valle enemigo. La batalla de Dien Vien Pu en Vietman del Norte donde fueron destrozadas las tropas francesas por parte del frente del Liberación en 1953 es un clásico de estas estrategias. Ningún cerco se ejecuta en poco tiempo. Necesita semanas, meses o años. Tampoco estamos hablando de cercos donde solo se confrontan fuerzas homólogas –o de territorios donde solo hay dos ejércitos-, dentro de esos territorios además de ejércitos como el caso del Vietnam, hay sociedades y comunidades que necesitan se neutralizadas o absorbidas, o al revés, estimuladas por la fuerza del cerco. El cerco táctico o la ruptura de un cerco enemigo contra una tropa es el pan diario de toda guerra de guerrillas. Pero ya hoy en día la acción de cerco estratégico adopta un criterio mucho mas complejo en la medida en que se funde lo militar con lo político y a su vez las poblaciones son vistas como multitudes a ser ganadas (en el caso de fuerzas progresistas) o a ser atrapadas y compradas (en el caso de fuerzas regresivas y reaccionarias) por las fuerzas que planifican el cerco. Son absorbidas desde su propia energía y composición dentro del progresivo cerco que ejércitos rara vez regulares y por lo general guerrilleros, milicianos, mercenarios o paramilitares, o simples bandas armadas, despliegan su protagonismo en la guerra global. En una guerra como la que se libra en el Kurdistan vemos como las milicias revolucionarias avanzan contando con la energía y voluntad libertaria de las poblaciones árabes-turcas-kurdas-persas, dentro del territorio en guerra, mientras las fuerzas mercenarias como el ISIS, o el ejército turco en el caso de fuerzas regulares, las atrapan gracias a su terror y el chantaje nacionalista o religioso.
Sobre Venezuela desde hace años ha comenzado a fabricarse un complejo cerco estratégico que ni las fuerzas gubernamentales regulares ni las fuerzas milicianas populares han sido capaces de romper, y posiblemente de comprender, ya que no se trata de un cerco evidente que suponga una guerra abierta, sino una actividad multidimensional (planos sociales, gubernamentales, territoriales, comerciales, militares, comunicacionales en juego) y compleja (actúa contando con actores de identidades múltiples que no necesariamente poseen una identidad única en estos momentos, pero aún así la propia dinámica del cerco las va unificando y superando su caos aparente) que va poco a poco creando una gran costra sobre nuestras ciudades y fronteras terrestres principalmente. No es solo el caso venezolano el que está en juego, probablemente sean todas las sociedades y pueblos nuestramericanos, (México, Centroamérica, Colombia ya los sufren directamente), pero es obvio el empeño que existe sobre nuestro país por las riquezas estratégicas claves con las que cuenta y una rebeldía popular que necesita ser ahogada. Se trata de un cerco con matices profundamente violentos y retrógrados, que va desde sus múltiples actores y dimensiones dirigido a un mismo objetivo estratégico: la fragmentación y la balcanización de los pueblos. Son cercos de quebrantamiento contrainsugente, siendo de hecho la estrategia más usada por los imperios en dentro de la guerra global de hoy, ejecutada de manera bárbara en el medio oriente luego de la “primavera árabe” convertida en un invierno infernal.
¿Quiénes hacen el cerco?
Lo que nos cerca en este caso, nos son ejércitos enemigos explícitos, sino fibras sociales que tienen su origen en la resistencia social al orden constituido, que ha ido componiendo elementos necesarios para defenderse en esta etapa de la acumulación capitalista de las consecuencias de regreso a la acumulación salvaje de capital que se están propiciando en el mundo entero: Africa, Medio Oriente, sur de Asia y ahora nosotros. El ejercicio de cerco estratégico tiene nuevos elementos: sus instrumentos, una vez superada la etapa de la simple invasión militar o de los ejercicios periódicos de utilización de las respectivas FFAA en función de las políticas contrainsurgentes de Seguridad Nacional, es la propia energía contestataria que se anida en la sociedad a partir del hambre del pobre y el odio a las fuerzas represivas. Canalizan esta rabia ancestral y sobre necesidades creadas por la desigualdad creciente y la marginalidad social, las ponen a funcionar a su favor, redistribuyendo armas y protecciones de manera de convertirlos de simples marginales, en poderosos ilusos en sus localidades, siendo piezas conscientes o no de una maquinaria superior que los gobierna. Es la operación de empoderar toda la potencia rebelde, imposible de disciplinar hacia el esquema del buen ciudadano, pero poniéndola a funcionar en contra de ella misma.
Vieja sabia de Sun Zu de utilizar las energías de la fuerzas enemigas a favor propio, ahora recanalizada hacia la constitución de verdaderos ejércitos paramilitares y parapoliciales con amplio control territorial, pero siempre monitoreados por fuerzas orgánicas tanto al capital mafioso, como a los agentes de los respectivos Estados Nacionales que conspiran contra la unidad formal del Estado –le devuelven su papel originario de Leviatan del terror- y los ponen a jugar su papel como retaguardia estratégica de esta paraejércitos. Sobre ellos se imponen personajes, partidos, elementos de poder e incluso gobiernos, y segmentos de todos ellos (jueces, policías, directores burocráticos) , que en este caso se parecen al motor inmóvil que lo mueve todo desde la quietud divina. El Dios de Aristóteles, con una mano en la discursiva hipócrita y consular de toda institucionalidad burocrática inscrita en el orden internacional, y con la otra juegan su verdadero papel opresor con nuevos métodos.
Las burguesías calladas se quedan observando el espectáculo y en la medida en que se van entrelazado en sus ruedas de negocios con todas las membranas del capital mafioso y financiero finalmente se convierten en agentes indirectos del financiamiento de esta vasta operación contrainsurgente. Como siempre dan todo su respaldo a operaciones mayores de violencia y chantaje sobre comunidades y movimientos de resistencia, y en caso de verse reducidos por la magnitud de las fuerzas rebeldes apelan a las fuerzas directamente terroristas del mercenarismo de oficio, en incluso a ejércitos nacionales respaldados por los aparatos militares, principalmente la OTAN y los EEUU, para consagrar posiciones. Caso del Plan Colombia o de la barbarie creada en Irak y Siria, respaldada desde dentro y desde fuera por estas fuerzas.
La huida vergonzosa para cualquier gobierno del Chato Guzmán de la cárcel de máxima seguridad nos demuestra de manera palpable que las circunstancias que comienzan a vivirse en todo el contexto caribeño y nuestramericano, es de una ofensiva sin compasión del eje más agresivo del imperialismo hoy en día, con la complacencia pasiva y a la vez activa de agentes nacionales y regionales de Estado que a su vez ganan en sus negocios o inventan los propios de manera que estas barbaries les cuiden sus intereses. Desde México, pasando por centro América, Colombia, Venezuela, se va vertebrando un capitalismo mafioso que junto al capitalismo financiero y de extracción componen el suelo orgánico desde el cual construyendo una nueva correlación de fuerzas entre Estados y paraestados a favor de estos últimos, siendo estos modelos salvajes de acumulación de capital pero que necesitan de ordenar todas sus fuerzas no solo en función de la explotación en sí, sino principalmente destrozar las fuerzas populares resistentes y autogobernantes.
Por ello los hechos que se viven dentro de Venezuela desde hace ya varios años, pero que se intensifican cada vez más, nos obliga a ver todo esto, no solo desde el argumento sin fondo de la penetración de fuerzas paramilitares y el conspirativismo de Uribe entre otros junto a fuerzas derechistas nacionales. Eso no es más que una estrategia argumentativa para conservar las bipolaridades convenientes y convertir lo que es un fenómeno realmente inquietante, en parte de la sociedad espectáculo, propaganda y mas propaganda, imprescindibles para la reproducción en el mando del grupo chavista actualmente instalado en el poder. Por el contrario, nos obliga verlo desde todas las aristas que se van componiendo en un gran cerco estratégico, cuyas fuerzas intentaron darle homogeneidad e identidad política el año pasado con las guarimbas pero fracasaron, y aún así estas siguen su camino, buscando nuevas formas de homogeneización e identidad que podrían derivar mas pronto que tarde en la constitución de una fuerza armada reaccionaria, o un tejido militar bárbaro, reaccionario y sangriento, con profundos lazos en las clases populares creados por medio del odio que entre ellas se va creando por la represión, la total desvalorización salarial, la condena al bachaquerismo, en medio de un desmantelamiento total de los recursos productivos de una sociedad y un aumento permanente del evangelismo fundamentalista que prepara las condiciones subjetivas a estas barbaries. Ellas van destrozando todas las formas de resistencia y organización tanto institucionales como derivadas del poder popular que les hacen frente, las confrontan directamente cuando es necesario tiro a tiro, pero sobretodo las corrompen y ponen a jugar a su favor, como es el caso desde centenares de oficiales militares y policiales hasta “colectivos”, “sindicatos”, que terminan siendo unos verdaderos chulos en sus comunidades.
Los modelos represivos como piezas fundamentales del cerco
Entendida la situación desde el punto de vista del cerco estratégico en construcción y no del simple conspirativismo y el juego mediático que le corresponde, podemos deducir desde ya que todas estas iniciativas llamadas OLP, cierre de fronteras, detenciones, no solo están condenadas al fracaso sino que son las matrices más convenientes para fortalecer el cerco. ¿Por qué?, por la simple razón de que ponen al elemento militar y represivo como modelo estratégico de respuesta, estando plagados ellos mismos de agentes concretos, políticos y militares que están profundamente involucrados en el delito que dicen enfrentar; quien enfrenta es en muchos casos su propio actor. En otras palabras, refuerzan política y militarmente los candidatos futuros a dirigir la barbarie que supone la estructuración y sincronía del cerco que se refuerza. El modelo simplemente represivo es en sí mismo regresivo y siempre denota una violencia que se carga contra el más pobre, el que siempre queda como “el sospechoso” de los actos; se dirá que “el pobre es un delincuente por esencia”, y si es un rebelde mucho mas.
Desde las comunidades colombianas desplazadas de la manera más despótica, hasta nuestras propias comunidades que ya empiezan a ser víctimas del modelo represivo, a la final no son más que eso: pobredumbre reprimida evitando su insurgencia, un momento clave del cerco estratégico. Y valga que todas estas medidas empiecen a bajar su utilidad política y mediática y por tanto se “enfríen” en la agenda policial, mientras que la agenda diplomática recupere los amores entre los mandatarios venezolanos y colombianos, para que vuelva de nuevo a presentarse la situación precedente y se sigan afinado los pasos del cerco. Barrios y mas barrios tomados por el bandolerismo armado, surcos por todo el sur del país llenos de estos agentes, espacios fronterizos cada vez mas intervenidos por ellos, hasta que logran colocar sus actores dentro de las estructuras estatales necesarias. Unidades que van tomando una beligerancia e incluso “liderazgo” en algunos contextos que van rompiendo cualquier posibilidad de crear una sociedad nueva, y por el contrario preparan las condiciones de miedo para que cualquier solución sea aceptada por el colectivo social. Situación que estamos a punto de caer falta que se exacerbe su violencia para concretarla.
Si vale todavía el término de “gobierno revolucionario” podríamos decir que el único momento en que los gobiernos chavistas se han comportado como tal en cuanto a este problema de las violencias contrainsurgentes, fueron esos años de ensayo de operaciones conjuntas y teatros militares entre comunidades y fuerzas armadas. Acoplamientos donde estuvimos en el camino de sentirnos una sociedad libre en construcción con verdadera capacidad de autodefensa, donde se van borrando las distancias entre pueblo y Fuerza Armada, y con ello la figura clásica del Estado, siempre tan burgués y represivo. Independientemente de juicios posteriores, sigo reivindicando la figura del general Baduel como fomentador hacia mitad de los años 2000 de este cambio profundo de actitud e integración entre las FFAA y comunidades, que cambiaban totalmente la clásica condición contrainsurgente de las fuerzas policiales y militares y les colocan su papel como vanguardias del pueblo en armas. En esencia, solo que bajo una situación mucho más deteriorada, ese camino emprendido y una razia total de todos los mandos policiales y militares con el fin de reconstituirlas por completo desde sus estructuras hasta su función, es la única salida todavía dentro del cuadro institucional. Para que no solo reaparezca el estado represivo que ya desborda con una impunidad casi absoluta, sino que este a su vez no se nos convierta en el “padre bárbaro” que termina de acoplar bajo una cualquiera identidad terriblemente reaccionaria (que hasta chavista pudiera ser), los agentes aún caóticos del cerco estratégico que se ha ido carcomiendo nuestras fronteras y comunidades. Ya sabemos que no es este cuadro de gobierno quien tome esta iniciativa. Ni oye ni está dispuesto a valentía de fondo de ningún tipo. Dejo esto simplemente como premisas de reflexión a la tarea histórica de construcción Gobierno Popular que tenemos por delante antes de que nos coma el “coma el coco”.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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