Los jóvenes nunca jamás marcharon protestando contra Susana Villarán. Al menos en los tres meses de comenzada su gestión. Pasó con Castañeda, ayer.
El motivo central, más allá de colores e ideologías, se ajusta a un alcalde de Lima que ha colmado la paciencia de las nuevas generaciones. Se zurró con tinta mostaza, que le dicen amarillo, en los sueños de ciudad de futuro, las fibras más sensibles y vitales de una ciudad siempre son los jóvenes. Y eso olvida Castañeda Lossio. Porque son los jóvenes los que transitan diariamente las calles con las crueldades que ha prolongado su gestión.
Porque no es moco de pavo el arte (eliminación de los murales); la Ecología y Exclusión (eliminación del proyecto Río Verde y el pisotón a los derechos de la comunidad shipiba); y la tranquilidad del peatón, su amor por la vida, libre de atropellos (benefició a custers /eliminación de la Línea Azul) ¿Se dieron cuenta que en la nube de palabras del municipio más sobresale el término ‘Eliminar’ obras de Villarán? Los opinólogos se equivocaron. El objetivo de los solidarios en estos meses fue ese, el ataque concreto, mudo.
Las marcha pacífica de los jóvenes y activistas, así como los estudiantes, muchos de ellos con la experiencia eficiente de #TomaLaCalle en ‘la Repartija’, y en la marcha para derogar la ‘Ley Pulpín’, tienen la imagen de un Castañeda como una filial potente de la Corrupción. Con un agregado: el Boicot sin ética (algo que jala el para nada exitoso ex candidato presidencial, desde la Revocatoria, ahora con el poder edil del dinero ajeno para hacer by passes, con costo social y ambientalista). El alcalde de Lima está desfasado, anda para atrás como un cangrejo pálido. Morado.
Para los jóvenes, Castañeda es un faltoso, un ‘piraña’ que pinta de amarillo sus sueños de ciudad libre y de avanzada, un achorado que les quiere meter el dedo y denigra su proyección. Es como el acosador que insiste en decirles a todos que una jovencita es puta, con su falso piropo, siendo Lima su cuerpo ajeno ultrajado.
Lima es su enfermedad, no la respeta. Le mete cuchillo. No la trata bien. La vuelve más contaminada, vil, y estresante. La decepción con los cien días de Castañeda se debe, además, al hartazgo propagandístico, y de poco valor humano que rodea las obras de Castañeda. Sus apariciones con sus carteles en Chosica, sus pintas amarillas de 2016 por todas partes es una ictericia de cemento que él impuso. Por eso, y tápense la nariz, que su gestión huele a autoritaria, los jóvenes sienten el hedor de su gran pedo que engloba a una Patricia Juárez que cuando habla está más perdida que Asu Mare en el festival de Cannes.
Susana Villarán tuvo muchos desaciertos. Pero mientras más la embarre Castañeda, será recordada como el mal menor entre los jóvenes, en este momento. Porque algo que sí hizo fue precisamente querer hacer lo imposible para rescatar Lima, a pesar del ataque inmesericorde de la prensa poderosa. Caso contrario lo de Castañeda en estos cien días de pura mezquina, patética, y putrefacta eliminación de las obras de la anterior gestión. Y las voces de los jóvenes han demostrado que su experiencia de detener a la PCM, a Ollanta, y a los congresistas, puede ayudar a dejar muy mal parado ante la población al cangrejo que hace retroceder Lima.
fuente: http://malapalabrero.com/?p=1346
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