Fernando Villarán
Decano de la Facultad de Ingeniería y Gestión de la UARM
Desde que se ha iniciado la discusión alrededor de la Ley "Pulpín", sobre la que se han pronunciado muchas personas, incluyendo a diversos dirigentes de gremios empresariales peruanos, hay una pregunta que me está persiguiendo: ¿Es que acaso en el Perú no existen empresarios como Henry Ford que, a principios del siglo XX, más que duplicó el salario a sus trabajadores?
Como sabemos, con esta decisión supo atraer a los obreros, técnicos y profesionales más calificados a su empresa, la hizo crecer hasta llegar a ser la más grande del país y la más rentable y, al mismo tiempo, convirtió a todos sus trabajadores en clientes, propietarios de su famoso Ford Modelo T, permitiéndoles su ingreso pleno a la clase media. De este modo no solo logró que Estados Unidos se transformara en la primera potencia industrial sino también en el país con los salarios y sueldos más altos del mundo.
Fue así como Ford contradijo a Marx y a los economistas convencionales del momento que sostenían que la principal fuente de las ganancias eran los bajos salarios. ¿Cómo es que él logró pagar esos mayores salarios, tener la empresa con el mayor crecimiento y ser la más rentable? Pues con la innovación tecnológica: no sólo inventó la cadena de producción y la estandarización de piezas, junto con otras 161 patentes, sino que incorporó todas las buenas ideas de sus trabajadores.
Con su amigo Thomas Edison (fundador de General Electric) fueron pioneros de una larga estirpe de empresarios innovadores, como Alfred Sloan, Jeff Immelt, Steve Jobs, Bill Gates, Larry Page y Mark Zuckerberg. Todos ellos se apasionaron con su idea, lideraron equipos creativos, innovaron y crearon riqueza a manos llenas; riqueza que supieron compartir con sus colaboradores.
Tuvieron, y tienen, una filosofía bastante diferente a la de los simples hombres de negocio (businessmen) que buscan maximizar su ganancia, minimizando los sueldos y salarios, saltando de una actividad a otra, trasladando su capital adonde pueda alcanzar los mayores beneficios. Si bien estos hombres de negocios son necesarios en toda economía de mercado, los que generan el mayor crecimiento son los empresarios innovadores (aquellos descubiertos y revelados al mundo por Joseph Schumpeter).
En la mayoría de países, estos empresarios representan entre el 2 y el 5% del universo privado, y ciertamente existen en el Perú; empresarios que saben perfectamente que su principal ventaja competitiva son sus trabajadores, sobre todo si son calificados, y están dispuestos a atraerlos desde muy jóvenes para que contribuyan al engrandecimiento de su empresa. Pero aún esta cualidad (la innovación) no es suficiente para elevar voluntariamente el salario a sus trabajadores y mejorar sus condiciones de trabajo; se requiere adicionalmente, una de estas tres características: (i) tener responsabilidad (o sensibilidad) social, (ii) ser keynesiano (como sucede en Brasil) y considerar a sus trabajadores como clientes, parte de la demanda efectiva para sus productos, y (iii) ser un pensador estratégico, con una visión transformadora de su empresa y de su país.
¿Hay alguno de ellos en el país? ¿Estarán dispuestos a expresar sus puntos de vista, o se van a dejar representar por los economistas convencionales y los abogados al servicio de las grandes corporaciones?.
fuente:
http://www.larepublica.pe/08-01-2015/la-ley-pulpin-y-los-empresarios-peruanos
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