1. El cinismo del
gobierno de Peña Nieto y Osorio Chong es gigantesco; son además muy
ignorantes cuando dicen que están “abiertos al diálogo”, pero aclaran
que “no están dispuestos a negociar nada: que lo aprobado ya es
intocable”. Sería entonces un “diálogo de maestros con idiotas. ¿A qué
van entonces los maestros? Por su parte, los llamados “intelectuales” y
“comentaristas” del tipo Jorge Alcocer, Antonio Crespo, Sergio Aguayo,
Denis Dresser, de los que se esperaba un poco de apoyo por ciertos
antecedentes en medios no muy de Televisa, ahora se han puesto de
acuerdo para denostar a los maestros. Que hay una campaña abierta contra
las luchas de los maestros y a favor de la represión, con el pretexto
de salvar al DF, es indiscutible.
2. En 1914, cuando Zapata y
Villa entraron a la ciudad de México encabezando a sus ejércitos de
campesinos –Vasconcelos da la idea en su obra La Tormenta- los
habitantes de la ciudad tenían miedo, terror, rechazaban y se encerraban
en sus hogares. Escribe con su españolismo: “Lo que sería México si de
pronto, suspendida la inmigración española y europea, entregado el país a
sus propias fuerzas todavía elementales, los 13 millones de indios,
empezaran a absorber y a devorar a los tres o cuatro millones de
habitantes con sangre europea”. Fue terrible el choque cultural de los
indígenas y los señoritos de la ciudad de entonces. Obvio, la capital
del país era radicalmente distinta hace 100 años; sus señoritos viven
hoy en las millonarias zonas residenciales.
3. Esos recuerdos
del racismo me hacen pensar hoy en los señoritos del DF y sus
periodistas bien pagados, que no quieren a los profesores de la
Coordinadora (la CNTE) que realicen sus protestas y plantones en la
ciudad de México porque impiden “disfrutar con libertad a su ciudad”.
Bien alimentados silencian que al estar en el DF los poderes del Estado y
al no resolver éste los problemas del pueblo, el DF se tiene que
convertir en centro de protestas y de luchas sociales. También en
Oaxaca, Michoacán, Guerrero, Chiapas, se hacen concentraciones y
protestas pero los gobiernos de esos estados no están habilitados para
resolver los asuntos. Sin embargo, a pesar del fascismo de una minoría
de ricos privilegiados, el DF ha sido ejemplo de respeto a sus
inmigrantes.
4. De los 16 millones de habitantes de la Ciudad
de México o 22 millones de la zona metropolitana, quizá más de la mitad
tiene orígenes de otros estados de la República. Pero el racismo sigue
presente en las grandes ciudades donde creció una poderosa burguesía
hija de señores feudales y el clero. Hoy la ciudad de México, cansado de
los gobiernos del PRI, eligió a la socialdemocracia del PRD que
(condenablemente) camina más hacia la derecha; pero qué bueno que se
niegue a reprimir a los profesores (no se sabe cuánto tiempo) a pesar de
las presiones de los poderosos del capital. De todas maneras los
expertos y valerosos dirigentes de la CNTE saben que no deben confiarse,
que deben estar preparados ante las amenazas del secretario de
Gobernación de “aplicar la ley”.
5. La batalla masiva de más de
50 mil maestros en la Ciudad de México contra la privatización
educativa, le ha estado causando mucha molestia al gobierno de Peña, a
sus secretarios de Gobernación y Educación. Como diría Fox: “ambos
tres”, están pataleando para evitar que los maestros se movilicen. ¡Qué
distinto –grita Peña- el comportamiento del Pacto por México que es la
unidad de los partidos políticos PRI, PAN, PRD! Pero los maestros
responden: ¡Nosotros no queremos diputaciones, senadurías o privilegios,
sino que respeten nuestras demandas y nuestros derechos como maestros y
trabajadores! ¿O cree el gobierno que los profesores de la CNTE son
corrompibles tal como son los dirigentes del Sindicato (el SNTE)? ¿Se
olvida de los recientes 12 foros educativos de la CNTE?
6. Por
ello hay que reafirmar que los maestros de la CNTE marchando están
enseñando; en México hemos aprendido que el gobierno no quiere que se
“internacionalice” la difusión del conflicto por eso con la amenaza de
toma del aeropuerto y las protestas en las embajadas les ha dolido hasta
el estómago; por eso los bloqueos de las avenidas Reforma y Insurgentes
(y de los bancos, hoteles y demás negocios) les ha dolido hasta el
fondillo. Está bien establecer los campamentos en el zócalo, pero
quietos, controlados sin moverse de allí, podrían estar meses o años. Lo
único importantes son las acciones, las tareas que salgan de allí, tal
como la toma del aeropuerto y de las embajadas. ¿Acaso no hay pruebas
históricas suficientes que no es un asunto de razón sino de fuerza?
Blog del autor: http://pedroecheverria. wordpress.con
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