¿Y la derecha peruana?
En el Perú se exige a la izquierda el reconocimiento de sus errores, que siguiendo ese razonamiento llevaron a desencadenar un fenómeno como Sendero Luminoso; otros, no pocos, aspiran que la izquierda deba arrastrase hasta que el cuerpo le sangre. De hecho la izquierda ha cometido errores en las décadas previas a SL y en las posteriores, pero de ahí a la eterna asociación con este grupo hay un abismo, que puede ser evidenciado con los propios datos de aquellas épocas y con el trabajo posterior de organizaciones y ONG. Pero no es sentido común en el país exigirle a la derecha reconocer su responsabilidad en relación a la violencia política desencadenada por SL. Tengo la impresión de que si bien por un lado la ideología marxista, sus deformaciones stalinistas y maoístas son fuente del extremismo senderista, éste no hubiera podido cuajar sin una derecha tan acomodaticia e intolerante. Para que quede claro, asumo que son las condiciones que la derecha peruana labra a lo largo del siglo XIX y XX, las que permiten que un pensamiento tal vil como el de SL se desarrolle en el país, porque es, en buena medida, respuesta a esas tantas arbitrariedades y exabruptos de los que sobrados antecedentes tenemos en la historia.
Antievolutiva
Si la derecha peruana habría optado por representarse explícitamente y no alquilar generales, valorando la democracia y aspirando a la modernidad, como otras lo hicieron, la posibilidad de una respuesta fundamentalista como interpretación de la realidad peruana habría aminorado. Eso se hace más claro cuando nos comparamos con los países de la región. ¿Por qué un grupo como SL surgió en el Perú y no en otros países donde la izquierda era tan o más fuerte social e ideológicamente? Porque SL es un producto peruano, que encuentra en las contradicciones, postergaciones y en la falta de aprendizaje de la clase política, la matriz para una respuesta violenta a tal grado.
En ese contexto, la principal responsable del atraso social, ideológico y de la crispación política del país en relación a la región, es la derecha peruana. Además su responsabilidad no es subjetiva, sino claramente objetiva en la situación actual, ya que ésta es la que ha gobernado desde 1990 a la fecha (restando los nueve meses de Paniagua), y el ejercicio del poder gubernativo es lo que más decide el rumbo que el país toma. Son veinte años de gobierno, en los que de hecho han cambiado muchas cosas producto de la derrota de SL y de la apertura indiscriminada de la economía, pero que no han permitido lo que supuestamente trae consigo el crecimiento económico: el crecimiento de las libertades y del respeto a la diferencia.
Esta secuencia que puede haber funcionado en otros contextos, entrado el siglo XXI se debilita. China en el orden global acaso sea el ejemplo más claro de que el crecimiento económico no significa el desarrollo de libertades políticas; mientras que en el Perú el crecimiento y sus beneficiados, no aceptan la posibilidad de la renovación en el ejercicio del poder, como lo hemos visto en las recientes elecciones de Lima, en las que si bien no hubo un fraude que varíe el resultado de los votos, ello no se dio no porque no haya habido la intensión latente, sino porque las condiciones no lo permitieron. La sola posibilidad de que no sea la derecha la que gobierne, es para ella sinónimo de destrucción del país, lo que demuestra su grado de desesperación.
Las hoy derechosas
Hoy es la derecha entonces la principal llamada a reconocer sus errores y sus responsabilidades. Pero como es claro, ésta refleja sus temores en sus competidores, trasladando la responsabilidad que sus actos han construido. Es triste que no haya un país hoy en la región, en el que un sector tan peligroso y arrogante se crea predestinado a conducir el país. Se trata de un discurso e ideología elemental pero eficaz para neutralizar a aquellos que por no desentonar prefieren quizá no alinearse, pero sí repetir la retórica desgastada en la que la izquierda es la culpable de todos los males del país y del mundo, y que a pesar de ser legal y no tener los delitos que las más altas representantes de la derecha tienen en la mochila (MecheBagua, CataLourdes, KeikoCutra), es marginada a priori del debate.
Lo expuesto no quiere ni pretende sostener que la izquierda peruana es un dechado de virtudes. No, nuestra izquierda también peca interpretar erróneamente la realidad como con los resultados del 3 de octubre y desde gran parte de su retórica alimenta las sensaciones infundadas de miedo. Lo que quieren expresar estas líneas es que desde hace veinte años (y con una influencia mayúscula en toda la vida republicana) el país está conducido por la derecha y ésta es la que decidió y aplicó, en la mayoría de casos, las medidas y políticas que hoy no nos permiten lograr una sociedad que aspire a la igualdad y el respeto mutuo.
Esa responsabilidad es imborrable, por ello justamente se esfuerzan en borrarla con tanto empeño. Además viene permitiendo la irrupción de grupos y alianzas más intransigentes que las que hasta hoy conocemos, con el surgimiento desembozado del fundamentalismo católico por ejemplo, o la casi anulación de voces alternativas en la televisión abierta o por cable. Cuando un sentido común pretende construirse como hoy se fuerza en el Perú, las respuestas son de lo más inesperadas. Por eso hasta da risa ver a los partidos buscando alianzas tradicionales o forzadas para el 2011, cuando lo natural es que la gente una vez más escapará de ellos encontrando alguien otro por quién votar.
PD: Entiéndase por la derecha a la derecha extrema, al conservadurismo antiliberal, al proto fascismo, al empresariado como el que consolidó a Fujimori, al ala conservadora de la iglesia, a los medios de comunicación que le sirven de caja de resonancia a los anteriores. Queda que la derecha democrática y/o liberal demuestre que existe, porque si ella es el PPC de estas elecciones, también está incorporada en esta categorización.
Antievolutiva
Si la derecha peruana habría optado por representarse explícitamente y no alquilar generales, valorando la democracia y aspirando a la modernidad, como otras lo hicieron, la posibilidad de una respuesta fundamentalista como interpretación de la realidad peruana habría aminorado. Eso se hace más claro cuando nos comparamos con los países de la región. ¿Por qué un grupo como SL surgió en el Perú y no en otros países donde la izquierda era tan o más fuerte social e ideológicamente? Porque SL es un producto peruano, que encuentra en las contradicciones, postergaciones y en la falta de aprendizaje de la clase política, la matriz para una respuesta violenta a tal grado.
En ese contexto, la principal responsable del atraso social, ideológico y de la crispación política del país en relación a la región, es la derecha peruana. Además su responsabilidad no es subjetiva, sino claramente objetiva en la situación actual, ya que ésta es la que ha gobernado desde 1990 a la fecha (restando los nueve meses de Paniagua), y el ejercicio del poder gubernativo es lo que más decide el rumbo que el país toma. Son veinte años de gobierno, en los que de hecho han cambiado muchas cosas producto de la derrota de SL y de la apertura indiscriminada de la economía, pero que no han permitido lo que supuestamente trae consigo el crecimiento económico: el crecimiento de las libertades y del respeto a la diferencia.
Esta secuencia que puede haber funcionado en otros contextos, entrado el siglo XXI se debilita. China en el orden global acaso sea el ejemplo más claro de que el crecimiento económico no significa el desarrollo de libertades políticas; mientras que en el Perú el crecimiento y sus beneficiados, no aceptan la posibilidad de la renovación en el ejercicio del poder, como lo hemos visto en las recientes elecciones de Lima, en las que si bien no hubo un fraude que varíe el resultado de los votos, ello no se dio no porque no haya habido la intensión latente, sino porque las condiciones no lo permitieron. La sola posibilidad de que no sea la derecha la que gobierne, es para ella sinónimo de destrucción del país, lo que demuestra su grado de desesperación.
Las hoy derechosas
Hoy es la derecha entonces la principal llamada a reconocer sus errores y sus responsabilidades. Pero como es claro, ésta refleja sus temores en sus competidores, trasladando la responsabilidad que sus actos han construido. Es triste que no haya un país hoy en la región, en el que un sector tan peligroso y arrogante se crea predestinado a conducir el país. Se trata de un discurso e ideología elemental pero eficaz para neutralizar a aquellos que por no desentonar prefieren quizá no alinearse, pero sí repetir la retórica desgastada en la que la izquierda es la culpable de todos los males del país y del mundo, y que a pesar de ser legal y no tener los delitos que las más altas representantes de la derecha tienen en la mochila (MecheBagua, CataLourdes, KeikoCutra), es marginada a priori del debate.
Lo expuesto no quiere ni pretende sostener que la izquierda peruana es un dechado de virtudes. No, nuestra izquierda también peca interpretar erróneamente la realidad como con los resultados del 3 de octubre y desde gran parte de su retórica alimenta las sensaciones infundadas de miedo. Lo que quieren expresar estas líneas es que desde hace veinte años (y con una influencia mayúscula en toda la vida republicana) el país está conducido por la derecha y ésta es la que decidió y aplicó, en la mayoría de casos, las medidas y políticas que hoy no nos permiten lograr una sociedad que aspire a la igualdad y el respeto mutuo.
Esa responsabilidad es imborrable, por ello justamente se esfuerzan en borrarla con tanto empeño. Además viene permitiendo la irrupción de grupos y alianzas más intransigentes que las que hasta hoy conocemos, con el surgimiento desembozado del fundamentalismo católico por ejemplo, o la casi anulación de voces alternativas en la televisión abierta o por cable. Cuando un sentido común pretende construirse como hoy se fuerza en el Perú, las respuestas son de lo más inesperadas. Por eso hasta da risa ver a los partidos buscando alianzas tradicionales o forzadas para el 2011, cuando lo natural es que la gente una vez más escapará de ellos encontrando alguien otro por quién votar.
PD: Entiéndase por la derecha a la derecha extrema, al conservadurismo antiliberal, al proto fascismo, al empresariado como el que consolidó a Fujimori, al ala conservadora de la iglesia, a los medios de comunicación que le sirven de caja de resonancia a los anteriores. Queda que la derecha democrática y/o liberal demuestre que existe, porque si ella es el PPC de estas elecciones, también está incorporada en esta categorización.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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