Negocios y políticas como las que condujeron al derrame de crudo en el golfo de México están minando la arquitectura vital del planeta, según la Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica 3, publicada el pasado lunes.
El derrame de unos 5.000 barriles diarios de crudo, causado por la rotura el 20 de abril de una plataforma petrolera en el golfo de México, tendrá efectos devastadores que durarán décadas, según los expertos.
Este tipo de negocios y políticas, multiplicados miles de veces en el último siglo, han puesto en peligro los pilares de la vida terrestre, según el informe Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica 3 (GBO3, en inglés), que publica la ONU.
Se trata del registro más reciente del estado de la diversidad de especies de flora y fauna, los organismos vivos que nos suministran salud, riqueza, alimentos, combustible y otros servicios esenciales.
En ese estudio, «se distingue con claridad el perfil de lo que puede ser el sexto mayor evento de extinción de la vida en la Tierra», afirma el científico Thomas Lovejoy, jefe de biodiversidad del Heinz Center for Science, Economics and the Environment y consejero jefe de la Presidencia del Banco Mundial.
Uno de los puntos de inflexión es el colapso irreversible de la selva amazónica, afirmó. Una reciente investigación revela que la combinación de tres factores podría desatar una incontenible transformación de la Amazonia en una sabana.
Esos factores son el aumento de dos grados centígrados de la temperatura media global, una pérdida de entre 3 y 4% más de la cobertura selvática original y los incendios forestales.
Así, se desataría una enorme pérdida de especies y abundantes emisiones de CO2 a la atmósfera, recalentando el clima.
Este es el Año Internacional de la Biodiversidad, pero las campanas de alarma llevan bastante tiempo sonando.
En 2002, 123 países se comprometieron a acciones urgentes para frenar el ritmo de pérdida de especies. Ocho años después, con los datos aportados por esas naciones, el GBO3 registra que las promesas no se cumplieron.
Interrogado acerca de por qué es importante la extinción de especies cuando contamos con todo tipo de tecnología, Lovejoy contesta: «Usted no se alimenta de Internet». Tampoco se puede respirar sin las plantas que suministran oxígeno, pero se puede vivir sin petróleo.
Sin embargo, la preocupación por los ecosistemas siempre está en segundo lugar cuando se decide explorar en busca de crudo, minerales o madera, apunta Kieran Suckling, director ejecutivo del no gubernamental Centro para la Diversidad Biológica de EEUU.
«Si los ecologistas consultados al final son lo bastante agresivos, tal vez puedan conseguir que el proyecto se reduzca en un 5%», dijo Suckling. «El poder reside en aquellos que impulsan el desarrollo», insistió.
«Desastre anunciado»
BP fue eximida de controles ambientales para operar en el golfo de México. Y no había planes para lidiar con un derrame importante de crudo. «Era un desastre anunciado, pero la empresa y el Gobierno hicieron de cuenta que no pasaría».
Pese al enorme valor de los ecosistemas, es difícil calcularlo en dinero, dice Suckling. El golfo de México es un enorme recurso alimentario estimado en 2.000 millones de dólares anuales solamente para el Estado de Louisiana. Pero eso ni siquiera se acerca al valor real de esa región. «¿Cómo poner precio a sus humedales que existen desde hace cientos de miles de años?».
En lugar de explotar crudo en el mar, la sociedad podría decidir elevar su eficiencia en consumo de combustible, dice Lovejoy. Por ejemplo, si los coches y camiones recorren 18 kilómetros por litro de gasolina ahorrarían millones de barriles de crudo por año y miles de millones de dólares en gastos de combustible, según la Unión de Científicos Comprometidos.
«Hay que elevar la importancia de la biología en la agenda de preocupaciones humanas», afirma Lovejoy. La cuestión es «lograrlo antes de que ocurran terribles desastres». «La infraestructura biológica del planeta peligra y nuestro mayor interés es hacer algo para salvarla».
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