Traducido por Manuel Talens |
Me educaron como judío ortodoxo y sionista. En un estante de la cocina de mi casa teníamos una cajita de estaño para el Fondo Nacional Judío, en la que metíamos monedas destinadas a ayudar a los pioneros que estaban construyendo la presencia judía en Palestina.
La primera vez que fui a Israel fue en 1961 y ha regresado allí más veces de las que soy capaz de recordar. Tenía familia en Israel y tengo amigos en Israel. Uno de ellos luchó en las guerras de 1956, 1967 y 1973 y fue herido en dos de ellas. El broche que hoy luzco en la corbata le fue concedido por sus méritos militares y luego me lo regaló.
He conocido a la mayoría de los primeros ministros de Israel, empezando por el primero de ellos, David Ben Gurion. Golda Meir fue mi amiga, al igual que lo fue Yigal Allon, quien como general conquistó el Negev para Israel en la guerra de independencia de 1948.
Mis padres vinieron a Gran Bretaña como refugiados desde Polonia. La mayoría de sus familias fueron más tarde asesinadas por los nazis en el holocausto. Mi abuela estaba enferma en la cama cuando los nazis llegaron a su casa en el pueblo de Staszow. Un soldado alemán le disparó un tiro en la cabeza.
Mi abuela no murió para prestar cobertura a los soldados israelíes que asesinan abuelas palestinas en Gaza. El actual gobierno israelí explota cínicamente y sin piedad la inacabable culpabilidad de los gentiles por la matanza de judíos en el holocausto como justificación para asesinar palestinos. La implicación es que las vidas judías son preciosas, pero las vidas de palestinos no cuentan nada.
Hace unos días, en Sky News, le preguntaron a la comandante Leibovich, portavoz del ejército israelí, por los 800 palestinos que los israelíes llevaban matados en aquel momento –hoy el total alcanza la cifra de 1000. Replicó sin dudarlo que “500 de ellos eran militantes”.
He aquí la respuesta de una nazi. Supongo que los judíos que luchaban para salvar sus vidas en el gueto de Varsovia podrían haber sido descartados como militantes.
Tzipi Livni, la ministra de asuntos exteriores de Israel, afirma que su gobierno no negociará con Hamás, porque son terroristas. El padre de Tzipi Livni fue Eitan Livni, jefe de operaciones del grupo terrorista Irgun Zvai Leumi, que organizó la voladura del hotel King David en Jerusalén, en la cual murieron 91 víctimas, entre ellas cuatro judíos.
Israel nació del terrorismo judío. Los terroristas judíos ahorcaron a dos sargentos británicos y destrozaron sus cadáveres con granadas. Irgun, junto con la banda terrorista Stern, masacraron a 254 palestinos en 1948 en el pueblo de Deir Yassin. Hoy, el actual gobierno israelí dice que harán lo necesario, en circunstancias aceptables para ellos, por negociar con el presidente palestino Mahmoud Abbas, de Fatáh. Ya es muy tarde para eso. Podían haber negociado con Yaser Arafat, el anterior líder de Fatáh, que era amigo mío. En vez de ello, lo sitiaron en un búnker de Ramalá, donde fui a visitarlo. A causa de los errores de Fatáh tras la muerte de Arafat, Hamás ganó las elecciones palestinas en 2006. Hamás es una organización profundamente horrible, pero fue elegida democráticamente y es la única que cuenta allí. El boicot de Hamás, en el que incluso ha participado nuestro gobierno, ha sido un error culpable que ha dado lugar a atroces consecuencias.
Abba Eban, el gran ministro de asuntos exteriores israelí, junto al cual hice campaña en muchos estrados, dijo: “ La paz se alcanza hablando con los enemigos”.
Por muchos palestinos que los israelíes asesinen en Gaza, no podrán resolver este problema existencial por medios militares. Una vez que los combates terminen, seguirá habiendo un millón quinientos mil palestinos en Gaza y dos millones y medio más en Cisjordania. Los israelíes los tratan como mugre, con cientos de controles de carreteras y los horrendos moradores de los ilegales asentamientos judíos no cesan de acosarlos. Llegará el día, no muy lejano, en el que los palestinos superarán en número a la población judía de Israel.
Ya va siendo hora de que nuestro gobierno le diga claramente al gobierno israelí que su conducta y su política son inaceptables y de que imponga una total prohibición de suministro de armamentos a Israel. Ha llegado el momento de la paz, pero de una paz auténtica, no de la solución por conquista que pretenden los israelíes y que nunca podrán alcanzar. No son simplemente criminales de guerra: están locos.
Fuente: Israel’s leaders are not simply war criminals; they are fools
Sir Gerald Kaufman ha sido miembro del Parlamento británico desde 1970 y, cuando el Partido Laborista estaba en la oposición, fue ministro en la sombra de Medio Ambiente (1980-1983), ministro en la sombra del Interior (1983-1987) y ministro en la sombra de Asuntos Exteriores (1987-1992). Desde 1992 ha sido uno de los diputados más influyentes del Partido Laborista.
El escritor español Manuel Talens es miembro de los colectivos de Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la fuente.
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