08 febrero 2009

La paraca llega de Palacio

La paraca llega de Palacio
La venta del aeródromo de Collique a precio vil fue una estafa, cometida por el ex ministro de Vivienda, Enrique Cornejo, quien tuvo de copiloto al presidente García.

Casi tan grave como eso es la ubicación que se ha elegido para reemplazar a ese aeropuerto, que era sede de la Escuela de Aviación Civil.

No le ha bastado al régimen violar la ley y vender los terrenos a una empresa peruano-chilena. Ahora pretende que la escuela se traslade al kilómetro 181 de la Panamericana Sur, a una zona de relleno sanitario, niebla y vientos paracas.

Si la alianza del Apra, el fujimorismo y Unidad Nacional convalidó en el Congreso la venta ilegítima, ahora debería asumir responsabilidad por este nuevo escándalo. Los congresistas de la oposición deberían retarlos al debate.

Hace algún tiempo, uno de los señores Wong explicaba a un grupo de periodistas por qué los chilenos no pueden producir pisco en su país.

Todo se debe a las peculiares condiciones en que se cultiva la vid peruana. De día, las parras están expuestas al sol ardiente; en la noche, las azota el frío. Y, además, sobre todo en la zona de Ica, Pisco y Chincha, tienen que resistir el embate de las paracas, ese viento violento que llega del sur.

La adversidad hace que la planta se arraigue más hondo en el suelo. Como el hombre peruano.

Las paracas son buenas para la uva; no lo son para la aviación.

Como lo ha documentado nuestro joven cronista Marcelo Puelles (ver páginas 8 y 9), apoyado en la declaración de Sixto Flores, del Servicio Nacional de Meteorología, en el área donde quieren instalar el nuevo aeródromo soplan los vientos más fuertes de todo el litoral peruano.

Por añadidura, esa es una zona de niebla frecuente, adversa a la seguridad aeronáutica.

El suelo elegido, es por otra parte, deleznable, y cercano a un ámbito de relleno sanitario inmemorial.

No sólo el suelo, la niebla y el viento conspiran para que la aviación civil no levante vuelo allí. Aspecto adicional es la lejanía. Los alumnos de la Escuela de Aviación Civil estarían obligados no sólo a un largo viaje, sino también a contingencias que podrían volver inútil su travesía.

Se informa que el sitio ha sido escogido por una comisión de especialistas. Deben de ser personas allegadas a Alan García. No se explica de otra manera que hayan elegido el peor lugar, y que hayan trabajado tan deprisa.

Todo esto coincide con el propósito presidencial de debilitar la aviación civil, en un país que no tiene ahora dominio pleno de sus cielos y cuyo primer mandatario se desliza por una pendiente prochilena.

El Congreso debería investigar a esa comisión saboteadora, uno de cuyos miembros es el director de Aeronáutica Civil del Ministerio de Transporte. Éste debe explicar por qué ha cometido la imperdonable decisión.

Cesar levano : diario la primera

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