21 enero 2009

Califatos, uníos

Califatos, uníos

De manera sinfónica, acudiendo a la vitalidad solemne que Beethoven le prestó a la famosa oda de Schiller en la Novena Sinfonía, el Perú, este extraño país cada día menos nuestro, marcha hacia nuevos estadios del desorden.

Veamos estos cuadros de una exposición:

En Lambayeque, una turba de traficantes disfrazados de pobres y de pobres convertidos en traficantes de terre-no toma dominio de un boscoso santuario histórico, resiste todas las invocaciones judiciales y, finalmente, mata a balazos a tres policías que integraban el desarmado pelotón que iba a desalojarlos por mandato de una jueza. ¿Policías sin armas enfrentándose a delincuentes que invocan la pobreza como licencia de la Dicscamec? ¿Invasores profesionales a los que se le requisa munición de un AKM? ¿Y el fronterizo ministro del Interior, en qué discurso plagado de promesas se traspapeló? Lima se hace a punta de invasiones. Ahora Ferreñafe, la tierra de Castañeda Lossio, el jefe de la ocupación de Lima, se suma a esa manera cancerosa de ser y de crecer. ¿Será justicia divina?

En Puno, el presidente regional decide establecer el federalismo de facto, disolver (disolver) la Constitución, y crear una suerte de sureño califato cordobés entre quechua y aymara. O sea un etnoreino hecho a imagen y semejanza del que algunos radicales bolivianos quisieran para su país. Y quizá tenga razón: si el Perú da muestras de no existir como país civilizado y aspira a ser lo que ya viene siendo (o sea esta acumulación tribal de voluntades contradictorias), ¿por qué demonios Puno debe de estar atado a esta Nada domiciliada en Lima, a este régimen que no articula ni propone y ya ni siquiera pone orden?

Un bebedor que afirma que sus tufos duran muchísimas horas, que se niega a someterse a un dosaje etílico porque sabe que está borracho y que esgrime la falsedad de ser un represaliado dirigente sindical cuando sólo es un afiliado, sigue siendo defendido por esa progresía de racismo invertido que cree que ser humilde es ser impune y que supone que mientras más nativo eres más puedes hacer lo que te dé la gana. Ese racismo invertido viene de la culpa sin digerir y dirige al país a un caos de sabor tan nacional como la Inca Kola. Ese racismo invertido es, en realidad, indulgencia patriarcal y convicción de que el peruano de abajo no tiene remedio porque padece de minusvalía ciudadana. Y el Tribunal Constitucional, copado por el partido de gobierno, hace el ridículo sumándose al tufo y empujando a uno de sus miembros (viriles) a hablar de la relación que hay entre la creación y el alcohol, entre el arte y la mona, entre el ta-lento y el vómito. Y cita a Bryce como ejemplo de este maridaje. ¿O es que es cierto que lo que quiere el Apra es dinamitar lo que queda de prestigio en el Tribunal Cons-titucional y abrir el camino a su disolución?

La señorita que el doctor Alan García quiere nombrar contralora –informa “La República”, que ha visto los documentos- ha firmado oficios haciéndose pasar por ingeniera industrial, título que no tiene ya que es sólo Bachiller en Ingeniería por la Escuela Politécnica de Gijón, grado no homologado que consta en la hoja de vida que ella misma presentó como aspirante al cargo. O sea que la señorita Ingrid Suárez Velarde ha incurrido en un delito al poner al pie de su firma un título académico que no posee. A la falsedad ideológica de su ex aprismo devenido derechismo chueco, el doctor García suma ahora esta hazaña: quiere como contralora a una señorita que se hace pasar por ingeniera cuando sólo es Bachiller acreditada en Gijón. Lo que quiere García es una contralora a su medida, una Matute destitulada. La verdad es que García Márquez fue un tetudo al elegir Aracataca como capital de sus milagros literarios. Si hubiese elegido Lima podría estar hablando todavía, en tiempo real, de los Buendía, los Melquiades y la casta maldita con rabo de cerdo que nos persigue.

Un niño peruano de doce añitos es capturado en Milán por transportar en sus maletas un cuadro en cuyo marco la policía descubrió –y mostró a la prensa- 300 gramos de cocaína purísima hecha quizá en el Vrae. Es el burrier más joven del mundo, del mismo modo que Raúl Romero es el montesinista más viejo de la farándula. ¡Arriba Perú! ¡No nos ganan!

Prospera la candidatura de Jaime Bayly a la presidencia de la República. Todo podría terminar en un debate dirimente con Keiko Sofía Fujimori, la que estudió en Boston con plata robada por su apá. O con PPK, el norteamericano lobista que fomenta decretos para sus intereses, quien ya tiene 4 por ciento de intención de voto según CPI, la encuestadora que más le gustaba a Fujimori (después de Datum).


César Hildebrandt : diario la primera

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