24 diciembre 2008

Tenemos un estado que suplica y lloriquea


Tenemos un estado que suplica y lloriquea

Ciertamente que para los de arriba, porque para los de abajo sólo “zanahoria y garrote”.

Esto siempre ha sido así aunque con García la situación se ha agravado. Somos el único país que solicita “un óbolo” a las grandes empresas mineras que aumentaron sus ganancias en 300%, en lugar de hacer valer la justicia y equidad, por ejemplo, mediante la aplicación de impuestos a las sobre ganancias. Ahora, con ocasión de la crisis económica ya en nuestra puerta, vuelve García a convocar al supuesto espíritu de solidaridad de los dueños del capital para que “reduzcan sus márgenes de ganancias” en lugar de disminuir los salarios o despedir a los trabajadores.

Inmediatamente, un limitado pero duro presidente de la Confiep le ha contestado con la primaria cartilla del capitalismo: “Lo que se necesita es que las empresas tengan buenos resultados (ganancias, sin eufemismos ni hipocresía) para que puedan invertir y generar empleo. No se puede tener una cosa sin la otra”.

A propósito, creíamos que el ministro Valdivieso y su comitiva habían viajado por medio mundo invitando a los capitalistas para que inviertan en el Perú dentro de un plan concertado con García. ¿Cómo le habrá quedado el ojo a Valdivieso que ofrecía el Perú como “un refugio seguro para las inversiones extranjeras”, con la noticia rebotada internacionalmente en la que García llama a “reducir los márgenes de ganancia” a quienes invierten en el país? ¿O esta invocación solo vale para los empresarios peruanos?

Pero, volvamos a lo nuestro. ¿Se imaginan a García o a sus acólitos sugiriéndole delicadamente a los dirigentes de la CGTP que no hicieran el paro del 9 de julio, en lugar de llamarlos boicoteadores de la democracia y promotores de “un paro comunista”?

A los de arriba les ruega y a los de abajo los insulta y amenaza.

Y después nos quieren hacer creer que “el estado somos todos”. En realidad, la verdad de la milanesa es que nuestro estado está privatizado, es decir, funciona a favor de los intereses de los poderosos. Lo que se requiere es poner el estado verdaderamente al servicio de toda la nación … ¡nacionalizarlo!Necesitamos un estado que se respeta y sea respetado por todos, absolutamente por todos, sin distinción alguna. Para lograrlo tendremos que esperar el 2011. Por eso el miedo de los de arriba, la grita de García y la esperanza de los de abajo.

carlos tapia: diario la primera

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