23 agosto 2007

BALANCE DEL TERREMOTO EN EL PERU

Lo peor:
-El llanto y la desesperación de los familiares al identificar a sus muertos. Los cadáveres, después de horas o días bajo los escombros y el adobe, parecían figuras de terracota.

-El hambre y la sed de la gente.

-Los empresarios de transporte de autobuses que aprovecharon la tragedia para subir y hasta doblar los precios de los pasajes a las ciudades afectadas. El peor ejemplo lo dio el ex congresista del Apra, Lastenio Morales. Sin escrúpulos, el dueño de la compañía Soyuz demostró ser un miserable.

-La soberbia de Alan García. El presidente de Perú dijo que sobraban médicos, negó el pillaje y se empeñó en convencer al mundo de que tenía la situación bajo control. Cuatro días después de la catástrofe, miles de personas seguían desasistidas.

-La verborragia y la falta de sensibilidad de Alan García. Famoso por su dominio del lenguaje, el presidente de Perú afiló la lengua para cortar de cuajo las críticas y despreció la cooperación española. A los bomberos catalanes les dijo, “el que tenga miedo que se marche”. Habían estado en medio de una “balasera” mientras buscaban muertos entre las piedras. A la ONG de médicos, Salvamento y Rescate, la mandó a la Embajada de España y le advirtió: cuando se viene a trabajar se viene a trabajar. Los doctores reclamaban más de cien toneladas de material que llevaban dos días bloqueados en Lima.

-El despliegue de ministros sin hacer nada por las calles de Pisco y las copiosas cenas del Gabinete. El viernes, en el avión que trasportaba ayuda humanitaria de Lima a Pisco, no se soportaba el olor a pollo a las brasas. El primer cajón, de un metro por un metro, en bajar fue el de la comida de Presidencia de Gobierno.

-La explicación de un bombero de por qué los cadáveres tenían al abdomen hinchado: Porque las vísceras son las primeras que se descomponen, generan ácidos y estos gases. “Si lo pincho con una aguja estallaría y sonaría igual que un globo”, ilustró.

-Los niños y niñas descalzos o con zapatos y ropa de mayores pidiendo agua y comida.

-El futuro de las familias que se quedaron sin casa, sin trabajo y con muertos que penar.

-La falta de energía y de internet en las zonas del siniestro. Tuve que cronometrar el tiempo que duraban las baterías de mi ordenador para poder escribir y dictar las crónicas antes de que se apagara la pantalla y se desconecatra el móvil.

-El polvo que te secaba ojos y garganta y el olor "in crescendo" a putrefacto de los muertos.

-La convicción de gente humilde de que lo sucedido era un castigo divino y merecido.

-La resignación con la que los desahuciados aceptan su destino.

Lo mejor:
-La solidaridad del resto de Perú y de la comunidad internacional.

-La capacidad de los peruanos para improvisar chozas hechas de juncos. Les protegían del frio por la noche y les daban sombra de día.

Fuente: http://participacion.abc.es/eltalondeamerica/post/2007/08/21/balance-del-terremoto-peru

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